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lunes, 28 de diciembre de 2020

No Quiero Ser Amada - Capítulo 196

Capítulo 196. Hermana Ilegítima 


Al examinarlo, Leticia pensó que era un extranjero. 

El hombre se hizo a un lado, permitiéndole pasar mientras inclinaba la cabeza.

"Entre, Dama."

Leticia soltó un "¡Hmmph!" mientras apartaba su mirada del hombre. No había necesidad de preocuparse por un hombre trivial y promedio como él.

Cuando ella puso un pie dentro de la habitación, el hombre cerró la puerta. Luego, el mayordomo en espera se acercó al hombre y lo guió hacia la salida.

"Por favor, venga por aquí, señor."

Siguiendo al mayordomo, el hombre escuchó voces de las sirvientas, que se estaban quejando de la mujer de cabello rojo. 

"¿Viste eso? ¿Viste su mirada engreída? ¡Ella se cree la dueña de este lugar!"

"Me hierve el corazón de la ira. Nuestra pobre señora... ¡Qué lástima!"

"...Así que esa mujer... ¿Es la amante del Conde?" el hombre le preguntó al mayordomo.

El hombre tenía un acento elegante, característico de la gente del norte.

"Sí, así es", respondiendo cortésmente, el mayordomo ladeó la cabeza.

"Me resultaba extrañamente familiar..." respondió el hombre.

"Porque la esposa del Vizconde Olbach es la hermana de la reina. Es la hija ilegítima del difunto Conde."

El hombre rápidamente procesó sus pensamientos antes de llegar a una respuesta rápida. 

"...¿Ella es la hermanastra de la reina?"

El mayordomo asintió. "Sí, señor. Es la hija ilegítima que el difunto Conde Alessin tuvo con su amante, una mujer común. Antes de que la reina se mudara a Chrichton, se rumoreaba que había echado a su propia hermana y al conde de la mansión. Nadie sabía que la esposa del Conde era la hermana de la Reina hasta ahora."

El hombre sonrió maliciosamente. 

"Ya veo."

El hombre miró hacia atrás y observó la sala de estudio del Conde donde la mujer entró hace un momento. Sus ojos plateados escondidos bajo las sombras de su capucha brillaban con fuerza. 

"¿Joven Duque?" 

Al escuchar la llamada del mayordomo, el hombre borró rápidamente su mirada malvada y sonrió con elegancia.

"No es nada. Vamos", dijo.

***

Al entrar en el estudio, vio dos vasos de alcohol en la mesa. Sintió curiosidad. Aunque parecía un humilde campesino, el Conde había bebido cordialmente con el mendigo como si fuera algo normal.

"¿Quién es ese hombre que acaba de irse?" Preguntó Leticia.

"¿Y por qué necesitas saber eso?"

Leticia se enojó por la respuesta insensible del Conde Clovis, pero antes de que pudiera responder, el Conde Clovis dijo: "Además de eso, finalmente tienes tu oportunidad, Leticia."

"¿Qué quiere decir?"

"Hay una cierta discordia entre el rey y la reina en este momento."

El rostro de Leticia se iluminó inmediatamente.

"¿Es eso cierto?"

El Conde Clovis sonrió. "Es cierto. La reina intentó abandonar el palacio mientras estaba furiosa. El rey no la detuvo. Su relación ciertamente está tensa, algo ha salido mal. Aprovecharé de esta brecha para usted. Sólo siéntate y espera."

"Ahh... Conde Clovis, ¡Estoy tan feliz!"

Leticia alegremente le rodeó el cuello con sus brazos, rozando placenteramente su 3r3cta virilidad escondida bajo sus pantalones. Su virilidad 3r3cta presionó contra su área sensual, causando que ella soltara un elocuente gemido. 

Ella bajó hasta sus rodillas, frotando con la mano la tela que cubría su virilidad en un movimiento circular, antes de desabrochar sus pantalones. Pronto, su virilidad quedó al aire libre.

Leticia enroscó una mano alrededor de su cintura, acariciándolo suavemente mientras lo miraba a los ojos. Un gruñido casi imperceptible se escapó de su garganta.

"Juro que lo haré bien. Después de todo, me conoces bien. Lo buena que soy para hacer que se enamoren de mí."

El Conde Clovis soltó una carcajada y luego un gemido. 

"Sí, Leticia. Lo sé muy bien", dijo, acariciando su cabeza.

Luego la empujó a un sofá y le levantó la falda, revelando su piel lisa. Abruptamente, el conde le deslizó las br4g4s por sus piernas.

Frotando su húmeda entrada, le dijo: "No estoy seguro de los demás, pero tu cara y tu cuerpo son útiles."