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sábado, 3 de junio de 2023

junio 03, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 125

Capítulo 125. Adivina (1)

Era increíble como una alucinación mágica puede doblegar a una persona. En los labios de Railin se dibujó una ligera sonrisa despectiva. Ben gritó en un ataque de rabia.

"¿Quieres decir que estoy mintiendo? ¡Por supuesto que una bestia no muerde a su amo! Pero a mí me ha mordido, ¡mira este moretón en mi pantorrilla! ¿Eh? ¿Cómo puedes compensar esto?"

Railin guardó silencio por un momento. Tenía una inusual mirada, Ben no pudo evitar sentir un cosquilleo. ¿Se estaba metiendo con la persona equivocada? En primer lugar, podría ser alguien tan importante como para poder estar sin preocuparse en este peligroso casino ilegal con un atuendo tan costoso.

Ben se preguntaba ahora si debía abandonar su magnífica actuación. Railin abrió lentamente la boca para ofrecer una nueva alternativa.

"Lo siento. No he comenzado el negocio hoy, así que no tengo dinero efectivo. Pero como una disculpa... mi mujer es una adivina muy competente. Permite que te diga tu fortuna gratis. ¿Qué te parece? Algunos clientes se han vuelto ricos gracias a sus consejos."

La boca de Ben se había movido rápido para rechazarlo, pero se detuvo cuando escuchó que podría volverse rico. Los apostadores confiaban más que nadie en la superstición, pero no mucho en la adivinación. Solo apostaban hasta encontrar la fortuna.

Normalmente, lo habría mandado a la mierda. Pero había algo misterioso en el hombre que tenía delante. Esa vestimenta costosa, ese cerdo dorado en sus brazos. ¿Toda esa riqueza se la dio su esposa? En ese caso, tal vez podría valer la pena que le diga su fortuna.

El hombre lanzó el último cebo al conflictivo Ben.

"Has escuchado el rumor, ¿no? Se trata del valiente cliente que se volvió rico después de apostar todo su dinero en un juego. Debido a ello, uno de los casinos más rentables se fue a la ruina de la noche a la mañana."

Por supuesto que era una mentira. Railin solo mencionó rumores que suelen circular en lugares de apuestas. Todo apostador había escuchado al menos alguna vez un rumor similar. ¡Un jugador legendario que arrasó con un casino!

Ben, que también había escuchado el rumor, quería confiar en el hombre porque parecía que tenía dinero. Estaba considerando si morder el anzuelo. Después de haber sido engañado por traficantes de dr0g@s muchas veces, sospechaba.

De repente hubo una pregunta que apareció rápidamente en la mente de Ben. Le preguntó al hombre cruzándose de brazos.

"¿Cómo es que una adivino tan extraordinaria viene a este lugar? Ella podría trabajar en mejores casinos. ¿Acaso no piensas estafarme? ¡¿Eh?!"

Los ojos de Railin se estremecieron un poco. En su mente podrida por las apuestas, parecía quedar un atisbo de razón. Pero tenía un método secreto para atravesar cualquier dificultad. Y se trataba de magia.

"Mi esposa es una mujer que puede mirar el futuro. Dijo que hoy estaba destinada a conocer a un importante cliente aquí. También añadió que todavía no había demostrado su habilidad, pero que pronto dominará el mundo de las apuestas. Quizás tú seas el cliente..."

Railin miró a Ben de pies a cabeza con determinación. Ben tragó saliva, comprensiblemente nervioso bajo su mirada. Railin dio un paso más, mirando al cerdo dorado que sostenía en su pecho, terminó su discurso.

"Me pareció extraño desde el principio. No puedo creer que este chico le haya mordido la pierna a alguien... Es muy tímido. Tal vez entró primero al cliente importante."

"¡Oink!"

El cerdo dorado entre sus brazos gritó en respuesta a las palabras de Railin. Lógicamente, esto fue el resultado de una manipulación con magia alucinógena. Pero Ben, que no sabía nada, se quedó mirando al cerdo. En ese momento, los ojos del cerdito brillaron.

'¿Qué demonios?'

Ben, que frunció el ceño, miró con más atención. Entonces, la imagen de un tesoro de oro surgió en los ojos del cerdo. Era como si insinuara la enorme fortuna que pronto adquiriría.

Él se frotó los párpados, dudando de sus ojos. Sin embargo, la imagen que aparecía en los ojos del cerdo seguía siendo la misma. El reluciente tesoro brillaba como si lo tentara. Se sintió confundido por esta misteriosa situación, que las palabras no podían explicar.

