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miércoles, 29 de julio de 2020

Dama A Reina - Capítulo 79

Capítulo 79. Un Secreto Entre Nosotras Dos


<Parte 4. La verdad está destinada a salir a la luz de todos modos.

Una chica que había malinterpretado las obras del destino recibió un severo castigo.

Esta fue la historia de Petronilla Laura Le Grochester.

Cuando vio por primera vez a ese hombre, Petronilla inmediatamente cayó en la ilusión del corazón. Sus ojos sólo vieron al hermoso hombre que momentáneamente hizo que su corazón dejara de latir. La joven Petronilla realmente creyó que ese hombre era su otra mitad predestinada.

‘Si tan sólo pudiera convertirme en la esposa de ese hombre...’

Nadie en todo el reino quería ser su esposa porque todos escucharon los rumores sobre la amante favorita de Su Majestad. Aun así, Petronilla quería esa posición a su lado.

Al final, la mujer que originalmente había sido seleccionada para ser Reina, la señorita Vasi, perdió su candidatura a Reina debido a la interferencia de su padre, y Petronilla pudo convertirse en Reina.

Mientras Petronilla estaba extasiada por este giro del destino, esa felicidad no duró ni un cuarto de día después de casarse con Lucio. Su marido le dijo duramente que no esperara su amor. Incluso en la noche de su matrimonio, se había acostado con su supuesta concubina.

Sin embargo, eso estaba bien. Ella todavía lo amaba, y, sobre todo, todavía era la Reina del reino. ‘Él no puede deshacerse de su propia esposa’, -pensó Petronilla complacientemente-.

Nunca recibió su afecto, y, a diferencia de la difunta Reina Alisa, su familia no tenía mucho apoyo político. Su autoridad estaba disminuyendo, y la concubina sólo seguía amenazando su posición. La frialdad e indiferencia de su marido, así como su vida sin incidentes en el palacio sólo desgastaron a Petronilla.

Su naturaleza pacífica estaba empezando a cambiar gradualmente. No era un cambio con el que pudiera ser feliz.

Y aunque ella lo sabía, no podía hacer nada al respecto.

Aunque se maldijo a sí misma por volverse más malvada, no podía hacer nada para detenerlo.

Aunque se odiaba a sí misma por cometer estos actos malvados, continuó haciéndolos.

Al final, cuando todos los secretos de Lucio fueron revelados, Petronilla se dio cuenta de que nunca fueron socios predestinados. Aunque lo abrazó y lo amó, era un hombre demasiado marcado y herido. Petronilla fue incapaz de abrazar todas sus cicatrices.

Y cuando vio que su concubina era capaz de hacer lo que ella no podía, Petronilla se dio cuenta de que la concubina era su otra mitad predestinada, que su propio encaprichamiento era sólo la ilusión del romanticismo de una joven, y que estaba completamente equivocada, pero a pesar de su arrepentimiento, ya era la esposa del Emperador.

La concubina era una mujer astuta. Al final, esa malvada mujer siempre estuvo un paso adelante de Petronilla, y la destronó con falsos cargos e incluso trajo la destrucción de su familia. Sus preciosos padres y su hermana gemela fueron castigados junto con ella. La vida de Petronilla terminó con la guillotina, y su familia la siguió.

En los últimos momentos de su vida, ella pensó esto. Si pudiera nacer de nuevo... no, si pudiera volver atrás en el tiempo al punto justo antes de conocer a ese hombre, se aseguraría de que nunca más se cruzaran. Ni siquiera le perdonaría una mirada pasajera a él. Viviría como una extraña que no tiene nada que ver con el otro.

Esto es lo que Petronilla juró cuando cerró los ojos con angustia.

*

Y cuando abrió los ojos, había retrocedido en el tiempo, pero no mucho después de dar gracias a la bendición que Dios le había dado, no pudo evitar volver a caer en la desesperación. Por esta vez, su joven hermana se convirtió en la Reina en su lugar.

