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martes, 31 de agosto de 2021

Bajo El Roble - Capítulo 124

Capítulo 124. Elogios raros (1)


Max se despertó con los maullidos de un gato. Abrió de mala gana sus pesados párpados y se estremeció al ver la brillante luz que entraba por la ventana y que le provocaba un dolor de cabeza intenso. Gimió dolorosamente mientras se sentaba, sosteniendo su cabeza palpitante entre las manos.

El estómago le pesaba como si estuviera lleno de arena y la cabeza le dolía como si alguien le hubiera estado golpeando el cráneo toda la noche. Frunció el ceño ante el inusual malestar y de repente vio aparecer ante sus ojos un vaso lleno de agua.

Max levantó lentamente la cabeza.

Con un rostro sombrío, Riftan la miró y se dio cuenta por primera vez de que había tres gatitos posados en sus piernas que parecían haber recuperado totalmente sus poderes.

"Despierta, borracha" le dijo Riftan.

Max se puso rígida cuando los recuerdos de la noche anterior inundaron sus pensamientos. Riftan le entregó el vaso de agua que ella recibió avergonzada.

"Lo de ayer fue muy digno de ver. No sabía que mi mujer fuera tan bebedora" Riftan le habló en voz baja.

"¡Oh, no! A-ayer fue la primera vez que b-bebí así" Max respondió con voz débil.

Riftan le dirigió a Max una mirada dubitativa antes de sentarse en la cama junto a ella. Lo sintió respirar profundamente, como si quisiera calmar su ira.

Max se sintió aún más ansiosa por sus acciones. Enterró su rostro hinchado en las sábanas, pero de alguna manera la suave voz de Riftan llegó directamente a sus oídos, con más claridad.

"Te diré algo, Maxi, si te veo borracha entre los caballeros una vez más, haré que no puedas caminar durante un tiempo".

Max lo miró con asombro.

Se dio cuenta de que estaba más sorprendida por el hecho de que sus palabras no parecían asustarla en absoluto que por la amenaza en sí. Ella creía que él no podía hacerle nada y que no iba a hacerle daño.

"¿Entiendes lo que intento decirte?"

Le preguntó, pero refunfuñó suavemente en cuanto vio que ella no mostraba miedo. Solo parecía molesto porque ella no se tomaba en serio sus palabras.

"No v-volveré a hacer eso" prometió Max.

"Parece que lo dices por decir".

Con ojos insatisfechos, miró su miserable cuerpo, y pronto dio un profundo suspiro de cansancio.

"Voy a pedirle a las sirvientas que te traigan un té de hierbas que es bueno para aliviar la resaca, así que descansa. Terminemos de hablar por la noche".

"R-Riftan..." Max lo llamó débilmente.

"Ahora mismo, tengo un trabajo prioritario del que ocuparme" respondió Riftan, levantándose lentamente de su asiento.

Se quito al gato de las botas y lo puso en la cama junto a Max y salió de la habitación. Max se apresuró a sostener en sus brazos a los gatos que maullaban de desconsuelo. El maullido agudo se sentía como una aguja que atravesaba su cerebro.

Mientras calmaba a los gatos en sus brazos, Rudis entró en la habitación con una bandeja de té.

"¿Cómo se siente, Señora?" Rudis la saludó.

"E-estoy bien, no es n-nada" contestó Max.

De hecho, se sentía fatal, pero la escena de ayer le parecía mucho peor que la patética resaca que tenía. Max calmó su adolorido estómago sorbiendo té caliente mientras trataba de mantener su dignidad frente a Rudis.

"Traeré un poco de agua para que se dé un baño. Se sentirá mejor si se lavas con agua caliente y calma su estómago con la papilla de huevo especial del chef" le dijo Rudis con una sonrisa.

Max asintió a su consideración con agradecimiento, aliviada por las atentas palabras de la criada.

"Lo haré".

Rudis llamó a Max después de un rato, y fue recibida por una bañera llena de agua caliente. Max se quitó la ropa y se dirigió a la bañera. En el calor del agua caliente, se empapó y se lavó el pelo con una mezcla de hierbas.

Disfrutó del baño caliente hasta que sintió que el agua se volvía tibia. Más tarde, Max se puso un vestido nuevo y esponjoso.

Rudis le trajo una espesa papilla hervida con cebada, papas, cebollas y huevos para que la disfrutara mientras se peinaba.

Después de que Max desayunara, se sentó frente al fuego y abrió un libro para leer. El té de hierbas fue efectivo para alejar su resaca y su dolor de cabeza desapareció, así que pudo mirar su estantería y elegir un libro para leer.

"¿Debo sacar a los gatos?" preguntó Rudis a Max.

La sirvienta debió de verla pasar las páginas con concentración, y le preocupó que los gatos la interrumpieran.

Max negó con la cabeza, no quería echar a los animalitos de la habitación.

"Oh, no. E-ellos no me molestan. N-no me i-importa si se quedan" respondió Max.

Entonces, Rudis sonrió cuando uno de los gatos ronroneó y se frotó contra ella. Se inclinó para frotar la oreja del gato.

"El gato negro es muy tranquilo. El gato blanco y el rayado, en cambio, parecen muy juguetones. Empezará a moverse en cuanto encuentre su valor. Estoy segura de que, a medida que crezca, será un gran cazador de ratones"

le dijo Rudis, Max respiró secretamente aliviada ante su suave expresión. Le preocupaba que el trabajo de Rudis hubiera aumentado. Sin embargo, Rudis ya parecía estar obsesionada con los pequeños gatos también.

"Oh, les puse nombre a-ayer. El n-negro es Roy, el b-blanco es Rola, y el gato de rayas g-grises es Ron".

Se dio cuenta mientras hablaba de que Rudis cerraba los ojos como para memorizarlos, y susurraba los nombres de los gatos con una mirada feliz.


Un dibujo de nuestra pareja favorita y de Ron, Roy y Rola, sus nuevos hijos adoptivos.💕
Créditos del dibujo a @spoon_1122