Reciente

miércoles, 18 de mayo de 2022

mayo 18, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 392

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 392. Alguien En Quien Confiar (2)



Arian intentó disuadirla de nuevo, pero Rashta respondió entre lágrimas,

"¡Dices eso porque no estuviste en la Corte Suprema, no sabes lo indignados que están todos! ¡No me escucharán!"

Arian miró a Rashta en silencio por un momento, luego suspiró y dio un paso atrás.

"Entonces márchese rápido, Su Majestad. Haré como si no la hubiera visto."

Rashta se secó las lágrimas mientras miraba a Arian con asombro.

"¿Qué quieres decir?"

"Haré como si no hubiera visto huir a Su Majestad. ... Márchese rápido."

Rashta se quedó mirando a Arian sin palabras. 

'¿En serio? ¿Lo dice en serio?'

Encontró extraño que Arian, quien acababa de decirle que no debía huir, de repente dijera, 'haré como si no la hubiera visto, así que huya'.

Rashta se alejó vacilante, pero no apartó la mirada de Arian.

"Gracias, gracias."

Rashta murmuró y caminó hacia la puerta. Aunque no sabía por qué la sirvienta cambió repentinamente de opinión, se sintió aliviada...

'No.'

Sin embargo, Rashta se detuvo con los ojos entrecerrados en cuanto agarró el pomo de la puerta. 

'Arian sólo actúa así para salvar su propio pellejo.'

Rashta recordó a quienes la traicionaron. Todas las personas que consideró 'diferentes' la defraudaron. Desde Alan, a quien creía bondadoso, hasta Sovieshu, su salvador.

Arian, con quien ni siquiera tenía una relación cercana, ¿ahora quería ayudarla?

'Por supuesto que no. En cuanto me marche, irá directo a decirle a Su Majestad que me escapé. Es por eso que actúa tan obediente ahora.'

Después de pensarlo, Rashta sacó cautelosamente la daga que traía escondida y la sujetó con fuerza detrás de su espalda.

"Arian... muchas gracias."

Luego se acercó lentamente a Arian con lágrimas en los ojos.


***

Cuando llegó a la puerta principal del Palacio del Oeste a la hora indicada por el Barón Lant, ciertamente no vio a los caballeros.

A juzgar por el bullicio que venía de no muy lejos, parecía que el Barón Lant había utilizado algún truco para forzarlos a perseguir a otra persona.

En cuanto Rashta salió del Palacio del Oeste, se puso la capa holgada que había preparado de antemano y ocultó su rostro con la capucha.

Una vez que entró en el corredor cercano a la entrada del Palacio del Oeste, la luz del sol sobre su cabeza fue bloqueada y los alrededores se volvieron silenciosos en un instante.

Mientras caminaba en línea recta a un paso rápido, vio un pequeño carruaje estacionado al final del corredor.

"Por aquí."

El Barón Lant la llamó en voz baja desde el interior del carruaje. Rashta corrió rápidamente, abrió la puerta del carruaje y se sentó para recuperar el aliento.

Le temblaban las manos. La sensación de atravesar la carne aún permanecía en sus dedos.

"¿Su Majestad?"

"¿Si? ¿Sí?"

"Desprende un olor a sangre, ¿se encuentra bien?"

"Me descubrieron de camino aquí, así que tuve una pequeña pelea..."

Cuando Rashta habló con los labios temblorosos, el Barón Lant no hizo más preguntas. En cambio, quitó la cubierta del asiento de enfrente.

Rashta observó las acciones del Barón Lant mientras todo su cuerpo temblaba con los brazos envueltos alrededor suyo. En medio de esto, sintió un poco de curiosidad sobre por qué había quitado la cubierta del asiento.

"Su Majestad. Por favor, entre aquí."

"¿Aquí?"

Cuando Rashta preguntó sorprendida, el Barón Lant respondió con un rápido "sí".

"Navier debió utilizar este método para escapar. Parece sencillo, pero nadie busca aquí a menos que se realice una inspección exhaustiva del carruaje. Además, la mayoría de los carruajes no tienen el interior de los asientos huecos porque los asaltantes podrían atacar los carruajes por debajo."

"Está bien."

El espacio interior del asiento parecía estrecho e incómodo, pero Rashta se metió rápidamente y se acurrucó.

El Barón Lant volvió a poner la cubierta del asiento. Al cabo de un rato, el carruaje comenzó a sacudirse levemente.

No era fácil permanecer encerrado solo en un espacio oscuro. Cada vez que el carruaje traqueteaba o escuchaba voces cerca, a Rashta se le encogía el corazón y se abrazaba con más fuerza a sus rodillas.

Para deshacerse de sus temores, se forzó a pensar en cosas divertidas y esperanzadoras.

'Si salgo de aquí... al menos no volveré a ser una esclava, venderé las joyas que traje para comprar una casita. ¿Qué más puedo hacer...? Supongo que cualquier cosa. Eso si, no volveré a enamorarme. Tampoco confiaré en otras personas.'

¿Cuánto tiempo he estado así?

"¿Ya salimos de la capital?"

El Barón Lant le informó en voz baja,

"Sí, hemos salido de la capital. Estamos a mitad de camino de nuestro destino. Puedes estar tranquila."

Rashta suspiró aliviada. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas y mojaron el piso del carruaje.

"Cuando lleguemos al próximo pueblo, me aseguraré de encontrar un cochero que lleve a Su Majestad a otro país y volveré enseguida. Si permanezco demasiado tiempo fuera de mi puesto, levantaré sospechas."

Rashta se acurrucó aún más y agradeció al Barón Lant varias veces.

'¿Puedo realmente... confiar en el Barón Lant? Es el secretario de Su Majestad Sovieshu. ¿No acabará sintiéndose culpable y le contará lo sucedido?'

Aunque la situación se volvió un poco más segura, comenzó a sentirse intranquila de nuevo.

'Sovieshu confiaba en el Barón Lant. Si el Barón Lant era una persona en la que podía confiar, ¿está bien que sea una persona en la que Sovieshu también puede confiar?'

En ese momento, se oyó un repentino traqueteo y el carruaje se detuvo bruscamente.

'¿Qué está pasando?'

Rashta se quedó en silencio con los ojos bien abiertos. Pero los latidos de su corazón eran tan fuertes que no podía oír lo que ocurría afuera. Aunque parezca absurdo, así es como se sentía Rashta.

Lentamente, las voces circundantes se volvieron claras. El nombre del 'Barón Lant' y el nombre del 'Duque Tuania' salieron a relucir en medio de la multitud de voces.

'¿Duque Tuania?'

No tuvo tiempo de sorprenderse por el inesperado nombre, ya que de repente sintió como si el carruaje se hubiera volcado. Sobresaltada, Rashta quitó las manos de sus rodillas y trató de sostenerse al interior del asiento con sus extremidades.

El carruaje, que se había volcado completamente hacia un lado, se detuvo tras un fuerte golpe. Rashta no pudo mantenerse firme y cayó de lado.

Se esforzó por utilizar ambas manos para quitar la cubierta del asiento. Sin embargo, había quedado en una posición más incómoda para moverse después de que el carruaje se volcara.

Aunque la cubierta del asiento estaba alta, abrirla no era difícil. El problema era salir.

Tenía que subir un poco para llegar a una altura en la que pudiera salir por su cuenta, pero el interior del asiento era tan estrecho que no tenía espacio para moverse.

Sin embargo, había demasiado alboroto afuera como para quedarse en el carruaje.

"¡He dicho que no hay nadie dentro!"

"¿No hay nadie? ¿Quieres decir que puedo atravesar todo el carruaje con una lanza?"

"¡No puedes tocar el carruaje de otra persona sin su permiso!"

