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martes, 19 de mayo de 2020

Dama A Reina - Capítulo 4

Capítulo 4. La Primera Prueba Comienza


Entonces, la temática fue…

“Tienen tres horas para bordar algo que exprese su verdadero ser.”

Fue un concurso de bordado. Patrizia casi comenzó a sonreír cuando se dio cuenta que era la misma temática de su anterior vida. Patrizia lo había visto venir, pero fue algo satisfactorio el que su predicción resultara verdadera.

Patrizia se sentó en su lugar asignado y se puso a pensar sobre que podría coser. Era buena con los bordados, aunque no lo disfrutaba mucho. Además, no tenía que lucirse. Patrizia prefería dejar el palacio, no permanecer ahí.

Las otras cuatro candidatas ya habían comenzado a enhebrar sus agujas, cómo si ya supieran que crear. Patrizia no tenía que apresurarse. Solo se quedó sentada, mientras pensaba con calma sobre que temática haría que los demás se fijaran menos en ella.

Nota: Enhebrar es la acción de pasar una hebra de hilo por el ojo de una aguja de coser.

“...”

Accidentalmente, Patrizia miró al Emperador. Se suponía que no debería estar mirándolo, pero nadie lo notó debido a la distancia.

Lucio fue el hombre que, con frialdad, había ordenado la muerte de toda su familia. Tenía un rostro apuesto y bien esculpido, cabello negro y ojos tan profundos como el océano. Patrizia se preguntaba si él estaba pensando en su amante Rosemond, ya que, ella debería de estar escondida en algún lugar del palacio. Patrizia se quedó mirándolo por un tiempo, antes de alejar su mirada lentamente. Era inútil seguir mirándolo.

El tiempo seguía avanzando y tenía que comenzar a bordar algo. No quería tratar a esta tarea cómo si fuera una broma, pero su mente estaba en blanco. Patrizia dejo escapar un suspiro, entonces recogió la aguja con el ceño ligeramente fruncido.

Tres horas más tarde, las damas de compañía recolectaron los aros para bordar de las cinco candidatas. Una vez que la prueba terminó, todo lo que quedaba era la presentación.

Debido a que el orden fue decidido por los títulos de los padres, la señorita del duque Vasi iría primero, seguida de la del conde Arjeldo, luego la del marqués D’ival, seguida de la del marqués Grochester y finalmente, la del marqués Bringstone.

La señorita Vasi hizo un bordado de una inusual flor del Imperio Mavinous, la cual tenía la floración más corta de todas, mientras que la señorita Bringstone hizo un bordado de una espada que representaba a su familia militar. La hija de la familia D’ival hizo un bordado de un laurel que simbolizaba la victoria.

“Por favor, presente su bordado, señorita Grochester.”

Patrizia había hecho un bordado de flores de lavanda. Cuando la duquesa Ephreney le pidió que explicara por qué, Patrizia respondió con una voz nada sincera.

“Quiero ser la que llene a su Majestad de aroma a lavanda.”

Fue una explicación breve comparada con las elocuentes presentaciones de las anteriores mujeres y la duquesa Ephreney parecía desconcertada antes de asentir silenciosamente. La cara de la duquesa se llenó de disgusto, pero cambió a una expresión severa antes de voltear en dirección a la señorita Arjeldo.

Mientras tanto, Patrizia se sintió magullada por dentro. No había razón por la cual había elegido las flores de lavanda. Simplemente no podía pensar en nada que fuera bueno para bordar, solo había recordado el perfume con olor a lavanda que Petronilla siempre usaba. De todas maneras, Patrizia no quería ser demasiado sincera o podría causar problemas, pero consideró que su desempeño fue competente.

El Emperador no sabía por lo que Patrizia había pasado en su anterior vida y no conocería el significado de las flores de lavanda, porque desconocía que a Petronilla le gustaban.

Sin embargo, pensando más detenidamente sobre eso, las flores de lavanda tenían muchos significados diferentes. Fidelidad, expectación, silencio, fragancias atractivas, la espera de una respuesta, etc...