Petronilla sospechó que Patrizia también había regresado en el tiempo, y cuando se dio cuenta de que su hermana menor se sacrificó para salvar a su tonta hermana mayor, las lágrimas corrieron por su rostro. Petronilla sintió una dolorosa pena.

La brillante personalidad que solía tener estaba un poco apagada. Ella juró que como no podía cambiar lo que ya había sucedido, cambiaría el pasado restante, no, el futuro que aún estaba por venir. Petronilla decidió firmemente no permitir que ella o su familia enfrentaran tal tragedia por segunda vez.

Decidió ayudar a su hermana menor. Afortunadamente, Patrizia era una chica brillante y no actuó tan tontamente como lo hizo en su vida pasada. A veces, veía la figura infeliz de Patrizia, pero no había nada que pudiera hacer por ella más que dejar que su corazón doliera por su hermana menor.

Aun así, lo que la reconfortaba era el hecho de que Patrizia era mucho más madura en el manejo de todo que ella. Viendo eso, Petronilla recibió la confirmación de que nunca fue adecuada para ser Reina en primer lugar.

Después de confundir una relación fallida con el amor predestinado, Petronilla creyó que nunca podría volver a amar. Qué no habría ningún hombre que pudiera amarla, y ella sólo pensaría en el amor como una molestia, pero parecía que a Dios le gustaba mucho jugar con ella.

"Me enamoré de usted a primera vista, mi señora. La amo".

Un hombre le confesó su amor. Si esto fuera el pasado, ella se habría alegrado mucho y habría aceptado su confesión. Sin embargo, Petronilla tenía miedo. Tenía miedo de que este hombre hiciera lo mismo que ella y confundiera el simple encaprichamiento con el amor verdadero. Si es así, entonces ambos sólo saldrían lastimados.

"No puedo aceptar tus sentimientos."

Por eso lo rechazó, huyó y lo evitó. Al menos hasta que esa anciana le dio una llamada de atención.

"No huyas".

Sé leal al presente. Carpe diem. Escuchando esas palabras, Petronilla reunió su coraje una vez más y tomó una decisión. Incluso si estaba condenada a tener otro amor fallido en esta vida, tal vez... tal vez Dios la bendijera con otra oportunidad de volver atrás en el tiempo. Petronilla decidió tener coraje.

En medio de eso, se le dio la oportunidad de ayudar a su hermana menor. Rosemond, esa desdichada niña, cambió las flores que Patrizia preparó con salvia, la flor que Su Majestad despreciaba. Además de eso, ¡lo hizo justo antes de la presentación de las flores! Petronilla creía que esta era su oportunidad.

"Finalmente puedo decirte esto."

Y luego,

"Yo también regresé en el tiempo."

Éxito.

*

No había manera de que Patrizia no se sorprendiera. ‘¡Nilla regresó en el tiempo al igual que yo!’ Con ojos confundidos, miró fijamente a Petronilla.

"¿En serio?" -preguntó-.

"Sí".

"¿Hablas en serio?"

"Eso es lo que dije".

Cuando Patrizia hizo la pregunta de nuevo sólo para descubrir que la respuesta que le dieron fue la misma, se vio sorprendida. "Dios mío, ¿cómo puede esto...?"

"Es un secreto entre nosotras dos, Rizi."

"Por supuesto... no se lo he dicho a nadie todavía." Con una expresión aturdida, Patrizia se sentó. Petronilla la miró con lástima antes de explicarle la situación.

"Mis recuerdos volvieron cuando te convertiste en reina. Es por eso que lo siento por ti."

"Aunque hubieras vuelto antes de que lo decidiéramos, Nil, yo habría tomado la misma decisión. No hay nada de lo que debas arrepentirte, Nilla."

"...Gracias." Con una voz llorosa, Petronilla continuó débilmente. "Vayamos a otro lugar. Hay mucha gente aquí."

*

Las dos mujeres se acercaron a la terraza y empezaron a hablar de todo. Patrizia intervino la historia con algunas exclamaciones. La parte que más la sorprendió fue cuando escuchó lo que conspiró esa noche.