"¿Desde cuándo se volvió tan ingenuo, Barón Lant? ¿Eh?"

"¡No puedes hacerlo! ¡No puedes hacerlo!"

"Te pagaré por el carruaje. ¡Soldados, atraviesen todo el carruaje con sus lanzas!"

""¡Entendido!""

Rashta trató nerviosamente de salir del espacio estrecho con ambas manos, pero seguía resbalándose.

Le temblaban las manos... entró en pánico.

En ese momento, la afilada punta de una lanza atravesó la parte superior del asiento con un sonido chirriante.

"¡Aaah!"

Rashta gritó aterrorizada. No hubo la más mínima piedad en la lanza que atravesó el carruaje.

Tan pronto como esa lanza atravesara la parte inferior del asiento, estaba segura de que sería apuñalada.

Sin tiempo para calmar su asombro, varias lanzas atravesaron el carruaje desde diferentes direcciones con una fuerza similar.

"¡Sáquenme! ¡Sáquenme! ¡Hay alguien dentro! ¡Sáquenme!"

Rashta gritó aterrorizada. Tan pronto como lo hizo, las lanzas que atravesaban el carruaje se detuvieron.

Rashta lloraba con la cara cubierta de lágrimas. Su cabeza estaba hecha un lío, no podía ni pensar en lo extraño que había sido que atravesaran el carruaje con sus lanzas, en vez de inspeccionar primero el interior del mismo.

Poco después, la puerta se abrió con un estruendo y varias manos grandes la sacaron del interior del asiento.

Cuando Rashta vio la situación afuera, todo su cuerpo se estremeció.

Soldados la rodeaban por todos lados.

El Barón Lant se encontraba tendido en el suelo. Por la forma en que se retorcía, parecía haber sido golpeado mientras intentaba detener a los soldados.

Pero el más llamativo de todos fue el Duque Tuania con una sonrisa cruel en su rostro.

"Perdí a mi esposa por tu culpa. He estado esperando el día en que pudiera vengarme desde que descubrí lo que hiciste, Rashta."

Rashta se puso pálida y retrocedió tambaleándose.

"Déjame ir... ¡Déjame ir!"

***

viernes, 13 de mayo de 2022

mayo 13, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 391

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 391. Alguien En Quien Confiar (1)



De vuelta al Palacio del Oeste, las manos de Rashta temblaban mientras tiraba de su cabello.

Nunca imaginó que los Vizcondes Isqua la traicionarían al final de esta manera.

El intento de engañar al emperador era un crimen sumamente grave, que no podía compararse con el intento de matar a Evely.

Por esa razón, el Juez de la Corte Suprema los sentenció a muerte en el acto.

Más adelante, la sentencia podría ser anulada en función de los resultados de la prueba de paternidad del templo.

'No será anulada.'

Rashta sacudió la cabeza. No era su verdadera hija, así que el resultado de la prueba de paternidad era obvio. La sentencia definitivamente no sería anulada.

Ahora que esto había sucedido, sólo había un escenario posible. Morirían como malvados y miserables nobles caídos que se aliaron con la concubina del emperador para engañarlo, por otro lado Rashta...

"¡No! ¡No!"

Rashta gritó y rompió el juego de té. Hubo un estruendo, pero no lo encontró tan fuerte.

Rashta respiraba con dificultad. No podía creerlo. Sus crímenes se agravarían debido a la escandalosa confesión de los Vizcondes Isqua.

Una parte de su vida se había convertido rápidamente en una farsa. 

'¡Por las mentiras de personas despreciables!'

Ya era un crimen grave hacer creer al emperador que Glorym era su hija, pero ahora era como si el propio matrimonio hubiese sido una artimaña.

"¡No! ¡No es así! ¡Ese bastardo de Sovieshu fue quien me pidió que me casara con él!"

Rashta gritó, empujando la mesa y pateando la silla.

"¡Y el Duque Elgy fue quien trajo a los Vizcondes Isqua!"

Apretó el puño, pateó la cama con furia, mordió una almohada y la tiró al suelo.

"¡Vizconde Roteschu, maldito bastardo! ¡No estaré satisfecha incluso si lo torturo hasta la muerte! ¡Debí matarlo primero! ¡Debí matarlo primero!"

A pesar de desahogarse, su ira no disminuyó. Rashta gritaba, se retorcía, tiraba de su cabello y sollozaba.

'El Vizconde Roteschu. El Vizconde Roteschu siempre fue una maldita basura, pero a los Vizcondes Isqua realmente los quería. Incluso llegué a desear que fueran mis verdaderos padres.'

La última traición de los Vizcondes Isqua se convirtió en una lanza enorme que se clavó en su corazón.


Rashta sollozaba de rodillas.

'¿Por qué todos me traicionan? ¿Por qué todos me atacan? ¿Por qué nadie me apoya?'

Rashta recordó a las personas que lanzaban huevos y frutas a Alan mientras maldecían. Junto con las horribles voces que pedían a gritos que la Emperatriz Rashta fuera arrastrada con ellos de una vez...

Eventualmente, el miedo se hizo más fuerte que la ira.

"Debo, debo huir."

Rashta murmuró nerviosa,

"La propuesta de huir del Barón Lant no es un disparate. No puedo permanecer aquí por más tiempo. ¡Todos me culpan!"

Rashta llamó desesperada a Arian, la sirvienta más experimentada. Aunque Rashta tampoco confiaba en ella, no podía abandonar el Palacio del Oeste por su cuenta.

Sólo el Barón Lant podía ayudarla a huir, así que tenía que pedirle a Arian que lo llamara.

"¿Su Majestad?"

Arian se sobresaltó al ver cómo Rashta había puesto la habitación patas arriba.

Rashta pidió a Arian con ojos llenos de lágrimas,

"El Barón Lant... Llama al Barón Lant. Por favor, ¡date prisa!"

Arian dudó un momento antes de salir.

Rashta no estaba segura de que Arian le haría este favor, pero al cabo de un rato el Barón Lant sí apareció.

En cuanto Rashta indicó a Arian que saliera de la habitación, se aferró al Barón Lant y le suplicó entre lágrimas,

"Tengo miedo. Tengo miedo, Barón Lant. Todos me culpan de sus propios errores. Exageran mis errores para tratar de salvarse. A este paso definitivamente me condenarán a muerte. No quiero morir. ¡No quiero morir! Por favor, ¡ayúdame a escapar!"

El Barón Lant levantó las manos torpemente con una expresión complicada.

Le había propuesto huir en un impulso momentáneo, ya que pensó en la inocente Rashta de los días de concubina, pero ahora estaba entrando lentamente en razón.

Todavía se compadecía de ella, pero había demasiados factores a tener en cuenta como para actuar sólo por compasión.

Además, la situación era peor que cuando le propuso huir. El Vizconde Roteschu se declaró culpable, y los Vizcondes Isqua soltaron una bomba que nadie previó.

"Su Majestad..."

"Por favor, Barón Lant. Por favor."

Mientras el Barón Lant dudaba, Rashta lo miró con ojos suplicantes como un cachorro.

Se veía tan lamentable que haría estremecer el corazón de cualquier persona. Sus ojos negros parecían los de un animal acorralado en un momento de desesperación.

"No puedo ayudarte del todo, pero... te ayudaré a salir de la capital."

Al final, el Barón Lant cedió. Aunque podía hacer oídos sordos a la petición de Rashta, sentía que tendría pesadillas el resto de su vida si no la ayudaba.

"¡Gracias! ¡Muchas Gracias!"

"Debemos salir de aquí de inmediato."

"Pero los caballeros me impiden salir del Palacio del Oeste."

