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sábado, 13 de junio de 2020

No Quiero Ser Amada - Capítulo 6

Capítulo 6. Salgan


Cuando el Rey, que más tarde se convirtió en el socio y esposo de Rihannan, inició una investigación exhaustiva con la intención de capturar el poder de la Reina, en su lugar el Conde Alessin fue capturado. En ese momento, el joven Rey, que acababa de empezar a ocuparse de los asuntos de estado, estaba lleno de espíritu y vigor para hacer todo lo posible por escapar de las sombras de su madre durante la limpieza convergente.

Tanto el joven Rey como la Reina no tenían una buena relación a pesar de compartir la misma sangre. La Reina, que debería haber sido Rey por naturaleza, no soltó fácilmente su poder durante el proceso de limpieza convergente, lo que fue un gran obstáculo para el joven Rey que acababa de empezar sus asuntos de estado.

Esa había sido también la razón por la que fue hostil hacia Rihanann desde el principio hasta el final, excepto, por supuesto, en su primer encuentro.

¿La única razón?

Rihannan era pariente y ahijada de la Reina, además tenía parentesco con las fuerzas de Crichton que intentaba alejar.

Aunque cuando se conocieron por primera vez, parecía el florecimiento de una nueva relación, tan pronto como descubrió la verdadera identidad de Rihannan, cambió. Desde entonces, siempre la miraba de forma extraña.

"¿De qué lado estás? ¿Yo, tu marido o la Reina?"

Por su fría y penetrante voz Rihannan, apretó los labios. Sería bueno poder elegir un bando, pero resultaba imposible. La Reina había sido como una madre para ella, aliviando la soledad de su corazón cuando su difunta madre falleció, y el joven Rey era un hombre que ya había conquistado su amor desde su primer encuentro.

Y Rihannan lo entendió.

Entendía los sentimientos de la Reina que podría haber sido Rey ella misma, pero lo dejó por su hijo. Por otra parte, también entendía los miserables sentimientos del hijo que estaba siendo aplastado bajo las sombras de su madre, que tenía más poder que él, el Rey.

Rihannan trató de resolver su relación y medió entre los dos, pero cuanto más luchaban, más empeoraba.

Recordando el pasdo, había una cosa que nunca entendió. En un momento él levantó las manos para castigar al Conde Alessin cuando llevaba a cabo la ambiciosa investigación fiscal. Con su gestión, numerosos nobles cayeron en su trampa, incluido el Conde Alessin.

Entonces, ¿Por qué se detuvo en medio de todo?

"¡Bienvenido, Conde Alessin!"

La puerta se abrió de repente y el Conde Alessin apareció.

Rihannan movió su cuerpo apoyado en la barandilla de la escalera y dio un paso adelante. Pero sus pasos eran muy pequeños. A diferencia de su vida anterior, no se regocijó por el regreso de su padre ni se apresuró a bajar las escaleras.

Ella se detuvo en una posición más alta que el Conde, mirándolo silenciosamente caminar sosteniendo la mano de una pequeña niña cercana a su edad.

"Saludos, Conde Alessin. Esta niña..."

El Conde sonrió brillantemente mientras le entregaba su abrigo al viejo mayordomo.

"Ella es mi hija. No tuve opción anteriormente, tuve que dejarla afuera."

"¿Sí? ¿Qué...?"

Los ojos del viejo mayordomo se ensancharon con asombro, y poco después, miró hacia Rihannan.

La observó parada en las escaleras, sola.

Rihannan lo miró con ojos tristes.

El viejo mayordomo siempre había servido a la mansión desde que ella lo recordaba. Siempre fue justo e imparcial. Con un juicio justo, miraría el mal comportamiento del Conde Alessin. Finalmente, unos años más tarde, el conde lo echó de la mansión sin una carta de recomendación.

Arruinó la vida del viejo.

La cara del viejo mayordomo, que rápidamente comprendió la situación, se volvió pálida. Miró con simpatía a la joven e inocente Rihannan mientras ella miraba la escena desde las escaleras tratando de arreglar las cosas.

"El Conde, acaba de llegar. Vamos..."

"Rihannan, baja aquí. ¡Déjame presentarte a tu hermana!"

El Conde Alessin llamó a Rihannan, que en ese momento estaba en las escaleras. A él no le importaba ocultar sus sentimientos.

Rihannan, con sus ropas blancas y su plateado cabello largo tenía una cara pálida. Se veía demacrada y pequeña como si no hubiera comido mucho desde la muerte de su difunta madre.

"Te dije que vinieras aquí. Esta es Leticia, mi hija y tu hermana. Por ciertas razones, tuvo que vivir fuera, pero vivirá con nosotros en esta mansión de ahora en adelante."

"Salgan."

"¿Qué?"

Rihannan miró fríamente al Conde.

"Salgan de mi casa, padre... junto con su hija."