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miércoles, 2 de noviembre de 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 439

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 439. Infiltración (2)




"Ahora sí, dime a qué has venido."

Preguntó Heinley mientras terminaba de acomodarse la capa.

"Su Majestad, ¿la Emperatriz sabe lo que hicimos?"

"¿Qué?"

"Sobre nuestra implicación en el fenómeno de la disminución del maná."

Heinley, que estaba atando tranquilamente las tiras de su capa, se volvió repentinamente pálido.

"Sí."

McKenna suspiró profundamente. Por supuesto, no fue una sorpresa, porque la propia Emperatriz lo había dicho.

"¿Qué te dijo Reina? ¿Por eso está enojada conmigo?"

"Ah, no. Se trata de algo más importante."

"¿Qué podría ser más importante que eso?"

McKenna transmitió fielmente la conversación que había tenido con Navier, sin omitir una sola palabra.

Por supuesto, no mencionó que refunfuñó en el momento en que Navier dijo que tenía trabajo para él.

Cuando McKenna terminó de hablar, Heinley mostró una expresión de sorpresa.

Sin embargo, sus labios estaban rígidos a pesar de la sorpresa reflejada en sus ojos.

"Si es verdad, ¡¿no sería un gran problema?! Pretendí estar tranquilo frente a la emperatriz, pero mi corazón se aceleró en cuanto escuché esas palabras. Si descubren nuestra implicación en el fenómeno de la disminución del maná, cómo podrían reaccionar los magos asociados al Imperio Oriental..."

McKenna habló con preocupación, pero una vez que notó la expresión de incomodidad de Heinley, lo llamó con asombro, "¿Su Majestad?"

Heinley pareció darse cuenta de su estado sólo entonces, él sonrió y asintió como si no pasara nada.

"Así es."

Ante la expresión de Heinley, McKenna fue incapaz de seguir hablando. Aunque Heinley no lo expresó, podía suponer cómo se sentía.

Si bien renunció a la guerra por la emperatriz, en momentos como éste, donde la disparidad con el Imperio Oriental se notaba claramente, parece que su orgullo se ve herido.

McKenna chasqueó la lengua en su interior.

Pero por más triste y doloroso que resultara, fue una decisión tomada por el propio Heinley.

No había nada que pudiera hacer con esos nudos sin desatar que le acompañarían por el resto de su vida.

Heinley tenía que soportarlo por su cuenta.

"¿Qué piensas hacer?"

Todo lo que McKenna podía hacer era pretender que no lo sabía.

Heinley se tomó un tiempo para reflexionar y respondió lentamente.

"Primero..."

***

'¿Cómo pudo pasar esto?'

Observé el líquido marrón claro que salía de la tetera mientras hacía lo posible por mantener mi mente en blanco.

Después de que la sirvienta que sirvió el té se marchó, traté de mirar al frente con serenidad.

Pero sin importar cuánto esperara, lo que veía no cambiaba.

Sovieshu sonreía, fruncía el ceño, sonreía y fruncía el ceño repetidamente frente a mí.

A su lado, el Marqués Karl sorbía el té con una expresión muy incómoda.

Heinley miraba a los demás con una sonrisa de felicidad... pero como estaba a mi lado, noté que tenía la mandíbula tensa.

'Tiene que relajar la mandíbula. Le dolerán las muelas.'

A mi otro lado, McKenna no dejaba de mirar la bufanda de seda alrededor del cuello del Marqués Karl.

Cuando recordé cómo llegamos a esto, suspiré inconscientemente.

Anoche, Heinley vino a mi habitación a decir,

"Hemos ideado la contramedida perfecta para que el Imperio Oriental no pueda obtener pistas sobre el fenómeno de la disminución del maná."

"¿Qué es?"

Pregunté un poco nerviosa. Pensé de qué podría tratarse para calificarlo como una contramedida perfecta.

Sin embargo, no era nada especial.

"Aunque haya magos mezclados entre los cortesanos traídos del Imperio Oriental, no podemos identificarlos, Reina."

"Lo entiendo."

"Por esa razón, aprovecharemos que este es nuestro territorio para mantenerlos vigilados de cerca."

"Ah."

"Es posible que haya magos mezclados entre los caballeros, así que también los vigilaremos de cerca."

"Ahh."

"Incluso al Emperador Sovieshu y a su secretario porque podrían intentar conseguir pistas por su cuenta."

Debería llamar a esto... táctica de enjambre. Es un poco similar a la táctica de guerra 'ataque de ola humana'.
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Si no había forma de identificar a los magos, sin duda era el método más efectivo.

Como Heinley había sugerido, la mayor arma que teníamos en este momento era el número de personas. De este modo, sería fácil hacer frente a nuestro oponente.

Si cada persona del Imperio Oriental era vigilada, nadie podría sobornar a otros ni entrar en sitios que no debían. Cualquier comportamiento sospechoso, podría ser detenido.

"Los caballeros se mantendrán cerca de los caballeros, y los cortesanos de los cortesanos."

"Ya veo. ¿Entonces el Marqués Karl se mantendrá cerca de McKenna?"

"Sí."

"¿Qué hay de Sovieshu?"

"Tendré que hacerlo yo."

Después de que Heinley me contó su plan, palmeé suavemente su espalda y le dije que lo haría bien.

Era importante animarlo.

Sin embargo... así es como resultó.

A la hora del almuerzo del día siguiente, terminé sentada en una mesa con el Marqués Karl, Sovieshu, Heinley y McKenna, así que éramos cinco.

Había dos razones. Sovieshu quería verme y el Marqués Karl nunca quiso separarse de Sovieshu. Debido a eso, todos estábamos juntos...

Aún así, era demasiado incómodo.

Cuando suspiré, Sovieshu me llamó con una cara sonriente.

"Navier."

'¿Quería que pusiera esa misma cara?'

Respondí con indiferencia, eliminando las emociones lo más posible.

"Sovieshu."

En ese momento, Heinley intervino de repente y me llamó.

"Navier."

'¿Qué intenta hacer esta vez...?'

"Heinley."

Pero no podía ignorarlo, así que cuando lo llamé también, Sovieshu miró a Heinley con disgusto.

Entonces Heinley sonrió ampliamente y llamó a Sovieshu.

"Sovieshu."

Mientras nos llamábamos sin sentido, el Marqués Karl masticó su galleta ruidosamente con una expresión de, 'dejen de llamarse'.

Por mi parte, reprimí el suspiro que estaba a punto de salir y me llevé la taza de té a la boca.

Pretenderé no darme cuenta de que Sovieshu y Heinley se miran como si quisieran golpearse.

"Esposa."

Mientras trataba de actuar como si no lo supiera, Heinley me llamó 'esposa'.

Era extraño oírle llamarme 'esposa' cuando normalmente me llamaba 'Reina', por lo que McKenna tosió suavemente.

Cuando lo miré, Heinley extendió su mano tranquilamente e hizo como si limpiara algo en mis labios.

"Tienes algo aquí."

"¿Qué es?"

"¿No será algo que comiste?"

"..."

No he comido nada que pudiera mancharme los labios.

"¿Mi amor?"

"¡Ejem!"

El Marqués Karl tosió y su cara se enrojeció, tal vez porque se atragantó mientras comía.

Sovieshu tenía una sonrisa, pero parecía como si bolas de fuego estuvieran a punto de salir disparadas de sus ojos.

A juzgar por cómo agarraba y soltaba el cuchillo, daba la impresión de que quería utilizarlo como arma.

Es probable que sea el cuello de Heinley lo que quería cortar.