"Puedo distraer a los caballeros por un tiempo. No es fácil hacerlo muchas veces, pero una sola vez es suficiente para tener éxito, así que date prisa y toma todo tu dinero."

A Rashta no le quedaba mucho dinero. Esto debido a que cuando les pidió a los Vizcondes Isqua que se fueran de este lugar, les dio la mayoría de las joyas que tenía porque se sintió apenada.

Nunca tuvo acceso directo a los fondos de los que disponía la emperatriz, así que no podía utilizarlos.

"Espera unos minutos."

Aun así, Rashta comenzó a buscar en cada centímetro de la habitación. En un sitio donde no tendría conexiones, identidad ni parientes, lo único que podía ayudarla era el dinero. Así que decidió tomar todo lo que pudiera ser usado como dinero.

"Me adelantaré para hacer los preparativos..."

El Barón Lant recordó el carruaje que había preparado para Rashta hace unos días, confirmó su reloj y dijo,

"En 30 minutos haré que los caballeros abandonen sus puestos en la puerta principal del Palacio del Oeste. Sal por ahí, dirígete al corredor y sigue en línea recta."

"De acuerdo."

"Vístete como lo harías normalmente hasta llegar a la puerta principal del Palacio del Oeste. Una vez afuera, ponte inmediatamente una capa para cubrir tu ropa y tu cara."

El Barón Lant salió de la habitación después de que le dio algunas explicaciones. Rashta todavía se movía afanosamente por la habitación, recogiendo joyas y objetos de valor. Al mismo tiempo, no se olvidaba de comprobar la hora.

Rashta dejó la habitación cuando faltaban 15 minutos. Consideró que sería mejor irse antes que quedarse sin tiempo.

Sin embargo, cuando pasó por el salón se encontró con Arian, que parecía estar esperándola. Rashta se detuvo sorprendida.

"¿No dijiste que... que ibas a lavar la ropa?"

Rashta tartamudeó y examinó a Arian. La expresión de Arian era firme, no su habitual expresión obediente e indiferente.

En cuanto Rashta vio esa expresión, supuso que Arian había tomado una decisión importante.

'Es evidente que quiere delatarme.'

Rashta miró amenazadoramente a Arian mientras su rostro palidecía.

Arian le aconsejó como si estuviera preocupada,

"Su Majestad, huir solo empeoraría su situación. En vez de huir, es mejor enfrentarse a las acusaciones."

Pero a Rashta, estas palabras le sonaron falsas.

'¿Desde cuándo ella se preocupa por mí?'

Incluso cuando las sirvientas dejaron de obedecerla, Arian, la más experimentada de las sirvientas, no las disuadió.

Si no hubiera sido por el artículo sobre que sustituía a sus sirvientas con demasiada frecuencia, Rashta habría asignado inmediatamente a Arian a otro lugar o simplemente la habría despedido.

Le resultaba sorprendente que ahora hablara así.

"Su Majestad, si ha hecho algo malo, debe pagar el precio, y si no es así, debe defenderse. Huir no es lo correcto."

martes, 10 de mayo de 2022

mayo 10, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 390

Capítulo 390. Testamento (2)



Como Evely vivía en el Palacio del Sur, pudo enterarse en pocas horas del escandaloso juicio contra los Vizcondes Isqua.

Se enteró de que los Vizcondes Isqua, que tanto protegían a la Emperatriz Rashta, revelaron por su propia cuenta que Rashta era una hija falsa.

Evely chasqueó la lengua tan pronto como el mago de la corte le contó lo sucedido,

"Tienen personalidades tan parecidas que no puedo creer que sean una familia falsa. Es bastante sospechoso. ¿Son realmente padres falsos? ¿No será parte de un plan de los tres?"

El mago de la corte también chasqueó la lengua,

"No lo creo, ¿cómo puedes ser tan negativa?"

"Maestro, eso es porque no vivió lo mismo que yo. Si viera el mundo desde mis ojos, se daría cuenta de que es un lugar retorcido."

"¿Qué hay de mí? ¿También parezco una persona retorcida a tus ojos?"

"Te lo diré cuando me dejes tu posición como mago de la corte."

Cuando los ojos del mago de la corte comenzaron a entrecerrarse, Evely dejó de hablar y salió rápidamente del laboratorio con un frasco.

Una vez afuera, asomó la cabeza hacia el laboratorio a través de la puerta abierta. Dentro, el mago de la corte murmuró, "Mañana estarás en problemas."

Aunque el mago de la corte la amenazó, Evely lo encontró divertido. Luego, se alejó con una sonrisa.

El mago de la corte había sido la persona que más la cuidaba últimamente, a pesar de que a menudo la reprendía.

No podía decir que la cuidaba como un padre, pero sí como un amigo cercano de sus padres. A veces incluso como un pariente.

Ese nivel de atención era lo suficientemente bueno para Evely.

La Emperatriz Navier había sido su benefactora y todavía la consideraba como tal, pero había una inevitable sensación de distancia debido a su posición como emperatriz.

En cambio, el mago de la corte no era un benefactor, sino alguien cercano. Aunque no eran miembros de su familia, ambos eran muy importantes para ella.

En este momento, su estado de ánimo era realmente bueno porque la Emperatriz Rashta y los Vizcondes Isqua, a quienes tanto odiaba, iban en picada.

Ella bajó felizmente las escaleras y recorrió el pasillo hasta su habitación, sólo para encontrar a una mujer con traje delante de la puerta.

Era la primera vez que la veía, así que preguntó con cautela. 

"¿Quién es usted?"

La mujer no respondió, en cambio se acomodó los lentes y preguntó,

"¿Es usted la Señorita Evely, la asistente del mago de la corte?"

"... Sí, soy yo."

Evely miró con atención la puerta cerrada. La mujer no parecía una ladrona, pero todavía levantaba sospechas. ¿No habrá robado algo mientras estuve en el laboratorio? 

La mujer habló con calma a pesar de que sabía que Evely estaba en guardia,

"Soy la administradora de los bienes de los padres de la Señorita Evely."

"¿Qué? ¿Mis... padres?"

Evely preguntó desconcertada mientras daba un paso atrás con más cautela.

"¿Eres una estafadora?"

Después de pasar toda su vida como huérfana, ahora aparece de repente una mujer que afirma ser la administradora de los bienes de sus padres. Era una estafadora a todas luces.

La mujer le mostró su pase de acceso al palacio imperial y su licencia de administradora de bienes acreditada por el Estado.

Evely le echó un vistazo, pero no tenía forma de saber si era falsa o real porque no conocía ese campo.

Aun así, fingió reconocerla y preguntó con los ojos bien abiertos,

"¿A qué has venido?"

La mujer le explicó,

"Señorita Evely, sus padres la estuvieron buscando todo este tiempo. Por fortuna, ahora ha sido encontrada."

"¿Pero por qué en vez de venir mis padres... vino una administradora de bienes? ¿Acaso mis padres quieren que asuma sus deudas? Todavía me pareces una estafadora."

"No son deudas, es su patrimonio."

"¿Su patrimonio?"

Evely frunció el ceño. Si la administradora de bienes hubiera venido a decir que debía asumir sus deudas, sin duda sería una estafa, pero esto también resultaba sospechoso.

"¿Por qué mis padres me dejarían su patrimonio?"

"Porque han fallecido."

"... Han.. fallecido... ¿ambos?"

"Así es. En su testamento pidieron encontrar a su hija y darle su patrimonio."

Evely se quedó aturdida por las noticias inesperadas. Una administradora de bienes le habló de repente de sus padres, del patrimonio que le habían dejado y de que habían muerto...

"Es una suma enorme. Si no me cree, puede llevar a otra persona con usted para los trámites de la herencia."

"¿De verdad estás hablando de mis padres?"

