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domingo, 20 de septiembre de 2020

Dama A Reina - Capítulo 124

Capítulo 124. [Historia Alternativa] Capítulo 16. El Día En El Que El Destino Termina Y Comienza



"Haah..."


En la habitación de espera del novio, Rothesay alejó todos sus pensamientos y trató de calmar sus nervios. Él había estado bien en los días antes de este tan esperado evento, pero cuándo el día llegó, no podía dejar de temblar. Justo cuando Rothesay estaba respirando profundamente y tratando de convencerse a sí mismo que no lo arruinaría, alguien golpeó la puerta.


"¿Quién es?"


"Es tu padre, Ro."


Era el Conde Braddington. Rothesay sonrió ampliamente.


"Entra, Padre."


La puerta se abrió y el conde entró. Sus ropas eran más moderadas de lo usual. El Conde Braddington caminó lentamente hacía su hijo.


"Luces nervioso, incluso aunque lucías tan confiado ayer," -dijo el conde-.


"... ¿De verdad?"


"De verdad, bribón. El día de ayer parecías como si estuvieras caminando sobre las nubes, ¿a dónde se fue ese alegre joven?"


"Me siento inquieto ahora que justo hoy es el día de mi boda. Yo... estoy preocupado de no hacerlo bien," -confesó Rothesay-.


"¿Hacerlo bien en qué? ¿En la vida matrimonial?"


"Sí. No sé si podré ser un buen esposo."


Al escuchar las preocupaciones de su hijo, el Conde Braddington dejó salir una risa gigante antes de golpear a Rothesay en la espalda.


"No te preocupes, Ro. El hecho de que te estés preocupando por esa clase de cosas desde el principio significa que estás más que calificado." El Conde Braddington miró a Rothesay con los ojos llenos de convicción. "Ciertamente te convertirás en un esposo y padre maravilloso."


"¿Cómo puedes estar tan seguro?" -preguntó Rothesay-.


"Porque tú eres mi hijo y el hijo de tu madre. No es como que te recogimos de las calles, así que, obviamente llevas nuestra sangre corriendo por tus venas."


"Aja, ja." Eso es cierto. Rothesay le sonrió ligeramente a su padre. "Gracias, Padre."


"¿Por qué?"


"Por cuidarme hasta ahora. Estoy muy feliz de haber sido capaz de crecer bajo el cuidado de unos padres tan buenos. Soy una persona muy afortunada."


"El escuchar eso de mi hijo, el cual ya ha alcanzado la edad para contraer matrimonio, me hace sentir bastante avergonzado. Mejor te apresuras. No quieres que la novia se quede esperando por ti por más tiempo, ¿verdad?"


"Sí." Los ojos de Rothesay se arrugaron mientras sonreía. Era una limpia y fresca sonrisa que demostraba que tanto quería ver a la novia.


*


"Póngase en posición, por favor, Novia."


Tan pronto como Rothesay escuchó esas palabras, él, quien había estado de pie en el lado derecho del podio, sintió como su corazón se aceleraba de nuevo. Fue solo en el momento en el que la novia caminó por el pasillo que la realidad de que se estaba casando golpeó a Rothesay como una ola. No pudo soportarlo más y se volteó.


En ese momento, Rothesay tragó con fuerza. Era la increíblemente hermosa "ella." No era una exageración el decir que ella lucía cientos de veces más hermosa. No, ella era la mujer más hermosa en el mundo entero. Ella lucía como un ángel que se había convertido en un humano en su vestido blanco puro. Una brillante sonrisa apreció en la cara de Rothesay.


Fue en ese momento que Rothesay cruzó miradas con Petronilla. Tan pronto como sus miradas se encontraron, Petronilla sonrió ampliamente, lo que hizo que la sonrisa de Rothesay se hiciera aún más grande.


Su novia era la persona más hermosa de todo el mundo.


*


Cuando Petronilla por fin estuvo de pie a la izquierda de Rothesay, él lentamente acercó su mano hacía la de ella. Petronilla lo apretó de vuelta. Los sentimientos de cuando comenzaron a salir resurgieron. Fue tan dulce e increíble como la primera vez.


El Duque Witherford estaba oficiando la boda. El Duque Witherford estaba haciendo unos discursos de boda demasiado largos. La pareja odiaba este tipo de cosas tediosas, pero no es como si pudieran decir, "Estás alargando esto. Hazlo más corto y dulce, por favor," a una persona con el título de duque.


Rothesay en particular, no quería otra cosa más que acabar con esto tan rápido como fuera posible para así poder tener su primera noche con su nueva esposa. Dado que no podía decir eso en voz alta, fue forzado a aguantarse.


"...Entonces, novio, ¿tomas a esta novia como tu legitima esposa y juras compartir con ella felicidad y tristeza, y amarla a ella y solo a ella hasta que tu pelo se torne gris?"


