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domingo, 20 de septiembre de 2020

Dama A Reina - Capítulo 123

Capítulo 123. [Historia Alternativa] Capítulo 15. Deseo Estar A Tu Lado Para Siempre



"Solo será por un momento, Nil," -aseguró Rothesay gentilmente-, y ya que Petronilla confiaba en él, hizo lo que pedía. Después de que Rothesay tomara una bocanada de aire, comenzó con las últimas preparaciones. Organizó las velas que tenía escondidas en la forma de un corazón antes de coger un ramo con cientos de rosas. De cierta forma, era una proposición clásica, al estilo de la vieja usanza, pero Rothesay no pudo pensar en otra forma de representar sus sentimientos sinceros. Con una expresión ansiosa, Rothesay miró a Petronilla.


Rothesay finalmente estaba trasmitiendo apropiadamente sus sentimientos hacía ella. Dado que la amaba muchísimo, él quería estar siempre con ella. Quería protegerla y amarla por siempre. Rothesay siguió mirando a Petronilla con ojos nerviosos. Mientras tanto, Petronilla comenzó a sentirse impaciente.


"¿Ya puedo abrir los ojos, Ro?"


"¡Ah, espera! ¡Espera!"


¡Todavía no he preparado mi corazón!


Después de reducir el rojo de sus mejillas, Rothesay le habló a Petronilla con voz ligeramente temblorosa.


"Nil, ya puedes abrir los ojos."


Ante esas palabras, Petronilla abrió los ojos lentamente, y se sorprendió al instante. La cara de Rothesay se tornó rosa al darse cuenta de su mirada.


"Esto es incómodo."


"¿Qué es...?"


"Quería hacerlo de manera romántica durante el día, pero pensé qué no sería capaz de hacerlo apropiadamente bajo el sol.  Si miro directamente hacía tus ojos mientras susurro mi amor directamente, creo que mi corazón explotaría."


Es por eso que tenía que hacer esto de noche. Rothesay era demasiado débil de corazón como para proponérsele mientras la estaba mirando directamente a los ojos. Eso era completamente diferente a decir que la amaba. En cualquier caso, ella lucía bastante conmovida.


"Oh, Ro..." -dijo Petronilla con la voz llena de emoción-.


Incluso justo al final, todo estaba yendo sin problemas. Después de tomar un profundo respiro, Rothesay dijo el nombre de Petronilla.


"Señorita Petronilla."


Había pasado mucho tiempo desde que la había llamado por su nombre completo, dado que ella siempre fue su amada "Nil". Petronilla asintió mientras daba un paso hacia adelante y Rothesay, todavía incapaz de suprimir su nerviosismo, se impulsó a transmitir con calma sus sentimientos hacía ella. Él le expresó sus pensamientos honestos.


"Mi familia no está al mismo nivel que la tuya y yo no soy un hombre muy capaz ni afectuoso."


Era algo por lo que Rothesay se preocupaba a menudo. Su padre era un conde y el padre de ella era un marqués. Dado que Petronilla era muy amable, ella nunca se había preocupado por ese asunto, pero las personas que se preocupaban normalmente por esas cosas eran las de clase baja. Ella era una maravillosa, encantadora y adorable mujer. Ella era de una clase superior a la de él y podía ciertamente encontrar felicidad con un hombre más amable y talentoso.


"Sin embargo, yo haré todo lo que pueda para hacerte feliz. Quiero estar contigo para siempre como el hombre que comparta todo tu dolor, felicidad y tristeza, como quien te conforte cuando lidies con dificultades y como quien celebre contigo cuando seas feliz. Me gustaría permanecer a tu lado para siempre siendo ese hombre."


A pesar de eso, Rothesay quería perseguir sus propios deseos. El simple pensamiento de ella sonriendo, hablando y amando a otro hombre hacía que su corazón doliera por la tristeza. Él quería hacerla a ella suya. Quería decirle a todo el mundo que ella era su mujer.


¿Eso era considerado un deseo egoísta? Incluso si lo fuera, a él no le importaba. La vida antes de conocerla era algo sobre lo que él no quería hablar y la vida después de conocerla había sido absolutamente perfecta.


Rothesay no creyó que pudiera ser capaz de darle a Petronilla los lujos y las comodidades que tenía su hermana menor, Patrizia. No importaría que tanto lo intentara, no sería capaz de proveerle el mismo estilo de vida de la Familia Imperial.


