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domingo, 20 de septiembre de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 202

Capítulo 202. El Sufrimiento De Kapmen (1)


"Uh.. Entiendo."

Cuando Christa se enteró que uno de los líderes de la Orden de Caballeros Transnacional había venido hasta aquí para servir a Navier, murmuró amargamente.

Como ella era la Reina del Reino Occidental, pensaba que esto era bueno para su país. Sin embargo, Chista se sintió un poco triste de que no fuera ella quien lo hiciera.

Después de pensarlo por un rato, fue al jardín de flores que cuidaba ella misma y ordenó a sus damas de compañía,

"Hagan una cesta de flores con esas flores y dénsela a Navier."

"Oh, Dios mío. ¿Le darás un regalo primero?"

Las damas de compañía miraron disgustadas a Christa por su petición.

Desde un principio no les agradaba Navier porque era una enemiga potencial de Christa. 

Y después de que unas de las personas cercanas a Navier ofendiera abiertamente a una de las damas de compañía de Christa, odiaban verdaderamente a Navier y a su gente. 

No podían creer que le quería enviar un regalo.

"¿Habla en serio, Reina Christa?"

"Si me agradaba o la odio, eso no importa."

"Su Majestad..."

"Mientras la actual reina no cometa ningún error, debo mostrarme amigable con ella como antigua reina."

Christa suspiró, y luego añadió.

"Y ahora está a su lado unos de los lideres de la Orden de Caballeros Transnacional. ¿Qué sentido tiene luchar?"

Eventualmente, una de las damas de compañía no tuvo mas remedio que arrancar las preciadas flores de Christa y comenzó a ponerlas en una cesta.

Mientras ella trabajaba en la cesta de flores, las otras damas de compañía continuaron hablando con Christa sobre Navier.

"Reina, no sirve de nada que intente llevarse bien."

"Así es, ella ya considera a la Reina una enemiga."

"¿No ha escuchado que quiere reunirse con la Señorita Mullaney?"

Christa frunció el ceño mientras jugueteaba con el lazo de la cesta de flores.

"¿La Señorita Mullaney?"

La duodécima candidata para el puesto de Reina de Heinley.

Fue ella quien le dijo a Christa que se fuera del palacio real porque ya no era la reina.

A Lady Mullaney no le agradaba Christa.

¿Y ahora Navier quería reunirse con ella?

"Está tratando de poner a Lady Mullaney de su lado."

Murmurando con una expresión rígida, Christa suspiró de nuevo.

"Parece que realmente me ve como una enemiga..."

"Así es. De lo contrario, habría permanecido tranquila hasta la ceremonia de boda, para luego centrarse en conducir correctamente al país."

"Si quiere reunirse con Lady Mullaney, significa que quiere deshacerse de usted."

"Debe hacer algo, Reina."

Las damas de compañía instaron a Christa ansiosamente.

Christa no fue la única cuyo poder se había desvanecido con la llegada de Navier. 

Las damas de compañía más cercanas a ella también experimentaron lo mismo.

Si Heinley se hubiera casado con una dama de la nobleza del Reino Occidental, estaría en una posición mejor que la de ahora.

Porque ninguna dama iría más allá de su influencia en la alta sociedad.

Además, el Rey Heinley era un playboy. Un playboy que quizá tendría docenas de amantes en el futuro.

Además, el Rey Heinley era un playboy. Un playboy que quizá tendría docenas de amantes en el futuro.

La dama que se casara con él por razones políticas se sentiría sola y marginada, sería una reina sólo de nombre, sin el corazón del rey o el poder de la alta sociedad.

Entonces... las damas de compañía resoplaron con exasperación.

"Por favor, haga algo al respecto, Señorita Christa."

"Aunque no pueda deshacerse de ella, al menos debería destruirla."

"No debe permitir que esa mujer la despoje de su posición en la alta sociedad."

Christa se veía pálida y sonrió con tristeza.

"¿Qué puedo hacer? Si nuestra relación no es buena, otros países y sus ciudadanos se reirán de nosotros. Si soy hostil hacia ella en secreto, el Rey me odiará. Además, ahora mismo... ya no tengo ningún poder."

***

Cuando Nian estaba hablando con mis damas de compañía. Inesperadamente, el propio Vizconde Langdel vino a verme.

"Reina Navier."

El Vizconde Langdel me miró con ojos temblorosos, y torpemente se arrodilló sobre una rodilla para saludarme.

"No esperaba verte aquí."

Él dudó como si no supiera qué decir.

Quise ayudarlo a levantarse, pero el Vizconde Langdel sacudió la cabeza y dijo,

"He venido para mostrarte mi gratitud."

No lo había hecho con la esperanza de ser recompensada, pero lo acepté en vez de negarme.

"Gracias."

Aunque todavía no sabía en qué podía ayudarme el Vizconde Langdel, ya estaba agradecida de tener a tanta gente cerca a mi en un país extranjero.

"Estoy feliz de que tú y Lady Nian estén aquí. Eso es suficiente para mí."

Sin embargo, la gratitud del Vizconde Langdel superó mis expectativas.

"He traído a mis caballeros. Por favor, permítanos ser sus caballeros personales."

¿El Vizconde Langdel trajo a sus caballeros? 

Eso me sorprendió.

El Vizconde Langdel era un noble sin territorio. Y aunque un noble tuviera una mansión en la capital, sin eso no podría levantar un ejército privado. 

Pero, él tenía sus propios caballeros...