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jueves, 21 de diciembre de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 572

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 572. Hermanas (2)




Tres horas más tarde, finalmente llegó Mastas. Pero no pudimos reunirnos con ella de inmediato. Primero, debía reunirse con los otros caballeros en el Salón de las Estrellas para recibir su alta distinción.

"Buen trabajo. Eres el tesoro y la espada de esta nación."

Después de la Ceremonia con los Caballeros Transnacionales, Mastas se cambió de ropa y vino a verme,

"¡Su Majestad! ¡Condesa Jubel! ¡Señorita Rose! ¡Laura!"

Las cuatro se abrazaron alegremente. Yo esperé al margen, sonriendo feliz.

"Ya está preparada la comida en el jardín, Su Majestad."

Me informó una sirvienta. Le di las gracias y salimos todas. Mis damas de compañía se calmaron un poco.

"He extrañado esto."

Mastas suspiró al ver el mantel blanco bajo un árbol lleno de flores. Quince tipos diferentes de aperitivos y té esperaban sobre el mantel.

Le dimos a Mastas el asiento con la mejor vista. Sonrió ampliamente mientras comía los aperitivos. Sin embargo, esa fue la última sonrisa de Mastas.

***

"¡Ugh, eres tan desesperante! ¿Qué pasa contigo?"

Laura la fulminó con la mirada.

La Condesa Jubel resopló,

"¿En todo este tiempo que ha pasado aún no has hecho ningún progreso?"

"¿Hay un problema con Lord Koshar, o hay un problema contigo?"

Rose miró a Mastas con los ojos entrecerrados. Y Laura volvió a intervenir,

"¿Lord Koshar no ha dicho nada?"

Mientras las damas de compañía de la emperatriz bombardeaban a preguntas a la recién llegada, la mujer se limitó a negar con la cabeza. Llevaba una camisa y unos pantalones cómodos, como un caballero, y se comportaba de forma informal, incluso amistosa.

Pero al verla desde la distancia, Dartha se deprimió más que nunca.

"Definitivamente pasa algo entre ustedes. Estoy segura."

"¡No!"

Resopló Mastas.

"Entonces cuéntanos exactamente qué ha pasado. No evites las preguntas. ¿Verdad, Su Majestad?"

'La enemiga de mi madre.'

Dartha fulminó a Mastas con la mirada. Luego dio media vuelta y se marchó.

***

'¿Cuáles son mis posibilidades de vengarme de esa infeliz?'

Aquella noche, Dartha salió bajo el amparo de la oscuridad. Se coló en la prisión para averiguar qué bandido de los Mil Eternos había sido capturado por Mastas.

Esperaba una dura pelea. Había oído que los guardias eran fuertes y eficientes. Pero en la entrada, sólo encontró a un guardia vigilando.

"¿Quién anda ahí?"

Gritó cuando ella se acercó.

Dartha lo noqueó fácilmente y lo dejó a un lado. Así entró en la prisión, y de allí a la celda de aislamiento. Encontró a un hombre sentado, con las manos atadas a la espalda.

"¿Señor?"

Murmuró Dartha. Estaba agradecida de que no fuera su madre. No obstante, reconoció que era el amigo de su madre, quien la había cuidado muchas veces cuando era pequeña.

"¿Eres tú, Dartha?"

El bandido tenía los ojos vendados, pero reconoció su voz,

"Oí que te fuiste a estudiar magia. Así que has llegado hasta aquí sana y salva."

Dartha se aferró a los barrotes y susurró,

"Señor, ¿por qué está aquí?"

"Me atraparon."

Dartha entreabrió la boca. Pero no podía ofrecerse a rescatarlo. Quería hacerlo, por supuesto. Sin embargo, todavía no podía permitirse el lujo de arruinar su cubierta.

"Aprende todo lo que puedas, Dartha. Esa será tu venganza. Fortalécete con las propias herramientas de tu enemigo."

Dartha se quedó mucho tiempo frente a la celda, pero al final se fue con las manos vacías. Estaba tan abatida que no se dio cuenta del cuervo que la observaba desde arriba.

***

"¿Visitó la prisión?"

"Sí, Su Majestad."

"Pero no liberó a nadie..."

"Así es."

Desde que comenzó sus estudios, Dartha sólo salía del palacio ocasionalmente para verse con Evely o buscar a su hermana en los orfanatos. Ahora, finalmente había hecho algo sospechoso. Sin embargo, ¿por qué no irrumpió antes en la prisión?

"Debe tener una conexión con un recluso que llegó recientemente. La única nueva incorporación es el ladrón de los Bandidos Mil Eternos que Mastas capturó."

Tal vez Dartha no era una espía extranjera, sino una bandida. Aún así, ella no liberó al ladrón...

"¿Qué quiere que haga, Su Majestad?"

"Sigue vigilándola por ahora."

Después de despedir a Crow, llamé a Mastas. Le conté todo sobre la sospechosa estudiante extranjera, que vino a aprender magia. Pero no le comenté que Dartha irrumpió en la prisión anoche.

"Una maga sanadora. ¡¿Como Evely?!"

Preguntó Mastas, con la boca abierta,

"¿No es peligroso acoger a alguien sin identidad?"

"Por eso te lo digo. ¿Te gustaría conocerla, Mastas? Eres buena juzgando a las personas."

'Quién diría que Mastas creería que mi hermano es frágil.'

Tal vez no tenía tan buen ojo como yo pensaba.

De todos modos, convoqué a Dartha para ponerla cara a cara con Mastas. Si Mastas la hubiera visto entre los Bandidos Mil Eternos, podría reconocerla.

Pero Mastas no mostró signos de reconocerla. Miró a Dartha con atención, pero nada indicaba que la hubiera visto antes.

Por otra parte, Dartha miraba al suelo con una expresión distante, como de costumbre. ¿Puede que tuviera alguna conexión con los bandidos, pero no era una de ellos?

'La seguiré vigilando por ahora...'

***

'No esperaba encontrarme hoy con mi enemiga.'

Después de presentarse a Mastas, Dartha volvió a su habitación, con el corazón acelerado. Nunca había participado en los robos, por lo que Mastas no la reconoció.

'Y ahora conozco su cara.'

En ese sentido, lo de hoy fue un éxito. Tenía una cara y un nombre. Podría vengarse en cualquier momento.

Aun así, cada vez que miraba a Mastas, se deprimía. Le recordaba que un día, la ilusión de sus agradables días aquí en palacio se haría añicos. La biblioteca, llena de libros; Evely, a quien adoraba; los profesores, que le enseñaban todo lo que pedía. Los fragantes jardines, su lujosa cama...

Todo era tan pacífico. Pero, lamentablemente, esa paz no le pertenecía.

'Una vez que me convierta en una excelente maga, ¿podré vivir en un lugar soleado como éste? ¿Sin miedo a que me atrapen o me hieran?'

Soñaba con vivir con su madre en una bonita casa en algún lugar...

'Aprende por tu propio bien.'

Las tranquilas palabras de la Emperatriz Navier permanecieron en su mente.

Dartha tomó un libro de la estantería y lo abrió. Se abrió en una página con un marcador desconocido— un trozo de papel doblado. Frunció el ceño. Eso no había estado allí antes.

'¿Quién dejó esto aquí?'

Con manos temblorosas, Dartha desdobló el papel. Una letra elegante y fluida decía,

— Me alegro de que te hayas asegurado un lugar para ti, mis ojos y mis oídos.