Pero incluso así, Rothesay estaba confiado en que podía hacer a Petronilla la mujer más feliz sobre la faz de la tierra. Él secaría sus lágrimas cuando estuviera triste y reiría con ella cuando estuviera feliz. No quería pasar ni un solo segundo alejado de ella por el resto de sus vidas.


"Así que... ¿te casarías conmigo?"


Rothesay finalmente hizo la pregunta mientras sacaba el anillo y lo colocaba en la cima del ramo de rosas. Su voz ya no temblaba, pero su corazón seguía palpitando tan rápido y fuerte como antes. ¿Qué pasa si me rechaza? ¿Qué pasa si ella me dice que quiere estar con otro hombre? Rothesay miró a Petronilla con ojos increíblemente patéticos.


"Por supuesto."


La respuesta llegó rápidamente. La felicidad arropó instantáneamente a Rothesay. Una sonrisa incapaz de ocultar explotó en la cara de Rothesay mientras Petronilla caminó con rapidez hacía él y aceptaba el ramo de rosas. Petronilla tomó el anillo de la cima de ramo y lo deslizó en su dedo con una expresión feliz, antes de abrazar a Rothesay con su brazo libre. La voz de Petronilla estaba cargada de felicidad mientras se acercaba a los oídos de Rothesay.


"No habrá nunca nada más importante e increíble en mi vida que el haber conocido a alguien como tú."


Oh, Dios. Este era verdaderamente el momento más feliz de la vida de Rothesay. Los ojos de Rothesay se llenaron de lágrimas.


"Gracias por decirle eso a un hombre como yo, Nil," -dijo Rothesay con voz ronca-.


"No tienes que ser tan modesto y humilde. Porque eres el mejor hombre de todo el Imperio, no, de todo el mundo. Te amo, Ro. Muchas gracias por proponerte."


Petronilla dijo estas palabras con lágrimas saliendo de sus ojos. Rothesay le regresó ese amor con una cara sonriente llena de lágrimas.


"Gracias a ti por aceptar, y yo te amo más, Nil," -dijo Rothesay mientras miraba a Petronilla con una expresión gentil-. Él no quería perder nunca a alguien así. Viendo el amor en sus ojos, Petronilla, obviamente, estaba increíblemente feliz y se inclinó antes de besar a Rothesay.


Y por supuesto, Rothesay no la evitó. Él aceptó y le regresó el beso.


El sonido de campanas y de palomas volando llegó a sus oídos. En ese momento, él pensó que nadie más en el mundo era más feliz que él.


Las noticias de la proposición exitosa de Rothesay se regaron por todo el imperio rápidamente junto con el hecho de que ellos pasarían su vida de casados en el estado Grochester.


En un día soleado, Petronilla y Rothesay estaban pasando su tiempo juntos en la terraza del estado Braddington cuando Petronilla le hizo una pregunta a Rothesay. "Cuando nos casemos, tus padres perderán a su único hijo. ¿De verdad estás bien con eso?"


Sin embargo, Rothesay respondió sin dudar ni un segundo. "Ellos fueron lo que me dijeron que viviera fuera cuando escucharon sobre que la proposición fue un éxito. Su fase de luna de miel sigue estando fuerte, hasta el punto de que, si fuera unos cuantos años más jóvenes, puede que hubiera tenido un hermano pequeño."


"Dios." -dijo Petronilla entre risas-. La vida matrimonial de los Braddington ha sido tan larga que es conocida a lo largo de todo el imperio. "Pero aun así... ¿de verdad está bien?" -preguntó Petronilla de nuevo-.


"Yo estoy bien con ello. ¿Tú no, Nil?"


"De todas maneras no es importante para mí. Pronto, tus padres se convertirán en mis padres también."


"Me siento de la misma forma. Es por eso que..."


Rothesay se inclinó hacía Petronilla y la besó en la frente con una sonrisa. Petronilla cerró los ojos con un pequeño zumbido mientras Rothesay se alejaba lentamente.


Él era feliz.


"Suficiente con eso. ¿Por qué no solo pensamos acerca de nuestra boda mañana?"


Después de que Petronilla aceptara la proposición de Rothesay, ellos decidieron que se casarían en tres meses. Aunque la gente a su alrededor dijo que era demasiado pronto, eso no les importaba a Rothesay y a Petronilla. Ellos querían casarse lo más rápido posible y querían comenzar a vivir y a amarse bajo el mismo techo.


