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domingo, 15 de agosto de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 351

Capítulo 351. Regalo (2)



El día antes del cumpleaños de Heinley cambié de opinión sobre el regalo. Opté por escoger distintos tipos de regalos y dejar la elección final en manos de Heinley. Pondría cada regalo en una caja diferente y haría que Heinley eligiera uno al azar.

Por supuesto, antes de que Heinley eligiera uno, le diría que 'cada regalo se preparó teniendo en cuenta la opinión de personas cercanas'.

De este modo, Heinley lo encontrará divertido como si se tratara de un juego, y aunque elija la ropa interior sexy, no parecerá que he puesto tal regalo por un motivo oculto.

Después de decidirme, disfruté mucho haciendo esto, así que estaba deseando que llegara el día de mañana.

Pero por la noche, Heinley me dijo primero.

"Reina, hay algo que realmente quiero como regalo."

Siendo honesta, me sentí decepcionada. Había preparado todo cuidadosamente, pero ahora había algo que realmente quería. Disimulando mi decepción, pregunté tranquilamente de qué se trataba.

"¿Qué es? ¿Puedo conseguirlo ahora?"

"Por supuesto."

"Dímelo."

Pero qué quería exactamente. Cuando le pedí que me lo dijera, Heinley dudó antes de guardar silencio.

"¿Heinley? ¿Qué es lo que quieres?"

¿Parecía decepcionada? ¿Por eso Heinley está así? Me preocupé, así que volví a poner mi mejor cara y pregunté con voz suave.

"Puedes pedir lo que quieras. Es tu cumpleaños."

Heinley me miró a los ojos y preguntó nuevamente.

"¿Segura que no importa lo que pida?"

No creo que saliera de repente con, 'Quiero apoderarme del Imperio Oriental'.

"Por supuesto."

Asentí con una sonrisa y acaricié su oreja. Entonces, Heinley finalmente confesó aliviado,

"La joya que te envió el Emperador Sovieshu. ¿Puedo quedármela?"

Quería algo que no esperaba en absoluto.

No pude decir nada durante unos quince segundos. Estaba realmente desconcertada. ¿Por qué eso?

"... ¿Te refieres a la lágrima de hada?"

Eventualmente, le pregunté pensando que había escuchado mal. Pero ese no fue el caso.

"Sí. Es una joya que siempre he querido."

Puede ser porque es una joya muy reconocida...

Cuando nuestras miradas se cruzaron, Heinley sonrió incómodamente.

"La joya no tiene culpa, Reina."

Sabía que le gustaban las joyas, pero no hasta este punto.

Por un momento, no supe qué decir. Estaba confundida en cuanto a si estaba bien dar el valioso regalo que mi ex-esposo me envió a mi actual esposo.

Pero al pensarlo mejor, supuse que estaría bien. Sovieshu también había querido dar mi anillo a Rashta, ¿no? Al final no pudo hacerlo.

"Está bien. Puedes quedártelo."

Recordar eso hizo que me doliera la cabeza, así que accedí por impulso.

Sin embargo, nunca imaginé que Heinley me pediría esto, por qué Heinley lo quería...

***

El día de su cumpleaños fue agitado desde la mañana.

Carruajes de diversos tamaños ingresaban al palacio imperial uno tras otro a primeras horas de la mañana, y en el lugar donde se estacionaban los carruajes, los cocheros estaban sentados hablando alegremente. Los sirvientes gemían mientras sacaban las diversas cargas de los carruajes.

El ambiente bullicioso alcanzó su punto álgido a primera hora de la noche, cuando comenzó la fiesta.

Sin embargo, no todos reían y charlaban alegremente. A simple vista, algunas personas tenían un rostro especialmente rígido.

Entre ellos, los más llamativos eran la delegación de Whitemond, tanto el hijo como la nuera del Viejo Duque Zemensia, y el Conde Pirnu, secretario de Sovieshu.

A Heinley realmente no se le podía detener.

Por qué invitó a la Familia Zemensia de la nada, excluyendo al Viejo Duque Zemensia y por qué invitó a Whitemond, a pesar de la tensa relación entre los dos países.

Además, ¿por qué se puso hoy la lágrima de hada que me envió Sovieshu?

Si lo que buscaba era que uno de los miembros de la delegación del Imperio Oriental reconociera la 'lágrima de hada' en su cuello, lo había conseguido tal como deseaba. El Conde Pirnu tenía una expresión muy sombría y desagradable.

