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lunes, 8 de enero de 2024

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 579

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 579. Hermanas (9)


Hay ciertos individuos con los que no puedes permitirte el lujo de meterte. Los Bandidos Mil Eternos los llamaban colmenas. Eran una molestia, pero era mejor dejarlos en paz. Patear a uno, podría conducir a una guerra total.

El condenado de Koshar era uno de ellos.

"Vinsel."

Keldrick golpeó su hacha,

"¿Crees que disfrutamos huyendo de Koshar? Huimos porque esa rata siempre nos vence. Puede que 'Manos Sangrientas' no sea tan formidable como el 'Caballero Loco', pero también es cercana a la Emperatriz Navier. No podemos meternos con una colmena como ella."

"Si no me acompaña, Jefe, entonces iré sola. Mastas cree que Dartha es una espía, por lo que la ha perseguido hasta aquí. Finalmente debe haber descubierto la conexión de Dartha con nosotros."

Keldrick entrelazó las manos, reflexionando. Si Mastas atrapaba a Dartha, podría matarla, independientemente de que fuera una maga sanadora. De no hacerlo, Mastas podría convertir a la hija de Vinsel en una esclava muy útil.

"Hmm."

Keldrick sacudió la cabeza, sumido en sus pensamientos. Mastas viajaba sola. Tal vez podrían acorralarla y acabar con ella en secreto.

Vinsel recogió su hacha.

Él entrecerró los ojos y se puso de pie,

"Bueno, vamos a intentarlo."

***

'Dijo que no tiene identidad, pero logró cruzar la frontera.'

Mastas chasqueó la lengua. Cuanto más pensaba en Dartha, menos entendía a la chica. ¿Por qué no buscar aprender magia en su propio país? ¿Por qué arriesgarse a levantar sospechas viniendo al Imperio Occidental?

Mastas cabalgó durante un rato, antes de detenerse junto a un pequeño estanque en un campo. 

'Es por aquí.'

Mastas se detuvo para dar de beber a su caballo. Luego se sacó la carta del bolsillo y comprobó la dirección.

Casi se le cae al suelo del asombro. 

'¡Lord Koshar!'

Había olvidado que también traía una segunda carta, que Navier le había dado justo antes de partir. Tenía tanta prisa que no la había leído.

Tras dudar un poco, abrió la carta de Koshar. 

— Mi corazón se siente vacío sin alguien con quien cabalgar.

Las mejillas de Mastas se enrojecieron al leer la primera línea.

— Cada vez que sopla el viento y hace ondear las solapas de la tienda de campaña, te busco al otro lado...

Mastas volvió a meterse la carta en el bolsillo. Debería dejar el resto para más tarde. Era demasiada distracción. Aun así, las bonitas palabras le aceleraron el corazón.

De repente, oyó un ruido sordo. El caballo saltó, sobresaltado, y pateó agua por todas partes. Mastas agarró las riendas, justo cuando un hacha de mano pasó volando junto a ella, clavándose en el árbol a escasos centímetros de su cabeza.

Mastas sacó su lanza y se limpió su mejilla ardiente con el dorso de la mano. Un hilo de sangre manaba del lugar donde el hacha le había rozado la piel. Se dio la vuelta y vio que se acercaba un grupo.

"Otra vez esos bastardos."

Con una sonrisa despiadada, levantó su lanza,

"No me dejan en paz."

***

El feroz vendaval sacudió las tiendas de campaña, obligando a todos a meterse dentro. Refunfuñaban, temblando. 

"Hace mucho frío afuera. Pero dentro hace aún más frío."

Koshar los observaba inexpresivo.

"¿Qué le preocupa, señor?"

Preguntó su teniente.

"El viento..."

"Es muy fuerte. ¿Deberíamos mover la base un poco más atrás, por si llueve?" 

El teniente miró al cielo. 

Koshar echó un vistazo a las tiendas de campaña, ahora vacías, y a la multitud que había a su alrededor.

No dejaba de imaginar a alguien que no estaba allí. Pensando en lo que ella haría si hicieran contacto visual ahora,

"Sí, deberíamos."

El viento le produjo una sensación extraña. Koshar reprimió su aprensión y se dio la vuelta,

"¿Dónde están los Caballeros Transnacionales?"

"Van en dirección contraria."

Koshar frunció el ceño,

"Han estado merodeando a nuestro alrededor como hienas. ¿Por qué marcharse de repente?"

El teniente se encogió de hombros,

"¿Quién sabe? Probablemente fue por orden de ese extraño zorro."

***

"¿Qué ocurre?"

Preguntó la Condesa Jubel.

"La cuerda del violín..."

Se la mostré. Había estado frotándola con resina cuando la cuerda se soltó.

"Yo me encargo."

La Condesa Jubel agarró el violín y se dispuso a cambiar la cuerda rota.

Devolví la resina a la caja y me levanté,

"¿Aún no ha vuelto Mastas?"

Lo último que supe es que se había marchado tras interceptar una carta de Dartha a Evely.

'¿Ha ido a buscar a Dartha? ¿Por qué?'

Podría haber esperado a que Dartha volviera de su viaje. Si Crow estuviera aquí, le preguntaría qué estaba pasando. 

'Pero tampoco lo veo por ningún lado...'

***

'¿Cómo puedo contarle a la Señorita Dartha sobre sus verdaderos padres sin asustarla?'

Evely se balanceaba con el movimiento del carruaje, pensativa. No sabía si Dartha conocía a Rashta o sus planes. Quizá se escandalizaría menos si nunca hubiera oído hablar de Rashta.

De repente, el cochero gritó,

"¡No puede ser!"

En el momento en que el carruaje se sacudió y empezó a aminorar la marcha, Evely sacó la cabeza por la ventanilla, asustada. 

"¡¿Qué pasa?!"

"¡Hay un cadáver! Un caballo. Y un cuervo."

"¿Un cadáver?"

Evely saltó del carruaje antes de que incluso dejara de moverse.

"¡Señorita, tenga cuidado!"

Cuando vio la escena, se quedó paralizada, jadeando.

Un caballo avanzaba con dificultad hacia ellos, con una figura inerte tendida sobre su montura, presumiblemente muerta. Un cuervo negro se posaba sobre la cabeza del caballo.

Evely corrió hacia el trío. El cuervo levantó el vuelo, como si se hubiera asustado.

"Calma, calma. Para."

Evely agarró las riendas del caballo e intentó bajar el cadáver de su lomo. El cochero se apresuró a ayudar. Cuando finalmente consiguieron poner a la persona en el suelo, Evely volvió a jadear,

"¡Lady Mastas!"