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domingo, 22 de noviembre de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 230

Capítulo 230. La Primera Emperatriz (1)



Aliviada, me le acerqué. Sin embargo, antes de que pudiera siquiera saludarlo, Kapmen se dio la vuelta y se fue.

Menos mal... pero ¿por qué se fue repentinamente? ¿No estaba aquí esperando a alguien?

En ese momento, mis damas de compañía se acercaron y me instaron,

"Es hora de prepararse para la boda, Su Majestad."

"Hay mucho que hacer a partir de ahora. Además, ¡hoy debe acostarse temprano!"

"¡Dese prisa!"

Aunque la expresión de Mastas era de, '¿Por qué tiene que prepararse ya?' también me apresuró.

Eché un último vistazo a la espalda de Kapmen, y rápidamente seguí a mis damas de compañía al anexo.

***

Heinley miró la falda de Navier mientras se alejaba.

Si bien disfrutó del tiempo que pasó a su lado, cuando declaró que no causara problemas innecesarios con el Imperio Oriental, realmente se entristeció. 

Navier lo había dicho en otro sentido, pero sus palabras se clavaron en su pecho como una daga.

Además, la ominosa advertencia de Sovieshu de que 'Navier lo dejaría cuando se diera cuenta que tenía dos caras' lo hizo sentir incómodo.

"Su Majestad. ¿No vas a entrar? Dijiste que necesitabas sólo un momento para ir al baño, ¿por qué estás aquí así?"

'¿Este es el baño?' Pudo escuchar a McKenna murmurar por detrás.

Heinley preguntó, recostándose en blanco contra un pilar. 

"McKenna. ¿Reina querrá volver con él... si descubre que soy una completa basura?"

Como un leal servidor, una corriente de palabras reconfortantes surgieron en la mente de McKenna.

'¿Por qué Su Majestad es una basura? Porque ha hecho todo por el bien del Reino Occidental, porque Su Majestad ha cuidado de nuestro país como el Emperador Sovieshu cuida del Imperio Oriental, ¿es una basura?, etc...'

Sin embargo, las palabras de consuelo que salieron de su boca fueron las de un primo cercano desconsiderado,

"En ese caso, te reciclará. Puedes estar tranquilo."

Mientras Heinley lo miraba fulminantemente, McKenna huyó rápidamente al salón de bodas.

* * *

Por fin llegó el día de la boda.

A partir de este día, finalmente me convertiré en la Reina del Reino Occidental.

No, Heinley se autoproclamara Emperador, así que seré la Emperatriz del Imperio Occidental.

Una ligera sensación de presión y emoción me invadió.

La primera emperatriz...

A pesar de que me convertiré en la primera emperatriz, el Reino Occidental era un país que ya tenía sus cimientos establecidos.

El tamaño, la riqueza y el poder militar del país ya eran suficientes para considerarlo un imperio.

Incluso una vez que se convirtiera en el Imperio Occidental, habrá muy poco que necesite reestructurar.

Pero aún así, cuando el reino se convirtiera en un imperio, sin duda debía cambiar algunas cosas ya que este lugar sería mi nuevo hogar.

"Cielos, Su Majestad. Deje de fruncir el ceño."

"Oh. Lo siento."

"Le estoy aplicando polvo de perla en la frente para añadir luminosidad, pero usted no deja de fruncir el ceño, así que se estropea antes de que se fije adecuadamente."

No había podido hacer nada.

Ayer me acosté temprano, porque dicen que cuando uno se levanta después de una buena noche de sueño, la piel luce más saludable y el maquillaje queda mejor.

Tan pronto como me desperté por la mañana, tomé tres tipos de baños y recibí masajes que iban desde el cuello hasta los hombros.

Después de eso, tomó horas sólo maquillarme y también horas sólo para arreglar mi cabello.

"¡Terminamos!"

Justo cuando comencé a sentir un hormigueo en cada músculo de mi cuerpo, la Condesa Jubel exclamó y aplaudió.

Es un alivio. Si hubiera tenido que esperar más, realmente no habría podido resistirme a dar un paseo.

"Mírese en el espejo, Su Majestad. Es usted muy hermosa."

Rose exclamó emocionada.

Volví a mis sentidos y me miré en el espejo. No quería hacer el ridículo como Rashta.

¡Santo Cielos! Me sentí sorprendentemente satisfecha de cómo lucía con mi vestido de novia.

Era asombrosamente glamuroso. Aunque me lo había probado antes, era aún más increíble ahora que lo llevaba puesto con el cabello y el maquillaje arreglados.

