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lunes, 25 de diciembre de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 573

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 573. Hermanas (3)



'Mis ojos y mis oídos.'

Sólo una persona la llamaría así: el Comandante de la 4ª División.

Dartha dejó caer la nota conmocionada.

'¿Cómo rayos dejó esto aquí? ¿Cómo supo siquiera que me encontraba en esta habitación?'

Ya debía de tener al menos un informante en el palacio. Se le puso la carne de gallina en los antebrazos.

Dartha miró inútilmente a su alrededor y se frotó los brazos. Aparte de la nota, no vio ningún otro rastro de que alguien hubiera estado en la habitación. 

***

"¿Dartha? ¿En qué piensas?"

Evely ladeó la cabeza, observándola.

Dartha levantó la vista y dejó de pinchar el pastel con el tenedor. 

"Oh, nada."

Con una sonrisa, Dartha sacudió la mano,

"Me dijiste que estabas ocupada. ¿Cómo te ha ido en el trabajo?"

"Bien. ¿Y a ti? ¿Algún progreso en la búsqueda de tu hermana?"

"En realidad..." 

Dartha dudó. ¿Debería preguntar qué pensaba Evely? ¿Qué haría ella si alguien intentara obligarla a espiar en contra de su voluntad? Al final, sacudió la cabeza.

 "Vamos a comer."

Por mucho que sintiera a Evely como una hermana menor, seguía siendo prácticamente una desconocida.

Pero cuando terminaron de comer, Evely se aclaró la garganta,

"¿Dartha? ¿Recuerdas que te dije antes que sólo vine de visita de otro país?"

"Por supuesto. ¿Qué pasa?"

"Tengo que volver pronto."

Sorprendida, los ojos de Dartha se abrieron por completo,

"¿Cuándo?" 

Había pasado todo su tiempo libre con Evely. Se había encariñado rápidamente con ella. La idea de que se fuera entristeció a Dartha.

"Dentro de cuatro días."

Evely sonrió,

"¿Cuál es tu dirección? Te enviaré cartas."

"No tengo una. Pero me quedaré aquí un buen tiempo, así que envíalas aquí . ¿Qué hay de ti? ¿Cuál es tu dirección?" 

"Oh... la olvidé. Te escribiré tan pronto como me marche. Te daré mi dirección entonces."

"¿Olvidaste la dirección de tu casa?"

Evely soltó una risita y pinchó su plato vacío, luego se rió, avergonzada.

***

Dartha volvió a su habitación. Allí encontró otra nota dentro de su libro. Estaba horrorizada. 

'¿Cómo es posible que entren aquí?'

Había cerrado las ventanas y las puertas antes de salir.

¿Por qué el comandante necesitaba que espiara? Parecía que ya tenía muchos informantes. Ella abrió la nota.

— Deja aquí cualquier cosa que quieras contarme. Yo lo recogeré.

Dartha frunció el ceño, deseando poder maldecirlo. 

'Maldito zorro. Eso es lo que me gustaría escribir.'

Dartha arrugó la nota, la tiró a la basura y se tumbó en la cama.

***

La tercera nota llegó al día siguiente. Apareció una vez que volvió de su lección, dentro de la secuela del libro que estaba leyendo ayer.

Ese bastardo. Refunfuñando, abrió la carta.

— Cuando aprendas magia de los magos, dime lo que dicen y hacen.

"¿Magos?"

¿Tenía informantes en el palacio, pero no entre los magos? Por eso le había pedido a Dartha que espiara. Porque ella era una maga. Dartha tocó la cubierta del libro. De repente, un pensamiento le vino a la mente.

¿Y si le decía a la Emperatriz Navier que había un espía de la Alianza Wol dentro del palacio? Sacudió la cabeza.

"No, no puedo. Tan pronto como lo haga, descubrirá quién soy."

Al mismo tiempo, si ella no ayudaba al comandante, él podría revelar su verdadera identidad. Dejó el libro y se tiró en la cama, enterrando la cara de nuevo.

***

Para ver cómo le iba a Dartha, me pasé por el laboratorio de magos un día de trabajo, sin avisar.

"Bienvenida, Su Majestad."

