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viernes, 3 de marzo de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 459

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 459. Oferta Difícil De Rechazar (2)



— Deseo que Su Majestad sea feliz sin importar dónde esté.

— Quería pedir una audiencia con Su Majestad, sólo para verla una vez. Es una pena que al final no pudiera hacerlo.

— Usted es bienvenida en cualquier momento si no se siente como en casa en el Imperio Occidental.

"¿Mi Reina? ¿Qué estás haciendo?"

Heinley preguntó al acostarse a mi lado después de secarse el cabello húmedo con una toalla.

Yo estaba acostada en la cama sacando cartas de la canasta. Una a una, las iba abriendo. Las leía como si devorara caramelos. A Heinley debió de parecerle interesante. Casualmente, me pasó el brazo por detrás del cuello y puso su otra mano sobre la mía.

"Estoy leyendo cartas."

Mientras me recostaba en su brazo, le di una.

"¿Son las cartas que te escribieron personas del Imperio Oriental?"

Heinley aceptó la carta. Con la mano que tenía sobre mi clavícula, me acarició suavemente. A diferencia de su comentario casual, su mano no tenía buenas intenciones. Cuando le di una palmada en el dorso de la mano con un sobre, Heinley se rió en voz baja,

"Ten piedad de mí, esposa mía. Ni siquiera puedo abrazarte, así que déjame tocarte. ¿Por favor?"

"¿Qué dices? Me estás abrazando ahora mismo."

"Me refería a algo más íntimo."

Levanté la cabeza y le fulminé con la mirada. Luego procedí a morderle y tirarle levemente del labio superior. Complacido, se acercó inmediatamente a mí y apretó su boca contra la mía mientras me acariciaba. Poco después, apoyé la oreja en su pecho y escuché el fuerte latido de su corazón.

En ese momento, Heinley sacó un pie de las sábanas y pateó la canasta fuera de la cama. Ante mi mirada fija, sonrió descaradamente,

"Lo siento. No me agrada el dueño de esa canasta. No lo hice con la intención de patear el contenido."

Intentaba hacerse el inocente, pero en vez de criticarle, enterré mi cara en su pecho. Prefería que Heinley mostrara abiertamente su odio por Sovieshu a verlo sentado solo en el nido, desamparado,

"Por cierto, Mi Reina, ¿cómo van las cosas entre Koshar y la Princesa Charlotte? ¿Qué piensa Koshar del matrimonio?"

"Ya que le pedí a Koshar que decidiera, creo que él mismo responderá a eso."

Era difícil para los nobles evitar los matrimonios políticos, pero la situación de Koshar era ambigua. Quería que tuviera cierta libertad.

"He oído que se ha reunido varias veces con la Princesa Charlotte, así que puede que pronto tengamos su respuesta."

***

El Vizconde Langdel se presentó al día siguiente alrededor de las dos de la tarde. En pocos días se le habían formado ojeras. Parecía increíblemente agotado.

"Vizconde Langdel, ¿se encuentra bien?"

Pregunté con preocupación. Ni siquiera se me ocurrió preguntarle qué asuntos le habían tenido fuera.

"Tenía la sospecha de que el Comandante Ángel había liberado al Gran Duque Lilteang, así que pasé noches en vela buscándolo."

"Pero el Gran Duque Lilteang..."

"Sí, el Comandante Angel efectivamente me eludió. Dejó al Gran Duque frente a la embajada."

Recordé el día de la fuerte lluvia y los hombros empapados del Vizconde. Así que había estado buscando al Gran Duque desde entonces.

Sin embargo, el Gran Duque ya había regresado al Imperio Oriental con Sovieshu. Para mi sorpresa, Heinley permitió que el Gran Duque se marchara.

Más importante aún, no podía creer que el Cuarto Comandante hubiera liberado al Gran Duque. ¿No sería mejor mantenerlo con él para usarlo como chantaje...?

"¿Estás seguro de que Lord Angel fue quien llevó al Gran Duque a la embajada?"

"No estoy seguro, pero es lo que creo. Perdone que no se lo haya dicho antes, Su Majestad."

El Vizconde Langdel apretó las manos y, en vez de tranquilizarle, le hice más preguntas.

"¿Por qué me dijiste que rechazara su petición? Para empezar, ¿por qué no me dijiste que era el Cuarto Comandante quien vendría?"

"No confiaba en que mi mensajero pudiera transmitir correctamente mis palabras. Además, cuando decidí convertirme en caballero personal de Su Majestad, Lord Ángel se opuso con vehemencia."

Las respuestas del Vizconde fueron directas, pero con muchas implicaciones. Por ejemplo, el Cuarto Comandante tenía un amplio círculo de influencia, pero el Vizconde lo mantenía en cierto modo bajo control.

En cualquier caso, me sentía incómoda. ¿La repentina aparición de los Caballeros Transnacionales se debía al fenómeno de la disminución del maná? Era mejor ahora que el Gran Duque había vuelto al Imperio Oriental. Sin embargo, ¿sería suficiente para estar tranquila?

"También, Su Majestad. Usted me ordenó que le pidiera a la Señorita Rivetti venir aquí. Mi subordinado envió un mensajero urgente. Ella está en camino."


***