Evely preguntó tardíamente con los bordes de los ojos enrojecidos. Los padres que nunca tuvo. Los padres que odió toda su vida porque pensaba que la habían abandonado. Los padres que no creía necesitar.

Sus padres habían muerto mientras la buscaban, e incluso después de su muerte pidieron que la búsqueda continuara. Evely sintió un vacío y una tristeza en un rincón de su corazón.

Ni siquiera podía pensar en la herencia. Sus ojos naturalmente se llenaron de lágrimas.

La mujer miró a Evely con una expresión complicada y asintió en silencio.

Evely preguntó mientras se limpiaba los ojos.

"¿Cómo se llaman mis padres? ¿Cuándo murieron? ¿Son del Imperio Oriental? ¿Qué hay de sus familiares? ¿Fueron enterrados cuando murieron? ¿Puedo visitar sus tumbas?"

Aunque nunca sintió la necesidad de saber sobre sus padres, estas preguntas surgieron espontáneamente.

Pero la mujer sacudió la cabeza y no respondió una sola pregunta,

"Lo siento, Señorita Evely. Sus padres me pidieron que no revelara sus nombres."

"Por qué..."

"No fueron buenas personas. Se sentían tan avergonzados que me pidieron que no revelara sus nombres a la Señorita Evely."

Evely parpadeó incrédula y exclamó con voz llorosa,

"¡Es absurdo! ¡No me importa si fueron malas personas! Me dijiste que mis padres pasaron toda su vida buscándome, ¡pero ni siquiera puedes decirme sus nombres!"

Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. Cuando recobró el sentido, el frasco que sostenía con fuerza ya estaba inclinado, y el líquido de su interior caía al suelo.

"Está escrito en el testamento."

"¡Tonterías!"

"... Aunque no fueron buenas personas, siempre amaron a la Señorita Evely. Nunca perdieron la esperanza de encontrarla."

Evely sacudió la cabeza, sus ojos le ardían,

No puede ser. Ahora que lo pienso, ¿qué clase de padres dicen que aman a su hija, le dejan su patrimonio, pero no revelan sus nombres?

"No están muertos, ¿verdad? Sólo me dejaron una parte de su patrimonio porque temen que me convierta en una molestia. ¿Acaso soy la hija ilegítima de algún noble?"

Cuando Evely preguntó entre lágrimas, la administradora de bienes respondió con una sonrisa amarga,

"No, no lo eres."

De hecho, a excepción de que le dejaron su patrimonio y de que nunca dejaron de buscarla, todo era mentira.

Los padres de Evely seguían vivos. Sus padres fueron los protagonistas del juicio que hoy causó un revuelo en todo el país.

Sin embargo, no querían que sus nombres se asociaran con el de Evely. Sólo querían que su hija recibiera un caudal de riquezas, en vez de convertirse en la heredera de una familia llena de deshonra. Además de las palabras que deseaban decirle.

"También te dejaron estas últimas palabras."

Evely aceptó el papel y lo leyó con un nudo en la garganta. 

— Realmente te amamos, te amaremos por siempre. Nunca te abandonamos, por lo que si pensaste eso, te pedimos que lo olvides. No pudimos cuidarte mientras estuvimos vivos, pero prometemos cuidarte desde el cielo.

Evely levantó la mirada mientras derramaba lágrimas en silencio. La administradora de bienes le extendió un pañuelo con una sonrisa de dolor. 

***

viernes, 6 de mayo de 2022

mayo 06, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 389

Capítulo 389. Testamento (1)



Una vez que acepté la propuesta de Heinley, nos preparamos para partir hacia el Imperio Oriental.

Mis padres también querían acompañarme porque habían pasado mucho tiempo fuera de casa. Ellos no asistirán al juicio, sino que aprovecharán la ocasión para ir a su territorio.

De hecho, mis padres podrían testificar contra Rashta en la corte. Rashta había contratado a un asesino para acabar con sus vidas. Un crimen grave.

Sin embargo, lo que dificultaba hacer esto público en la corte es que fue un informante secreto de Heinley quien lo descubrió. 

Heinley les dijo a mis padres que podía hacer de su informante secreto un testigo si así lo deseaban, pero mis padres sacudieron las manos.

"No es necesario. Una vez que Rashta sea depuesta, no podrá intentar nada parecido de todos modos."

"Sólo el caso de la princesa falsa es suficiente para que sea depuesta, sería en vano mencionar este caso sin motivo. No nos beneficia en nada."

"No sería bueno revelar que hay informantes secretos del Imperio Occidental ocultos en el Imperio Oriental. Así que es mejor dejarlo pasar, Su Majestad."

A pesar de eso, mis padres parecían muy felices de que Heinley fuera tan considerado.

Yo también...

Poco después, partimos hacia el Imperio Oriental. En el camino, Heinley se acercó a caballo al carruaje en el que iba con mis damas de compañía, y me preguntó a través de la ventana.

"Reina. ¿Cuántos puntos crees que tengo ahora con mis padres?"

Habría preferido que no me preguntara esto en presencia de otras personas.

"¿Por qué no les preguntas tú mismo?"

"Cierto, no puedo confiar en ti."

"¿No puedes confiar en mí?"

"Desde que Reina palmeó mi trasero sin mi consentimiento, he perdido la confianza."

"Heinley, tu voz."

"Sé que te gusta mi voz."

Quise decir que bajara la voz. Antes de que pudiera volver a hablar, Heinley susurró con voz dulce,

"Te amo."

Es un... zorro. No, es una mezcla entre un perro zorro y un pájaro zorro. Así es, es un perro pájaro zorro. ¿Es esto último demasiado ofensivo?

Heinley no sabía qué pasaba por mi mente. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sonreí inocentemente.

Heinley deslizó su cabeza por la pequeña ventana del carruaje para darme un beso. Luego fingió no haber hecho nada y enderezó su postura sobre el caballo.

Era tan lindo como travieso, así que extendí mi mano para pellizcar su muslo. Heinley se rió ante el leve dolor y agarró mi mano.

"Reina, ¿recuerdas este camino?"

"¿Cómo no voy a recordarlo?"

"Aquella vez, atravesamos este camino a caballo para llegar al Imperio Occidental. A veces recuerdo ese día. Sin duda, nunca lo olvidaré."

Yo tampoco lo olvidaré...

Pero si estuviera de acuerdo con sus palabras, Heinley podría preguntar si era porque me había abrazado fuertemente mientras montábamos juntos a caballo.

Por supuesto, ese momento fue inolvidable, pero cambié deliberadamente el enfoque de la conversación.

"En mi caso, lo que recordaré por siempre es cómo tuve que escapar incómoda en el espacio secreto dentro del asiento de un carruaje."

Eso era cierto.

Heinley dijo entre risas, "Por supuesto que también recordaré eso por el resto de mi vida."

Él se reía fácilmente.

Después de mirar un rato por la ventana, la cerré y dirigí mi atención al interior del carruaje.

Si continuaba abriendo la ventana, Heinley sólo se enfocaría en mí en vez de en el camino por delante.

Las palabras de Heinley me hicieron recordar vívidamente ese día.

Aunque no me sentía bien y temía que nos atraparan, nuestra huida estuvo llena de esperanza.

Heinley me envolvió cariñosamente entre sus brazos y avanzamos en una sola dirección, con nuestros cuerpos presionados el uno contra el otro.

Aunque no quería volver a pasar por lo mismo, Heinley definitivamente había dado color a mi pasado. Ahora podía recordar los momentos difíciles que pasé con una sonrisa.

"Reina. Reina. Se me ocurrió una buena idea."

Incapaz de resistirse, Heinley volvió a llamar a la ventana del carruaje.

En cuanto abrí la ventana, Heinley propuso emocionado mientras igualaba el paso de su caballo con el del carruaje.

