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domingo, 27 de agosto de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 528

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 528. Hola Y Adiós (1)


Pensé que Sovieshu inventaría alguna excusa para ver a los bebés. Para mi sorpresa, nunca vino. Teníamos una fiesta esta noche para celebrar la fundación de la alianza, pero nos habían dicho que era poco probable que Sovieshu asistiera.

"¡Tienes que llevar una corona! ¡Una brillante!"

Laura exclamó. Por otra parte, la Condesa Jubel revolvió nuestros baúles.

"¿Dónde está el vestido? ¡El vestido especial obsequiado por el Emperador Heinley! El que tiene brillos que resplandecen con la luz."

Aunque ninguna de nosotras lo mencionó, me di cuenta de que mis damas de compañía se sentían aliviadas de no tener que encontrarse con Sovieshu esta noche. A mí también me incomodaba la idea.

Una vez vestidas y peinadas— la Condesa Jubel con un vestido color crema, Laura con uno rosa y yo con uno dorado— vestimos a Laurie y a Kai con trajes amarillos a juego.

Laura gritó,

"¡Dios mío, son tan lindos!"

Comprendí su reacción. Eran unos bebés realmente adorables, y no sólo porque fueran míos. Con la misma ropa, finalmente parecían gemelos, a pesar de sus caras diferentes.

Justo en el momento en que terminamos de alistarnos, Heinley llegó. Llevaba un traje más brillante que de costumbre. Me acerqué a él, ansiosa por presumir de Laurie y Kai.

"Mi Reina."

Sin embargo, se quedó helado al ver mi vestido dorado. Me miraba fijamente, embelesado.

"¿Te gusta más el vestido que yo?"

"No, mi reina. ¿Cómo podría?"

Sonreí burlonamente,

"Te quedaste mirándolo embobado."

"Es que eres tan deslumbrante que tuve que mirar a otro lado."

"Eres astuto con las palabras."

Me reí. En ese momento, Laura soltó una risita.

"Qué escena más bonita."

En cuanto la miramos, se frotó los brazos, me guiñó un ojo y se apresuró a salir. Cuando volví a mirar a Heinley, me estudió descaradamente, acercándose más,

"Mis ojos ya se han ajustado a tu deslumbrante apariencia. Te ves hermosa, esposa mía."

***

De camino al salón de banquetes, Heinley llevaba en brazos a Laurie y yo a Kai. Mientras bajábamos los escalones, me detuve a mitad de camino.

Aquí fue donde Sovieshu me dejó para irse con Rashta. Aquella vez, los presentes me miraron con lástima.

Un año después, estaba en el mismo lugar. Esta vez, nadie se compadecería de mí. Ya no me sentía frágil, como un cristal a punto de romperse bajo el peso de sus miradas. El único sonido que flotaba en el aire era el de un alegre violín.

"¿Vamos, Mi Reina?"

Heinley me ofreció su brazo.

"Sí, vamos."

Acuné a Kai en un brazo y agarré a Heinley con el otro. Descendimos lentamente.

La Condesa Eliza nos recibió abajo,

"¡Madre mía, qué bebés tan adorables!"

Mis anteriores damas de compañía se abalanzaron sobre mí.

"El príncipe se llama Kaiser, ¿cierto?"

"Así es. Pero le suelo decir Kai."

"Sólo hay que ver esas mejillas. ¡Qué mono es el pequeño príncipe!"

¿Le gustaba ser el centro de atención? Kai sonreía más brillantemente que de costumbre.

'Ya veo que Kai es un acaparador de atención.'

"Su Majestad, ¿puedo sostenerlo?"

"Por supuesto."

Las damas sólo miraron a Kai.

Lanzaban miradas curiosas a Laurie, pero Heinley la tenía firmemente en sus brazos, con la barbilla en alto. Nadie se atrevía a acercársele.

'Heinley... ¿qué estás haciendo?'

Tuve que apartar la mirada para no reírme. Fue entonces cuando vi al Rey de Whitemond. Parecía desanimado en la ceremonia de la firma. Su humor no parecía haber mejorado esta noche.

'Probablemente aún esté molesto porque la Princesa Charlotte canceló el matrimonio.'

Había añadido ciertas disposiciones al contrato de alianza que favorecían al Imperio Occidental, usando eso como excusa. Él debe haberlo notado.

'¿Debería hablar con él? ¿O eso molestará a los nobles del Imperio Occidental?'

Mientras reflexionaba, se me acercó otra persona— El Duque Tuania.

"Su Majestad, me complace enormemente verla tan saludable."

Las damas de compañía se callaron al oírle. Me sorprendió que me saludara. Era cercana a la Duquesa Tuania, pero no al Duque.

'¿Me preguntará por Nian?'

No estaba segura de cómo debía responder si lo hacía.

"Su Majestad, tal vez mi esposa—"

Pero en cuanto abrió la boca, el Vizconde Langdel intervino,

"Ella vive feliz con su enamorado, en quien confía, incluso después de los cientos de mentiras que otro hombre le dijo."

La expresión del Duque Tuania se endureció.

"¿Me imagino que ese enamorado eres tú?"

"Sí."

Las damas de compañía se taparon la boca con sus abanicos e intercambiaron miradas divertidas. Probablemente les resultaba entretenido ver a su anterior y a su actual pareja peleándose.

Sin embargo, parecían saltar chispas entre el Duque y el Vizconde. Al notar esa atmósfera violenta, me aparté prudentemente.

***

Pasé una velada estupenda reencontrándome con viejas amistades. Aunque lo estaba disfrutando, al cabo de tres horas me cansé. Como no nos habíamos visto en bastante tiempo, todos me hacían las mismas preguntas, una y otra vez.

Eventualmente, decidí salir a tomar un poco de aire fresco con Laurie. Quería que Heinley viniera conmigo, pero no paraba de presumir a su hijo a los nobles del Imperio Oriental.

Podía ser lindo a veces, pero... esta noche, lo dejé atrás.

"Vamos a tomar un poco de aire, mi pequeña."

Por otro lado, Laurie se había portado excepcionalmente bien hoy. La cubrí bien con su manta por el frío de la noche. Afuera, le señalé algunas cosas familiares,

"Mi bebé, tu mamá solía venir aquí a menudo. ¿Ves esto? Este era mi árbol favorito."

Aunque no podía entenderme, sacó una mano de la manta e intentó agarrar el árbol.

"Siempre que tu mamá tenía muchas cosas en la cabeza, venía aquí. En verano, flores blancas florecen por todas sus ramas."

Algún día, cuando Laurie y Kai fueran mayores, ¿podría traerlos nuevamente al Imperio Oriental?

"Aquí es donde tu mamá y tu papá dieron su primer paseo juntos. Y aquí..."

Una vez que señalé la fuente, me quedé inmóvil. Había alguien conocido frente a la misma.

'Sovieshu.'

A diferencia de los otros nobles, vestidos con sus mejores trajes, él llevaba ropa cómoda.

'¿También salió a dar un paseo?'

Nuestras miradas se cruzaron. Su expresión era vacía y de asombro.

Bajé lentamente mi mano que apuntaba a la fuente. Laurie, ajena a todo, se recostó en mi hombro.


***