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lunes, 17 de julio de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 508

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 508.  La Jaula (1)



'¡Dejé mis zapatos!'

Rivetti se agarró la cabeza con desesperación. 

'Salí corriendo sin mis zapatos, ¡justo delante de ese maldito idiota!'

Ella ni siquiera se dio cuenta hasta unos días después.

'¡Soy una tonta! Él seguramente se dio cuenta.'

Pataleó incrédula. ¿Cómo pudo dejar que su enemigo la viera de esa manera? Cuanto más lo pensaba, más se enfadaba. 

'Quién sabe, puede que mis zapatos todavía estén allí.'

Por curiosidad, fue a echar un vistazo. Pero no estaban.

'¿Se los llevó él? ¿O se los llevó un sirviente?'

Perdida en sus pensamientos, Rivetti se lamentaba mientras volvía al cuarto de los bebés.

Laura estaba allí, agitando un sonajero y bailando para Kai y Laurie. Cuando vio a Rivetti, pareció desconcertada.

"Rivetti, ¿te duele algo?"

"¿Huh?"

"Espera. Ese no fue un gemido de dolor. Suena de... ¿arrepentimiento?"

"¿Puedes notar la diferencia?"

"¡Por supuesto! ¿Qué pasó? ¿Causaste algún problema? Dímelo en voz baja."

Laura se puso la mano en la cintura.

'¿Causé algún problema?'

Rivetti vaciló. Ella había hecho el ridículo. Primero, intentó asesinar a alguien a quien odiaba. Luego falló en el último segundo. ¿Podría contarle todo eso a Laura? ¿Cómo reaccionaría Laura?

Laura era radiante y positiva, como el sol. ¿Podría Rivetti decirle algo tan oscuro y macabro?

"¡Somos amigas! Por favor, dímelo. Soy totalmente leal."

Laura golpeó la mesa para enfatizar. 

Finalmente, Rivetti asintió. Eso era cierto. Laura había apoyado a la Emperatriz Navier en tiempos difíciles, e incluso ahora. Tal vez Rivetti también podía confiar en ella.

"Lo que pasó es que... vi al Duque Elgy en las escaleras y traté de empujarlo..."

"¿Qué? ¿En serio?"

Rivetti se sonrojó. 

"Lo sé. Fue una tontería. Si lo hubiera empujado, probablemente me habrían arrestado. Entonces la Emperatriz Navier habría tenido que desterrarme, y mi madre y Ahn no tendrían a nadie en quien apoyarse."

"¿Entonces por qué lo hiciste?" 

"No lo hice. No lo empujé."

"Entonces no hay problema, ¿cierto?"

"Él me atrapó intentándolo."

"Oh, no. ¿En serio? ¿Qué dijo el Duque Elgy? ¡Su personalidad es horrible!"

"Ese no es el problema."

"¿Hay más?"

Laura se sobresaltó. El sonajero que tenía en la mano hizo un ruido.

"Eres una alborotadora sorprendente, ¿no?"

Rivetti la fulminó con la mirada.

"¿Qué pasó con esa lealtad de la que hablabas?"

"Continúa. ¿Qué sucedió?"

"Mis zapatos."

"¿Tus zapatos?"

"Me los quité para poder acercarme a él de puntillas sin hacer ruido. Pero al final cambié de opinión, justo antes de que me atrapara en el acto... me puse tan nerviosa que salí corriendo y dejé los zapatos."

"Eh, ¿y eso qué importa?"

Laura sacudió una mano.

"Olvídate de ellos. Te compraré unos nuevos."

"No son los zapatos lo que me molesta. Me preocupa que el Duque Elgy se los haya llevado."

"De ninguna manera. No parece esa clase de persona. No es como si pudiera usarlos."

"¿Y si se los llevó alguien más? Un sirviente, o... no sé."

'¿Por qué alguien se llevaría tus zapatos?'

Laura quiso preguntar. Pero cuando vio la expresión abatida de Rivetti, se puso en pie de un salto.