"Dios mío", -exclamó una vez más-. "Nilla, estoy tan agradecida. Si no fuera por ti, las cosas podrían haberse convertido en un desastre. Ese hombre detesta esas flores".

A las palabras de Patrizia, Petronilla asintió con la cabeza, con la cara tiesa. "Gracias a Dios que no era demasiado tarde."

"Fue obra de Rosemond, ¿verdad?"

"Así es." Petronilla asintió con la cabeza, y la cara de Patrizia se arrugó de rabia.

"Cielos..."

"Cálmate, Rizi. Al final salió bien."

"...Sí, Nil. Tienes razón," Patrizia aceptó temblorosamente antes de preguntar, "¿Puedo abrazarte?"

"¿Ahora preguntas eso?" Petronilla dijo sobre la pregunta abrupta, pero ya la estaba abrazando. Una lágrima finalmente cayó del ojo de Petronilla.

"Realmente has pasado por mucho tú sola, Rizi."

"Nilla..."

"Pero ahora, estoy contigo."

"...Gracias", -dijo Patrizia-. "No sabes lo aliviada que me siento de tenerte aquí."

*

*Bofetada*

Rosemond abofeteó la cara de Glara, su propia cara se retorció de rabia.

"¿Qué fue lo que pasó, Glara? ¿Cuántas veces me has fallado?", -dijo en voz baja-.

"...Me disculpo, mi señora."

Con toda honestidad, no era culpa de Glara. Ella había llevado a cabo perfectamente su tarea. Petronilla simplemente interfirió después. A pesar de todo, Glara mantuvo su boca cerrada. Necesitaba calmar la ira de Rosemond primero.

"Si la señorita Grochester no hubiera interferido..."

"...Ja. Sí. Así es," -dijo Rosemond con una voz atónita-. "¿Cómo diablos lo supo esa perra?"

"No lo sé, mi señora."

Las flores fueron cambiadas inmediatamente antes de que la caja fuera presentada, pero ¿cómo pudo saber y preparar otra con antelación? Glara sacudió la cabeza, incapaz de pensar en una respuesta. Fue entonces cuando Rosemond murmuró con una voz vacía,

"¿Podría ser...?"

"¿Perdón?"

"No, definitivamente es posible."

Rosemond entonces le dio una orden a Glara con voz firme. "Si es así, eso complica las cosas. Glara, escríbele una carta a January inmediatamente. Adviértele que Petronilla lo sabe todo y que esté más en guardia."

*

"Petronilla". Rothesay la llamó por su nombre.

Petronilla miró detrás de ella. "Rothesay".

"Te he buscado por todas partes".

"Me disculpo", -dijo Petronilla-, avergonzada. Rothesay simplemente respondió con una cara de comprensión.

"No te estoy reprochando. Sólo estaba preocupado".

"Lo sé, Ro." Miró a Rothesay, que parecía aturdido. "¿Está bien si te llamo Ro?"

"Por supuesto, Nilla. Estoy tan feliz." Una sonrisa floreció en la cara de Rothesay.  "Deseaba bailar contigo".

"Ah..."

‘Así es. Ahora que lo pienso, él y yo nunca bailamos juntos.’

"Ahora que lo mencionas, este sería nuestro primer baile", -murmuró-.

"Sí, nuestro primero", -respondió Rothesay amablemente antes de añadir-, "Sin embargo, está bien. Tenemos mucho tiempo por delante".

‘Si no hubiera regresado, entonces no hubiera podido pasar tiempo con este hombre’, -pensó Petronilla con una sonrisa triste-. No había manera de que ella regresara. Le gustaba la forma en que estaba ahora. Tanto que agonizó por el hecho de que esta no era su verdadera línea de tiempo.

"Tienes razón. Tenemos mucho tiempo", -respondió con una voz tierna-.

‘De todos modos, voy a disfrutar del tiempo presente’, -pensó Petronilla para sí misma-.