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miércoles, 20 de mayo de 2020

Dama A Reina - Capítulo 5

Capítulo 5. El Jardín Secreto


La mujer estaba mirando a Patrizia con una sonrisa brillante.

“Tienes que ser más cuidadosa. ¿Estás bien?” -dijo la mujer-

“Ro-” Patrizia casi dejó salir de sus labios el nombre de la mujer frente a ella, pero rápidamente cerró la boca. No. La existencia de esa mujer aún no era conocida oficialmente e incluso si lo fuera, Patrizia no debería conocer de su cara. Tenía que mantener la calma y evitar entrar en pánico.

“Estaba tratando de conseguir un libro sobre el Príncipe Heredero Gilde. Muchas gracias, Mi Señora.”

“No hay problema.” -respondió Rosemond- “Por cierto, creo que te refieres al Príncipe Heredero Rogilde. No hay muchos nobles que conozcan ese nombre. Es bastante oscuro.”

“Me parece algo interesante. Es un poco vergonzoso.” La expresión de Patrizia era rígida, así que trató de suavizarla con una sonrisa.

Los ojos de Rosemond parpadearon cuándo vio el vestido blanco de Patrizia, de inmediato, Patrizia comenzó a sentirse incomoda.

“Debes ser una candidata a reina.” -dijo Rosemond-

“... Lo soy.”

“Pero, ¿qué te trae a este lugar? ¿No es hora de que continúes con la prueba?”

“Parece que sabe bastante, Mi Señora.” Patrizia se alejó un poco silenciosamente. 

Rosemond no parecía ofendida, en cambio, puso una sonrisa serena. “Cuándo vives en un palacio, sueles escuchar y ver muchas cosas. Solo fue algo que escuché.”

“¿Eres la dama de compañía de su Majestad?” -Preguntó Patrizia-

Rosemond se rio en su interior cuándo escuchó la pregunta tan inocente de la joven mujer. ¿La dama de compañía de su Majestad? Ella estaba en una posición mucho más alta que la que esta candidata a reina suponía, pero eso es algo que una mujer ignorante cómo ella no sabría.

“Algo así.” -respondió vagamente Rosemond- Si le contaba la verdad, lo más probable es que esta candidata a reina palideciera y se desmayara en el acto.

Algo así. Una dama de compañía que sirve al Emperador por las noches.

Patrizia recogió el libro del Príncipe Rogilde y terminó la conversación con rapidez. “Entonces, me retiraré ahora.”

Rosemond miró a Patrizia con curiosidad. “Oh, ¿ya te vas?”

“Sí. Cómo usted dijo, estoy en medio de una prueba. Solo estaba de paso.” La realidad era que Patrizia tenía planeado quedarse en la biblioteca por las tres horas que duraba la prueba, pero eso había cambiado. Quería evitar a toda costa un encuentro con Rosemond, no por miedo, sino porque encontrarse con ella sería una molestia.

Patrizia no podía atacarla para vengarse de ella. En todo caso, se suponía que ella no conocía a Rosemond. Patrizia salió con rapidez de la biblioteca para poner la mayor cantidad de distancia posible entre ella y la concubina.

Patrizia dio vueltas por el lugar con el libro del Príncipe Heredero Rogilde en sus brazos. Durante las tres horas de la prueba, Patrizia estaría totalmente sola, debido a que le fue prohibido llevar a su dama de compañía con ella.

Patrizia pensó sobre dónde debería pasar el tiempo. Entonces, decidió ir al jardín que tanto amaba en su anterior vida. Era un lugar secreto, el cual no mucha gente conocía.  Cuando iba a visitar a su hermana al Palacio Imperial, solía detenerse a menudo en ese jardín para pensar con tranquilidad.

Cómo siempre, nadie estaba en el jardín y la mente de Patrizia se llenó de tranquilidad. Le gustaban los lugares tranquilos cómo este. Después de sentarse en el banco más cercano, Patrizia abrió el libro que llevaba con ella. Según sus cálculos, las tres horas de la prueba deberían haberse acabado para cuándo haya terminado de leer.

El Príncipe Rogilde fue el anterior príncipe heredero del Impero Mavinous. Era extraordinario en la política, sin embargo, tenía una personalidad espantosa, lo cual lo llevó a una vida de desenfreno excesivo. Después de mucho dolor y deliberación, el Emperador, el padre del príncipe, le quitó todo poder a su hijo.

Patrizia había llegado hasta la mitad del libro cuándo sus parpados comenzaron a caer. Sin embargo, si caía dormida ahora, podría perderse la hora límite. Si eso pasaba, alguien la iría a buscar y la encontrarían roncando con un libro. El simple pensamiento hizo que Patrizia se sintiera avergonzada.

Se levantó con rapidez del banco y golpeó con fuerza sus mejillas. La mejor forma de mantenerse despierta era moverse.

Patrizia paseó sin dirección en el jardín. Encontró un estanque y montones de rosas en plena floración alrededor. Se quedó admirando el hermoso color rojo de las flores, antes de recordar repentinamente su encuentro con Rosemond.

Una mujer que, en su anterior vida, fue la rival amorosa de Petronilla y también estuvo involucrada en la destrucción de la familia Grochester. No había realmente evidencia de que Rosemond haya hecho algo, pero ella era la concubina del Emperador y era la única que podría haber dañado tanto a la inocente Petronilla.

Mientras Patrizia, sin decir nada, recogía algunas de las hermosas rosas, llegó a sus oídos el sonido de pasos acercándose. La sorpresa recorrió su pecho. ¿Había alguien buscándola en este lugar?

