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sábado, 5 de agosto de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 517

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 517. No Causarán Problemas (2)



"¿Quiénes abandonan la alianza?" 

Preguntó Ángel, como si no hubiera oído bien.

Su subordinado repitió el informe,

"El Imperio Oriental y el Imperio Occidental han decidido abandonar la alianza. Juntos."

Ángel frunció el ceño y chasqueó la lengua,

"Entonces es así como quieren jugar."

No parecía conmocionado, lo que sorprendió a su subordinado. 

"¿Esperaba esto, Comandante?"

"Me imaginaba que al menos uno de ellos podría marcharse."

"Guau. Usted lo predice todo."

"No todo."

No vio venir la bomba de la Ceremonia de Año Nuevo de la Emperatriz Navier. Ella le había dicho que no tenía ningún otro plan bajo la manga, pero Ángel lo dudaba. Si Navier se atrevió a mentirle a la cara, lo que sea que tenía planeado debía de ser grande. Y eso probablemente era que ambos imperios abandonarían la alianza a la vez...

"¿Qué debemos hacer? Esto disminuirá la influencia de la alianza."

"Es lo más probable. Ahora no tenemos justificación para entrometernos en sus asuntos."

Ángel caminaba frente a la ventana, con las manos en la espalda. De repente, frunció el ceño.

El subordinado se estremeció ante su expresión feroz.

"¿Comandante?"

Preguntó finalmente, cuando ya no pudo soportarlo más.

Ángel corrió las cortinas.

"Las cosas pueden empeorar."

"¿Peor que esto?"

"Harán algo más que abandonar la alianza. Esos dos países nunca han tenido una buena relación. Ambos lados temerán que el otro les apuñale por la espalda, así que se unirán."

Ángel apoyó ambas manos en el alféizar de la ventana. Sus orejas se enrojecieron de emoción y sonrió.

"No, deben tener un motivo mayor para unirse."

El subordinado tembló. 

"Entonces, ¿no son aún más peligrosos?" 

Quería saber por qué sonreía.

Los ojos de Ángel se entrecerraron. 

"Si eso es cierto, cambia por completo esta noticia. Tendrán una razón para permanecer juntos."

'¿Y eso le hace feliz?'

El subordinado se mordió la lengua. Tenía la sensación de que no quería saber la respuesta.

Ángel sacó una cinta púrpura de su bolsillo y la besó. 

"Espero el día."

El subordinado se preguntó si ésa era la cinta que la Emperatriz Navier había congelado, o la que Ángel había atado alrededor del pájaro dorado. En cualquier caso, parecía extraño.

"Comandante."

"¿Qué?"

"Nada, sólo..."

"Dímelo."

"Recibimos un informe sobre los Bandidos Mil Eternos. Esta vez se dirigen hacia el Reino del Norte."

"Qué rufianes más listos y resistentes. No los pierdan de vista."

"Sí, Comandante. Ah, y esto puede no ser importante, pero..."

El subordinado vaciló.

"¿Pero?"

"Parece que están criando a un niño."

"¿Esos villanos están cuidando a un niño?"

"Eso parece. Saquearon una aldea de camino al Reino del Norte, pero sólo robaron ropa y accesorios de bebé."

Ángel se encogió de hombros. 

"Probablemente se los llevaron para venderlos."

"¿Eso cree?"

"Estoy seguro."

***

Unas horas antes, el Duque Troby y el Emperador Sovieshu discutieron sobre la Alianza Oriente-Occidente propuesta por Navier. 

"Será bueno."

Sovieshu sonrió amargamente.

"Aunque llevará mucho trabajo, contigo y Navier coordinándose creo que saldrá bien."

"Sí, Su Majestad."

"Puede ser un dolor de cabeza al principio, pero una vez que lleguemos a un acuerdo, creo que nos beneficiaremos a largo plazo."

"Eso es cierto."

El Duque Troby se inclinó.