Rothesay respondió sin dudar, como si ya hubiera estado


preparado para decir esto desde hace mucho tiempo.


"Hasta que mi cabello se torne gris y mi cuerpo se deshaga, juro por mi nombre que la amaré a ella y solo a ella por el resto de mi vida."


Rothesay casi lloró en ese momento.


Pensar que él sería capaz de decir esas palabras con esta maravillosa mujer a su lado. Era un sueño que había deseado desde hace mucho. Rothesay ocultó las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.


"Y, novia, ¿tomas a este novio como tu legitimo esposo y juras compartir


felicidad y tristeza, y amarlo a él y solo a él hasta que tu cabello se torne gris?"


"Juro que permaneceré fiel y leal a mi esposo y lo amaré a él y solo a él por el


resto de mi vida."


Con eso, Petronilla volteó la cabeza hacia la derecha y miró a Rothesay. Al mismo tiempo, Rothesay volteó la cabeza hacía la izquierda y miró a Petronilla. Los ojos de Petronilla estaban ligeramente enrojecidos como si estuviera tratando de retener las lágrimas. Cuando Rothesay vio eso, no pudo detener una lágrima que comenzó a caer por su mejilla, pero al mismo tiempo estaba sonriendo. Él sabía que ella se sentía igual que él.


Él era feliz.


"Entonces, ahora los declaro marido y mujer. Qué todos los presentes les deseen


paz y prosperidad hasta el final de sus vidas."


Después de esas palabras, una oleada de aplausos resonó por todo el salón. Los recién casados aceptaron los aplausos mientras se tomaban de la mano antes de caminar por el pasillo.


Ambos voltearon sus cabezas para ver al otro al mismo tiempo.


Rothesay estaba ahora sonriendo ampliamente, las lágrimas de antes ahora desaparecidas. Lucía verdaderamente feliz, como si hubiera obtenido todo en el mundo. Petronilla estaba igual.


Era un día encantador. Los bordes de los ojos de Rothesay se arrugaron mientras sonreía. Hoy era el día más feliz de su vida hasta la fecha y eso era algo que él podía decir con convicción. Rothesay miró a su amada esposa e hizo un juramente silencioso.


'Definitivamente te haré feliz. Lo haré para que puedas decir que eres feliz viviendo conmigo.'


'Te amo, mi esposa.'


[Historia Alternativa 2] La Rosa Violeta. (Final)


*


[Historia Alternativa 3] Un Encuentro Erróneo


"Escuché que el emperador que fue coronado recientemente es bastante guapo."


Incluso ante las palabras de su colega, Avery, Janet permaneció calmada.


'¿Qué importancia tenía que el nuevo emperador fuera guapo? ¿Qué tiene que ver eso conmigo?' -pensó Janet-.


Avery notó su reacción. "No tienes ambición. ¡Intenta captar el interés de Su Majestad y conviértete en su concubina! Entonces, podrás escapar de esta vida de sirvienta."


"¿Cómo podrían chicas como nosotras captar el interés de Su Majestad? No es como que este sea el Palacio Imperial."


Ambas, Janet y Avery, eran chicas provenientes de familias comunes y eran solo dos chicas más de entre muchas sirvientas asignadas a servir en el palacio secundario del Emperador. El palacio secundario estaba localizado lejos de la Ciudad Imperial donde residía el emperador, así que, era extremadamente poco probable que alguna de las dos fuera capaz de captar su interés.


Entonces, Janet agregó algo más. "E incluso si, por alguna razón, logró captar el interés de Su Majestad, no creo que la nueva reina esté feliz que él tenga una concubina. Me encantaría no morir."


"Cielos, si ese es el caso, entonces todas las concubinas de los anteriores emperadores deberían hacer sido asesinadas." Una sonrisa apareció en la cara de Avery. "Si la reina es incapaz de dar a luz a un heredero real, y dado que el emperador no tiene hermanos, es posible que el hijo de una concubina se convierta en el siguiente príncipe heredero."


"¡Mide tus palabras, Avery!" -exclamó Janet-. ¡Ella no tenía sentido del peligro! "Si alguien nos escucha, seremos azotadas. ¡Ten cuidado con lo que dices!"


"Eres demasiado paranoica." Avery sacudió su cabeza antes de levantarse de su asiento. Era hora de que ellas volvieran. "En cualquier caso, Su Majestad estará aquí en la noche después de su desfile. No hace daño el tener algo de esperanza."


"Haz lo que quieras. No te detendré," -dijo Janet mientras se encogía de hombros-. "Dejando eso de lado, si él vendrá esta noche, entonces mejor comenzamos a dormir temprano."


"Ya hemos estado yéndonos a dormir a esa hora de todas formas," -señaló Avery-.