Patrizia no estaba haciendo nada malo, pero, aun así, se inclinó detrás de los arbustos. Por alguna razón, sintió que estaba invadiendo el lugar secreto de alguien.

La persona que estaba caminando entró en el campo de visión de Patrizia y casi jadeó en voz alta de la sorpresa.

‘¡Es su Majestad...!’

Patrizia se tapó la boca con rapidez para evitar dejar salir un grito de sorpresa. No sabía por qué, pero pensó que no iba a ser encontrada aquí. Presionó su mano contra su alarmado corazón para calmarlo. Entonces, se dio la vuelta para mirar al Emperador. No era nada sorprendente que él, el dueño del palacio, conociera acerca de este lugar, pero Patrizia no esperaba que estuviera aquí solo.

Pero, ¿por qué estaba él aquí? No era realmente inusual que él saliera para dar una vuelta durante las tres horas de la prueba, con la excepción de que el jardín se encontraba muy lejos del lugar donde el proceso de selección tomaba lugar. ¿Acaso este lugar tenía algún significado especial para él? Patrizia se quedó mirándolo con una expresión desconcertada.

Lo único que hizo el Emperador fue quedarse de pie por un largo tiempo, como si estuviera inmerso en sus pensamientos. Sus expresiones faciales parecían cambiar sutilmente de vez en cuando. Hubo un momento en el que frunció el ceño cómo si estuviera pensando en malos recuerdos y también hubo otro en el que sonrió cómo si recordara buenos momentos.

Patrizia no tenía ni idea sobre que estaba pensando, realmente no quería saber, pero el problema era que tendría que caminar frente a él si quería regresar al lugar donde el proceso de selección estaba teniendo lugar. Mordió su labio con nerviosismo, mientras trataba de imaginar qué pasaría si se quedaba sin tiempo.  

Afortunadamente, el Emperador parecía haber tenido suficiente y desapareció del jardín justo a tiempo. Patrizia salió de los arbustos y dejó salir un suspiro de alivio después de haber confirmado que no había nadie más.

Se había escondido, incluso aunque no tenía por qué haberlo hecho. Sintiéndose incomoda, Patrizia sacudió su desarreglado vestido y entonces se dirigió hacía el palacio.

*

Las tres horas se acabaron. Naturalmente, Patrizia no conocía la respuesta al acertijo. Pensó que era posible que el marqués Grochester le hubiera dicho la respuesta en su anterior vida, pero eso había sido hace ya mucho tiempo desde su punto de vista. Patrizia decidió dar su mejor esfuerzo adivinando.

Tomó su pluma y escribió la palabra “Amor” en un trozo de papel. Era cómo un cordero cuando venía hacía ti, cómo un halcón cuando te rozaba y cómo una piedra cuando ya te había pasado. Eso era el amor. Suave cómo un cordero y tan veloz y afilado cómo un halcón.

Pero, cuándo uno llegaba demasiado lejos por él, sufría un dolor tan duro como una piedra. Patrizia nunca había estado enamorada, pero fue esa misma clase de amor, el cual Petronilla había experimentado en su anterior vida. Un primer amor que había llegado suavemente cómo un cordero, la había rozado rápidamente y luego la había llenado de dolor.

La expresión de Patrizia se oscureció cuándo recordó el sufrimiento de su hermana.

El duque Witherford revisó todas y cada una de las respuestas. “Hmm... solo una de ustedes ha respondido correctamente.”

Las personas del salón comenzaron a murmurar entre ellos. Patrizia no tenía esperanza alguna en ser la persona que había respondido correctamente. Luego, el duque Witherford reveló quién había acertado.

“Felicitaciones, candidata Tricia. Fuiste la única que respondió correctamente.”

*

“Pienso que tu respuesta era correcta.” -dijo Raphaella tan pronto como regresaron a su habitación- 

Patrizia sonrió. Ella no era tan inteligente. “Bueno, la señorita Tricia es muy inteligente. Sabía que ella acertaría.”

“Lo es,” pero, ¿quién podría responder correctamente ese problema?”

Era tan suave cómo un cordero cuando venía hacía ti, pero tan afilado cómo un halcón cuando te rozaba y cuándo habías ido demasiado lejos, sufrías de un dolor tan fuerte como una piedra. La respuesta era “tiempo.” 

Patrizia reflexionó sobre la respuesta. Fue una época de paz tres años atrás. La serie de eventos de los siguientes tres años fue cómo afilados halcones. Ahora, los recuerdos eran tan dolorosos cómo piedras.

Patrizia sonrió con ironía. “No tengo ni idea de quién creó ese acertijo, pero es uno bueno.”

“Estoy de acuerdo.” -dijo Raphaella- “De todas formas, la última prueba será pronto.”

“...”

Los labios de Patrizia formaron una fina línea. Después de la última prueba, por fin podría volver a casa. Sin embargo, lo contrario también podía pasar. Después de todo, en su anterior vida, no fue solo Tricia quien dio la respuesta correcta al acertijo, sino que también lo había hecho Nilla.

Pero hoy, Patrizia no había dado la respuesta correcta, así que, era casi seguro que Tricia sería elegida reina.

“Solo la señorita Tricia respondió correctamente y su familia es la mejor de entre todas las candidatas. Salvo que haya alguna sorpresa, es probable que la señorita Tricia se convierta en la reina.”

Patrizia lo deseaba con fervor. Ya estaba cansada del palacio, del Emperador, de la señorita Phelps y de las desgracias del puesto de reina. Patrizia se había ofrecido voluntaria en lugar de su hermana solo por si acaso, pero esperaba que ese destino no volviera a repetirse.