Reciente

viernes, 1 de octubre de 2021

I Raised A Black Dragon - Capítulo 202

Capítulo 202. Mantener Distancia con Kyle (2)


"A partir de ahora, si ves que me acerco demasiado a Kyle, necesito que me detengas. Sé que nos hemos acercado útlimamente, pero ahí está el problema". Noah se acercó con su brazo lleno de más ropa, que incluía algunos cinturones y pares de zapatos. "¿Puedes hacer eso por mí?"  

Muell asintió con la cabeza. Noah le sonrió mientras le daba una palmadita en la cabeza. En ese momento, el tendero se acercó a ella y examinó el montón de ropa que había seleccionado.

"¿Ha terminado de elegir su ropa, señorita? ¿Le gustaría probarse alguna?" 

"Sí... en realidad sí, gracias". A Noah nunca se le había ocurrido probarse nada para comprobar si todo le quedaba bien. Se puso algunas prendas en sus brazos y las llevó a los vestidores, con el tendero detrás llevando el resto. 

Después de probarse todas las prendas que había escogido, que afortunadamente le quedaban bien, eligió una blusa azul celeste y unos cómodos pantalones negros para ponerse, junto con unas botas de cuero. De este modo, si necesitaba escapar rápidamente, podría correr. 

Mientras se probaba la ropa, pensó en la advertencia de Kyle sobre no quitarse la capucha, y en cómo había ignorado completamente su consejo. Supuso que a él no le afectaría si no lo sabía. 

"Me llevaré esas cosas, por favor". Como era físicamente más pequeña que Eleonora, necesitaba ropa que realmente le quedara bien. 

"¿Todo? ¿Estás segura?" El tendero se detuvo a mirar la cantidad de ropa que tenía Noah. "En ese caso, ¿quieres que te lo embale todo?" 

"Oh, no es necesario". Noah sonrió al tendero. "Podré arreglármelas". Sacó las etiquetas de las prendas y se las entregó al tendero para que las añadiera a la caja registradora. Mientras el tendero escaneaba todas las etiquetas, Noah doblaba ordenadamente la ropa en una pila, preparándola para que Muell hiciera su magia. 

Una vez escaneadas las etiquetas de las veinticinco prendas, los seis pares de zapatos y los diversos accesorios, Noah le entregó el dinero al tendero. Luego asintió a Muell. Él comprendió lo que ella quería. Chasqueó los dedos, invocando un orbe sobre la ropa. El orbe se expandió hasta engullir toda la ropa, luego se encogió hasta que desapareció. 

El tendero contempló horrorizado lo que acababa de ocurrir. Le temblaban las manos mientras le daba a Noah la factura. Noah sólo pudo sonreír y darle las gracias mientras salía de la tienda con Muell. 

Para su consternación, sólo habían pasado quince minutos. Ella estaba segura de que había tardado mucho más, con toda la ropa que se había probado. Pensó en volver al hotel para dormir, pero cambió de opinión y decidió echar un vistazo a la plaza del pueblo.

El aroma de las brochetas de carne atrajo a Noah hacia un vendedor, que le extendió una brocheta que según él, estaban recién salidas de la cocina. Cuando la mordió, los jugos de la carne se deslizaron por su barbilla, así que supo que el vendedor le dijo la verdad. Compró dos para ella y dos para Muell. Luego se detuvo en la panadería de al lado para comprar un poco de pan caliente.

Con la comida en la mano, atravesaron un callejón cercano donde se celebraba una exposición al aire libre. Las paredes de los edificios circundantes habían sido pintadas con murales de vivos colores, que dejaron a Noah sin palabras. Sin embargo, no pudo evitar sentir que alguien la estaba siguiendo. Obviamente no era Muell porque estaba sobre su hombro comiendo su sadwich. 

Pasó junto a un cuadro que mostraba una puesta de sol sobre un paisaje marino, similar al paisaje de la primera vez que Muell se convirtió en dragón negro. Luego, cuando dobló en la esquina, se metió en una puerta. 

"Muell, ¿Puedes hacerme invisible?" Le susurró asomándose para comprobar que no la seguían. Entonces, sintió un cosquilleo en los dedos de los pies. Cuando miró hacia abajo comprobó que la parte superior de sus botas empezaba a desaparecer. No pasó mucho tiempo antes de que ella se desvaneciera por completo. 

Sabía del poder de la magia de un dragón, pero no tenía imaginaba cuánto. Ya invisible, regresó a la exposición de arte, tratando de encontrar si alguien estaba actuando de forma sospechosa.

Para su consternación, no pudo encontrar a nadie. Sin embargo, no pudo evitar la sensación de que alguien la seguía.