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viernes, 13 de diciembre de 2019

Kage no Jitsuryokusha ni Naritakute - Capítulo 159

Capítulo 159. La Señal De La Revuelta



El campamento estaba en un frenesí.

Los guardias corrían en todas direcciones, y se podían escuchar sonidos de destrucción desde el patio y los pasillos.

Clara, que estaba en su habitación privada, habló. “¿Es cierto que ha aparecido Búho?”

La princesa de cabello rubio rosado tembló ante el viento frío.

“Eso parece, milady. Desde hace unos momentos, los guardias han estado gritando que habían encontrado a Búho.” dijo Guin de pie a su lado.

“Es cierto…”

Lo que significa que Búho estaba en una mala situación.

Si bien generalmente optaron por la cautela, también podría ser prudente ver esto como una oportunidad.

Clara tenía que tomar una decisión ahora. Por Oriana, y por los fieles servidores que la habían seguido todo este tiempo.

“¿Qué creen que deberíamos hacer?” Preguntó a la gente de la Facción de los Realistas que la rodeaba.

“¡Debemos salvar a Búho y escapar juntos! ¡Seguramente podremos volver a reunirnos con el ejército!”

“¡Aun no sabemos si este Búho es enemigo o aliado! ¡Deberíamos esperar y ver!”

“¡Los guardias están todos ocupados afuera! ¡Tenemos que hacer nuestro movimiento ahora o nunca!”

“¡No debemos tomar decisiones precipitadas! ¡Piense en la causa mayor!”

Sus servidores expresaron con firmeza sus respectivas posturas.

Guin dijo tranquilamente, “Debemos tener cuidado. No sabemos si Búho es un aliado. E incluso si lo salvamos, no hay garantía de que podamos escapar del campamento con su ayuda.”

Entonces, todos se voltearon hacia Clara.

“Su alteza, ¿qué desea hacer?”

Y exigieron su decisión.

Clara sintió una presión en el pecho como si su corazón estuviera siendo apretado.

Miró alrededor de la habitación, fijándose en las caras de cada uno de los suyos.

La mayoría estaba a favor de esperar a ver qué pasaba. Era una cuestión de curso. No tendrían una segunda oportunidad. El fracaso seguramente significaría la muerte.

Y Clara entendió que la posibilidad de éxito no era favorable.

Aun así—

si no actúan ahora, ¿tendrían otra oportunidad tan buena?

Tal como estaban las cosas, estaban en la palma de la mano de Doem. ¿Quién sabía si todos ellos serían enviados a la guillotina mañana?

¿Estaba realmente bien dejar pasar esta oportunidad con esperanzas inciertas para la próxima?

¿Los que querían esperar no se habían dado cuenta de que las posibilidades de que ocurriera un evento similar eran extremadamente bajas?

Clara cerró los ojos y contempló. Sus manos estaban muy sudorosas.

¿Quizás era que esta gente se había acostumbrado demasiado al campamento? Estaba segura de que tenían un mayor sentido del peligro durante el tiempo en que fueron puestos aquí por primera vez.

Ya no tenían el tiempo suficiente para elegir su oportunidad, eso es lo que Clara creía.

Entonces otra vez—

Clara volvió a mirar los rostros de su gente.

Sí, la mayoría quería esperar. Eran mayores y mejor experimentados, eran la mayoría.

Clara no era más que una muchacha de 15 años.

¿No eran sus opiniones más sabias y mejores que las suyas?

Además, si ella ignorara a la mayoría abiertamente, ¿no dudarían de su juicio como líder?

Y si eso sucediera, la Facción de los Realistas se fracturaría.

Sí, Clara debería simplemente escuchar.

Sí, si ella escucha, entonces ellos no…

“Y-Yo creo que deberíamos…”

“—Su Alteza.” Un hombre habló, interrumpiéndola.

Era un hombre de mediana edad, un hombre con la piel bronceada por años de trabajo bajo el sol.

“Escuchar la opinión de todos es bueno. Pero no deberías mirar sus caras tanto.”

Su discurso fue ronco y nada refinado, pero tenía cierto sentimiento de nostalgia hacia ella.

“Batt…” Clara pronunció su nombre.

Era el jardinero que Clara había conocido desde su infancia. No conocía ni política, ni guerra. Lo que podía hacer, y hacerlo bien, era hacer que los jardines de la realeza se vieran asombrosos.

Sin embargo, fueron sus palabras las que le resultaron más ciertas.

Recientemente, había desarrollado el hábito de revisar las caras y expresiones de todos.

Ella no confiaba en sí misma.

Ella estaba asustada.

Ella quería confiar en algo fuera de sí misma…

“¡Jardinero! ¡Milady no preguntó tus palabras!” Guin miró a Batt.

“¡Para! Él también es uno de los nuestros.”

“¿Cómo? Es un simple jardinero. ¿Qué puede hacer?”

“Lo es porque está aquí. Un simple jardinero no tendría ninguna razón para seguirme hasta aquí. Y sin embargo Batt lo hizo. Porque él también creyó en mí.”

“Y qué si él lo hizo. Sería una tontería considerar el consejo de un jardinero.”

“He dicho que pares, Guin. Ni una palabra más sobre eso.”

Clara y Guin se miraron fijamente. Guin miró hacia otro lado primero.

“… Mis disculpas, milady.”

“Está bien. Sé que siempre buscas lo mejor para nosotros.”

Al decir eso, Clara comenzó a reflexionar una vez más.

Ella fue a la raíz de todo esto, cuál era su meta, qué quería lograr.

Por un instante, recordó su infancia, donde ella, Batt y su hermana jugaban juntos en los hermosos jardines de la realeza.

Si fuera ella, ella…

“Ayudaremos a Búho, y escaparemos. Esta es nuestra oportunidad, debemos darlo todo.”

Mirando a Batt, ella lo vio sonreír.

“Muy bien. Hombres, que han seguido a la Princesa Clara hasta ahora, ¿qué dicen? ¿¡Están listo!?”

“¡Listos!”

“Hemos estado esperando pacientemente por este día. ¡Demostrémosles a esos usurpadores que no pueden detenernos!”

Todos los hombres se pusieron de pie.

Desde un compartimiento secreto en la pared, recogieron armas ocultas.

Incluso Clara recibió su propia espada.

Ella no podría usarla, por supuesto. Pero solo el hecho de que ella tuviera una espada tenía un significado en sí mismo.

“Ahora, levantemos la señal de la revuelta.”

La vida cotidiana en el campamento terminó en este momento.