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sábado, 30 de diciembre de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 575

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 575. Hermanas (5)



"¿Los padres falsos de Rashta?"

El rostro de Evely se puso rígido.

'¿La pareja que soltó todos esos insultos groseros contra mí?'

"El Vizconde y la Vizcondesa Isqua."

El Marqués Karl se percató de la expresión de Evely y chasqueó la lengua. Recordó cuánto le habían desagradado los Isqua.

"¿Qué va a hacer, Señorita Evely? ¿Retiro la nota de permiso?"

Ella miró la nota con su firma y se la devolvió sin ánimo,

"Sí. Ya no la necesito."

Cruzó los brazos detrás de su espalda y salió lentamente de la oficina. Sus pasos se sentían tan pesados como su corazón.

'Dartha es su verdadera hija.'

Tenía sentido. Los Isqua decían que habían perdido a dos hijas y Dartha estaba buscando a su hermana.

Evely suspiró. Apoyada en el alféizar de la ventana, miró hacia el jardín y recordó todas las cosas feas que le habían hecho los Isqua.

'Aún así, me he encariñado tanto a la hija de ellos como si fuera una hermana. Tal vez Dartha tuvo suerte de perderse. Su madre adoptiva debió criarla mejor.'

Dado que los Isqua ya estaban muertos, no podían causar problemas a la madre adoptiva de Dartha. Pero todavía le preocupaba cómo afectaría la noticia a la propia Dartha.

'Se quedará en shock.'

Aunque los Isqua eran nobles, fueron ejecutados por un delito grave. Cualquier hijo de esos criminales debía convertirse en esclavo. Quizá sería mejor no decírselo.

'¿O sería mejor saber la verdad, a pesar de todo?'

Evely no lo sabía. Después de todo, nunca había tenido padres. Tras un día entero de reflexión, Evely decidió decírselo personalmente a Dartha. Así sería menos impactante.

Además, Dartha seguía queriendo encontrar a su hermana. La identidad de sus padres era una pista importante en su búsqueda. Pero Evely deseaba que todo fuera menos complicado, por el bien de su amiga.

***

'Maldita sea.'

Dartha frunció el ceño. El espía era el caballero que la detestaba, pues sabía que era de los Bandidos Mil Eternos. Y ahora Mastas, de entre todas las personas, había presenciado su pelea a puñetazos.

'Debería haberme contenido.'

Pero lo que estaba hecho no podía deshacerse.

Mastas la fulminó con la mirada, luego apartó la lanza y miró al caballero,

"Tú. Dime qué está pasando aquí."

El caballero empujó a Dartha a un lado y se puso de pie,

"Insulté los orígenes de esta estudiante extranjera. Pido disculpas, Lady Mastas."

"¿Sus orígenes?"

Mastas frunció el ceño.

Dartha miró fijamente al caballero, con los ojos bien abiertos.

'¡Ese idiota!'

Había admitido su culpa, pero sus palabras eran una amenaza encubierta. Revelaría sus secretos si ella revelaba los suyos.

Mastas se volvió hacia Dartha,

"¿Qué te ha dicho? Si tu ira está justificada, entonces pasaré por alto este incidente."

El caballero observó a Dartha con sus ojos entrecerrados, y las comisuras de sus labios curvadas.

'Díselo. Si te atreves.'

"Me insultó porque... no soy de cuna noble."

Eso fue todo lo que Dartha pudo decir. Mastas se volvió hacia el caballero,

"Estarás de baja por una semana. Mientras reflexionas sobre lo que hiciste, escribe tu árbol genealógico cien veces. Cuanto más atrás vayas, más te darás cuenta de lo estúpido que es insultar a otros por su línea de sangre."

"Entendido."

El caballero se marchó.

Mastas la miró a continuación,

"Tú, estudiante."

Dartha se estremeció,

"Sí... señora."

"Si vuelves a actuar así, recibirás una reprimenda."

Dartha enarcó las cejas. Esperaba un castigo. De alguna manera, la leve reacción de Mastas no hizo más que herir aún más su ego. Mastas condenó al caballero, pero no castigó a Dartha— no porque estuviera de su parte, sino porque Dartha era una extraña.

Dartha murmuró que lo entendía, se dio media vuelta y huyó. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

Mientras Mastas la veía alejarse, suspiró. No eran puñetazos ordinarios los que Dartha había dado.

'Es sospechosa. ¿Por qué Su Majestad mantiene cerca a alguien así?'

Justo entonces, Mastas se dio cuenta de que uno de los arbustos de flores se había doblado en la pelea.

"Oh, no."

Mastas se arrodilló para arreglar el arbusto torcido. Dado que no funcionó, se dispuso a arrancarlo de raíz. Mientras lo hacía, vio un trozo de papel que sobresalía en la hierba.

'¿Se les habrá caído mientras peleaban?'

Era de mala educación leer la carta de otra persona, pero Mastas no sabía a quién devolvérsela. Mastas la recogió y la desdobló. Entonces su expresión se congeló.

"Lo vi todo, Mastas. Las ranas tienden a olvidar que una vez fueron renacuajos, ¿no es así?"

La Condesa Jubel se acercó con una sonrisa comprensiva. Pero dado que Mastas no respondió, parpadeó,

"¿Mastas? ¿Te encuentras bien?"

Mastas forzó una sonrisa,

"Lo siento. ¿Dijiste algo?"

"Nada importante."

La Condesa la miró a la cara,

"¿De verdad estás bien?"

***