Ignorando las miradas feroces, Heinley sonreía más de lo habitual cada vez que sus ojos se cruzaban con los míos. Aun así, debía haber nubes oscuras flotando detrás de ese rostro resplandeciente.

Después de un rato, el embajador especial de la delegación de Whitemond se acercó a mí.

"Embajador Klein."

Tan pronto como fingí conocerlo, me saludó cortésmente.

Levanté la vista discretamente hacia Heinley. El asunto de Whitemond debía manejarse con cuidado, por lo que si iba a hablar con el embajador especial, quería que Heinley estuviera a mi lado en la medida de lo posible.

Pero Heinley se acercó al Gran Duque Lilteang, tal vez sin darse cuenta de que el Embajador de Whitemond se acercó a mí.

Por desgracia, sería ridículo llamar a Heinley, que estaba en medio de una conversación con otra persona, para que se pusiera a mi lado.

Al final, decidí lidiar con el embajador especial de Whitemond a mi manera, lo saludé con voz tranquila y mostré la 'sonrisa de emperatriz'.

"Antes, no pude expresar mi agradecimiento apropiadamente. Gracias por venir hasta aquí por Su Majestad Heinley. Los regalos de Whitemond también fueron realmente considerados y agradables."

"Es un honor saber que le gustaron, Su Majestad."

"¿Qué le parece la fiesta? ¿Se está divirtiendo?"

"Aunque es similar a una fiesta de cumpleaños en Whitemond, siempre me sorprenden las diferencias culturales. Especialmente este salón, es muy glamoroso y hermoso. Es simplemente deslumbrante."

Aunque esta decoración deslumbrante no es parte de la cultura del Imperio Occidental, sino del gusto de Heinley... asentí con una sonrisa en mi rostro.

Después de intercambiar unas pocas palabras, el Embajador de Whitemond finalmente sacó a relucir el verdadero tema.

"Su Majestad, como sabe, los dos países que siempre han presumido de una sólida alianza están experimentando serios problemas por primera vez."

"Sí, no esperaba la repentina detención del equipo de comercio por parte de Whitemond."

Cuando señalé que ellos habían iniciado el conflicto entre Whitemond y el Imperio Oriental, mientras que el embajador especial intentaba culpar a ambas partes, su expresión se volvió rígida.

"Por supuesto... es culpa nuestra."

Pero pronto dejó escapar un profundo suspiro y confesó.

"Como debe saber, tras ese incidente, nuestro Rey buscó personalmente a Su Majestad Heinley para promover la reconciliación y la amistad entre los dos países. Sin embargo, Su Majestad Heinley aún no ha respondido a la reconciliación y continúa enviando tropas cerca de la frontera, por lo que todo el país tiene miedo."

No sabía que Heinley estaba enviando tropas cerca de la frontera. ¿Es una especie de amenaza?

El embajador especial juntó las manos con fuerza y confesó impotente.

"Whitemond definitivamente no desea la guerra, Su Majestad. Sólo esperaba que el Imperio Occidental, que solo se hará más poderoso en el futuro, no despreciara a Whitemond."

"¿Por eso tenían que detener al equipo de comercio?"

"Su Majestad la Emperatriz nunca ha vivido en un país pequeño, así que puede que no entienda nuestra posición. Cualquier pequeño movimiento de un país poderoso nos asusta, por eso reaccionamos de esa forma."

"..."

"Su Majestad. Por favor, medie entre el Emperador Heinley y nosotros. La reputación de Su Majestad Navier es bien conocida. Siendo usted la Emperatriz, creo que será capaz de convencer a Su Majestad Heinley. Por favor, espero que se apiade del pueblo de Whitemond, si ocurre una guerra habrá innumerables muertos y heridos."

Después de que el embajador especial terminó de hablar cortésmente, me extendió un sobre.

"Y este es un regalo."

"¿Ya no enviaron los regalos?"

"Esos fueron regalos para Su Majestad Heinley. Este es un regalo por no haber podido asistir a la fiesta por su embarazo. Es un regalo para el bebé que viene en camino."

Cuando abrí el sobre y revisé el contenido, había dos pinturas. Una de un buque de guerra y la otra de un buque mercante, y dos documentos en los que se indicaba el derecho sobre los buques.

¿Es en serio?

Al mirarlo sorprendida, el embajador especial dijo apresuradamente,

"Hemos preparado un buque de guerra y un buque mercante que son exactamente iguales a los de las pinturas. Seguro que al bebé le encantará. A los niños les gustan esas cosas."

Prepararon el regalo con mucha seriedad, ¿no? ¿Creen que puedo ejercer tanta influencia sobre Heinley?