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lunes, 8 de marzo de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 279

Capítulo 279. Ojos y Oídos (2)



Mientras tanto, el periodista de los plebeyos, Joanson, estaba perdiendo la paciencia cada día más.

Había solicitado una audiencia, reuniéndose con los emperadores e informándoles sobre su hermana menor. Incluso obtuvo la respuesta de que el caso de su hermana sería investigado.

'Pero, ¿por qué todavía no he recibido noticias del palacio imperial?'

Había pasado mucho tiempo desde que su hermana desapareció. Aunque a menudo discutían, estaba dentro de los límites de una pelea entre hermanos.

Joanson se sentía angustiado sólo de imaginar que algo malo le podría haber pasado a su hermana.

Finalmente, cambió de dirección y decidió interrogar a la sirvienta que trabajaba con su hermana, Arian.

Era una sirvienta experimentada y hábil en su trabajo, de la que su hermana hablaba a menudo porque siempre la ayudaba de una u otra manera.

Iba a esperar a que ella saliera del palacio imperial.

Sin embargo, era difícil saber el horario de los empleados del palacio, así que Joanson se instaló en una posada cercana al mismo y esperó allí a la sirvienta.

Eventualmente, el esfuerzo dio resultados.

Ese día, Joanson comía un sencillo plato de huevos, sentado junto a la ventana de su habitación en el segundo piso.

Utilizaba sus manos para tomar la comida, pero no apartaba su mirada de la puerta principal del palacio imperial.

De repente, se abrió una pequeña puerta junto a la gran puerta principal, y vio a una mujer salir de ella.

Joanson dejó de comer y corrió hacia allí.

Puede que no sea la sirvienta llamada Arian. De hecho, ese fue el caso en otras seis ocasiones.

Pero como siempre, Joanson se dirigió a la sirvienta y le preguntó,

"¿Es usted por casualidad Arian?"

"Así es."

Esta vez, estaba en lo cierto. Era ella.

En ese momento, Joanson vio a la sirvienta, que tenía delante, brillar como un rayo de esperanza.

Aun así, por si acaso, volvió a preguntar,

"¿Eres la sirvienta personal de Su Majestad la Emperatriz?"

Arian respondió con calma.

"Sí."

Joanson rompió a llorar repentinamente. No podía creer que finalmente tuviera una forma de encontrar rastros de su hermana.

Sólo de pensarlo se atragantó, Joanson gimió y se disculpó,

"Lamento haber venido aquí de la nada."

Arian entrecerró los ojos, como si lo encontrara extraño.

Antes de que se marchara, Joanson se apresuró a presentarse,

"Soy el hermano de Delise. Sabes quién es Delise, ¿verdad?"

Por primera vez hubo un verdadero cambio en la expresión de Arian.

"¿Eres el hermano de Delise? El periodista..."

Joanson asintió apresuradamente.

"Sí, soy yo. yo..."

Joanson estaba a punto de hablar pero se detuvo. Dio un paso atrás y miró a su alrededor con una creciente sensación de inquietud, que había surgido tardíamente.

'Ahora que lo pienso, aquí fue donde desapareció mi hermana.'

Si era cierto que su hermana había desaparecido aquí, tenía que tener cuidado con lo que decía.

Podría haber personas alrededor que no quisieran que encontrara a Delise.

"Si no le importa, ¿podemos hablar en otra parte?"

Pero Arian negó con la cabeza y se alejó apresuradamente. Ni siquiera intentó girar la cabeza, como si Joanson fuera una plaga. También parecía tener miedo de esto.

Esa actitud despertó aún más las sospechas de Joanson.

Joanson siguió a Arian y la llamó,

"Quiero saber de mi hermana menor. Mi hermana desapareció. Delise estaba agradecida por lo mucho que la ayudabas. Ya que trabajaban juntas, quizá puedas decirme por qué mi hermana desapareció de repente."

Joanson la persiguió entre lágrimas.

"Por favor, ayúdame a encontrar a mi hermana. No, no tienes que ayudarme. ¡Sólo dime lo que sepas!"

¿Cambió de opinión debido a su actitud desesperada? Arian, que avanzaba sin dudarlo, se detuvo.

Ella giró la cabeza y miró a Joanson.

Su mirada era realmente ambigua. Como si dudara en hablar o no.

"¡Por favor, te lo ruego!"

Cuando Joanson volvió a suplicar, Arian dijo con vacilación,

"Para mí también es difícil hablar de eso por temor a mi vida."

Era difícil hablar de eso por temor a su vida. ¿Existía algo más aterrador? 

