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lunes, 13 de abril de 2020

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 107

Capítulo 107. La Elección De Esta Vez (2)



"Escasez de magos..."

Heinley se sentó frente a su escritorio y leyó el informe. Era un documento altamente clasificado, copiado secretamente de la oficina de magos cuando estaba en el Imperio Oriental.

Dio un murmullo contemplativo, ya que tenía interés en el número decreciente de usuarios de magia. El número exacto no se conocía, pero la velocidad de disminución era inesperadamente significativa.

'Los magos son un pilar en el poder del Imperio Oriental.'

Heinley dio una leve sonrisa y cerró el informe, cuando su mirada fue atrapada por un pájaro azul aleteando justo afuera de la ventana. Cuando se acercó y abrió la ventana, el pájaro rápidamente aterrizó dentro de la habitación y jadeó para recuperar el aliento.

"¿Ya has regresado?"

Heinley sonrió y acarició la pequeña cabeza del pájaro con su dedo, y luego desató la carta de su pata. El pájaro sacudió su cabeza malhumoradamente y tan pronto como Heinley tomó la carta, dio un paso atrás y se transformó en un hombre.

Por supuesto, era McKenna. Heinley había visto la transformación incontables veces y no se molestó en mirarlo. En cambio, se concentró en revisar la carta.

"Sufrí por esto."

"Tienes diez días más de vacaciones."

"Hay algunas cosas que sé sin que tengas que decirlas."

Heinley curvó sus labios y recorrió la carta con la mirada, pero su sonrisa pronto se desvaneció y fue reemplazada por una expresión triste.

McKenna ya sabía lo que decía la carta, modestamente retrocedió e intentó parecer ocupado poniéndose algo de ropa.

"McKenna".

"Sí, Su Alteza."

"No puede venir."

"¿Estás seguro?"

"No finjas ignorancia conmigo."

"Yo... sí."

Heinley exhaló con fuerza, después dobló la carta y la guardó en un cajón.

"No te esfuerces demasiado. Deberías pensar en tu salud..."

Heinley presionó sus ojos y se sentó en el escritorio nuevamente. Estaba molesto, y no quería que nadie lo fastidiara.

"Su... Su Alteza."

McKenna, ahora vestido, se acercó al escritorio en vez de irse de la habitación.

"¿Qué sucede?"

Heinley lo miró y McKenna explicó cuidadosamente lo que había escuchado durante su viaje.

"De hecho, el Imperio Oriental estaba bastante ruidoso. Causó bastante revuelo cuando una droga abortiva fue descubierta en la comida de la concubina del emperador."

Heinley levantó sus cejas.

"¿Y la Emperatriz está atada por eso?"

"Eso..."

"Hay algo más detrás de escena que no me estás contando. ¿Qué es?"

"Hay una historia que muy pocos nobles del Imperio Oriental conocen. Solo que..."

"¿?"

"Se rumorea que el hermano de la Emperatriz fue quien puso esas drogas abortivas."

McKenna añadió de mala gana que no estaba seguro de si él podía contar esa historia. Mientras tanto, Heinley estaba en shock.

"¿Que hay acerca de la Emperatriz? ¿Ella se encuentra bien?"

"Tanto la mujer que consumió la droga como el bebé están bien."

"Pero, ¿la Emperatriz?"

"Estoy seguro que está bien, considerando que ella no la consumió."

"No me refiero a eso. ¿Cómo está tratando a la Emperatriz el Emperador Sovieshu?"

"Todo ya se había calmado para el momento en que llegué, así que no lo sé."

La expresión de Heinley cambió.

Recordó cómo el Emperador favoreció a Rashta en el banquete especial. Mientras Heinley miraba hacia el pasado, el rostro de alguien triste vino a su mente y su corazón comenzó a dolerle.

"Así que la Emperatriz no puede venir por eso."

"Eso creo."

"Pero el hecho de que actúe indiferente porque podría preocuparme..."

"¿No hace eso para no parecer débil ante el Imperio?"