Cuando me di la vuelta, la amplia falda del vestido se agitó e hizo un sonido tintineante. Al mismo tiempo, el vestido resplandecía.

"¡Qué hermosa! ¡Oh, su imagen debería ser retratada!"

"Gracias, Señorita Laura."

Esto se debió a que la falda del vestido estaba cubierta de joyas, porque en palabras de Heinley, 'El Reino Occidental es la capital de las joyas.' 

Aunque mi damas de compañía admiraban el hermoso vestido...  Afortunadamente, Heinley hoy se autoproclamaría Emperador. De lo contrario, sin una noticia de ese tipo, todos pensarían que estaba obsesionada con las joyas.

* * *

Antes de que empezara la boda.

Todos los invitados distinguidos y nobles ya estaban reunidos en el salón, mientras yo estaba esperando en una pequeña habitación adyacente preparada de antemano para la novia.

Ya hemos intercambiados nuestros votos matrimoniales, la ceremonia de hoy sería sólo una formalidad.

Extrañamente, sentí un hormigueo en las palmas de mis manos.

Heinley debe estar en la pequeña habitación al otro lado. ¿Estará tan nervioso como yo?

Dijo que era su primera vez... Ah, en qué estoy pensando.

"Su Majestad la Reina, puede entrar ahora."

Mientras daba vueltas alrededor de la habitación sin sentarme por temor a que el vestido se arrugara, el funcionario encargado de dirigir el evento estatal finalmente señaló que podía entrar.

Asentí, luego salí por la puerta y caminé lentamente por 'el camino de la novia.'

Al otro lado, Heinley también estaba entrando al salón.

Entonces, cuando nuestros ojos se encontraron, sonrió tan brillantemente que resultaba evidente para cualquiera.

La emoción se reflejaba tan claramente en su expresión, que para contener la risa, tuve que esforzarme para controlar mis músculos faciales.

Reírme moderadamente delante de los presente no sería mal visto, pero no podía reírme a carcajadas.

Caminé y caminé continuamente.

El camino de la novia... El camino en el que viví sola sin Heinley... El camino en el que estuvo Sovieshu.

Antes de que surgieran pensamientos amargos, nuestros caminos se unieron en uno solo.

Nos sonreímos ligeramente, luego nos dimos la vuelta y nos dirigimos hacia el Sumo Sacerdote.

Entonces, naturalmente, nuestros brazos se tocaron suavemente, y Heinley tomó mi mano con fuerza en el momento preciso.



Por lo general, no caminábamos tomados de la mano.

Me sentí avergonzada, pero también apreté su mano con fuerza.

El Sumo Sacerdote, que había insistido bruscamente que no lo invitáramos, sonrió ligeramente cuando nos vio como si no pudiera evitarlo.

"Les dije que no me invitaran."

Sin embargo, cuando nos detuvimos frente a él, susurró mientras abría el libro sagrado.

Sonriendo, el Sumo Sacerdote le preguntó a Heinley según la norma.

"Ambos recorrieron anteriormente caminos separados, y ahora han comenzado a recorrer un camino juntos como marido y mujer. ¿Rey del Reino Occidental, Heinley Alles Lazlo, acepta recorrer junto a Navier Ellie Troby el resto del camino?"

Me sorprendió un poco. Sin duda, esa no era la frase típica de las bodas.

Mientras lo miraba sorprendida, el Sumo Sacerdote sonreía juguetonamente.

Probablemente como intercambiamos nuestros votos matrimoniales en el Imperio Oriental, adecuó la frase a la situación actual.

Sin embargo, la sonrisa juguetona del sumo sacerdote desapareció tan pronto como Heinley dijo, "Espere un momento."

Cuando el novio no respondió a la pregunta de si aceptaba a la novia y en su lugar pidió al sumo sacerdote que esperara un momento, murmullos surgieron desde los asientos de los invitados distinguidos.

Habiendo ensayado esto ayer, esperé tranquilamente mientras observaba las reacciones de todos.

Sin embargo, después de ver la cara sonriente de Rashta me detuve. No había necesidad de observar a las personas que esperaban verme sufrir en este día.

Miré a mi lado, Heinley seguía sonriendo tranquilamente a pesar de la bulliciosa multitud.

"Tengo algo que anunciar antes de eso."

Aunque para sorpresa de todos, su tono era diferente al habitual.

Los invitados distinguidos se miraron unos a otros, desconcertados. Heinley esperó a que se calmaran un poco, y luego dijo con fuerza en su voz.

"A partir de este momento."

"¿?"

"El Reino Occidental se convertirá en el Imperio Occidental, y yo, Heinley Lazlo, reinaré como el Primer Emperador del Imperio Occidental."