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miércoles, 17 de febrero de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 13

Capítulo 13. Algo Va Mal


Vio una cuchilla afilada brillando en la oscuridad. El Emperador había sacado de repente una daga de algún lugar.

'¿Qué...? ¿Va a matarme ahora?'

A pesar de todas las travesuras que hizo para buscar la muerte, seguía sintiendo miedo ante ella. El Emperador se movió como un relámpago en el momento en que Cecile intentó gritar. Ella ni siquiera pudo captar lo sucedido, porque había ocurrido con demasiada rapidez. Lo único que Cecile podía decir era que salió volando junto con la sábana, y que la daga en la mano del Emperador también salió disparada.

"¡Aagh!"

"¡Ghah!" gritó Cecile de forma involuntaria a la par que una voz que no pertenecía al Emperador. Cayendo a la alfombra de golpe, Cecile se quedó en el suelo parpadeando. Y en el momento en que giró la cabeza, soltó un grito. "¡Ahhhhhhh!"

Le sorprendió observar a un hombre con una daga en el centro de su garganta, mirándola con ferocidad. La sangre brotaba de la herida del hombre.

"Debo, completar la misión..." El hombre aún no había muerto a pesar de haber sido apuñalado en un punto vital. "Debo matar a la princesa Cecile..."

La mano del hombre que gorjeaba se alzó en el aire. En su mano había una daga tan afilada como la que tenía en la garganta. Y esa daga apuntaba precisamente hacia Cecile. Pero ella no pudo ni siquiera intentar esquivar el golpe, sino que se limitó a contemplar la cuchilla que se acercaba. 'Voy a morir. Pero, ¿Por qué yo y no el Emperador?'

¿Por qué no apuntaba al Emperador en su lugar? ¿Por qué la mataría a ella si no ha hecho nada malo? Su mente se lleno en un cúmulo de pensamientos, pero ninguno de ellos logró salir de su boca.

¡Twack!

Justo antes de que la daga aterrizara en su frente, el cuerpo del hombre salió volando junto con un sonido contundente. En ese momento, la daga cayó de su mano y rodó hasta el suelo.

"Te atreves..."

Ella escuchó un gruñido  cargado de furia. Al escuchar esa voz, Cecile se dio cuenta de que el Emperador había apartado al asesino de una patada. 'El Emperador me ha salvado hace un momento, ¿No es así?'

Lo había hecho tirándola de la cama y echando también al asesino hace un momento. Definitivamente, el Emperador estaba tratando de salvarla. Ahora el Emperador estaba sacando más dagas de su cinturón y comenzaba a lanzarlas hacia la pared. Cecile estaba tendida en el suelo, temblando, y contemplaba lo que se desarrollaba ante sus ojos. Había disfrutado leyendo sobre este tipo de situaciones emocionantes en las novelas, pero al experimentarlo ella misma en persona, no quería volver a pasar por algo parecido.

¡Thwok! ¡Thwok! ¡Thwok!

Ya le resultaba bastante sorprendente mirar las dagas incrustándose en la pared, pero incluso escuchó fuertes sonidos tras su impacto. Los mangos de las dagas oscilaban y sus cuchillas atravesaban completamente la pared. Antes de que las dagas se quedaran quietas, comenzaron a aparecer manchas alrededor de las cuchillas. Cecile pronto pudo notar que las manchas eran de color rojo oscuro. Era sangre. No había ninguna posibilidad de que hubiera cerdos o vacas en este lugar, así que sólo podía tratarse de sangre humana.

'¿Había gente aquí? ¿Qué demonios pasa en este palacio imperial? ¿Cómo puede haber gente escondida en estos lugares?' Mientras tanto, el Emperador se acercó a la pared y la pateó violentamente. Parte de la pared se derrumbó estrepitosamente, y se reveló lo que había estado escondido dentro. Algo cayó lentamente hacia adelante. Se trataba de un cadáver. Un cadáver con un puñal en el centro de la frente.

"Así que estos son todos. Enviaron menos de lo esperado". Murmuró el Emperador.

'¿Menos? Hay un cuerpo en el suelo y tres puñales en la pared. Un total de cuatro asesinos, ¿Pero dice que son menos de los esperados?'

Cecile contuvo la respiración cuando el Emperador volvió a sentarse en la cama. Cecile puso en marcha los engranajes de su cabeza al verlo sentado. ¿Qué debería hacer ahora? ¿Decirle que ha hecho un buen trabajo y marcharse? ¿O tenía que encargarse de los cadáveres? Ella estaba mirando los cadáveres, incapaz de moverse, cuando el Emperador se levantó y se acercó a uno de ellos, levantándolo por el cuello. Levantó el cuerpo de un asesino más grande que él, como si sostuviera una muñeca, y fácilmente lo arrojó por la ventana.

'Así que es cierto que posee una fuerza hercúlea'. Ella no habría querido confirmar de esta manera uno de los rumores sobre el Emperador. Un buen rato después de que el Emperador se deshiciera del cadáver como si arrojara una pequeña piedra, se escuchó a lo lejos un chapoteo, como si algo pesado hubiera caído profundamente en el agua. A partir de entonces, el Emperador volvió a moverse y le siguieron tres salpicaduras más. Todos los cadáveres de los asesinos fueron arrojados al exterior.

"Limpio, justo como me gusta". El Emperador murmuró para sí mismo sacudiéndose el polvo de las manos, mientras Cecile miraba la pared destrozada y los charcos de sangre, con ganas de preguntar, '¿A qué te refieres con limpio?'. El Emperador se sentó en una silla junto a la mesa y llamó a Cecile. "Ven aquí y siéntate."

"¡Sí!"

Cecile salió disparada como un cachorro hacia su amo y se arrodilló ante él. Sin embargo, sus acciones hicieron que el Emperador frunciera el ceño. Viendo la expresión en el rostro del Emperador, Cecile plantó su frente en el suelo con un golpe audible, diciendo, "Me disculpo. He sido insolente manteniendo la cabeza levantada. Por favor, perdone mi insolencia."

Atrás quedaron sus pensamientos de querer morir. Volvió a sus cabales después de haber visto morir a una persona ante sus ojos. No quería salir de esta habitación de la misma manera que lo hicieron esos cadáveres. Y tampoco quería flotar junto a ellos.

'¡Debería haberme comportado obedientemente!'