"Está bien. Preguntaré por ti."

"¿Qué? ¡Espera, no tienes que hacer eso!" 

Rivetti se escandalizó. No tenía intención de arrastrar a su amiga a esto.

Sin embargo, Laura le dio una palmada en el hombro, riendo entre dientes.

"No te preocupes. No le tengo ni un poco de miedo a ese tipo."

Laura fue directamente a la habitación de invitados del Duque Elgy y llamó a la puerta. Un momento después, una gran sombra cayó sobre ella. Sorprendida, se hizo a un lado, sólo para encontrar al Duque Elgy detrás de ella, no en su habitación.

Cuando sus miradas se cruzaron, él ladeó la cabeza.

"Ah, sí. La sirvienta pegajosa de Lady Navier."

"¡Soy su confidente más cercana!"

Gritó Laura. Pero él se limitó a sonreír, como si no hiciera ninguna diferencia. Laura no prestó atención a su expresión,

"Mi amiga me dijo que perdió sus zapatos cerca de ti. Vine a preguntarte si los has visto."

"Ah, la amiga asesina."

"¡Ella no es una asesina!"

"¿Qué? ¿No es ese el término adecuado?"

Sus labios se curvaron. Ofendida, Laura replicó,

"Si alguien te llamara la personificación de la traición, ¿lo permitirías sólo porque es el término adecuado?"

La sonrisa del Duque Elgy no vaciló.

"Así que admites que tu amiga es una asesina."

"¿De qué estás hablando, mascota traicionera?"

"Diste a entender que si todos reconocemos lo que somos, entonces yo soy un traidor y ella una asesina."

Laura apretó los puños. 

"Sólo dime si viste o no los zapatos."

"No tengo ojos en la nuca, así que no puedo decírtelo."

Cuando Laura lo miró furiosa, él finalmente se rindió. Con un tono ahora desprovisto de burla, dijo,

"Dile que se vaya a casa. Los envié a su casa."

Dicho esto, entró en su habitación y cerró la puerta.

Laura le sacó la lengua. 

'Está tan podrido como siempre.'

Mientras tanto, el Duque Elgy aún sonreía, solo en su habitación. Sus ojos se desviaron hacia la caja sobre la mesa. Dentro estaban los zapatos de Rivetti. Tenía intención de enviárselos por correo, pero no sabía la dirección. 

"Ahora que lo pienso, no hay necesidad de enviar esto a su casa. Rivetti se lleva bien con las damas de compañía de Lady Navier."

Justo en ese momento, apareció un pájaro en su ventana. Cuando la abrió, el pájaro entró volando y se posó sobre la mesa. Pensó que Heinley le había enviado un mensaje, pero al mirarlo más de cerca se dio cuenta de que el pájaro venía de Bohean Azul.

El Duque Elgy frunció el ceño. El Rey de Bohean Azul sabía que él y Heinley eran amigos cercanos. En el pasado había usado eso a su favor. Pero ahora el Rey parecía haber perdido todo el afecto que sentía por su primo. Se había vuelto contra el Imperio Occidental para unirse a la Alianza.

'Entonces, ¿por qué envió una carta?'

Desconcertado, el Duque Elgy la abrió. Para su sorpresa, la carta venía de su casa. Pero en cuanto terminó de leerla, su expresión se endureció. Abrió la puerta de golpe y salió corriendo.

Tenía tantas cosas que necesitaba discutir con Heinley. Sin embargo, ahora mismo no pensaba en nada de eso. Necesitaba darse prisa en volver. Al correr por el pasillo, ni siquiera notó que Laura aún se estaba marchando.

Cuando el Duque pasó corriendo a su lado y desapareció al doblar la esquina, Laura se quedó atónita. 

Ella se detuvo y se frotó los ojos.

¿Estoy viendo cosas? Parecía el Duque Elgy. Pero, ¿por qué estaba huyendo? ¿Y llorando?