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lunes, 6 de abril de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 72

Capítulo 72. Un Cambio Repentino (1)



El Vizconde Langdel era un joven enamorado de la Duquesa Tuania. Cuando fue seleccionado como pareja de baile de la Duquesa en la fiesta de Año Nuevo, él se sintió como si tuviera el mundo en sus manos. Ese mismo joven apuñaló a Rashta...

"Debió haber pensado que fue la Señorita Rashta la que comenzó el rumor acerca de la Duquesa Tuania."

La dama de compañía que trajo la noticia se veía sorprendida.

"¿Cómo lo sabes?"

"Cuéntame los detalles."

"Todo comenzó bien. Fue Rashta quien lo dejó entrar en su habitación. No sé por qué."

Rashta debió haberlo dejado entrar porque sabía que era un joven sufriendo por amor. Ella había observado a los hombres que se reunieron alrededor de la Duquesa en las celebraciones de Año Nuevo.

"No sé si puedo decir esto, pero..."

La dama comenzó a tartamudear de una manera compungida, y después hizo un gesto con sus manos implicando que ignoráramos eso y comenzó a hablar de nuevo.

"El Duque Elgy entró pateando la puerta, diciendo que olía sangre, y afortunadamente golpeó—no, detuvo al Vizconde Langdel. El vizconde fue detenido en el acto."

"¿El Duque Elgy? ¿Ha vuelto?"

"Sí, pero esta no es la parte importante, Su Majestad. Cuando el Vizconde Langdel fue capturado, el no dejaba de gritar que Rashta había arruinado a la Duquesa Tuania..."

La dama de compañía me dirigió una corta mirada.

"Es por eso que me sorprendí cuando usted mencionó a la Duquesa Tuania de repente, Su Majestad. ¿Realmente hay alguna relación ahí?"

Aunque ambas nos habíamos aproximado desde situaciones diferentes, llegamos al mismo tema.

"¿Cómo está la Señorita Rashta?"

***

"¿Cómo está ella?"

Sovieshu lo repitió, mirando los vendajes que envolvían el abdomen de Rashta. Se veía en un estado terrible. El doctor exhaló y se quedó viendo fijamente a Sovieshu, como pidiéndole que mantuviera la calma.

"¡Solo dímelo!”

Sovieshu levantó su voz hasta gritar, y el doctor cerró los ojos.

"Su Majestad, por favor quédese en silencio por un momento. No puedo concentrarme."

Sovieshu se retiró y caminaba por la habitación de brazos cruzados, la ansiedad lo carcomía. Sentía que se estaba volviendo loco. El doctor ya había dejado claro que la herida no amenazaba su vida después de la primera examinación, así que, ¿por qué estaba comportándose de esa manera?

Después de dar un par de vueltas llegó a encontrarse cara a cara con el Duque Elgy, quien estaba parado cerca. El duque lo saludó con una leve sonrisa, y Sovieshu le dio unas palmadas en el hombro.

"Gracias. Salvaste a Rashta."

Estaba tan preocupado antes que se olvidó de la existencia del Duque.

"Solo fue suerte."

"Sí..."

Sovieshu asintió y comenzó a caminar de nuevo, inconsciente de que el Duque Elgy seguía observándolo cuidadosamente.

"..."

El Duque Elgy inclinó la cabeza. Había salvado a Rashta, pero Sovieshu no mencionó el hecho de que otro hombre vino a la habitación de su concubina a última hora de la noche. El Duque estaba sorprendido de ver al emperador sobrellevarlo con tanta calma.

'¿Está sorprendido o—?'

Su pensamiento fue interrumpido por la voz del doctor del palacio.

"¿Qué es esto? ¡Qué extraño!"

El Duque Elgy dejó de observar a Sovieshu para mirar al doctor, que había soltado la muñeca de Rashta y en su lugar estaba sintiendo su estómago.

"¿Puedes presionar la herida de esa manera?"

Sovieshu se quejó con el doctor, pero él solamente sonrió.

"No en esta parte. Y no estoy presionando con fuerza, Su Majestad."

Sovieshu estaba a punto de darle otra advertencia, cuando el doctor gritó y se dirigió a él.

"¡Felicitaciones, Su Majestad!"

"¿Felicitaciones? ¿Felicitaciones por qué?"

"¡Hay un bebé en el vientre de la Señorita Rashta!"

Los demás hombres en la habitación se quedaron helados.

"¿Bebé...?"

