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jueves, 13 de abril de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 474

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 474. Nudos (1)



Después que comimos, Heinley dijo que tenía un asunto que tratar y se fue con McKenna. Debería descansar hoy, ya que ayer estuvo muy enfermo. Pero él no escuchó, diciendo que debía ocuparse del problema de inmediato. Y se fue.

¿Es así como se siente? Siempre que otros me decían que descansara, yo hacía caso omiso de sus consejos y me enfrascaba en el trabajo. ¿Aquellas personas también se sentían así?

En cualquier caso, no podía permitirme descansar cuando incluso mi esposo enfermo se estaba esforzando. Ordené a uno de mis ayudantes que enviara un saludable pájaro azul al Gran Duque Kapmen, luego me dirigí a mi oficina. Tras ocuparme de algunos asuntos, subí a mi habitación para prepararme para la cena junto con mis damas de compañía. Rivetti, que estaba ocupada estudiando mientras recorría el palacio, también comió con nosotras.

"¿Cómo vas con los estudios?"

"Es más complicado de lo que esperaba. Como es un territorio pequeño, pensé que podría manejarlo bastante bien. Creo que subestimé el trabajo que conlleva."

Mientras comíamos, hablamos de varias cosas, como su territorio, la contratación de una niñera, dónde ubicar y cómo decorar una habitación de bebé. Luego recordé la pregunta que le había hecho a Heinley, sobre si el Duque Elgy odiaba a Sovieshu. Pregunté lo mismo a la Condesa Jubel y a Laura. Hay tantas opiniones como personas. A veces las mejores respuestas vienen de quien menos uno espera. 

La Condesa Jubel ladeó la cabeza.

"También me pregunto si el Duque Elgy odia a Su Majestad Sovieshu. Pero a decir verdad, ese duque..."

¿Qué? La condesa me miró, dubitativa. Dado que había sacado el tema, asentí para que continuara. Finalmente suspiró. 

"Es un hombre misterioso. Me pregunto por qué traicionó a Rashta."

Laura gritó, clavando el tenedor en el pudín resbaladizo.

"¡Yo también! Siempre estuvieron juntos, como una pareja. ¿Por qué haría eso?"

Rose y Mastas no sabían nada de Elgy ni de Rashta, así que comieron tranquilamente mientras nos escuchaban. Pero la reacción de Rivetti fue inesperada. 

"¿Qué quieren decir?"

Preguntó con los ojos bien abiertos. Parecía que escuchaba todo esto por primera vez. A Laura le sorprendió,

"¿No lo sabes?" 

"No. Pensaba que los dos eran realmente cercanos."

Rivetti evitó a Rashta y se fue a vivir a un lugar remoto. Pero una vez que abandonó la capital, una serie de acontecimientos extremos la atormentaron. Parecía que no se enteraba de nada. Incluso después de mudarse al pueblo cercano a su territorio, no prestó atención al mundo exterior. 

Laura dijo, 

"Mientras Rashta se sometía a una prueba de sangre con su hija, el Duque Elgy apareció con el hijo de Rashta. Es decir, tu sobrino."

Rivetti dejó el tenedor. 

"¿En serio?" 

Si bien Laura cerró la boca, la Condesa Jubel intervino, 

"Ese incidente confirmó el adulterio de Alan y Rashta." 

Rivetti palideció. 

Rose golpeó el costado de la condesa con el codo, sacudiendo la cabeza. La Condesa la miró extrañada, parecía pensar que era mejor que Rivetti se enterara ahora, ya que acabaría enterándose. Sin embargo, su expresión cambió al observar a Rivetti.

Rivetti se mordió los labios con fuerza y miró fijamente al filete. La expresión de su rostro era terriblemente intimidatoria. 

La Condesa le susurró a Rose,

"¿He dicho algo malo?"

Rose frunció el ceño y se puso la mano en la frente. Rivetti normalmente notaría el cambio en las personas que la rodeaban, debía de estar realmente sorprendida por la noticia. 

Sin darse cuenta de cómo las damas de compañía la miraban, murmuró,

"¿Eso significa que... el Duque Elgy era enemigo de papá y Alan? ¿Por su culpa, papá y Alan se confabularon con Rashta... y él lo usó para acusarlos?" 

***

"Por aquí."

Koshar estaba parado en la puerta principal y saludó con la mano a Mastas, que acababa de salir. 

Ella sonrió ampliamente en cuanto le vio. Su alegría provocó en Koshar una sensación extraña. La mayoría de los nobles fruncían el ceño al verle o parecían asustados. En el Imperio Occidental había más nobles que le trataban bien, pero aun así, era la primera vez que veía a alguien sonreírle tan feliz.

Por lo general, ni siquiera su familia parecía muy contenta de verle. Era el alborotador, así que aunque le amaban, también estaban constantemente preocupados por él. 

"¡Lord Koshar!" 

Mastas corrió como un caballo de carreras, por lo que olvidó dónde poner las manos. Se sacudió torpemente y luego se apresuró a mantenerlas firmes con una cara seria.