Era una observación bastante objetiva, pero Heinley negó con la cabeza. Simplemente se quedó sentado, y McKenna decidió dirigirse hacia la puerta para irse. Aunque Heinley se veía profundamente preocupado, este era un problema suyo de carácter personal.

Justo cuando McKenna estaba a punto de abrir la puerta, Heinley habló en voz baja.

"No de este modo."

McKenna soltó la perilla de la puerta y lentamente se dio la vuelta. Heinley estaba de pie con una inescrutable, pero triste expresión en su rostro. Parecía determinado a hacer algo.

"Quédate ahí, McKenna."

Tomó una hoja de papel y comenzó a escribir rápidamente algo en ella. Después de unos pocos instantes había terminado, y le entregó la carta al caballero.

"Por favor, haz una cosa más por mí. Entrégale esto a Elgy."

"¿Quieres que regrese al Imperio Oriental?"

"Eres el más rápido."

McKenna aceptó la carta con derrotada resignación.

***

Sovieshu decidió celebrar una pequeña fiesta para animar a Rashta. Aunque no se enviaron invitaciones formales, aun así, era un evento real y muchos se congregaron para asistir. Un tercio de los invitados querían acercarse a la concubina del emperador, mientras que otro tercio tomó esto como una oportunidad para hacer conexiones con la alta nobleza.

La Emperatriz no estaba presente, así que el centro de atención recayó sobre Rashta. Ella reía y conversaba con los invitados, estaba radiante mientras recibía elogios y adulaciones.

Sin embargo, su sonrisa se desvaneció tan pronto como observó un rostro que no quería ver.

"Esta joven dama se ha mudado recientemente a la capital desde un área rural remota. Es una mujer encantadora, así que quería presentársela, Señorita Rashta."

Un noble se acercó a Rashta para presentarle a otro invitado.

Era nada menos que Rivetti, la hija del Vizconde Roteschu. Rashta había sido tomada por sorpresa de tal manera que no había notado que el noble se había reído a modo de diversión, ni que varios nobles alrededor intercambiaron miradas maliciosas. Ellos eran quienes constantemente le hablaban a Alan acerca de "La concubina del Emperador, Rashta."

Aunque los viejos rumores habían sido enterrados bajo un número de otros escándalos de alto perfil, algunos nobles aún se preguntaban o estaban convencidos de que Rashta era de hecho la antigua esclava del Vizconde Roteschu. Algunos incluso apostaban, diciendo que, si ella realmente era la esclava del Vizconde, reaccionaría de cierto modo ante Alan o Rivetti.

Rashta repentinamente se dio cuenta que la reunión con Rivetti fue planificada deliberadamente. No obstante, en lugar de enfadarse, se forzó a sonreír alegremente.

"No nos habíamos visto antes."

Rivetti puso una expresión de sorpresa, pero pronto regresó a una sonrisa también. Rashta conservó su expresión agradable, pero su corazón se hundía hasta el suelo. Sin embargo, antes de que pudiera decirle algo a Rivetti—

"Disculpe, disculpe."

Alan apareció de repente, tomando a su hermana por el brazo y diciendo que tenían que apurarse a volver a casa. Miró a Rashta, pero no la saludó, mucho menos pretendió saber su nombre.

Como si fueran completos extraños.

Alan y Rivetti se fueron. La emoción se rompió, la pequeña multitud se dispersó desinteresada. Los espectadores que presenciaron la situación le hablaron gentilmente a Rashta de nuevo, pero ella ya no pudo disfrutar la fiesta de la misma manera que antes. Se sentía incómoda estando entre las personas que intencionalmente trajeron a Rivetti, y que después se voltearon y pretendieron no haberlo hecho con malicia.

En vez de seguir mezclándose con los nobles, buscó la oportunidad y abandonó la sala. Sin embargo, se encontró con Alan no muy lejos.

Dudó al verla, pero luego se acercó.

"Mi padre me dijo que fingiera no conocerte, pero creo que debo contarte sobre Ahn."