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martes, 19 de mayo de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 177

Capítulo 177. Una Inquietante Sensación De Homogeneidad (2)


Sabía de ramos de flores, pero un ramo de joyas...

"¿Qué significa esto?"

Cuando le pregunté avergonzada, él repitió la explicación de hace un  tiempo.

"El Reino Occidental es la capital de las joyas, cuyas minas pertenecen a la familia real. Tenemos muchas joyas."

"..."

"¿No te gustan las joyas?"

"No, no es eso..."

Es como las joyas que puso la última vez en el pastel.

¿Es una costumbre de Heinley esparcir joyas por todas partes?

De todos modos, era vergonzoso recibir algo así de repente.

Si fuera un ramo de flores, lo habría recibido alegremente.

Mientras vacilaba, me preguntó preocupado.

"¿Sigues agobiada?"

"Desearía que fuera un ramo de flores."

Mientras sonreía incómodamente, Heinley insistió, señalando con uno de sus dedos unas pequeñas flores rojas entre montones de joyas.

"Aquí hay algunas flores, así que también es un ramo de flores."

Cuando me reí por su comentario, Heinley se rascó la mejilla, sintiéndose avergonzado.

"Ahora somos marido y mujer, Reina. Por favor, acéptalo."

Su cara se iluminó de inmediato cuando acepté el ramo de joyas.

No puedo creer que esté tan feliz sólo porque acepte el regalo...

Se veía adorable, así que me di la vuelta, diciéndole que entrara. 

Iba a abrir la puerta.

Sin embargo, inesperadamente, Heinley entró por la ventana tan pronto como di un paso atrás.

"¿Heinley?"

Dejé de dirigirme a la puerta y levanté una ceja, preguntándole por qué entraba por la ventana. Entonces, murmuró torpemente.

"Hábito..."

"¿Sueles hacerlo?"

Los ojos de Heinley se movían de un lado a otro al no saber que decir. No era el comportamiento propio de un Rey. Además, si seguía preguntándole, sólo haría que se avergonzara, así que me giré y cambié deliberadamente de tema.

"¿Escuché que tenías una reunión?"

Heinley inmediatamente abordó el tema que planteé.

"No se discutió nada en la reunión, así que terminó rápido."

"Has estado fuera durante mucho tiempo. ¿Sucedió algo malo?"

"Lo más grave fue que desaparecí."

Heinley respondió en broma, pero pronto su expresión se volvió seria y continuó.

"Me pediste que no interviniera, así que mantuve mi boca cerrada, pero... Reina. Quiero dejar claro a todo el mundo que eres mi esposa y la reina de este lugar."

Parecía hablar del momento en que lo detuve cuando Yunim estaba siendo irrespetuoso conmigo.

Sacudí la cabeza.

"Ya todo el mundo lo sabe."

"Si lo saben, entonces deben comportarse como es debido. En caso contrario, se lo haré saber con más claridad."

"Heinley, hay cosas en las que puedes ayudarme, pero hay otras que debo hacer por mí misma."

Puse el ramo de joyas sobre la mesa y sostuve ligeramente su mano.

"Gracias, pero ni siquiera el emperador, Sovieshu, podía controlar la reputación de Rashta. Tengo que hacer esto personalmente."

"..."

Los labios de Heinley se movieron, pero finalmente aceptó con una voz débil.

"Está bien, pero si hay algo en lo que pueda ayudarte, no dudes ni un segundo en decírmelo."

"Gracias. Si necesito algo."

"Dímelo de inmediato."

Ante mis palabras, la tez de Heinley se iluminó y me miró afectuosamente, como si intentara convenceme de que se lo dijera.


* * *

"¿Me está pidiendo que envié a la hermana de Sir Yunim como dama de compañía?"

McKenna abrió los ojos de par en par ante la petición de Heinley, que había ido al anexo de la reina tan pronto como terminó la reunión.

Hace unas horas, vio perfectamente cómo el capitán de la guardia trataba a Navier. Sin embargo, le estaba pidiendo que enviara a su hermana al honorable puesto de 'dama de compañía de la reina'.

"Es sólo temporal. Dos de sus damas de compañía del Imperio Oriental decidieron convertirse en sus damas de compañía aquí también, pero aún no han llegado."

"No, aún así..." 

Enfadado, McKenna frunció el ceño.

Habiendo jugado el papel de cupido (mensajero del amor), incluso siendo alcanzado por una flecha, McKenna no pudo evitar ponerse del lado de Navier.

"Además, Sir Yunim fue demasiado duro. ¿Su Majestad fue atrapado en el Imperio Oriental por culpa de la reina? ¿La reina, que estaba en el Imperio Oriental, lo arrastró de alguna manera? ¡¿Su Majestad, Su Majestad no se fue volando con sus propias alas?!"

Heinley, que asintió en acuerdo, preguntó sorprendido.

"¿Ahora que lo pienso, no he visto al hermano Koshar?"

Koshar, quien pasó varios días con Heinley, era un hermano mayor que amaba profundamente a su hermana, dispuesto a todo por ella.

A juzgar por su personalidad, debería haber sido el primero en presentarse tan pronto como su hermana llegó.

Era extraño que todavía no se le viera por ningún lado.

"Tampoco parece haber ido al anexo."

"Ah. Seguramente la evitará tanto como sea posible en este momento. Bueno, puede que esté en algún lugar cercano."

"¿Evitar? ¿Por qué?"

"Le preocupa (Teme) salir ahora (presentarse ahora) y convertirse en una molestia para la Reina..."

Heinley levantó una ceja, y chasqueó la lengua con lástima.

McKenna se encogió de hombros.

"De hecho, eso es cierto (así es). La reputación de Lord Koshar es un poco, mala (Lord Koshar tiene una reputación un poco... mala)."

"... Lamento la situación de mi hermano mayor, tendré que hacer algo para cambiar su reputación."

"Pensando en el futuro, es lo mejor."

Heinley asintió y se acercó al escritorio, un montón de papeles se habían apilado en su escritorio mientras estaba fuera.

Heinley se sentó, arremangándose las mangas.

"Oh, los preparativos para la boda deben hacerse rápidamente."

Abrió la tapa del tintero, sacó una pluma y sumergió la punta en tinta negra. En ese instante, hizo "¿Hmm?" mirando a McKenna.

"Los preparativos para la boda, no los harás tú, ¿verdad?"

McKenna también lo estaba mirando fijamente.

"Así es. Normalmente... la reina lo hace."

Normalmente, la reina, es quien se encargaba de los preparativos para la boda de los príncipes herederos, pero el caso actual era era muy diferente de lo 'normal'.

Las expresiones de Heinley y McKenna se oscurecieron de manera similar.

Christa ya no era la reina, siendo Navier la actual reina. 

Por supuesto, incluso si no ya no tenía ningún estatus, se vería mejor que la anterior reina, Christa, hiciera los preparativos para la boda.

Pero esto no sería bueno para Navier.

Para preparar la boda nacional, se necesitaba dirigir y supervisar a los cortesanos durante unas semanas. Y en este proceso, la posición de Christa podría verse fortalecida. Sin embargo, pedirle a Navier que prepara su propia boda equivaldría a pedirle a la alta sociedad que la devorara.

Si la preparara a lo grande, la devorarían por ser extravagante. Si la preparara sencilla, la devorarían por menospreciar al Reino Occidental.

McKenna preguntó ansiosamente.

"¿Qué deberíamos hacer?"