Pero el mago principal no parecía sorprendido de verme. En cambio, sus ojos brillaban de alegría. Había actuado así desde que supo que yo era una maga artificial.

"Estamos encantados de que esté aquí. Desearíamos que viniera más a menudo y nos ayudara en nuestra investigación."

'Es gracioso lo sincero que suena.'

Miré a mi alrededor, fingiendo no oírle. Yo había ordenado la construcción de este laboratorio, especialmente para sus investigaciones. En un lado había vasos de precipitados, cuencos y pequeños calderos; al otro, un huerto bastante pequeño como para colocarlo sobre el escritorio. Además, una variedad de hierbas y un frasco triangular con un líquido de colores hervían sobre una lámpara de alcohol.

'¿Pero dónde está Dartha?'

"¿Algún hallazgo sobre la causa de la disminución del maná?"

"Es un fenómeno natural, como ya suponíamos. Pero aún no sabemos cómo nacen los magos, por lo que nos resulta difícil comprender la disminución del número de personas que despiertan su magia cada año."

"Sigan esforzándose. ¿Qué hay de Dartha? ¿Cómo van sus estudios?"

La sonrisa del mago se atenuó un poco,

"Tiene magia curativa. Pero como se manifestó tan tarde, le cuesta controlar su poder. Aún así, es apasionada y sincera. Estoy seguro de que sus esfuerzos darán fruto pronto."

'Ciertamente parece muy trabajadora.'

"Continúen con el buen trabajo."

Si Dartha realmente estaba conectada con los Bandidos Mil Eternos, ¿qué debería hacer? Quería que resolviera su pasado, para que pudiera seguir adelante. Aunque estuviera relacionada con los bandidos, eso no la convertía en una ladrona o en una mala persona.

Pero, ¿y si su familia eran bandidos? ¿Podría realmente resolver su pasado? Especialmente con la Alianza Imperial tratando de acabar con los Bandidos Mil Eternos. Temía que Dartha abandonara la capital si oía malas noticias sobre su familia.

En el peor de los casos, podría marcharse y convertirse en maga sanadora de los bandidos. Si eso ocurría, ¿me arrepentiría de haberla entrenado?

"Si tuviéramos magos artificiales, personas despreciables como tú no se atreverían a poner un pie en el palacio. Los tiempos cambiarán. Pronto, los nobles también podrán usar magia."

Me quedé helada al oír ese comentario tan grosero. Me acerqué a la ventana y miré hacia fuera. Dos caballeros bloqueaban el paso a Dartha, burlándose de ella.

"Mírate pavoneándote como si fueras la dueña del lugar, sólo porque posees magia. Gentuza como tú debería estar agradecida sólo de ser sirvientes aquí."

"Por favor, apártense."

Dartha parecía enfadada, pero intentó esquivar a los caballeros de todos modos. Los caballeros se interponían en su camino cada vez que intentaba pasar.

"Toma el camino de atrás. Por ahí es donde entran los sirvientes."

"¿Qué hace una sirvienta leyendo libros de la biblioteca imperial?"

"¡No soy una sirvienta!" 

Dartha apretó los puños.

"¿Puedes siquiera entender eso?"

Los caballeros se rieron de su propia broma cruel.

"Dame tu agua."

Ordené al guardia que me escoltaba. Normalmente llevaba consigo una cantimplora, para emergencias. El caballero rápidamente me sirvió un vaso y me lo extendió.

Abrí la ventana, me asomé y arrojé el agua sobre uno de los caballeros.

El caballero gritó furioso,

"¡¿Quién ha sido?!" 

En cuanto nuestras miradas se cruzaron, se arrodilló,

"¡Su Majestad!"

Lo miré fijamente, sin responder. Los caballeros se dispersaron, avergonzados. Dartha me miró, acunando su libro. Luego agachó la cabeza como si fuera ella la que se hubiera equivocado.

"Artina."

Al otro lado de la habitación, Artina levantó la vista.

"Sí, Su Majestad."

"Hay algunos caballeros indisciplinados abajo, insultando a mi gente y a mis sirvientes."

"Informaré al capitán de la guardia real. Tenga la seguridad de que lo resolveremos."

***