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jueves, 20 de julio de 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 509

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 509. La Jaula (2)



El Vizconde Langdel vaciló un momento en la puerta.

'¿Es porque Heinley está aquí?'

Sin embargo, se recuperó rápidamente, entrando con una expresión firme.

'Él también está nervioso.'

"¿Rescataste a los caballeros?"

"He liberado a los tres hombres."

Señalé al otro lado del sofá. El Vizconde se sentó, colgándose el sombrero en la rodilla. Miré brevemente a Heinley. Él estaba mirando fijamente al Vizconde.

'¿Le pido que nos deje a solas? No, no lo haré.'

Heinley dejó la decisión totalmente en mis manos, pero probablemente él también estaba nervioso.

Atrapada entre dos hombres tensos, finalmente abrí la boca.

***

"Eso fue inesperado."

Comentó Heinley una vez que el Vizconde Langdel se marchó. Luego se aflojó la corbata.

"Pensé que le dirías la verdad, Mi Reina."

"Lo hice."

Aunque sólo le conté la mitad de la historia. ¿Cree Heinley que fui demasiado sutil?

Heinley se rió dulcemente,

"¿Mi Reina no confía en Lord Langdel?"

"Sí confío en él."

"Entonces, ¿por qué...?"

"No quiero poner en riesgo el futuro de mi país."

Tomaría riesgos cuando fuera necesario, pero era mejor ir a lo seguro si era posible.

"El Vizconde Langdel es muy joven. No se ha convertido en ciudadano del Imperio Occidental ni se ha casado con alguien de nuestro país. Tampoco ha recibido un título del Imperio Occidental. Por ahora es mi guardia, pero algún día volverá al Imperio Oriental."

Además, su amante Nian también era de la nobleza del Imperio Oriental. A menos que tuvieran la intención de renunciar a su estatus en su país de origen, eventualmente tendrían que volver al Imperio Oriental.

"Ya veo."

Heinley asintió.

"Ahora confías en él, pero crees que algún día podría cambiar de parecer."

"Así es. Tendrá mucho tiempo para hacerlo."

Heinley me miró con una ceja levantada,

"¿Qué hacemos ahora, Mi Reina? Me gusta cuando a veces muestras tu lado despiadado."

'Veo que Heinley está listo para la acción. Encuentra la manera de dirigir todas las conversaciones en esa dirección.'

Me reí.

Sin embargo, Heinley se deslizó hasta mi lado y me rodeó con el brazo. Mi cabeza cayó naturalmente sobre su hombro, y me atrajo hacia él.

'Es increíble con sólo mirarlo.'

Él sonreía como un león con la barriga llena, plenamente satisfecho. Tenía una expresión sensual, y sus labios se curvaron tanto que sus ojos se entrecerraron.

'¿En qué estará pensando?'

Alcé la mano y tiré de su mejilla.

"Ahora no es el momento."

"Entonces debes fijar una fecha y no cambiarla, Mi Reina."

"Es que tengo muchas cosas en la cabeza."

"Hmm. No debe ser por mí. ¿Qué tienes en mente?"

"Es sólo por el inesperado giro de los acontecimientos."

Sacudí la cabeza.

"De todos modos, lo importante es que el Vizconde Langdel se ha enterado de la disminución del maná."

"Eso es cierto, aunque no toda la historia."

"Un secreto deja de serlo una vez que sale a la luz."

Heinley parecía confundido. Observé detenidamente sus delicadas facciones. Luego toqué su mejilla, recorriendo su piel suave y flexible.

"Estoy considerando usar esto."

"Suena un poco aterrador mientras me tocas la cara..."

***

Finalmente llegó el día de la Ceremonia de Año Nuevo. Corrí la gruesa cortina y miré por la ventana. Había gente vestida con diferentes trajes. Conté tantos uniformes de caballeros como países había. Por supuesto, los Caballeros Transnacionales superaban en número a todas las demás comitivas, pero todo el conjunto era... asombroso.

Todos los caballeros marchaban con las armas en la mano y la mirada penetrante. Me pregunté si ahora estaban más serios, debido a las posibles batallas que se avecinaban.

"Qué multitud."

"¿No asistió un montón de gente a la Ceremonia de Año Nuevo del Imperio Oriental?"

Preguntó Heinley.

"De hecho, recuerdo que había más personas."

"No creo que sea por el tamaño. Simplemente me emociona estar aquí como invitada."

Durante la ceremonia del año pasado, me esforcé demasiado para que todo saliera perfecto. Había pasado semanas en constantes reuniones con funcionarios.

El simple hecho de asistir de esta manera me pareció un refrescante cambio de aires.

"Mi Reina, sobre lo que dije ayer—"

"Si no es necesario, no lo haré. Sólo si me veo forzada por la situación."

Nuestra conversación se detuvo al oír que tocaban a la puerta.

"Su Majestad."

Mastas llamó desde fuera.

"Creo que es hora de alistarse."

Dije a Heinley. Luego hice sonar la pequeña campana para hacerle saber a Mastas que podía entrar.

Heinley pareció desconcertado al ver a Mastas.

"¿Qué es eso?"

Señaló una caja grande con asas que ella llevaba,

"¿Una caja de herramientas?"

"Es un maletín de maquillaje."

Mastas respondió. Por su tono oscuro, cualquiera pensaría que llevaba un kit de tortura, en vez de eso. ¿Y por qué era tan grande?

"La Señorita Rose y la Condesa Jubel me rogaron que trajera esto. Ya que soy la única de sus damas de compañía que le está acompañando, es mi responsabilidad asegurarme de que Su Majestad eclipse a todo el mundo."

Tenía mis dudas. No había necesidad de todo esto, pero parecía que Mastas se había decidido.

"No se preocupe. ¡He entrenado duro para esto! Confíe en mí."

Detrás de ella, Heinley se estremeció.

***