Patrizia sonrió amargamente mientras pensaba en como esas palabras encajaban con su hermana. Petronilla le fue fiel al Emperador y siempre lo esperaba. Ella había llevado la fragancia en espera de una respuesta de su esposo.

La duquesa Ephreney terminó de interrogar a cada una de las candidatas e interrumpió los pensamientos de Patrizia. “Todas han trabajado duro. Ya pueden irse.”

Patrizia caminó en dirección a la puerta. No haría lo mismo que hizo su hermana. Incluso si, desgraciadamente, se convirtiera en la reina, no se molestaría en serle fiel o en esperar ver al Emperador. Tal vez así, el final de todos parezca más una comedia.

“Rizi.”

Cuando Patrizia escuchó una voz familiar llamándola, dejó de caminar. Patrizia volteó con una sonrisa en la cara y el nombre de la mujer frente a ella salió de sus labios.

“Raphaella.”

“Tus flores estaban hermosas. Tu habilidad con la aguja es excepcional.”

La mujer que se acercó a Patrizia con una sonrisa amigable era Raphaella, la hija del marqués Bringstone. Ella era la única otra mujer dentro del circulo social a la cual Patrizia podía confiarle lo que su corazón guardaba. Aunque Raphaella era un año mayor que ella, ella había ignorado la jerarquía, porque quería que fueran amigas.

Patrizia apreció la llegada de Raphaella. “Elador, una buena espada. No, es Eldorado, ¿cierto?” -dijo Patrizia-

El nombre de la espada de Raphaella era Eldorado.

Raphaella se rio suavemente. “Tienes una vista aguda. Bueno, cualquiera se hubiera dado cuenta. Por cierto, veo que viniste en lugar de Nilla. Pensé que eras tú a la que no le gustaba la Familia Imperial cuando era una niña.”

Era verdad. Una pequeña sonrisa cruzó la cara de Patrizia, pero la contuvo. “Eso es correcto.”

“Entonces, ¿por qué estás aquí?” -preguntó Raphaella-

“Yo solo... pensé que sería mejor venir en lugar de mi hermana.”

Raphaella sonrió y estuvo de acuerdo con Patrizia. Era verdad, Patrizia era mucho más adecuada para la posición de candidata que Petronilla, aunque no le gustara. A Raphaella tampoco le gustaba mucho y, por ende, no estaba interesada en la posición de reina. Raphaella tenía 22 años y era la única hija del marqués Bringstone.

“Solo quería fallar, por eso hice un bordado de mi espada.” -explicó Raphaella- “Incluso aunque fuera deshonesto, su Majestad no querría estar casado con una mujer que podría golpearlo con una espada.”

“...”

La verdad era que no importaba si una candidata a reina blandía una espada o no. Lo que importaba era que el corazón del Emperador ya pertenecía a otra mujer. Patrizia no podía mencionar ese hecho en voz alta, así que, solo comenzó a reírse y a seguir la corriente.

“Yo también. Solo quiero volver a casa la semana que viene.”

“Rizi, tú y yo tenemos las mismas probabilidades.” -dijo emocionada Raphaella- “Si te conviertes en la reina, ¿puedo ser tu caballero? Eso también sería divertido.”

“...”

Esta vez, Patrizia sonrió en silencio. Raphaella sirvió como caballero de la reina Petronilla en su anterior vida. Fue una fuerte y responsable vasalla, pero su vida acabó de forma trágica cuando un asesino irrumpió en el palacio y tuvo que dar su vida para salvar a la reina.

Patrizia comenzó a morder su labio cuando recordó ese momento. Raphaella lo notó y puso su mano en la boca de Patrizia.

“Ah...” -jadeó Patrizia-

“No te muerdas el labio, Rizi.” -le regañó Raphaella- “Te harás daño.”

La cálida sonrisa de Raphaella y su naturaleza bondadosa eran las mismas que en su anterior vida. La joven mujer no había cambiado, al igual que no había cambiado el hecho de que el Emperador amaba a Rosemond. Patrizia trató de poner una sonrisa tranquilizadora.