Sovieshu miró el vientre de Rashta sorprendido. Se veía plano para él.

"¿Bebé?"

"Creo que la Señorita Rashta quedó embarazada después de que la rescató del bosque, Su Majestad."

Un silencio de sorpresa llenó la habitación. Sovieshu se cubrió la boca con su mano.

"Bebé..."

***

Mientras me preparaba para trabajar, me quedé viendo al espejo mientras la Condesa Eliza peinaba mi cabello con una expresión seria. Ella notó que la estaba mirando y sonrió con dificultad, pero su expresión seguía siendo rígida.

"¿Está todo bien, Condesa Eliza?"

Ella respondió con un suspiro.

"En realidad... Hay muchas cosas de qué preocuparse."

No pude hacer más que estar de acuerdo con ella. Hubo una secuencia de incidentes, todos al mismo tiempo... La Duquesa Tuania estaba en proceso de divorcio, mientras que el Vizconde Langdel había apuñalado a Rashta como venganza...

Laura estaba insertando la pluma en mi sombrero cuando habló.

"¿Qué pasará con el Vizconde Langdel?"

Sonaba preocupada, ya que el vizconde era un conocido suyo. Apuñalar a la concubina de un emperador definitivamente era un crimen, y actualmente el vizconde estaba siendo retenido en prisión.

"No te preocupes, averiguaré más al respecto."

"No puedo creer que el Vizconde Langdel hiciera eso. Es imposible de creer."

Una dama de compañía abrió la boca para consolar a Laura, pero antes de que pudiera decir algo, otra dama de compañía entró en la habitación.

"Su Majestad. El Emperador está aquí."

"¿A esta hora?"

Todavía era temprano por la mañana. ¿Sovieshu estaba aquí en persona en vez de enviar un mensajero? Me quedé mirando perpleja a la dama de compañía.

"Déjalo entrar."

A pesar de mi molestia, no tenía elección, la dama de compañía hizo un sonido de afirmación y se apuró en salir de nuevo. Dejé de mirar hacia el espejo y miré en dirección a la puerta, y unos momentos después, Sovieshu entró a mi habitación. Me pregunté qué palabras de consuelo debía ofrecerle. Sin embargo, para mi sorpresa, no se veía angustiado. En vez de enojo o tristeza, algo en su rostro parecía mostrar una leve felicidad.

"¿Su Majestad?"

¿Quizá la herida de Rashta era más leve de lo esperado? Sin embargo, no había razón para estar feliz al respecto.

"¿Está bien la Señorita Rashta?"

La respuesta que me dio me dejó sin palabras.

"Rashta está embarazada."

Por un momento, no pude procesar lo que había escuchado. ¿Quién estaba embarazada? ¿Rashta?

"...no puedo ofrecerte mis felicitaciones."

Las palabras honestas involuntariamente salieron de mi boca. Sovieshu me observó con una mirada crítica, pero era cierto. No podía celebrar esto con él.

"Puede que no sea reconocido como parte de la familia imperial, pero sigue siendo mi primer hijo."

"Lo sé."

Mi corazón saltó en mi pecho, pero su rostro parecía extrañamente tranquilo. Tal vez mi rostro se veía igual de frío.

"No tienes que dar tus felicitaciones. No obstante, a partir del próximo mes, espero que aumentes su asignación tanto como la de las concubinas que tienen hijos."

"Por supuesto."

Lo habría hecho de todos modos.

"Rashta aún no ha despertado, pero sus heridas no amenazan su vida."

No respondí a esa información que Sovieshu me dio, en cambio mantuve mis ojos fijos en un sillón. Conté las flores y hojas en el patrón del tapizado. Él exhaló con fuerza, y no miró atrás cuando salió de la habitación. Incluso después de que se fue, simplemente me quedé congelada.

Estuve así un rato, cuando noté una figura sentada en el alféizar de la ventana. Reina estaba allí, con el pico abierto. La ventana no estaba cerrada, así que debió haberse sentado en el alféizar y esperado a que lo notara. ¿Vino durante la conversación?

De todas maneras, era afortunada. Cuando me acerqué, Reina voló a mis brazos, me abrazó con su cuerpo y enterré mi rostro entre sus alas. Reina me envolvió con sus grandes alas lo mejor que pudo. Podía escuchar su pequeño corazón latiendo audiblemente.

"Gracias... es mucho mejor tener a alguien que te abrace."

Un abrazo era mejor que mil palabras.