El temor de Joanson creció aún más. Las palabras de Arian sonaban como si su hermana ya hubiera muerto. Mientras Joanson sollozaba con desesperación, la expresión de Arian se oscureció.

Miró a Joanson con calma, y luego dio unos pasos hacia delante. Entonces habló en voz muy baja para que nadie más pudiera escuchar.

"Las personas no son todo lo que parecen ser."

"¿Qué quieres decir?"

"Si piensas detenidamente en mis palabras, conseguirás la respuesta. Duda de la persona en la que más crees. Es todo lo que puedo decir."

Joanson se quedó aturdido por un momento. Arian lo miró complejamente, se dio la vuelta y desapareció con pasos apresurados.

Tres días después.

Cuando Arian regresó al palacio imperial tras sus breves vacaciones, se dirigió a la biblioteca para devolver el gran libro que había alquilado antes de las mismas.

Escribiendo su nombre en la planilla de devolución, se dirigió a las estanterías que estaban solas, diciendo que dejaría el libro en su lugar. 

Para su sorpresa, Sovieshu estaba de pie entre las estanterías con las manos entrelazadas detrás de su espalda.


Arian lo saludó y, murmurando en voz baja, le entregó el libro que había traído,

"Hice lo que me ordenó."

"Buen trabajo."

Sovieshu dio una respuesta breve, tomó el libro y lo puso en la estantería frente a él.

Todo lo que Arian le había contado a Joanson con vacilación, había sido por orden de Sovieshu.

Todavía tenía miedo de Rashta y pensaba que no era de fiar.

Nadie seguiría de corazón a una persona que da un castigo severo por un solo error.

Arian, que era realista y consciente de la seguridad, sabía que era mejor ser leal al emperador, que tenía un poder estable, en lugar de a Rashta, que podía explotar en cualquier momento.

"Haz lo que te digo."

Sovieshu habló en voz baja.

"Si haces lo que te digo, no recibirás ningún castigo."

***

Cuando Koshar se despertó, lo primero que vio fue la misma cara que había visto justo antes de desmayarse.

Cabello grisáceo y ojos negros como los de una ardilla.

Koshar se levantó, colocando sus manos sobre su cabeza palpitante, 

"¿Cómo llegué a este lugar?"

Mirando a su alrededor, se dio cuenta que se trataba de una habitación en mal estado. Había una cama, un tocador, dos sillas, y una mesa...

"Ah, se desmayó. Fue traído a una posada cercana."

Mastas murmuró decaída ante la pregunta de Koshar.

"¿Me trajeron? ¿Quién?"

"Yo."

Respondió Mastas, mirando de nuevo a Koshar a los ojos. Luego se levantó rápidamente de la silla, se inclinó y gritó con fuerza,

"¡Perdóneme, Lord Koshar! No sabía que Lord Koshar era más débil de lo que pensaba!"

"¿... Débil?"

"¡He aprendido a no intimidar a los débiles! Perdóneme. Tendría que haber sido más considerada."

Cuando Mastas se disculpó sinceramente, Koshar abrió la boca con desconcierto. Pero Koshar al final optó por no decir a Mastas, 'La culpa es mía por ser descuidado'.

'Pensándolo bien, la dama de compañía no diría nada escandaloso a Navier por haber herido a su hermano. Sí. Me alegro de que haya resultado así.'

Aunque no había planeado desmayarse, Koshar sonrió aliviado.

Mastas se encogió de hombros, temerosa por haber herido al hermano de la emperatriz, pero cuando vio la sonrisa de Koshar, se quedó aturdida por un momento.

Su sonrisa era como la luz del sol resplandeciendo sobre la superficie del agua.

Mastas sintió de repente mucha sed, y se apresuró a beber una botella de agua que tenía a su lado.

Era difícil creer que el caballero se desmayara por haber sido apenas alcanzado por el mango de su lanza.

Sin embargo, al ver florecer esa sutil sonrisa, se convenció de inmediato.

¡Debe ser débil porque es un hombre muy apuesto!

Exactamente en el mismo momento, Koshar pensó,

'¿Se está bebiendo toda el agua de esa enorme botella de una sola vez?'

Los ojos de Koshar se agrandaron por un momento, pero le pareció descortés, así que rápidamente giró la cabeza, fingiendo no darse cuenta.

Después de beber toda el agua, su sed disminuyó, sus ojos brillaron y su estado de ánimo mejoró. Entonces, Mastas preguntó,

"Por cierto, hay un ambiente completamente festivo en este lugar, ¿no? Puedo escuchar música por todas partes. ¿Sucedió algo?"

***