El Marqués Karl, que escuchaba en silencio, finalmente preguntó, 

"¿Sólo el Imperio Oriental y el Occidental entrarán en esta alianza?"

"De acuerdo con Navier, Whitemond también desea unirse a nosotros."

Ante la respuesta del Duque Troby, el Marqués Karl hizo otra pregunta, 

"¿Whitemond? ¿Deberíamos preguntar a otros países si desean unirse antes de fundar esta nueva alianza?"

Si incluso tres o cuatro países se retiraban, afectaría enormemente a la Alianza del Continente Wol.

Sin embargo, Sovieshu sacudió la cabeza.

"Hay un dicho que dice 'un enemigo entre tus amigos es el más peligroso'. Hay que pensarlo cuidadosamente."

Si invitaban a un país descontento a la nueva alianza, ese país podría oponerse a los imperios en todo momento. Las diferencias de opinión eran comunes en las alianzas, pero las antiguas estaban bien establecidas. Las más nuevas podrían derrumbarse por este tipo de disputas.

Por el bien de la consolidación, era mejor mantener la alianza con pocos miembros por ahora. Siempre podrían ampliarse más adelante.

De repente, Sovieshu miró al vacío. 

"¿Cómo... son los hijos de Navier?"

El Duque Troby asumió que estaba teniendo otra alucinación. Pero entonces el emperador le miró,

"He oído que uno de los bebés se parece a Navier."

Ahora el Duque Troby entendió por qué el emperador desvió la mirada. La pregunta era incómoda.

"No estoy seguro. Yo tampoco los he visto todavía, Su Majestad."

"¿No los has visto?"

"No, usted me convocó mientras iba de camino allí..."

Sovieshu se rascó la barbilla.

"Tuvo un niño y una niña, ¿cierto?"

"Sí."

Sovieshu pareció impresionado como si hubiera visto un fantasma,

"Deben ser brillantes, si se parecen a Navier."

"Por supuesto, si se parecen a Navier, tampoco causarán problemas. Serán encantadores."

El Duque Troby soltó una risita. Pero cuando la expresión de Sovieshu se tensó, él se estremeció.

"Le pido disculpas, Su Majestad."


***

El clima era inusualmente cálido, así que salí a pasear con Laurie, envuelta en una manta de piel. Me mantuve cerca del palacio, pero el Vizconde Langdel me siguió para protegerme de todos modos.

"Gracias."

"Sólo cumplo con mi deber."

El vizconde debe de haber quedado impactado por lo ocurrido en la Ceremonia de Año Nuevo, pero seguía tratándome igual que antes.

Le estaba muy agradecido. Pero la ceremonia me hizo darme cuenta de que no podía depender completamente de él. No para todos los asuntos de seguridad. Eventualmente, el vizconde nos dejaría. ¿No debería prepararme para eso?

Justo entonces, Laurie, que estaba en mis brazos, se encogió. Su manta se hundió.

"¡Laurie!"

Grité conmocionada y agarré la manta con fuerza. Un pajarito apareció en su lugar. 

'¡Laurie!'

Antes de que pudiera reaccionar, salió volando. 

"¡No!"

La perseguí presa del pánico, pero voló hacia un matorral y desapareció. Impotente, escudriñé los densos arbustos, sosteniendo la manta vacía.

El Vizconde Langdel se acercó corriendo.

"¿Qué pasó, Su Majestad?"

Sacudí la cabeza. 

'¿Qué hago? No puedo decírselo.'

Creía que no se transformaban fuera de su horario. 

'Entonces, por qué...'

"Me quedaré aquí y buscaré. Vizconde, por favor encuentre al emperador y tráigalo aquí."

"Yo haré la búsqueda, Emperatriz. Yo—"

Pero el vizconde debió de cambiar de opinión al ver mi expresión, ya que se inclinó y salió corriendo.

Se me llenaron los ojos de lágrimas.

"¡Laurie!"

***