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martes, 9 de marzo de 2021

Una Villana Perfecta Para Un Tirano - Capítulo 43

Capítulo 43. Tania Y El Broche De Esmeralda


Todos las personas del palacio de Tetin miraron al hombre que había entrado sin invitación.

El jardín detrás del palacio era elogiado como el lugar más bello de este reino, pero a nadie le importaba eso ahora mismo; todos estaban demasiado ocupados admirando el apuesto aspecto del hombre. El hombre de cabello y ojos negros había llegado sólo con una espada en la mano, ni siquiera llevaba armadura. Estaba parado en la entrada de la sala conectada al jardín trasero, con una mirada algo aburrida.

A decir verdad, aunque el hombre tuviera una apariencia mediocre, habría llamado la atención de todos. Porque la espada que llevaba en la mano seguía goteando sangre caliente.

"¡Kha... agh!"

Bajo los pies del hombre estaba el caballero comandante del Reino de Tetin, que se agarraba el hombro y gemía de dolor. Por supuesto, este hombre era Estian. 

Estian observó la sangre que goteaba de su espada antes de hablar con alguien que estaba al lado. "Tú, el de allí." 

El asistente del Reino de Tetin respondió, con el rostro pálido, "¡Si!"

"Quítate la ropa."

Los rostros de todos se volvieron rígidos ante sus palabras. ¿Aquí? ¿Ahora mismo?

Al notar las miradas interrogantes y el extraño ambiente, Estian añadió a sus palabras con el ceño fruncido. "Me refiero a que te quites la ropa para poder limpiar la sangre."

En ese momento, el asistente se quitó rápidamente la prenda superior y se la entregó a Estian de forma extremadamente respetuosa. Éste la utilizó para limpiar su cuchilla de acero negro. La prenda se empapó excesivamente de sangre. Normalmente, esto no ocurriría al limpiar una espada, pero la cuchilla de Estian no era un artículo ordinario, después de todo.

Mientras tiraba la prenda empapada después de usarla, Estian se preguntó cuánta más sangre suya y la de un número incalculable de personas, seguía contenida en esta espada suya.

"Emperador... tú... ¿Qué es...?" Fue entonces cuando el caballero comandante de Tetin resolló, con la voz mezclada de dolor, a lo que Estian respondió pisando más fuerte al caballero comandante.

"¡Kuurgh!"

"Aguantas bien para ser un caballero comandante tan inútil. Te alabaré por ello". El sarcasmo se notaba en los labios de Estian. Cuando pisó aún más fuerte al caballero comandante, un grito incontenible resonó en la sala.

"¡Gaargh!"

Los observadores giraron la cabeza cuando vieron a Estian golpear deliberadamente con su talón la herida del caballero comandante, pero no pudieron evitar los gritos que atravesaban sus oídos. Los terribles gritos terminaron junto con el sonido de un hombro rompiéndose. Al final, el caballero comandante de Tetin no pudo soportar el insoportable dolor y se desmayó.

Poco después de que cesaran sus gritos, el Rey de Tetin entró corriendo en la sala, sin aliento por el esfuerzo de correr. Llevaba en la mano una joya verde muy grande y hermosa. Era la joya llamada el Bosque de Tetin.

Innumerables formas de árboles estaban contenidas dentro de la joya verde. Estas formas no deberían ser más que patrones en una joya, pero los árboles se agitaban como si soplara un viento.

"¡Aquí está!"

"No creí que lo trajeras de verdad", dijo Estian, extendiendo la mano hacia el Rey con una risita, y el rey de Tetin le entregó la joya más importante del reino sin dudarlo.

"¡Ya la tienes, así que quita los pies de encima de Ridel de una vez! ¡Ahora! Has prometido perdonarle la vida a cambio de la joya."

"¿Ridel? ¿Ese es su nombre?" Estian miró al caballero comandante que estaba inconsciente bajo sus pies, y luego le dio una fuerte patada. Con un "¡Urk!", el caballero comandante salió rodando.

"¡Ridel!"

El Rey de Tetin se apresuró a sostener al caballero comandante y gritó que llamaran a un médico. Mientras los asistentes se movían enérgicamente, Estian dirigió su mirada a la joya que tenía en la mano. Un bosque infinitamente extenso se agitaba tranquilamente en su mano. Sin duda, era el Bosque de Tetin. Justo cuando se sentía satisfecho al confirmar que la autenticidad de la joya, el Rey de Tetin gritó en señal de repudio. "¡Desgraciado salvaje! Irrumpir en el palacio de otro país sin motivo y robar su tesoro, ¿Así es como debe actuar el gobernante del imperio? ¿Cómo eres mejor que un ladrón?"

"Sin motivos, dices". Estian se burló de las palabras castigadoras del rey y continuó.

"Skadia, en la cordillera interior de Javel."

"¡......!" El rostro del rey palideció ante el nombre de la ciudad pronunciada por la boca de Estian.

"He escuchado que has acumulado un gran ejército en ese lugar. Un ejército de élites, además. ¿Creíste que no lo sabría? ¿Pensaste que un ataque sorpresa con números tendría éxito? Sé que todas las armas de tus soldados están recubiertas con plata de Celcita, lo que significa que yo soy el único objetivo. Después de todo, soy el único que queda en el mundo que puede ser dañado por ese metal."

El rey apartó la mirada de los fulminantes ojos negros de Estian, que brillaron de color carmesí durante un fugaz instante. No era un color propio de un humano.

"Levantar un ejército para atacar al Emperador en secreto. ¿No es esa una razón suficiente para arrasar esta tierra e incendiarla?"

Sus palabras hicieron que los que estaban en la sala retrocedieran vacilantes. No querían enfrentarse al Emperador en solitario. El gobernante del imperio había conseguido llegar hasta aquí solo sin sufrir un solo rasguño. Y luego, de un solo golpe, venció a su caballero comandante. Todos podían sentirlo por instinto; no debían desafiar al Emperador.

"Pero descansa tranquilo, ya que no tengo intención de hacerlo hoy."

"...¿Por qué?" El rey preguntó con cautela.

"Mi Emperatriz me espera. Debo apresurarme."