"Reina, cuando nuestro hijo crezca un poco, ¿qué te parece si montamos a caballo juntos?"

"Suena divertido."

"McKenna cuidaría a nuestro hijo, que montaría un potro, mientras nosotros dos montaríamos a caballo juntos por la pradera. ¿No crees que lo disfrutaríamos?"

"Sí."

¿Pero McKenna también lo disfrutaría?

McKenna, que montaba a caballo al lado de Heinley, no parecía feliz en absoluto.

Cuando los ojos de McKenna se posaron en mí, metí la cabeza y cerré la ventana. Unos cinco segundos después, oí a McKenna quejarse ante Heinley.

Una sonrisa apareció naturalmente en mi rostro.

¿Cómo podía ser esto tan divertido?

Laura, que estaba sentada en silencio frente a mí, murmuró con las manos entrelazadas,

"Nunca me interesaron los hombres, Su Majestad. Pero cuando la veo junto a Su Majestad Heinley, siento que me gustaría casarme también."

"¿En serio?"

"Sí."

"¿Entonces la Señorita Laura piensa comprometerse pronto?"

La familia de Laura no quería que tuviera un matrimonio político demasiado pronto. Incluso la propia Laura no estaba interesada en las relaciones amorosas.

Pero si Laura lo deseaba, había muchos jóvenes nobles de familias respetables preparados para casarse con ella.

Cuando salió el tema del compromiso, Laura pensó seriamente, 'Hmm...'. Luego sacudió la cabeza.

"No es así."

"¿No dijiste hace un momento que te gustaría casarte?"

"Está bien si es un hombre como Su Majestad Heinley, pero si por mala suerte me toca un hombre como el esposo de la Condesa Jubel o Su Majestad Sovieshu— ¡Ay! ¿Por qué me pellizca, Condesa?"

***

martes, 3 de mayo de 2022

mayo 03, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 388

Capítulo 388. Pena De Muerte (2)



El Juez de la Corte Suprema estaba muerto de miedo. La pareja involucraría al Emperador para tratar de reducir sus cargos, sin importar si era cierto o falso.

El Juez de la Corte Suprema se sobresaltó al calcular rápidamente su responsabilidad en lo que estaba a punto de suceder.

Pero la audiencia, que se amparaba en el anonimato, no tenía nada que temer. El Emperador no castigaría a todos los que vinieron a ver.

"El Emperador Sovieshu no lo sabe."

Sin embargo, la respuesta de los Vizcondes Isqua también desafió las expectativas en esta ocasión.

"Rashta nos prometió que si se convertía en la Emperatriz, nos ayudaría a encontrar a nuestra hija y nos otorgaría todo tipo de riquezas."

"Nos aliamos con Rashta para engañar al Emperador Sovieshu."

"No tenemos por qué mentir sobre esto."

"Si es necesario, podemos hacer una prueba de paternidad con Rashta."

Rashta quería gritar, 'No, Sovieshu sabía que yo era una esclava.'

Sovieshu no sabía sobre los Vizcondes Isqua, pero sí sabía que sus verdaderos padres no pertenecían a la nobleza.

Además, fue el Duque Elgy quien los trajo.

'Por cierto, ¿por qué se discute este tema?' Rashta se sintió hundida y agraviada, quería acabar con este juicio.

Sin embargo, no podía porque había venido en secreto. Rashta se quedó mirando los huevos rotos y las frutas aplastadas esparcidas por el suelo.

No podía imaginar lo que pasaría si se revelara ahora para desmentir las palabras de los Vizcondes Isqua.

El Juez de la Corte Suprema, que permaneció en silencio durante mucho tiempo, entró en una sala de reuniones discreta con otros funcionarios importantes.

El Juez no apareció a pesar de que pasó un tiempo considerable. La audiencia permaneció en su lugar, ni una sola persona se marchó.

Antes de que Rashta se diera cuenta, no sólo los Vizcondes Isqua, sino también el Vizconde Roteschu y Alan estaban en el sitio de los acusados.

Rashta se percató de una escena extraña mientras observaba a la pareja y al Vizconde Roteschu intercambiar miradas. La pareja miraba con odio al Vizconde Roteschu.

Para otros podría no ser significativo, pero no para Rashta...

'El Vizconde Roteschu les contó lo de Evely.'

Rashta comprendió la situación enseguida. De no ser así, no había razón para que los Vizcondes Isqua cambiaran repentinamente de postura, ni tampoco para que miraran al Vizconde Roteschu de esa manera.

Cuando el Juez de la Corte Suprema finalmente salió de la sala de reuniones, las personas que hablaban ruidosamente se callaron, como si hubieran llegado a un acuerdo tácito.

El Juez de la Corte Suprema volvió a su asiento alto, levantó su mazo y golpeó su escritorio varias veces con una expresión solemne. Recitó una a una las acusaciones y los cargos contra el Vizconde Roteschu, Alan y los Vizcondes Isqua. Luego añadió unas palabras propias antes de dictar firmemente la sentencia.

"Roteschu Rimwell. Pena de muerte. Alan Rimwell. Pena de muerte. Marsha Isqua. Pena de muerte. Gillimt Isqua. Pena de muerte."

***


El Imperio Oriental quería que testificara como víctima en el caso de los pagarés.

También podría testificar en otros casos, pero el Imperio Oriental quería que fuera lo más detallada posible sobre lo ocurrido en el caso de los pagarés...

Como no pude responder de inmediato, Heinley me pidió que lo pensara bien. Esa noche, dormimos abrazados sin decir una palabra.

Al día siguiente, incluso después de que Heinley se fuera a trabajar, todavía pensaba en este asunto. Así que decidí contárselo a mis damas de compañía, la primera en reaccionar fue la Condesa Jubel, que habló con determinación,

"¡Por supuesto que tienes que ir! ¡Debes contarlo todo! Lo de llamar a Su Majestad 'hermana', lo de imitarla, lo de intentar seguirla al banquete especial al que sólo asistían invitados distinguidos de muy alto estatus, lo de provocar un escándalo en la cena previa al banquete especial, lo de mentir sobre que Sir Koshar la empujó para forzar a que fuera desterrado, lo de llevar el mismo vestido y afirmar que Su Majestad se había copiado, lo de enviar una carta a un noble del Imperio Occidental diciendo que Su Majestad era infértil.... ¡Uf! ¡Uf! Sólo hablar de eso hace que me altere."

A su lado, Laura añadió con los puños cerrados,

"¡Desearía que también dijera que Rashta mintió cuando mencionó que Su Majestad le envió todo tipo de regalos para darle la bienvenida como concubina y que afirmó falsamente ser la persona con la que el Emperador Heinley intercambiaba cartas! Ah, además que cuando Su Majestad empezó a bailar con el Emperador Sovieshu en el baile de Año Nuevo, ¡se puso a llorar deliberadamente para detener el baile!"

Rose y Mastas, que no sabían por lo que pasé en el Imperio Oriental, se quedaron repetidamente con la boca abierta.

"¿Su Majestad soportó todo eso?"

"¿Su Majestad sufrió unilateralmente?" 

"No fui atacada unilateralmente."

A pesar de mi corrección, Rose y Mastas me miraron con ojos de tristeza.

... Hablaba en serio. Aunque pasé por alto mucho de lo que me hizo Rashta debido a mi posición de Emperatriz, al menos me desquité de algunos agravios en el acto. Incluso lo de llamarme hermana, Evely se desquitó por mí.

"Su Majestad, ¿va a ir?"

Laura preguntó con una expresión de 'espero que vayas', mientras entrelazaba sus manos con fuerza.

Dudé un momento antes de responder con honestidad,

"Lo estoy pensando."

