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martes, 1 de agosto de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 515

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 515. Por La Paz (2)



"De los cuatro parientes por encima de ti para ocupar ese puesto, uno es demasiado mayor, dos ya están casados con miembros de la realeza de otros países, y el último nació y creció en un país extranjero, por lo que no conoce nuestras costumbres."

Explicó Sovieshu.

El Duque Troby parpadeó, desconcertado, 

"Pero Su Majestad. Mi hija está casada con el Emperador del Imperio Occidental—"

"No eres tú."

"Eso es... cierto, pero..."

"Personalmente hablando, no fui un buen yerno para ti."

El Duque Troby se quedó en silencio, sorprendido.

"Aun así, siempre me has apoyado. Tanto como noble del Imperio Oriental como miembro de la línea real colateral, has demostrado una lealtad inquebrantable, a pesar de que has tenido muchas razones para abandonarme."

Sovieshu sacó un pergamino de un cajón y lo desenrolló. Letras oscuras llenaban el pergamino,

"No tomo esta decisión imprudentemente. Lo discutí con mis secretarios. También investigamos tu territorio. Tu reputación con los lugareños y tus seguidores, así como tus acciones pasadas."

El pergamino estaba lleno de buenas palabras sobre el duque.

"Estás en la línea de sucesión de la familia imperial. Tienes una sólida reputación y habilidades ampliamente reconocidas. Además, eres leal. En mi opinión, eres el único para el puesto."

Afirmó Sovieshu,

"La única preocupación de mis secretarios es tu relación con Navier, pero a pesar de ello coinciden en que eres la mejor opción."

El Duque Troby cruzó las manos y cerró los ojos. Aunque sabía cuánta presión conllevaría el puesto, podía entender por qué el emperador lo eligió a él. Sin embargo, considerando la relación de Navier y Sovieshu, se sentía incómodo aceptándolo.

Pero esta no era una orden que pudiera aceptar o rechazar fácilmente. Si rechazaba esta oferta, tendría que renunciar para siempre, como Sheir, a su derecho al trono.

"Deberías saberlo, después de observarme todo el día. Ahora mismo, no estoy en condiciones para relacionarme con extraños."

El Duque Troby inclinó la cabeza. Sovieshu tenía razón. El emperador había invitado al duque a pasar un día entero con él, para que pudiera comprobar por sí mismo los síntomas de Sovieshu.

El emperador podía realizar tareas menores, revisar documentos y cosas por el estilo. Pero Sovieshu no podía reunirse con diplomáticos extranjeros ni conceder audiencias en esta condición. La imagen pública del emperador era muy importante. Era el único representante del país.

Por supuesto, incluso si el Duque Troby decidiera ayudar, los rumores sobre el mal estado mental del emperador podrían extenderse. Pero había una enorme diferencia entre oír rumores sobre su estado mental y presenciarlo de primera mano.

"Pero Su Majestad..."

Al Duque Troby todavía le costaba responder.

Sovieshu aún era joven. Una vez que se recuperara y volviera a casarse, podría tener un hijo. Entonces el Duque Troby podría volver a su posición original, y la cuestión de un sucesor estaría resuelta. Pero, ¿y si el emperador no mejoraba? ¿O si no lograba tener un hijo? ¿Qué pasaría entonces con el Duque Troby y su familia?

Navier ya era la Emperatriz del Imperio Occidental, por lo que no podía heredar el trono. ¿Lo heredaría algún día Koshar? ¿O tal vez los hijos de Navier o de Koshar?

De repente, el Duque Troby se quedó mirando a Sovieshu, sorprendido. 

'¿Me eligió pensando en esto?'

Si la Emperatriz Rashta había dicho la verdad, y Sovieshu no podía tener hijos... ¿quería que los hijos de Navier le sucedieran?

***

"Heinley."

- ¡Gu!

"Heinley..."

- ¡Gu! ¡Gu!