"Eso es cierto."


Con una suave risa, Janet se levantó de su asiento. Después de recibir la noticia de que el emperador se estaría quedando aquí, todos en el palacio secundario estaban preparando todos con prisas para su llegada, ellas dos incluidas.


"Es la primera vez que Su Majestad viene aquí, así que, no puede haber errores."


-les dijo la Condesa Amo, la mujer a cargo-, y todos los sirvientes se movieron en perfecta sincronía. Era la inspección final. Después de que todo estuviera absolutamente perfecto, Janet y Avery tomaron una ducha y se pusieron nuevos vestidos por primera vez en un tiempo. Janet pensó que un lujo como este estaba bien.


Fue tarde en la noche que el Emperador llegó al palacio. Sin embargo, Janet y Avery estaban atendiendo a los nobles que habían acompañado al Emperador, y fueron incapaz de ver al Emperador. Quienes atendieron al Emperador eran de un rango superior al de ellas. Avery estaba bastante decepcionada, pero Janet, quien no tenía mucho interés en el Emperador en primer lugar, era indiferente.


Mientras se acercaba la medianoche, Janet comenzó a sentirse cada vez más cansada. Por alguna razón, se había estado sintiendo mal desde temprano.


'Quizás debería ir afuera por algo de aire fresco.'


Janet se dirigió hacía el jardín exterior. El aire nocturno se sintió frío en su cuerpo. Después de cinco minutos, Janet decidió volver a entrar, ya que no quería resfriarse, entonces se volteó... y vio a alguien.


"Ah..."


Era una persona que ella nunca había visto antes, pero Janet supo instantáneamente quién era. Él tenía unas hermosas ropas doradas y su cabello era tan oscuro como el cielo nocturno. Este era definitivamente...


"Su Majestad," -dijo Janet sin querer-, y el hombre volteó la cabeza lentamente. El corazón de Janet estaba latiendo con fuerza.


| 'Escuché que el emperador que fue coronado recientemente es bastante guapo.' | 


Las palabras que Avery le había dicho ese día le llegaron a la mente. Cuando ella dijo que él era 'bastante guapo,' Janet no le creyó, dado que había escuchado que el anterior emperador era feo. Sin embargo, Janet no había tomado en consideración que la anterior reina había sido la más hermosa de entre todas las reinas del pasado.


"¿Quién eres?" -dijo el hombre en voz baja-. Era bastante atractivo.


Janet rápidamente bajó la cabeza mientras respondía. "Solo soy... una mera sirvienta, Su Majestad."


"¿Cuál es tu nombre?"


"... Es Janet, Su Majestad."


"Qué nombre tan hermoso."


Solo entonces, Janet, quien había estado mirando hacía el suelo, escuchó el sonido de pasos acercándose. Janet tragó con fuerza. El Emperador estaba yendo en su dirección. Pero, ¿por qué? ¿Acaso solo iba a pasar caminando junto a ella para volver adentro?


Janet colocó una mano sobre su palpitante corazón y esperó a que él se fuera, pero los pasos no la pasaron de largo. En su lugar, se detuvieron justo frente a ella. Inconscientemente, Janet se puso derecha y cuando vio al Emperador parado frente a ella, inmediatamente bajó su cabeza de nuevo.


"Puedes levantar la cabeza," -dijo el Emperador con una risa-.


"Pero..."


"Es una orden imperial. Hazlo ahora."


Un orden Imperial estaba por encima de las opiniones de una sirvienta. Janet levantó la cabeza lentamente. Al mismo tiempo, una ráfaga de viento llegó desde detrás de ella y se estremeció por el frío.


"¿Tienes frío?" -le preguntó el Emperador-.


"E-estoy bien."


"No luces bien."


Después de esas palabras, el Emperador se quitó la capa que llevaba puesta y se acercó a Janet. Cuando Janet se dio cuenta de lo que el Emperador estaba intentando hacer, se asombró y se negó con rapidez.


"Su Majestad, ¿cómo podría atreverme-?"


"Es una virtud de un líder el mostrar amabilidad hacía aquellos debajo de él. No tienes que negarte."


"Pero..."


Janet miró al Emperador con una mirada desconcertada, pero él se mantuvo firme. Al no tener otra opción, Janet no pudo rechazar su oferta y simplemente se paró derecha.


"Tu cuerpo es frágil y delgado," -notó el Emperador-.


"Aunque he estado comiendo bien... debe ser que así es la constitución de mi cuerpo. Debo de haber salido a mi delgada madre."


"¿Es eso así?" El Emperador sonrió ligeramente mientras cruzaba mirada con Janet. Janet pudo sentir como su corazón se aceleraba más que antes.


'¿Por qué soy así?'


No era bueno el tener estos sentimientos por su Señor y Maestro.