“No quiero que salgas lastimada, Ella.”

“Cualquier persona que no tenga un guardián, siempre podrá salir lastimado. Si me convierto en tu caballero, no estaría tan mal morir protegiéndote.”

“¡Ella!” Patrizia gritó con la voz llena de dolor, pero Raphaella solo sonrió.

“Estoy bromeando, Rizi. ¿No confías en mis habilidades?” -dijo Raphaella-

“No digas eso. Se supone que serás la líder de la familia Bringstone.”

La cara de Patrizia palideció cuando los horribles recuerdos de su anterior vida aparecieron en su mente, pero Raphaella sonrió con picardía y le dio a Patrizia un asfixiante abrazo.

“Es una broma. Cielos, no puedo bromear de nada contigo.”

Raphaella comenzó a acariciar el cabello de Patrizia, sonrió y habló como si estuviera contando un secreto.

“Vayamos a mi habitación. Mi dama de compañía sabe preparar un té delicioso.”

Patrizia aceptó.

*

Tres días después, la segunda prueba comenzó. Cuando Patrizia llegó al lugar, seguía sintiéndose igual que el primer día. Incluso aunque lo hiciera pobremente, todavía la beneficiaría de alguna forma.

“Esta será la segunda prueba.” El duque Witherford fue el anunciante de este desafío. De nuevo, Patrizia rebuscaba en su cerebro información sobre su anterior vida. ‘¿Cuál había sido la segunda prueba?’ ‘Ah, es cierto.’ Tenía que encontrar la respuesta de un acertijo dentro de un lapso de tres horas. Patrizia no podía recordar con exactitud cuál había sido el acertijo, pero realmente no importaba, porque no quería resolverlo en primer lugar.

“Esta es la pregunta que le hizo el primer emperador del Imperio de Mavinous a la primera reina. ¿Qué es cómo un cordero cuando viene hacía ti, cómo un halcón cuando te roza y cómo una piedra cuando ya te ha pasado?

“Tienen un total de tres horas para encontrar la respuesta a esta pregunta. Pueden utilizar cualquier método a su alcance. También pueden usar la biblioteca Imperial.”

Desde el momento en el que Patrizia llegó al palacio como candidata a reina, no había tomado en serio ninguna de las pruebas, pero tenía que demostrar al menos un poco de aptitud. Después de reflexionar por un tiempo sobre a donde debería ir, decidió ir a la biblioteca para ocupar su tiempo. El acceso a la Biblioteca Imperial era limitado y no era visitada comúnmente por muchas personas.

Patrizia entró en la callada biblioteca y una mujer que parecía ser la bibliotecaria la saludó. Sin embargo, cuando vio el vestido blanco de Patrizia, inmediatamente apartó la mirada.

No había prácticamente ningún sonido en la biblioteca. ¿Acaso era Patrizia la única allí? Patrizia pensó por un momento sobre qué hacer. Entonces, decidió ir a la sección de historia.

Un libro del estante superior llamó su atención. Aunque no era corta de estatura, Patrizia tuvo que ponerse de puntillas y alargar completamente su brazo para poder alcanzarlo. Sus largos dedos rozaron contra el libro hasta que por fin logró sacarlo.

“¡Ah!”

Varios libros cercanos comenzaron a caer creando fuertes ruidos cuando hacían contacto con el suelo. El corazón de Patrizia se detuvo al pensar que podría estar en problemas, pero no ocurrió nada. Tal vez, la bibliotecaria estaba muy lejos como para escuchar el ruido.

Patrizia se agachó para recoger los libros, pero cuando intentó ponerse de pie, vio a alguien sosteniendo un libro en su dirección.

“Oh, gracias.” -dijo de inmediato Patrizia-

Patrizia aceptó el libro y levantó su cabeza. Cuando sus ojos se encontraron con los de la persona frente a ella, su expresión se endureció.