Me crucé de brazos. Normalmente su arrullo me sonaba lindo. No obstante, hoy me resultaba frustrante. 

"Heinley, tenemos que hablar."

- ¡Gu!

Cuando agarré una almohada y lo fulminé con la mirada, salió volando por la ventana.

***

Al caer la noche, Heinley convirtió a los bebés en pájaros y los metió en el nido. Después, se transformó y se unió a ellos. Los envolvió en sus alas, les acicaló las plumas y los alimentó. Esto me conmovió porque sentía lo mucho que Heinley había extrañado a los bebés, pero...

Mi cabeza todavía daba vueltas al hecho de que Sovieshu hubiera elegido a mi padre como su representante.

Suspiré, observando a Heinley y a los bebés. 

'Amo cada parte de ellos, incluyendo esto.'

Los bebés se portaban de maravilla con Heinley. Cuando yo cuidaba de los pájaros, ellos hacían lo que les daba la gana.

Aunque Kai aún tiraba de las plumas de Heinley, del mismo modo que intentaba comerse mi cabello,

"Kai, no le arranques las plumas a papá. Le saldrán calvas."

- ¡Gu!

Después de un par de horas, los bebés se durmieron con las plumas limpias y la panza regordeta. Yo también me estaba quedando dormida hasta que Heinley salió del nido.

Volví a abrir los ojos y observé las panzas hinchadas de los bebés. 


Esta vista me llenó del mismo placer que un manto de nieve fresca. Estiré la mano para acariciar sus barriguitas y los bebés estiraron sus piernecitas. Extrañamente, se me humedecieron los ojos. No tenía ni idea de por qué.

Detrás de mí, Heinley se transformó de nuevo en humano. Me envolvió en sus brazos y me besó la nuca,

"Mi reina, ¿de qué querías hablar?"

Me besó la nariz y luego las mejillas. De repente, se apartó y me acarició la mejilla,

"¿Mi Reina? ¿Estás llorando?"

Sacudí la cabeza. 

'Nunca. Yo no lloro.'

Pero en los ojos de Heinley, vi un reflejo de mi misma llorando.

"Mi Reina..."

Me sequé rápidamente las lágrimas y él me abrazó. Me recosté en su pecho, disfrutando del familiar sonido de los latidos de su corazón. Las lágrimas volvieron a acumularse. Nuestro reencuentro en la sede de la alianza había sido precipitado, cargado de otros factores. Sólo aquí me sentía realmente segura.

"Heinley, no te vayas nunca de mi lado."

Heinley se congeló, pero no fue obra mía. Cuando levanté la cabeza, él me miraba fijamente. Tiré de su labio inferior y me abrazó con más fuerza. Cuando sus brazos me apretaron con más fuerza, en vez de sentirme sofocada, me invadió el alivio.

De repente, me vino a la mente una cosa que le había dicho a Heinley el día de nuestra boda. Le había prometido que si tomaba una amante, no me lastimaría. Ahora, sólo imaginármelo me resultaba agonizante.

¿Qué pasaría si Heinley cambiase de opinión algún día y se enamorara de otra mujer? Yo...

"¿Mi Reina? ¿Por qué pones esa cara de miedo de la nada?"

Levanté una ceja. 

"¿Debería advertírtelo de antemano?"

"¿Advertirme? ¿Sobre qué?"

"De lo que ocurrirá si alguna vez me engañas, Heinley."

Sus brazos se tensaron. 

"Nunca haría eso, esposa mía. Tú lo sabes. Mis ojos no ven a nadie excepto a ti."

"¿Pero si otra mujer se te mete por los ojos?"

Me agaché, agarrando su miembro del que se sentía orgulloso y le llenaba de alegría. Heinley estaba demasiado conmocionado para respirar,

"Si eso ocurre, usaré mi magia sin piedad. Aquí mismo."

Añadí en un tono bajo y amenazador. Heinley tragó saliva, 

"Eso nunca ocurrirá."

***