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lunes, 7 de agosto de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 518

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 518. ¿Él Te Ayudará? (1)



Mastas balanceaba su espada sin cesar. Era la única manera de ahogar sus penas. Si dejaba de moverse, empezaría a pensar. Entonces las lágrimas llenarían sus ojos. Necesitaba seguir sonriendo, mantenerse fuerte.

No lo estaba pasando bien.

'Necesito actuar con normalidad.'

Mastas balanceó la espada lo más rápido que pudo. Golpeó al muñeco de prácticas con fuerza. Por un momento, consiguió despejar su mente.

Los miembros de la 2ª Orden de los Caballeros Clandestinos la observaban con preocupación.

"¿Qué hacemos si rompe todas nuestras espadas de entrenamiento de madera?"

"Ya ha roto diez."

"Los muñecos de prácticas ya son bastante costosos."

Sin embargo, la preocupación de ninguno de ellos era Mastas.

Si bien las damas de compañía se preocupaban por ella, los Caballeros Clandestinos jamás imaginarían que Mastas tenía el corazón roto. Ella llevaba a cabo los actos sucios de los nobles, era apodada 'Manos Sangrientas'.

La espada de madera se partió por la mitad. Otra vez.

Mastas maldijo y tiró los trozos a un lado. Los caballeros de alrededor se marcharon rápidamente. De lo contrario, temían que pidiera un combate a alguno de ellos.

Mastas miró el campo de entrenamiento vacío. Tenía muchas ganas de pelear con alguien. Pero se tiró al suelo, jadeando.

'Me duele.'

Incluso esta breve pausa le resultó demasiado difícil de soportar. Se levantó rápidamente, pero le ardía la mejilla. Cuando se la tocó, su mano se manchó de sangre.

"Maldita sea."

Debe haberse clavado una astilla de la espada de madera.

Tras frotarse la herida bruscamente, fue a por una espada nueva. En el momento en que la alzó contra el muñeco de prácticas, una voz detrás de ella dijo,

"Estás herida."

Mastas se quedó paralizada. Sus ojos se sacudieron. Apretando los labios, bajó la espada. Sabía que esa voz pertenecía al hombre con el que no podía dejar de soñar. Incluso ahora le dolía el corazón.

Lentamente, se volvió hacia Koshar.

Koshar sacó un pañuelo y se acercó,

"Estás sangrando. Si no lo desinfectas bien..."

Aun así, Mastas rechazó el pañuelo,

"Olvídalo. No importa si deja una cicatriz."

"Si no tratas la herida, causará problemas más adelante."

"Incluso si así fuera, no debería importarle, Lord Koshar."

Él se estremeció.

'Siento tu dolor. Puede que tu herida sea visible, pero la mía es igual de profunda, aunque no puedas verla.'

Sin embargo, no podía decirlo. Tales palabras debían reservarse para su prometida, la Princesa Charlotte.

Se metió el pañuelo en el bolsillo y bajó la mirada,

"Ya que eres una de las damas de compañía de Navier, eso nos convierte en amigos. Si la Señorita Mastas resulta herida, Navier se preocupará. Y si Navier se preocupa, entonces yo... también sentiré dolor."

Koshar no se atrevió a mirar a Mastas mientras decía esto.

Ni ella tampoco. Su mirada estaba clavada en el muñeco. Pero su voz hacía que su corazón se acelerara. Sus ojos se llenaron de emoción.

Sin que ellos se dieran cuenta, la Princesa Charlotte pasó por delante del campo de entrenamiento de camino a ver a Navier. Abrazó contra su pecho la pesada enciclopedia que llevaba, mirando de lejos al hombre y a la mujer. Entonces se detuvo, levantando una ceja.

'¿Qué pasa aquí?'

Sus manos no se tocaban, y no hacían contacto visual. Sin embargo, incluso desde la distancia, ella podía sentir la tensión entre ellos. La falta de contacto les hacía parecer aún más desesperados.

Charlotte frunció el ceño. En su mente surgió una ligera sospecha.

'¿Esos dos tienen una relación?'

De vuelta en su habitación, Charlotte repitió la escena una y otra vez en su mente. Cuanto más pensaba en ello, más fuerte se volvía su sospecha.

Esa noche, llamó a Koshar.

"¿Estás enamorado de alguien?"

Koshar pareció sorprendido.

"Sólo respóndeme honestamente. Si mientes, me daré cuenta."

Todas sus damas de compañía miraron a Koshar, listas para salir en su defensa. Pero Charlotte les indicó que salieran mientras esperaba su respuesta.

Él finalmente respondió,

"Antes."

"¿En serio? ¿No sigues enamorado de esa persona?"

"Lo que importa es que me casaré con Su Alteza."

Charlotte levantó una ceja.

"Me entregaré por completo a usted. Haré todo lo posible por amarle. No es necesario preguntar por alguien con quien ya rompí."

Ella frunció el ceño.

'¿No es necesario?'

Bueno, todavía no estaban casados.

'Supongo que tiene razón.'

Aun así, no le agradaba la idea. ¿Rompió con su verdadero amor por un matrimonio de conveniencia? Ella había visto a muchos otros hacer lo mismo, pero seguía sin sentarle bien.

Por lo que había visto antes, él todavía estaba enamorado de esa mujer. ¿Realmente querría casarse con un hombre que estaba enamorado de otra mujer?

"Entiendo. Puedes irte."

Una vez que Koshar se marchó, Charlotte caminó alrededor de la habitación con los brazos cruzados.

'Los dos nos casamos por conveniencia. ¿Por qué debería importarme?'

Sin embargo, le molestaba.

Su mirada se posó en el jarrón de lirios negros. El ramo que el Gran Duque Kapmen le había regalado, alegando que simplemente se había cruzado con ella por casualidad. Se dirigió al jarrón y acercó la nariz a las flores, inhalando su aroma.

'Aunque no amo al Gran Duque Kapmen, me siento extraña casándome con Koshar. Más aún ahora que sé que ama a otra persona. Y estoy segura de que ella también lo ama.'

Charlotte frunció el ceño al recordar la cara de Mastas.

'¿No es ella una de las damas de compañía de la Emperatriz Navier?'