Todo lo que dijeron la Condesa Jubel y Laura me dolió en su momento. Incluso pensar en eso ahora me enojaba.

Pero no serviría de nada decir este tipo de cosas en el juicio... además, Sovieshu fue quien envió regalos a Rashta en mi nombre y la llevó a la cena previa al banquete especial.

Por más enojada que estuviera por lo que me hizo, no podía asistir a la corte a tratar asuntos personales como, 'La Emperatriz Rashta me llamó hermana y se copió de mi vestido'.

Tampoco podía mencionar en el juicio que mi hermano fue acusado falsamente de empujar a Rashta y de contratar a padres falsos para Rashta.

Lo que ocurrió en el caso de los padres falsos no fue planeado por Rashta, sino por Sovieshu. Aparte de que el juicio se llevaría a cabo en el Imperio Oriental, no había pruebas, ni era posible contactar con los implicados. ¿Qué obtendría si lo contara?

En cuanto al hecho de que mi hermano fue castigado por la falsa acusación de empujar a Rashta... no daba un paso al frente porque mi hermano intentó que Rashta perdiera a su hijo con drogas abortivas, aunque fracasó.

Sobre la carta que Rashta envió al Duque Liberty, ya se había presentado un reclamo oficial al Imperio Oriental. No quería tratar en la corte un asunto por el que debía recibir una disculpa pública y formal.

"También me han pedido que asista."

¿Eh? Mientras reflexionaba, la voz de un hombre me interrumpió. Era el Vizconde Langdel. No solía intervenir cuando hablaba con mis damas de compañía.

"Al Imperio Oriental..."

"Sí. Parece que el Imperio Oriental quiere que testifique sobre el informe que preparé y que Su Majestad Navier entregó al Emperador Sovieshu para liberarme."

Oh, finalmente eso será revelado.

"La difamación sobre Lady Nian será borrada."

"Sí, así que definitivamente iré. Iré para limpiar el nombre de Nian y para ver la caída de esa mujer con mis propios ojos."

El Vizconde Langdel habló con severidad.

Una emoción ardiente se reflejó en sus ojos. Como si estuviera feliz de deshacerse de un resentimiento que le había acompañado durante mucho tiempo.

"Si Su Majestad Navier va, puedo seguir escoltándola ya que iremos al mismo lugar."

El Vizconde Langdel me hizo una propuesta mientras se regocijaba.

"Su Majestad también debe tener un odio profundo arraigado en su corazón. Ir al Imperio Oriental para presenciar su caída te hará sentir mejor."

Heinley dijo que tomara mi propia decisión.

Una parte de mi corazón quería ver que pasaría con Rashta, quien me empujó a abandonar mi país. La otra parte de mi corazón no quería ver lo débil que se había vuelto.

Cuando confesé mis sentimientos, Mastas me preguntó con una expresión de no entender,

"Entonces, ¿Su Majestad perdonará a esa mujer?"

"No voy a perdonarla. Es sólo que no quiero sentirme culpable por odiar a esa mujer al verla débil. Por mucho que odie a una persona, ver su lado más lamentable es capaz de sacudir mi corazón."

Sí. De vez en cuando me enojo cuando pienso en Rashta, 'qué mujer tan loca', lo mismo me pasa cuando pienso en Sovieshu, 'qué hombre tan malo'.

Pero después de que vea caer a Rashta, ¿seré capaz de odiarla con todo mi corazón? Aunque tal vez sí, ¿no me sentiría mal?

Después de mucho meditarlo, tomé la decisión de ir, así que fui a decírselo a Heinley,

"¿Quieres testificar, Reina? ¿Sobre el daño que te ha hecho?"

"No, iré sólo a observar."

"¿Sólo a observar?"

Heinley me preguntó con preocupación,

"Puede que escuches muchos comentarios desagradables. No de ti, sino de esa mujer."

"Lo sé."

"¿No sería mejor no escuchar nada sobre esa mujer? Además, no podrás quedarte en el carruaje..."

"Aunque la situación es grave, Rashta es popular entre los plebeyos, por lo que no habrá muchos comentarios desagradables a pesar de que muchas personas estén decepcionadas por lo ocurrido. Creo que Rashta sólo será depuesta como castigo."

Heinley estuvo de acuerdo después de pensarlo por un momento,

"Entonces vayamos juntos, Reina. Sólo así me sentiré tranquilo."

sábado, 30 de abril de 2022

abril 30, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 387

Capítulo 387. Pena De Muerte (1)



Rashta se quedó atónita, incapaz de salir de su asombro.

Ni siquiera se movió después de derramar un par de lágrimas, por lo que incluso el Conde Pirnu, al que no le agradaba Rashta, temía que fuera a derrumbarse.

Cuando Rashta recobró el sentido, los Vizcondes Isqua ya habían sido llevados al sitio de los acusados.

Ella dejó escapar un leve suspiro de alivio.

Los Vizcondes Isqua habían sido leales hasta ahora. De entre toda las personas, eran en quienes más podía confiar.

Además, el juicio contra los Vizcondes Isqua no tenía relación con Glorym, sino con Evely.

Rashta recuperó el aliento porque se sentía más cómoda que antes.

Lamentaba que los Vizcondes Isqua se encontraran en esta situación, pero aunque fueran declarados culpables en este caso, no serían castigados severamente.

A la audiencia tampoco parecía importarle mucho este caso, no estaban tan animados como con el caso anterior. Algunos incluso abandonaron el salón como si el espectáculo hubiera terminado.

"Marsha Isqua. Gillimt Isqua. ¿Siguen manteniendo la misma postura sobre el caso de la Señorita Evely?"

Rashta escuchó a una persona cercana refunfuñar, "No lo reconocerán de nuevo". También vio al grupo de esa persona asentir.

"No, lo reconocemos."

Pero no fue así.

La declaración hecha por los Vizcondes Isqua causó un pequeño revuelo en el salón. El Juez de la Corte Suprema levantó la mano para indicar a la audiencia que se callara. Una vez que todos se calmaron, hizo otra pregunta a los Vizcondes Isqua,

"¿Reconocen que intentaron matar a la Señorita Evely en su camino hacia el Imperio Occidental?"

Los ojos de Rashta se abrieron mucho. '¿Por qué reconocerían eso los Vizcondes Isqua?' Se preguntó extrañada, pero no le dio más importancia.

Este era un asunto únicamente de los Vizcondes Isqua. Rashta ni siquiera sabía si realmente habían intentado matar a Evely.

Por la forma en que lo reconocieron, tal vez realmente intentaron matarla. ¿Podría ser que se encontraron pruebas irrefutables?

"Sí, lo reconocemos."

"¿Hicieron esto por su hija, la Emperatriz Rashta?"

"Así es, la Señorita Evely es una maga talentosa, por lo que se quedó en el Palacio del Sur y se convirtió en asistente de un mago de la corte. La Emperatriz Rashta siempre estuvo preocupada de que ella pudiera ser la razón del cambio de actitud del Emperador Sovieshu. Es por eso que... hicimos una cosa tan horrible."

El revuelo se hizo un poco más fuerte. El Juez de la Corte Suprema hizo otra pregunta a la pareja con disgusto.

"¿Entonces atentaron contra la vida de la Señorita Evely a pesar de no ser la concubina del Emperador?"

"... Sí."

"Es correcto."

"¿La Emperatriz Rashta está involucrada en esto?"

Aunque la declaración de los Vizcondes Isqua cambió un poco, la audiencia pensó que se mantendrían firmes en este punto.

La declaración de la pareja puede haber cambiado debido a nuevas pruebas o porque estaban cansados del juicio en curso, pero el hecho de involucrar a la Emperatriz Rashta en el crimen estaba en un nivel completamente diferente.

