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martes, 23 de marzo de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 286

Capítulo 286. Navier Enfadada (1)


Antes de irse a la cama.

Sovieshu consiguió calmarse después de mucho sollozar, y comenzó a lamentarse profundamente. Se consideró un tonto por comprar una pintura de Navier de forma impulsiva.

'Cuántas personas van y vienen a limpiar mi habitación... Peor aún, hubo personas que vieron la pintura mientras estaba siendo colgada en la pared.'

Metiéndose bajo las sábanas, Sovieshu se comprometió a quitar la pintura de allí mañana.

Sin embargo, lo que hizo Sovieshu a la mañana siguiente no fue quitar la pintura. Primero llamó al pintor del palacio. Cuando el pintor del palacio llegó, le mostró la pintura y le ordenó,

"Cambia la dirección en la que miran los ojos de la pintura."

"A qué ojos se refiere..."

El pintor preguntó cuidadosamente. Había dos retratos en la pintura, ambos mirando en direcciones diferentes. Navier miraba a un lado y Sovieshu miraba a Navier. Dependiendo de la dirección en la que miraran los ojos, las sensaciones que transmitía la pintura cambiarían drásticamente.

Aunque el pintor le preguntó, pensaba que Sovieshu le diría que cambiara la dirección en la que miraban sus ojos.

"Haz que Navier me mire."

Pero la petición de Sovieshu fue todo lo contrario de lo que esperaba el pintor.

El pintor se quedó desconcertado por un momento. ¿Habla en serio?

Sovieshu tenía una expresión indiferente. Al menos, no parecía que estuviera bromeando. Bueno, nadie bromearía con algo así.

Cuando el pintor asintió y dio un paso atrás, Sovieshu se sentó en la cama sintiéndose más a gusto y volvió a apreciar la pintura.

*** 

El Gran Duque Kapmen, Heinley, McKenna, los funcionarios involucrados y yo, nos reunimos para discutir lo ocurrido en Whitemond. Lo estuvimos discutiendo durante varias horas.

"¿Ha habido alguna disputa recientemente? No desde nuestra perspectiva, sino desde la de Whitemond, un acto que podría haberles molestado."

"No, hasta ahora no había ningún problema."

"¿Qué hay del Embajador de Whitemond? ¿Sabe algo al respecto?"

"También está confundido y se está poniendo en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores."

"El equipo dice que no hicieron nada malo, pero de nuevo, esa es nuestra versión de la historia, ¿no? Quizá hicieron algo malo sin darse cuenta, Su Majestad."

Surgieron diversas opiniones, pero la razón por la que detuvieron al equipo seguía siendo una incógnita.

McKenna dijo con preocupación,

"Lo peor que podría pasar es que Whitemond haya actuado así por estar disgustado con que Occidente se autoproclamara un Imperio. Si ese fuera el caso, será un poco... no, será un gran problema."

Heinley asintió y ordenó,

"Eso es cierto. Marqués Ketron. Pregunta a los de Whitemond a qué se debe esta acción."

"Sí, Su Majestad."

"Gran Duque Kapmen. Por favor, dígale a su subordinado que se quede cerca, y esté atento a la situación."

"Así lo haré."

Después de casi tres horas de reunión, el Marqués Ketron se marchó apresuradamente con sus seguidores. ¿Está bien confiar en él? Mientras observaba su espalda distante con la mirada perdida, Heinley dijo a mi lado,

"No creo que sea tan tonto."

Sin embargo, ya había actuado como un tonto una vez. Había intentado acrecentar el escándalo entre Christa y Heinley, ¿no?

... De hecho. Hubo mucha gente que vio el encuentro secreto entre Christa y Heinley, así que probablemente calculó que era una mentira por la que valía la pena arriesgarse, y actuó en consecuencia.

Aun así, Heinley conocía al Marqués Ketron mejor que yo. Así que asentí porque confiaba en Heinley, no en el Marqués.

Heinley también asintió, entonces nos miramos el uno al otro, unidos por un sentimiento común.

Pero no duró mucho. En cuanto recordé cómo nos separamos la última vez, me sonrojé. Cuando giré la cabeza bruscamente, Heinley se apresuró a tomar mi mano. 

En ese instante. El Gran Duque Kapmen miró fijamente a Heinley, atónito, y se marchó como si estuviera huyendo, murmurando que tenía asuntos urgentes que atender. No sé qué estaba pasando por la cabeza de Heinley para que el Gran Duque Kapmen se marchara de esa forma...

"Reina."

Cuando intenté ir a otro sitio, Heinley me llamó y me apretó la mano repetidamente. Al mirar hacia atrás, tenía una expresión conmovedora.

"¿Vas a dejarme solo?"

Aunque su mirada era capaz de hacer estremecer el corazón de cualquiera, ya había descubierto que Heinley era un excelente actor. No podía saber si su mirada era genuina. Además, ¿quién hizo que nos sintiéramos incómodos en primer lugar?

"¿No es hora de trabajar?"

Al final, dije rotundamente, y me di la vuelta. No estaba mintiendo, ya que me dirigí directamente a mi oficina. Antes estaba en mi salón, pero ahora que esto había sucedido, iba a estudiar algunas cuestiones al respecto.

Era posible que el caso del equipo detenido en Whitemond no se solucionara en poco tiempo, así que tendría que considerar la posibilidad de incorporar otro equipo...

Pero antes de que pudiera llegar a mi oficina, Heinley se me acercó desde atrás.

"Reina, ¿estás enfadada?"

"Para nada."

"Pareces enfadada."

"No estoy enfadada. Es sólo que no respondo a tonterías. "

"Estás enfadada."

"¿No estás ocupado? Tú también debes ir a trabajar, Heinley."

A pesar de acelerar el paso, Heinley se mantuvo a mi lado. Quizá debido a sus largas piernas.

Eventualmente, me detuve y lo miré con los brazos cruzados. Heinley se detuvo al mismo tiempo y dijo, con una mirada terriblemente arrepentida,

"Lo siento. Estaba muy emocional en ese momento. Si hubiese sabido que te disgustaría tanto, no habría dicho nada."

"..."

"Pensé que nos estábamos acercando, pero ahora comenzamos a alejarnos... Realmente lo siento."

Heinley tomó mi mano firmemente y frotó el dorso de la misma con su pulgar. 

Escuchar sus disculpas me hizo sentir culpable. Yo era la que intentaba reducir el tiempo que pasaba con él en contra de mi voluntad.

Aunque me disgustó que dijera que sólo quería su cuerpo, Heinley también podía estar disgustado. Me había dicho en varias ocasiones que me amaba. ¿Quizá por miedo a no querer amarlo lo hice sentir solo?

Sentí un dolor en el corazón al recordar a Heinley sonriendo ampliamente junto a mis padres. Había decidido hacerlo feliz. ¿Cómo volvimos de nuevo a esto? 

Heinley puso sus manos sobre mi cuello, levantado mi rostro con sus dedos y mirándome fijamente a los ojos. 

"Reina. ¿por qué te ves tan triste? No quiero verte así."