"¿Qué significa esto...?"

"¿Qué quieres hacer? ¿Quieres saber tu futuro?"

Railin lo animó justo a tiempo. No podía rechazar una oferta tan atractiva. Ben, que no podía apartar los ojos del cerdo, asintió como si estuviera poseído. De alguna manera, todo esto se sintió de repente como si estuviera destinado a suceder.

Estaba harto de ser la marioneta de otro, de trabajar duro, de vivir escondido con poco dinero para vivir. Había llegado el momento de que su estropeada vida por fin floreciera. Ben siguió a Railin como una polilla a la llama.

"Entra aquí. Te lo advierto de antemano, no mientas a la adivina, tampoco hagas nada incorrecto. De lo contrario, puedes recibir la ira de los cielos."

Railin sonrió mientras levantaba la entrada de la tienda. Aunque era un hombre, su sonrisa era preciosa como una flor. Ben entró en la tienda a tientas como si fuera ciego. Cuando un aroma exótico llegó a su nariz, le adormeció el sentido del olfato.

El interior estaba tan oscuro como la noche, excepto por la brillante luz de la mesa. Gracias a esto, Ben pudo ver a la adivina sentada al otro lado de la mesa.

jueves, 1 de junio de 2023

junio 01, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 124

Capítulo 124. Gruti (9)

Ben estaba preocupado. Estaba jugando blackjack, un juego bastante simple. De todos los jugadores, ganaban el que tuviera la suma de cartas más cercana a 21. Estaba bien llegar a los 20 o 21, pero si se superan los 21 aunque sea un poco, perdían de forma automática. Y la suma de cartas de Ben ahora era sólo 19.

Se preguntaba si debía detenerse aquí y esperar el resultado, o si debía conseguir otra carta para intentar estar más cerca del 21. Si recibía una carta con un número grande, habría perdido. Era una elección arriesgada, con más que perder que ganar. 

Pero los jugadores solían ser hombres que no estaban nada seguros. En primer lugar, si buscaran una elección segura, no habrían caído en las apuestas como moscas.

"Hit."

Ben finalmente decidió pedir otra carta. Cuando golpeó la mesa con el dedo índice, el ágil dealer le entregó otra carta. Ben cerró los ojos con sus manos temblorosas. Había sacado un 6. Sus cartas en total sumaban 25, claramente había perdido.

"Gracias por tu esfuerzo."

El dealer le retiró sus cartas con una sonrisa. Como consecuencia, perdió todo el dinero que había recibido recientemente para sus gastos cotidianos. Incapaz de contener su ira, Ben golpeó la mesa con el puño. Los demás jugadores lo miraron con desprecio.

Ben se puso de pie tambaleándose ante las miradas inyectadas de sangre. Era el momento de regresar a su escondite más profundo en esta apestosa alcantarilla.

Gruti no era diferente del lugar de nacimiento donde creció Ben. Sin embargo, sus expectativas se ampliaron por las experiencias que tuvo al relacionarse con aristócratas. Estaba tan aburrido de esta cloaca asquerosa que se estaba volviendo loco. Pero recientemente recibió la advertencia de que debía mantenerse bajo perfil. Esto no sólo redujo el dinero que dispone para sus gastos, sino el número de veces que apuesta.

'Hoy no he tenido nada de suerte, maldita sea'.

Ben agachó la cabeza con frustración. Se estaba impacientando porque sentía que nada de lo que hacía iba a funcionar. Justo entonces, algo pasó por delante del zapato de Ben.

"¡¡Oink!!"

Estuvo a punto de apartar de una patada al cerdito que se movía a sus pies. Pero de repente sus ojos se agrandaron. No sólo era un cerdo, era un cerdo dorado.

Entre los jugadores, el oro se consideraba el color de la buena suerte. Fue por eso que Ben elegía en que juego apostar con la mujer rubia. Pero ahora estaba a sus pies un cerdo dorado del tamaño de un perro pequeño. De alguna manera pensó si sostenía entre sus brazos al cerdo... tendría una enorme suerte en los juegos sin precedentes.

Ben no pudo evitar limpiarse suavemente el sudor de las manos en los pantalones e inclinarse hacia el cerdo. Pretendía atraparlo como si estuviera pescando truchas con sus propias manos. Pero el cerdito era más ágil de lo que parecía.