"¿Cómo está?"

Recobró la compostura, pero ya era demasiado tarde. 

Koshar estuvo a punto de reírse, pero se contuvo. Los dos se dirigieron hacia el restaurante que habían acordado visitar. Pero una vez sentados, la expresión de Mastas se ensombreció. No era una expresión forzada como antes. Parecía realmente sombría. 

"Señorita Mastas, ¿se encuentra bien?" 

Preguntó Koshar preocupado. Su comportamiento era inusual. Sus ojos se abrieron de par en par, como si acabara de despertarse, y sacudió la cabeza.

"Estoy bien. Sólo estaba pensando en alguien."

"¿Un hombre?"

"¡No! No pienso en ningún hombre aparte de ti."

Ante la respuesta de Mastas, se quedó en silencio. 

"Eso, eso no significa que siempre piense en ti. Podría decir que tampoco pienso en ti, pero sería una mentira. Bueno, no creas que me vienes mucho a la mente."

Mastas divagó, luego hizo una forma casi de pellizco con los dedos.

"Sólo esto. A veces, muy de vez en cuando, pienso en ti."

Koshar separó un poco más el pulgar y el índice de Mastas.

"Yo pienso mucho en la Señorita Mastas."

La cara de Mastas se puso roja como un tomate. Se quedó mirando, embelesada, sus dedos. 

"¿Tanto...?"

La diferencia era de menos de un centímetro, pero a ella le parecía la longitud del mar y el cielo sin fin.

Koshar preguntó mientras contenía una risita, 

"Entonces, ¿en quién estabas pensando?"

"Ah, en esa joven dama que Su Majestad lleva a todas partes. Se llama Rivetti y es como un Yorkshire Terrier."

Luego hizo una mueca y se dio un puñetazo en el muslo. Parecía que había algo en su respuesta que no le gustaba. 

Aunque Koshar no supo por qué se reprochaba a sí misma, se dio cuenta de que apretó el puño con la técnica adecuada. Cerrar las manos de ese modo eliminaba la posibilidad de que los dedos se rompieran con el impacto. Muchos caballeros no lo sabían, pero estaba claro que esta chica era muy lista. 

Cuando por fin llegó la comida, los dos comieron en silencio. 

Mastas abrió y cerró la boca repetidas veces. A Koshar le resultaba difícil saber de qué hablar con una dama noble, así que se vio incapaz de iniciar una conversación. Por suerte, a ninguno de los dos les disgustaba el silencio. Además, les permitía escuchar lo que les rodeaba. 

"¿No dijo esa santa que fuimos afortunados de que la Emperatriz Navier se convirtiera en Nuestra Majestad?"

"¿Desde cuándo Su Majestad Navier pasó a ser 'Nuestra' Majestad?"

"..."

"Antes sólo decías Su Majestad la Emperatriz Navier."

"Ah, bueno, eso era antes de acostumbrarme."

"¿Así que te acostumbraste después de un cumplido de la santa? ¿En serio? ¿Qué te pasa?" 

Koshar y Mastas escucharon una conversación sobre Navier en una mesa cercana. Los labios de ambos se curvaron en sonrisas mientras sus tenedores se movían. No conocían a esta santa, pero le estaban muy agradecidos. Comieron satisfechos, escuchando los elogios a Navier. 

Pero entonces... 

"A mí sigue sin caerme bien. A fin de cuentas, es extranjera. Cuando surja un conflicto, se pondrá del lado de su país natal. Ahora mismo, la Emperatriz Navier trabaja para nosotros, pero en una situación delicada, velará por los suyos. No es que sea algo malo. Yo haría lo mismo. Pero esa es la razón por la que no me fío—" 

Koshar no se abalanzó con puño voladores sobre la persona que estaba hablando mal de Navier. No era porque hubiera madurado, sino porque Mastas fue más rápida que él. Ella golpeó la mesa con el puño.

"¡Cuida tu sucia boca!"

Koshar la detuvo instintivamente, sintiendo por primera vez lo que sentían los demás al estar en sus zapatos.

Cuando Mastas finalmente dejó de fruncir el ceño, se miró el puño con desesperación. Poco después, Koshar dijo que estaba satisfecho con la comida y se marcharon. 

De vuelta en el Palacio Imperial, Navier le mandó a llamar y le preguntó discretamente cómo había ido la comida de hoy, a lo que respondió con sinceridad.

"Fue confortable, fresca y bonita."

Sus palabras no parecían muy significativas, pero el rostro de Navier se volvió rígido. Koshar se mordió los labios. 

'¿He dicho algo que no debía?'

Siempre decía lo que no debía. Supuso que ahora lo había vuelto a hacer. Mientras repasaba mentalmente su respuesta, su hermana dijo en voz baja, 

"Si quien te gusta es Mastas, hermano, entonces, ¿qué tal si... reconsideras el matrimonio con la Princesa Charlotte?"