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jueves, 14 de septiembre de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 536

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 536. Navier En Rwibt (4)




Una noche nevada, Alessia fue en busca del Emperador Osis para sorprenderle con un regalo. Sin embargo, cuando entró en los aposentos del emperador, descubrió que éste ya tenía visita.

Se detuvo en la entrada para estudiar al joven, que se parecía mucho al emperador. Las únicas diferencias eran sus ojos grises y su cálida sonrisa.

También había una niña más joven, sentada al lado del príncipe. Ella sonrió con entusiasmo al emperador,

"Hoy vi un animal que se parecía a Su Majestad."

El emperador se rió,

"Déjame adivinar. ¿Un cuervo?"

"¡No! Se veía así."

La niña intentó imitar la cara del animal. 

"Y tiene esto."

Luego agitó una mano en el aire, tratando de indicar alguna parte del cuerpo del animal.

"¿Su Majestad sabe cómo se llama?"

"Hmm. No tengo ni idea." 

En el momento en que el Emperador ladeó la cabeza confundido, la niña resopló,

"¿Cómo puede no saberlo? ¡Usted es el Emperador!"

"No puedo adivinarlo cuando todo lo que dices es 'esto y aquello'. Dime cómo se llama el animal."

"No lo sé. Todavía soy joven. Si fuera tan mayor como usted, lo habría sabido enseguida."

"¿De verdad?"

El emperador se inclinó hacia delante, ofreciendo su dedo meñique a la niña.

"¡Por supuesto!"

"Entonces prométeme que me lo dirás cuando tengas mi edad."

La niña enganchó su dedo con el del emperador y luego le golpeó el dorso de la mano.

"¡Lo prometo!"

Riendo, el emperador retrocedió.

Alessia se fue en silencio, asombrada por todas las expresiones que nunca antes había visto hacer al emperador.

***

Alessia estaba sentada ante su caballete, intentando dibujar al emperador. No le estaba saliendo bien. La ventana estaba abierta y una brisa fría corría por la habitación. Dejó el pincel y se sopló los dedos para calentárselos.

Justo entonces, el emperador entró en la habitación. Se acercó a ella de inmediato, cubriéndola con su capa,

"Te vas a resfriar."

Alessia le miró.

"Quería dibujarte. Así siempre te recordaré."

"Pero estoy aquí. No hace falta que me dibujes."

"No estarás para siempre. Algún día desaparecerás. Quiero dibujarte antes de que te vayas."

Ella intentó volver a dibujar, pero el Emperador Osis se rió y la levantó en sus brazos.

"Dibújame en un lugar cálido, entonces. Con una chimenea y las ventanas cerradas."

Dicho esto, sacó a Alessia de la habitación. No le importaba quién pudiera mirarlos ni lo que dirían.

Alessia apoyó la mejilla en su pecho para escuchar los latidos de su corazón. Pero su gruesa ropa se lo impidió. Aun así, se sintió feliz y cálida en sus brazos.

Al menos hasta que volvió a ver al joven príncipe. Él se quedó mirándola a ella y a su padre, sorprendido. Lentamente, su expresión cambió a una de evidente odio.

Alessia miró los ojos grises que el príncipe había heredado de otra mujer. Luego se acercó más al emperador,

"Me siento muy cálida en los brazos de Su Majestad."

***

Un día, Alessia roció perfume en su bufanda favorita. Se la metió en el bolsillo, con la intención de encontrar al emperador y ponérsela alrededor del cuello, diciéndole que la imaginara siempre a su lado.

Sonrió, avergonzada. Si alguien en el ducado supiera lo que le diría al emperador, se armaría un escándalo.

Pero antes de que pudiera encontrar al emperador, escuchó un llanto. Hizo una pausa y se dirigió hacia el ruido.

A través de la puerta de una habitación, divisó a la emperatriz llorando. El príncipe estaba agachado ante ella, con la cabeza apoyada en su regazo,

"No llores, madre."

La voz del niño sonaba triste.

Alessia se quedó mirándolos, preguntándose si algún día ella también tendría un hijo que se pareciera al emperador. 

'Esto es incómodo.'

Justo cuando se dio la vuelta para marcharse, oyó al príncipe heredero murmurar,

"Cuando me convierta en emperador, no perdonaré a quienes te lastimaron, madre. Ni siquiera a padre."

Alessia se detuvo en seco. No podía creer que este niño, que sonreía tan obedientemente a su padre, dijera tales cosas a sus espaldas.

Todavía abrazado a las rodillas de su madre, el niño continuó, con un brillo amenazador en los ojos,

"Condesa Sophia, Alessia. Todas esas amantes serán encerradas. Por favor, madre, no llores. Me rompe el corazón."

Alessia se quedó helada. 

El príncipe heredero era el único hijo del emperador. Algún día tendría un poder enorme. Y si el niño estaba dispuesto a vengarse de su propio padre, sin duda también la castigaría a ella.

De repente, el niño levantó la vista y la vio. Él se estremeció, pero luego frunció el ceño.

En ese momento, Alessia empezó a odiarlo.

La emperatriz se giró para ver qué estaba mirando su hijo. Alessia se sobresaltó al ver que ambos la miraban horriblemente. Empezó a odiar también a la emperatriz.

'No es mi culpa que él me haya elegido a mí.'

Además, el padre del niño había tenido muchas aventuras con otras mujeres antes que ella. 

'¿Por qué a mí es a la única que odian?'

Alessia dio un paso adelante, con la intención de exigir una explicación. Pero la emperatriz se enderezó,

"Detente ahí. Si te acercas más, haré que te arresten."

Alessia se quedó inmóvil en el sitio. Pero no pudo contener su ira. Sonrió maliciosamente,

"Querido príncipe, me encargaré de que tengas un hermanito."

Los ojos del niño se abrieron por completo, llenos de inquietud.

Al ver eso, el mal humor de la mujer mejoró un poco. Su sonrisa se amplió,

"¿No lo sabe, Su Majestad? Los niños pequeños mueren muy fácilmente. Lo mejor para el Emperador sería que el Príncipe Heredero tuviera tres o cuatro hermanos. Por si acaso."

'¿Me encerrará una vez que seas el Emperador? Para eso falta mucho, mocoso.'

Alessia se durmió profundamente aquella noche, satisfecha de sus palabras. No tenía ni idea de que, en ese mismo momento, el príncipe heredero estaba llorándole a su padre.

"Esa mujer le dio a mi madre galletas mezcladas con drogas abortivas. Me las comí por accidente, padre."

***

"¿Su Majestad?"

Sovieshu abrió los ojos. El Marqués Karl estaba frente a él, con cara de preocupación,

"¿Has tenido otra alucinación?"

Sovieshu se frotó los párpados.

"Sí. Una desagradable. Pero, ¿qué haces aquí?"

"Tengo una mala noticia."

Sovieshu miró el reloj y le dio la espalda al retrato. Pensó que sólo habían pasado unos minutos. En realidad, habían pasado tres horas de un tirón. Ya había anochecido. 

"¿Qué noticia?"

Preguntó, dirigiéndose hacia su dormitorio.

"Navier ha desaparecido."

Sovieshu se detuvo en el acto. Lentamente, se dio la vuelta hacia el Marqués Karl,

"¿Quién ha desaparecido?"