"¡¡Oink!!"

Asustado por la imprudencia de Ben, el cerdo se apresuró a escapar a alguna parte. Corrió a través de los pies de la gente con la agilidad de una ardilla. Ben siguió al cerdo a toda prisa. Cada una de las personas que tropezó lo maldijo, pero no le importó.

Cuando por fin había acorralado al cerdo, se acercó poco a poco jadeando. Una sonrisa bastante codiciosa apareció en sus labios abiertos. En ese momento, una mano blanca que apareció de algún lugar lo detuvo. Luego levantó al cerdo con descaro.

"Disculpe. Creo que mi mascota te ha causado problemas."

Los labios rojos del hombre desconocido se burlaron de Ben. 

Ben se sintió avergonzado por la inesperada situación. Esto se debía a que fue sorprendido por el dueño persiguiendo a su mascota. Pero los jugadores solían ser buenos mentirosos. La mayoría de ellos incluso podían mendigar sin vergüenza. Como se dio cuenta de que el hombre estaba bien vestido, decidió sacarle un pequeño consuelo.

'Debería haber cuidado bien a su mascota. ¿Por qué me hizo caer en una trampa?'

Ben descaradamente le echó la culpa de su avaricia al hombre. Entonces se frotó una de sus pantorrillas como si estuviera lesionado, iniciando un escándalo.

"¡Oh, Dios! ¡Se fue después de que me mordió la pierna! Tengo que ir a trabajar mañana, pero no podré si tengo las piernas así."

Resulta que el día anterior tuvo una pelea con otro tipo en el casino, y le dio una patada en la pantorrilla. En ese momento estaba molesto, pero ahora se sentía bastante afortunado. Ben se subió el dobladillo del pantalón para mostrar un moretón. Cuando levantó la vista para ver la reacción del hombre, se sorprendió.

'¿Por qué es tan guapo?'

El hombre alto tenía una apariencia hermosa como un hada. Su cara más blanca que la de la mayoría de las chicas, combinaba bien con su cabello azul intenso, mostrando su belleza neutra. Además, sus ojos eran rojos como rubíes, por lo que le daba una sensación astuta. Sus ojos miraron las pantorrillas de Ben con un extraño brillo.

"...Eso es extraño. Este chico no muerde a la gente."

miércoles, 31 de mayo de 2023

mayo 31, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 123

Capítulo 123. Gruti (8)

Annette se quedó un poco sorprendida al escuchar la voz de Railin cerca de su oreja. Por mucho ruido que hubiera a su alrededor, le avergonzaba que sus labios estuvieran tan cerca de tocar su oído. Entonces Railin sonrió extrañamente, como si fuera consciente de ello.

"De todos modos, incluso si atrapamos a March, estaremos en una posición muy difícil.  Por lo que es necesario actuar con tranquilidad. ¿Entiendes lo que quiero decir?"

Ella no sabía nada al respecto porque nunca había estado en un casino ilegal. Pero estaba dispuesta a aceptar los consejos de otras personas que conocían bien estos lugares. Ella asintió mordiéndose el labio inferior con frustración. Railin mostró una mirada de admiración por su paciencia.

"Bien. ¿Y qué haremos ahora?"

A Annette no le interesan mucho sus elogios. Sólo quería atrapar a Ben March de la forma más segura y rápida posible. En respuesta a su pregunta, Railin levantó la cortina de una tienda, que estaba a su lado. Luego miró a Annette como invitando a entrar en ella.

"¿Esto es...?"

Annette, que entró en la tienda, miró a su alrededor. La tienda, que debía medir unos 3 metros cuadrados, estaba oscura. En el aire había un exótico aroma a mirra. En cualquier caso, parecía que Railin había preparado algo aquí, como una trampa para atrapar ratas.

El acogedor interior de la tienda estaba decorado con tela roja. El único mobiliario que había era una mesa para dos personas y dos sillas. Railin chasqueó sus dedos para encender la lámpara de la mesa, aprovechando que ella no lo estaba mirando. Entonces, una misteriosa luz dorada iluminó la estrecha tienda.

Ahora con su visión iluminada, Annette pudo observar la bola de cristal sobre la mesa. Su cara se contorsionó porque tuvo un mal presentimiento cuando vio esto.

"Railin, no me digas que..."

"Sí, es lo que piensas."

Annette, que sintió que había recibido una sentencia de muerte de Railin, miró la bola de cristal en silencio. Parecía que él quería atraer a Ben March a este lugar. Para ello, probablemente ella tendría que interpretar un ridículo papel.