Después de haber mostrado un profundo amor por su hija en todo momento, incluso el Juez de la Corte Suprema pensó que la pareja volvería a defender a la Emperatriz Rashta en esta ocasión.

"Sí."

Por esta razón, esta única palabra del Vizconde Isqua fue suficiente para sorprender a todos.

Los ojos de Rashta se abrieron ampliamente mientras observaba la situación a unos pasos de distancia. Por un momento pensó que había entendido mal. '¿Qué...? ¿Qué quiso decir con eso?'


"¿Quieres decir que fue por orden de la Emperatriz Rashta?"

"Sí."

Cuando la Vizcondesa Isqua también reconoció resueltamente la implicación de Rashta en este crimen, los murmullos se hicieron más fuertes.

"¿Por qué cambiaron de repente sus palabras?"

Preguntó el Juez de la Corte Suprema con el ceño fruncido porque le parecía un comportamiento bastante sospechoso.

Si los Vizcondes Isqua hubieran cambiado su declaración por una falsa debido a las amenazas de otra persona, tampoco sería correcto.

Ya se había confirmado la implicación de Rashta en el crimen cometido por el Vizconde Roteschu y Alan. No podía añadir un crimen falso contra ella sólo porque la detestaba.

Sin embargo, el siguiente comentario del Vizconde Isqua fue varias veces más impactante que sus anteriores afirmaciones.

"Hemos soportado toda clase de insultos por parte de alguien que ni siquiera es nuestra verdadera hija. La Emperatriz Rashta, que es la causante de este hecho, se limitó a observar en silencio como todo el peso caía sobre nosotros. Ya no podemos aguantar más."

Los murmullos se multiplicaron de repente. La corte se sumió en un caos como si se hubiera roto una presa.

"¿No es su verdadera hija?"

"¿Ellos están hablando de la Emperatriz Rashta?"

"¿No es la Emperatriz Rashta la verdadera hija de la pareja?" 

Rashta dio dos pasos hacia atrás, ni siquiera podía respirar. '¿Qué están diciendo? ¿Por qué están haciendo esto ahora?'

El Juez de la Corte Suprema estaba demasiado sorprendido para hablar. Sólo cuando su asistente le susurró, 

"Juez de la Corte Suprema."

Pudo preguntar en voz alta,

"¿Están diciendo que la Emperatriz Rashta no es su verdadera hija?"

Si esto fuera cierto, sería otro completo escándalo. Ni siquiera podría compararse con el caso de Evely.

"Sí."

"Es correcto."

La pareja respondió al mismo tiempo. La audiencia se miraba con cara de asombro. La conmoción fue tan enorme que la Corte Suprema se quedó en silencio como si hubiera caído un balde de agua fría sobre todos.

El Juez de la Corte Suprema dudó antes de seguir indagando,

"Pero ustedes han afirmado que la Emperatriz Rashta es su hija desde antes de subir al trono. La Emperatriz Rashta también ha afirmado siempre que ustedes son sus verdaderos padres."

El Vizconde Isqua respondió fríamente con un rostro inexpresivo.

"Necesitábamos dinero para encontrar a nuestras hijas mientras que la Emperatriz Rashta necesitaba padres nobles para subir al trono. No es raro que una persona busque padres nobles falsos para lavar su identidad de esta manera."

Una persona de la audiencia no pudo evitar preguntar,

"¿Quiénes son los verdaderos padres de la Emperatriz Rashta? ¿Acaso es el plebeyo que hace poco afirmó ser su verdadero padre?"

La Vizcondesa Isqua también respondió fríamente,

"No lo sabemos. Lo que sí podemos asegurar es que no pertenecen a la nobleza."

El Juez de la Corte Suprema recobró lentamente la razón. Sacó un pañuelo y se secó el sudor frío de la frente. Si esto era cierto, esto... esto era un enorme problema.

La cuestión era si el Emperador Sovieshu lo sabía, y si fue idea suya.

Sin embargo, el Juez de la Corte Suprema estaba en problemas porque no podía preguntar sobre esto aquí. Si se trataba de un lavado de identidad que se realizó por iniciativa del Emperador Sovieshu, no podía dejar que los Vizcondes Isqua revelaran la verdad delante de todos.

En la audiencia había muchos espectadores plebeyos, también varios periodistas. Si los Vizcondes Isqua mencionaban al Emperador Sovieshu, la Familia Imperial sería ridiculizada.

Incluso si la Familia Imperial fuera ridiculizada, seguía siendo la Familia Imperial, pero el Juez de la Corte Suprema que permitió que esto sucediera estaría en problemas.

Pero esta era sólo la situación del Juez de la Corte Suprema. A la audiencia no le importaba si esto lo afectaba.

Mientras el Juez de la Corte Suprema pensaba en varias soluciones, otra persona de la audiencia preguntó en voz alta, 

"¿Ustedes conspiraron para engañar al Emperador Sovieshu, o el Emperador Sovieshu estuvo de acuerdo con esto?"

miércoles, 27 de abril de 2022

abril 27, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 386

Capítulo 386. La Desesperación De Rashta (2)



En ese momento, Rashta suplicó al borde de las lágrimas,

"... Por favor, sálvame."

Sovieshu la miró sorprendido mientras presionaba sus sienes palpitantes.

Rashta lo miraba como un gato empapado en la lluvia, con una expresión triste y desolada.

"Su Majestad, no castigue a Rashta con demasiada dureza. Rashta nunca ha cometido un crimen grave. Si el crimen de Rashta fue ocupar la posición de emperatriz, entonces es nuestro crimen, no sólo el de Rashta. Por lo demás, Rashta no ha hecho nada malo."


Sovieshu mantuvo los labios cerrados con fuerza.

Si la otra persona actuaba de forma arrogante, uno optaría por luchar hasta que su moral se derrumbara y dejaría que sufriera un castigo severo. Por el contrario, si la otra persona actuaba de forma lamentable uno no se sentía bien luchando. Este tipo de persona hacía sentir incómodo a cualquiera, incluso cuando se le daba un castigo merecido.

Más aún para Sovieshu, que había recogido a Rashta herida, le dio amor y la cuidó.

Al final, Sovieshu ordenó fríamente a Rashta con una expresión de enojo.

"Lárgate."

Rashta respondió "sí" con una voz apenas audible e indefensa. Luego se dio la vuelta para irse.

"Rashta."

Mirando su espalda, Sovieshu la llamó antes de que abriera la puerta.

"Sí, Su Majestad."

Rashta se dio la vuelta sin la menor esperanza, como una flor marchita.

"Hoy es el juicio contra el Vizconde Roteschu y contra los Vizcondes Isqua. Puedes asistir si quieres."

Sovieshu habló sin siquiera mirar a Rashta.

Rashta no entendía por qué quería que asistiera a los juicios, pero después de pensarlo un poco le contestó que asistiría.

Sovieshu asintió y le dijo que uno de sus secretarios la acompañaría. Rashta esperaba que fuera el Barón Lant.

Sin embargo, el secretario que Sovieshu envió más tarde donde Rashta era el Conde Pirnu, no el Barón Lant.

"Su Majestad es libre de asistir a la corte suprema de forma oficial o no oficial. Puede hacerlo de la forma que le resulte más cómoda."

El Conde Pirnu y Rashta no solían relacionarse ni siquiera en los días buenos de Rashta, por lo que se sentían incómodos el uno con el otro. En cambio, el Barón Lant se preocupaba por ella tanto como para sugerirle que huyera.

Por eso, Rashta pensó que Sovieshu había excluido deliberadamente al Barón Lant, que intentaba ayudarla, y le asignó al Conde Pirnu, con quien no se llevaba bien.

