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jueves, 12 de noviembre de 2020

Bajo El Roble - Capítulo 39

 Capítulo 39. El Inexperto Caballero (1) 


La fuerza del agarre fue suficiente para sacudir a Max. Se sorprendió al ver que Riftan la miraba con una expresión de perplejidad, sintiendo inmediatamente su humor sombrío. Pero estaba segura de que estaba supervisando a los chicos en un ejercicio hace solo unos minutos... 

"Habría interrumpido la sesión de entrenamiento para presentarte a mis aprendices si solo te hubieras acercado a mí, ¿por qué te vas sin saludarme?" 

Los ojos de Max se abrieron de par en par. "No quería molestarte..." 

"... Nunca me molestas". 

Miró a los muchachos, con su mano aun sosteniendo la muñeca de Max. Los aprendices estaban fatigados, sudorosos y con el rostro rojo debido a que habían acabado de realizar rigurosas competencias en el campo. 

"¡Dos repeticiones más y podrán descansar! Pueden tomarse una hora libre y volver a entrenar después" gritó Riftan a los chicos, que estaban a punto de tocar el suelo. "Descansaré en el anexo". 

Luego tomó la mano de Max y comenzó a caminar con ella hacia el castillo. Max se volvió hacia Rodrigo con una mirada nerviosa, como para disculparse por abandonarlo. Rodrigo, sin embargo, parecía no tener intención de seguir a la pareja. Se quedó quieto, juntando las manos e inclinando la cabeza en señal de respeto. Riftan subió por el pasillo sin siquiera mirarlo. 

"¿Qué tal una comida?" preguntó de repente. 

"Oh, ya… ya he comido... fui al comedor más temprano. El mayordomo me estaba m-mostrando el castillo, y estábamos en camino al anexo cuando nos encontramos contigo" tartamudeó, evitando su mirada. 

No era el momento ni el lugar, pero sus pensamientos la traicionaron, recordando las caricias del baño íntimo que compartieron hace algún tiempo... 

"La-lamento haberte molestado ayer" dijo ella. Se estaba reprendiendo internamente, estaba bastante insegura. 

"¿Molestarme?" El hombre se detuvo y la miró de nuevo con una mirada aturdida. 

"P-por quedarme d-dormida... no pudimos comer juntos". 

"Estabas agotada por el largo viaje. No hay nada por lo que te tengas que disculpar". 

Riftan respondió bruscamente, comenzando sus pasos cortos de nuevo por el camino. El pánico se apoderó de su pecho mientras se apresuraba a seguirlo. Aunque él dijo que todo estaba bien, ella sabía que había algo de agitación en su interior. 

“P-pero ¿no estabas también cansado?... Ya que hiciste la mayor parte del trabajo". 

"No estaba para nada cansado", dijo Riftan de forma evasiva, deseando débilmente ignorar el asunto. "Es porque estás continuamente tan llena de energía". 

"¿Qué?" 

Riftan suspiró para sí mismo, comprendiendo ahora la ingenuidad de las mujeres a su lado, simplemente no había entendido lo excitado que estaba después del baño. Por supuesto, no quería que se durmiera. Había tratado de evitar que se durmiera, pero ella debía estar realmente agotada por el viaje. 

"Nada. ¿Dijiste que estabas mirando alrededor del castillo? Yo seré tu guía esta vez". 

"E-está b-bien". 

Pensamientos donde ella se preguntaban si lo había ofendido estaban con ella mientras lo seguía obedientemente... 

*** 

Riftan trepó a través del muro del jardín. Luego se inclinó y la subió a los muros con él como si no fuera más pesada que un niño. Desde su punto de vista, podían ver la extensión de las colinas empinadas, los acantilados, la vegetación verde esparcida en la ladera opuesta y los muros que se extendían para encerrarlos. 

"Todos los días de 30 a 35 soldados patrullan el castillo y observan los alrededores para ver si se ven monstruos. Si ven alguno, tocan la trompeta para alertar a otros caballeros. Cuando oyen la señal, los caballeros comienzan a prepararse para someter a los monstruos". 

Escuchando su explicación, ella miró la fortaleza construida en la parte alta del valle y observó su simple estructura. 

Un sólido y alto muro se erigía en los cuatro lados. El dormitorio y las instalaciones de entrenamiento para los caballeros estaban junto a la puerta principal, y una residencia para los sirvientes del castillo y el anexo estaban detrás de la segunda puerta. Detrás del edificio había una alta torre de varas que se extendía hacia los cielos como una aguja. 

Cuando la miró con curiosidad, Riftan explicó. 

"Ruth reside en esa torre. Está más cerca de las montañas, por lo que es un lugar conveniente para hacer magia en caso de emergencia". 

Con el ceño fruncido, se volvió hacia ella y le dijo con preocupación evidente en su tono, "No te acerques a ella por ningún motivo. Para proteger su investigación, Ruth instaló extravagantes círculos mágicos por todo el lugar, causando problemas ocasionales". 

"¿E-es un mago?" 

Ella lo miró de nuevo, estallando con un interés infantil. Cuando estaba a punto de hacer más preguntas, Riftan terminó la conversación tan rápido como la había empezado. 

Caminó por el camino de la patrulla hacia la parte trasera del castillo. Max lo siguió, a veces lanzando miradas furtivas, o eso esperaba, a la torre esperando ver aparecer algún tipo de truco de magia. 

"Puedes ver los establos de allí, ese es el granero, y ese edificio es el almacén de comida. El almacén siempre debe contener más de lo que es suficiente en caso de largas y prolongadas batallas". 

Riftan, que seguía hablando monótonamente, la miró de repente. 

"¿Te aburres? No soy muy bueno en esto. No sé cómo tratar a una mujer..." reveló de repente. 

"N-no estoy aburrida..." su risa era demasiado aguda para sus oídos. 

Ella era muy consciente de que él estaba lejos de ser un hombre "culto". Ella suponía que él era uno sin pasión por la lectura, y que frecuentemente carecía de compromiso en conversaciones refinadas con mujeres de la nobleza. 

Sin embargo, también era difícil de creer su inexperiencia con las mujeres, a menos que se hubiera convertido en un hombre de la noche a la mañana. 

¿Insinúa entonces que en sus veintiocho años como un hombre de buen aspecto con una reputación de valor y fuerza suficiente para desmayar a las bellezas del reino nunca había sido tentado por una mujer?