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jueves, 1 de octubre de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 206

Capítulo 206. De Camino Al Imperio Oriental (1)



La pregunta de Heinley dejó mi mente completamente en blanco.

¿Cuándo será mi amado esposo? Ya lo es, ¿no?

Pero imagino que no se refiere a esto.

¿Quiere que le dé amor?

Estoy confundida.

Pensé en mi relación con Sovieshu, pero nunca tuve una conversación como esta con él. Esas experiencias eran completamente inútiles.

Mientras dudaba, Heinley murmuró con un leve suspiro.

"Tiene los ojos como los de un conejo sorprendido."

"¿Yo...?"

"Respóndeme en otra ocasión, Reina."

***

Después de que Heinley se marchara.

Apoyé mi cabeza contra el marco de la ventana, sentí mi sien enfriarse al tocarlo.

No lo sabía, pero mi rostro parecía haberse calentado. Cuando puse mis manos sobre mis mejillas, estaban realmente calientes.

Me pregunto si es porque Heinley es... más joven que yo. O tal vez porque es un playboy. Pero, dice cosas dulces de forma muy espontánea.

No me disgustaba, sin embargo...

Mientras estaba pensando en eso, llamaron a la puerta.

Abrí la puerta para ver si era Heinley de nuevo, pero quienes entraron fueron Rose y la Condesa Jubel.

¿A dónde habían ido? Tenían cestas llenas de fruta.

"¿Qué estaban haciendo?"

"Fuimos a un huerto que está en el palacio real, Su Majestad."

"Las cortaremos para usted."

Mientras las dos estaban sentadas en el sofá, cortando las frutas y sirviendo bocadillos en un plato, yo miraba aturdida por la ventana.

Entonces, pensé en lo que Heinley me había dicho sobre ir al Imperio Oriental. 

Si voy, mis damas de compañía irán conmigo, así que por supuesto debo decírselos.

"Su Majestad el Rey estuvo aquí hasta hace poco."

"¿Su Majestad?"

"No creo haberlo visto cuando..."

"Vino por la ventana. Sólo quería decirme dos noticias."

Rose, que había terminado de cortar las frutas, dejó el cuchillo y me miró. La Condesa Jubel dejó el plato de bocadillos en la mesa de té y también esperó mi respuesta.

"La fecha de nuestra boda ha sido fijada."

Sus caras se iluminaron ante mis palabras.

"¡Por fin...!"

"La diseñadora McLinnan estará aún más ocupada, Su Majestad."

Sin embargo, sus caras se oscurecieron tan pronto como les dije la noticia sobre la boda de Sovieshu.

"Por otro lado, hemos sido invitados formalmente a la boda de Su Majestad el Emperador en el Imperio Oriental."

Parecían como si se hubieran bebido un vaso de agua salada.

"Y he decidido ir."

Cuando escucharon mi decisión, sus expresiones empeoraron aún más.

Las dos intercambiaron miradas sin decir una palabra.

La insatisfacción era evidente en sus caras. Pero al final, suspiraron y lo aceptaron.

Entonces cuando estaba a punto de hablar más sobre este tema.

Llamaron nuevamente a la puerta.

Rose se dirigió a abrir la puerta, y yo me senté en el sofá, mirando en esa dirección. 

El visitante era un hombre bien arreglado con una gran barba gris.

¿Quién era él?

Mientras miraba su rostro totalmente desconocido, él se giró y se inclinó ante mí.

Después que asentí, el hombre entró en la habitación y se presentó,

"Soy el Mayordomo Principal de la Familia Amares, Su Majestad."

¿Familia Amares?

Ese nombre me suena familiar.

Oh. Lo recuerdo.

Apareció un par de veces en los registros que había estado leyendo.

Hasta donde sé, esa familia ostentaba el título de marqués.

¿Por qué esa familia enviaría hasta aquí a su mayordomo principal?

Cuando lo miré desconcertada, el mayordomo dijo cortésmente.

"Su Majestad, he venido en nombre de la Señorita Mulaney."

¡Mullaney! Era uno de los subordinados de Mullaney.

Quería reunirme con ella con la intención de que se pusiera de mi lado, ya que era una persona muy influyente en la alta sociedad del Reino Occidental.

Asentí y él continuó.

"La Señorita se siente muy honrada de que Su Majestad la Reina quiera reunirse con ella. Estaría encantada de venir a visitarla en cualquier momento, sólo tiene que indicarme la fecha y la hora."

No había necesidad de fijar deliberadamente una fecha lejana.

"Dile que venga a visitarme mañana a la una de la tarde."

***

Mullaney llegó media hora antes de la hora señalada.

Había considerado esa posibilidad, así que ya tenía preparado el té y los bocadillos.

"Mi nombre es Mullaney, Su Majestad la Reina."

Observé cuidadosamente a Mullaney mientras me saludaba formalmente.

Daba la impresión de ser una figura con una postura firme y decidida, con el cabello rubio claro y ojos grises. Además, tenía una expresión de confianza.

"Me siento honrada de que haya querido reunirse conmigo, Su Majestad."

"He querido conocerte desde que escuché sobre usted."

"Yo también he estado esperando este momento desde que me enteré que Su Majestad la Reina había llegado. Me preguntaba cuando me llamaría."

Su expresión no era lo único que desprendía confianza. También se reflejaba en sus comentarios audaces y naturales. Esto hizo que una sonrisa se formara en mis labios.

Aunque la atmósfera era diferente, se sentía como si estuviera mirando a una joven Nian.

"Ya veo. Si has estado esperando a que te llamara, sin duda quieres algo de mí, ¿verdad?"

En lugar de responderme inmediatamente, la Señorita Mullaney sonrió levemente y preguntó a cambio.

"Su Majestad me ha llamado porque puedo ayudarla a adaptarse en la alta sociedad del Reino Occidental, ¿verdad?"

Es inteligente. Eso es incluso mejor.

Asentí con agrado inmediatamente, pero esta vez ella me preguntó siendo más cautelosa que antes.

"Puedo ayudarte. Puedo ofrecerte la ayuda que necesitas. Pero, ¿en qué me beneficiaría yo?"

Ante la audaz e inteligente pregunta, Laura, de pie junto a la puerta, sacudió la cabeza enérgicamente hacia mi.

Por su cara parecía estar pensando, '¡¿Qué le pasa?!'

Resistiendo las ganas de reírme, le pregunté esta vez.

"¿Qué quieres a cambio?"

No le di muchas vueltas al asunto, era obvio que deseaba algo en particular.

"¡Por favor, deshazte de Christa!"