Las intenciones de Sovieshu sólo las conocía el propio Sovieshu, pero Rashta tenía razón en que no era del agrado del Conde Pirnu.

El Conde Pirnu siempre tuvo un mal presentimiento sobre Rashta.

No le caía bien desde hace mucho tiempo cuando investigó sobre un regalo que Rashta había recibido de Sovieshu. Descubrió que ella se lo había dado al Vizconde Roteschu, quien lo vendió.

"¿Qué me recomienda el Conde Pirnu?"

"Recomiendo asistir al juicio de forma no oficial."

"¿Por qué?"

"Ambos están relacionados con Su Majestad. La situación podría complicarse si la Emperatriz está presente."

A Rashta le resultaba difícil confiar en el Conde Pirnu, pero sentía que tenía razón, así que se puso un vestido sencillo, una capa de color púrpura claro encima, se recogió el cabello y se cubrió parte de la cara con la capucha.

La Corte Suprema tenía una estructura en la que un lado estaba conectado con el Palacio Imperial. Aunque se podía entrar a la Corte Suprema directamente desde una pequeña puerta del Palacio Imperial, normalmente se entraba y salía por la puerta principal.

Gracias a esta singular estructura de la Corte Suprema, que teóricamente no pertenecía al Palacio Imperial por estar situada fuera de sus muros, permitió al Conde Pirnu y a Rashta entrar fácilmente en el lugar donde se llevarían a cabo ambos juicios sin salir del Palacio Imperial.

Rashta, que entró en el gran salón, se situó entre la audiencia oculta bajo su capucha. El Conde Pirnu y su guardia se colocaron a ambos lados de Rashta por precaución.

Se podía oír los murmullos de los presentes. Principalmente hablaban de los juicios, pero por momentos también hablaban de Rashta.

Dado que los comentarios no eran buenos, Rashta se bajó aún más la capucha y preguntó,

"¿De quién es el primer juicio?"

"Primero será el juicio contra el Vizconde Roteschu, después vendrá el juicio contra los Vizcondes Isqua."

El juicio sólo comenzó tras una lenta espera de casi 40 minutos.

"Roteschu Rimwell."

Cuando el Juez de la Corte Suprema, que se sentó en el lugar más alto, miró hacia abajo y pronunció un nombre, un rostro familiar subió por unas escaleras con los brazos sujetados por dos caballeros.

Era el Vizconde Roteschu.

En cuanto apareció el Vizconde Roteschu, los presentes se quedaron callados por un momento.

Rashta miró a su alrededor. Aunque el salón estaba en silencio, los presentes tenían una expresión feroz.

Debido a la larga historia de la Familia Imperial del Imperio Oriental, ésta siempre había sido motivo de orgullo.

A pesar de que hubo veces en las que apareció un emperador que no se ganó el corazón de los ciudadanos, y otras veces en las que los ciudadanos tomaron la iniciativa de criticar a la Familia Imperial, por lo general los ciudadanos que amaban al Imperio Oriental también amaban a la Familia Imperial.

El Emperador Sovieshu era uno de los emperadores más queridos por los ciudadanos. Se vio envuelto en varios escándalos desde que tomó a Rashta como concubina, pero el Emperador Sovieshu nunca abandonó sus obligaciones.

Para los ciudadanos, lo importante era Sovieshu como emperador, no como hombre. Incluso si fuera un playboy, no les disgustaría mientras velara por los intereses del país.

El Vizconde Roteschu fue quien quiso convertir a su nieta en miembro de la Familia Imperial amada por sus ciudadanos.

Ninguno de los presentes dirigió una mirada cálida al Vizconde Roteschu.

Este sentimiento no fue diferente para el Juez de la Corte Suprema. Cuando el Vizconde Roteschu se detuvo en el sitio del acusado, el Juez de la Corte Suprema comenzó a recitar sus cargos con una expresión tan fría como la de la audiencia presente.

"Roteschu Rimwell. Engañaste al Emperador, a los ciudadanos y al país, para hacer de la hija de tu hijo, Alan Rimwell, una princesa. Cuando Rashta Isqua, la esposa de tu hijo, se convirtió en la concubina del Emperador, permitiste que quedara embarazada de tu hijo y lo ocultaste para que tu nieta fuera consagrada como princesa. Además, te aprovechaste del secreto de esta relación para obtener beneficios, chantajeaste a la Emperatriz Rashta para recibir periódicamente dinero y objetos de valor. ¿Es esto cierto?"

"... Sí, es cierto."

Cuando el Vizconde Roteschu lo admitió, los presentes comenzaron a maldecir rotundamente. Rashta contuvo la respiración.

Lo único cierto en lo que dijo el Juez de la Corte Suprema fue que el Vizconde Roteschu la había chantajeado para recibir dinero y objetos de valor.

Sin embargo, el despreciable Vizconde Roteschu 'admitió' que tales mentiras eran ciertas.

'¿Qué demonios le pasa? ¿Por qué reconoció esas mentiras con tanta tranquilidad?'

El Juez de la Corte Suprema levantó la mano para calmar a la audiencia y le hizo otra pregunta al Vizconde Roteschu.

"¿Quiénes están involucrados en este crimen? Si dices la verdad, tu castigo podría reducirse, pero si mientes, tu castigo será mayor."

"Mi hijo, Alan Rimwell, y mi nuera, Rashta Isqua."

El Vizconde Roteschu cerró los ojos mientras la audiencia escupía maldiciones con más vehemencia.

El Conde Pirnu vio a Rashta a su lado mordiéndose los labios con fuerza.

"¿Reconoce usted todos los cargos?"

El Juez de la Corte Suprema hizo otra pregunta, a lo que el Vizconde Roteschu respondió con calma,

"... Sí. Lo planeé con mi hijo y mi nuera porque quería que mis descendientes fueran de la Familia Imperial."

Desde el momento en que Alan se enamoró de Rashta, el Vizconde Roteschu no quiso aceptar a Rashta como su nuera, por lo que se opuso con todo tipo de acciones.

Sin embargo, la Rashta a la que tanto se había opuesto y maltratado, ahora la consideraba su nuera. Era realmente irónico.

El Juez de la Corte Suprema volvió a hablar con un rostro inexpresivo.

"Traigan a Alan Rimwell."

Mientras que el Vizconde Roteschu fue llevado a otro piso por los caballeros, esta vez apareció Alan.

Las voces llenas de indignación de la audiencia se hicieron más fuertes, comenzaron a lanzar huevos, frutas y todo tipo de cosas.

"¡Maldito bastardo!"

"¡¿Cómo se atreve a codiciar a la Familia Imperial?!"

"¡Cuélguenlo ahora!"

"¡Cuélguenlos a los dos!"

"¿Dónde se esconde la Emperatriz? ¡Tiene que ser arrastrada con ellos!"

Al oír los gritos a su alrededor, la cara de Rashta se puso blanca.

Esperaba que el Vizconde Roteschu culpara a otros de sus crímenes. Pero no había esperado que el Vizconde Roteschu tratara de hundir a todos con él.

El Vizconde Roteschu sujetó a su hijo con una mano y a Rashta con la otra para llevárselos a ambos a la muerte.

A Rashta le temblaban las piernas de miedo.

No había persona más aterradora que aquella que estaba decidida a morir con tal de arrastrar a otros.

Podría encontrar formas de atacar a quienes intentan defenderse, pero no había forma de hacer frente a quienes lanzan un ataque suicida. Este era el caso del Vizconde Roteschu.

Bajo la capa holgada, un par de lágrimas cayeron al suelo. 

'¿Su Majestad quería que viniera aquí para ver esto? Ahora que estoy acorralada, ¿se supone que debo aceptar mi situación con los brazos cruzados?'