"Ro, Nil. Me disculpo por interrumpirlos."


Fue en ese momento que una voz firme los llamó. Era la Condesa Braddington, la mujer que se convertiría en la suegra de Petronilla a partir de mañana. Con una sonrisa benevolente, la condesa caminó hacía la pareja.


"Wilter vino de visita, Ro."


Ese chico, Wilter. Su sincronización era de verdad horrible... Después de estrujarse la cara, Rothesay miró a Petronilla. Era obvio que él no se quería ir.


Petronilla le sonrió. "Apresúrate y ve, Ro."


"¿Te vas, Nil?"


"No. No iré a ninguna parte," -dijo Petronilla radiante-. "Yo siempre estaré a tu lado."


*


"Tu sincronización es horrible."


Esas palabras salieron instantáneamente de la boca de Rothesay tan pronto como puso pie en la sala de estar y Wilter se puso de pie.


"Maldito bastardo, ¿¡de verdad vas a tratar a tu padrino de esa forma!?"


"¡De todas maneras deberías tener algo de tacto! Estaba teniendo una velada maravillosa hasta ahora," -se quejó Rothesay-.


"Traidor. Así que, cuando te cases, ¿nunca más vas a salir conmigo de nuevo?"


"¿Estás celoso? Qué asco."


"Lo que sea. Renuncio. Ya podría mejor ir a buscar a mi alma gemela."


"Hazlo, por favor. Y deja de molestarme," -dijo Rothesay antes de hablar de temas serios-.


"Así que. ¿Por qué estás aquí?"


"Ah, tengo algo que darte."


Después de decir eso, Wilter sacó algo y se la paso a Rothesay, y Rothesay lo aceptó con una expresión dudosa.


"¿Qué es esto?" -preguntó-.


"Míralo por ti mismo."


Era una corbata roja.


"¿Qué es esto tan de repente?" -preguntó Rothesay-. "¿Por qué una corbata?"


Wilter se encogió de hombros. "Pensé que debía darte algo por tu boda. Lo pensé mucho antes de escoger el regalo más fácil." Wilter tocó a Rothesay en el hombro. "No creo que sea capaz de decirte esto mañana ya que estarás muy ocupado. Vive la mejor vida que puedas."


"¿Qué te pasa? Estás avergonzándome..." -murmuró Rothesay-. Pero a pesar de las palabras de Wilter, Rothesay estaba conmovido. Se habían conocido desde que eran niños. Ciertamente se sentía extraño que Rothesay se estuviera casando antes que su amigo.


"En cualquier caso, deberías volver ya. Tengo que volver con Nil," -dijo Rothesay-.


"¡Imbécil! ¿¡Ni siquiera estás casado y aun así ya eres de esta forma!?"


Incluso aunque se quejaba, una pequeña sonrisa apareció en cara de Wilter antes de que saliera de la habitación. La puerta se cerró con un ruido sordo y Rothesay miró la corbata roja que tenía en las manos. 'Así que, de verdad voy a casarme,' -pensó-.


Golpe, golpe


"¿Sí?" -dijo Rothesay reflexivamente-.


"Soy yo, Ro."


"Nil." Una gran sonrisa apareció en la cara de Rothesay. "Entra."


Petronilla abrió la puerta miró adentro de la habitación buscando a Rothesay antes de sonreír y caminar hacia él.


"¿De qué hablaron?"


"Wilter me regaló una corbata."


Rothesay sacudió la corbata que Wilter le había regalado con una sonrisa. Petronilla miró la corbata antes de acercarse a Rothesay. Él la miró extrañado hasta que Petronilla lo llamó por su nombre en voz baja.


"Ro."


"¿Sí, Nil?"


"Hay algo que quiero decirte. Sé qué sería mejor que te lo dijera mañana, pero de verdad quiero decírtelo hoy." Con una sonrisa, Petronilla confesó: "Muchas gracias por proponérteme."


"Nil."


"Debido a ti, pienso que de verdad puedo ser feliz. Ya soy feliz en este momento. Probablemente no puedas entender verdaderamente como me siento."


Luego de decir esas palabras, Petronilla se levantó para besar a Rothesay. Rothesay no la evitó, en su lugar abrazó a Petronilla con fuerza. Mientras regresaba el apasionado beso, Rothesay pensó:


'Muchas gracias por aceptar mi proposición.'


Fue un dulce beso compartido el día anterior a su boda.