Ella cuestionó a Railin con su mirada. Él respondió encogiéndose de hombros.

"¿Por qué mi hermosa cliente llevaría una capucha en la cabeza?"

"Parece que no sólo me has convertido en una traficante de dr0g@s."

Annette replicó inmediatamente. La cara de la pr0st!tuta que creía que era una traficante de dr0g@s aún estaba fresca en su mente. Esta andrajosa túnica con capucha también fue preparada por Railin. Ella creyó que él sólo intentaba hacer que ella, una aristócrata desde la médula de sus huesos, encajara perfectamente en Gruti 4.

Pero ahora descubrió que tenía otros objetivos. Debió de decidir desde el principio que ella interpretaría el ridículo papel de adivina.

"¡Jajaja! Eres una cliente divertida."

Railin se rió al escuchar la implacable respuesta de Annette. Parecía tranquila en apariencia, pero tenía un ingenio bastante agudo. Railin apreciaba su inesperado encanto. Le susurró a Annette con su hermoso rostro todavía sonriente.

"¿Comenzamos entonces? Es el momento de vender dr0g@s."

Annette no quería vender más drogas ahora. Ella se quejó.

"¡Pero Ben March trabajó como mi cochero durante diez años! En cuanto escuche mi voz, me reconocerá de inmediato."

Railin sonrió de forma descarada. Annette, que estaba sin palabras, cerró los ojos resignada. Ahora tenía que ser una adivina después de haber sido traficante de esclavos. Su segunda vida estaba siendo mucho más difícil de lo que esperaba.

***

Ben March miró las cartas que tenía en la mano con los ojos inyectados en sangre. Podía apostar a casi cualquier cosa en el casino, pero hoy había elegido el blackjack.

Por lo general, los apostadores tenían una especie de corazonada, al momento de elegir en qué juego apostar ese día. En el caso de Ben March, buscó a la primera mujer rubia que vio al recorrer el casino. El juego que ella mira o juega, se convierte en el juego de la suerte.

Por esa razón ahora jugaba al blackjack. Pero hoy parecía no tener suerte. ¿Será por la luz brillante que ha visto erróneamente el cabello castaño cómo rubio? Ben frunció el ceño, mientras sumaba los puntos de sus cartas.

'Maldita sea, ¿Qué hago con esto?'
mayo 31, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 122

Capítulo 122. Gruti (7)

'¿Qué es eso?'

Como si pudiera leer los pensamientos más privados de Annette, Railin la abrió. Se puso un dedo en sus labios, que sonreían de forma innecesariamente seductora.

"Es un artefacto mágico. Es el mejor para encontrar gente."

Después de explicar, Railin cerró los ojos y murmuró algo. La brújula que tenía en la palma de la mano brilló con una débil luz azul. La aguja, que de repente giró sin rumbo, apuntó hacia una nueva dirección.

"Debe estar ahí."

Railin le tendió su mano con naturalidad. Annette miró la mano en silencio. Railin , que sonreía con sus finos ojos, susurró como si quisiera persuadirla.

"Hay mucha gente, podrías perderte."

Annette se mostró contrariada por un momento, pero lentamente agarró su mano. Railin tenía razón esta vez. La visión de Annette era muy limitada porque llevaba una capucha, así que no podía orientarse bien en este lugar. Sería difícil encontrar a Railin si lo perdía de vista. No quería fallar con su objetivo tan cerca.

Annette, mordiéndose el labio, miró hacia donde apuntaba la aguja.

'Está aquí'.

Ben March, su cochero Ivan, estaba aquí. Estaba en el mismo espacio que él, aunque hasta hace poco ni siquiera sabía dónde estaba porque lo sacaron de la cárcel. Lo que estaba sucediendo no parecía real en absoluto.

El hombre que le quitó su futuro al inculparla. Y el único pariente materno que conocía el pasado extremadamente secreto de Raphael. En su vida anterior, no hubiera podido encontrarlo sin importar los esfuerzos que hubiera hecho.

Annette daba pasos temblorosos hacia el encuentro con Ben March. Railin se las arregló para seguir bien la brújula incluso en este lugar tan concurrido. Annette se apoyaba en su mano para mantener el equilibrio. Ella estaba nerviosa; su corazón latía con fuerza, su boca estaba seca. Finalmente, cuando Railin se detuvo, le susurró a Annette señalando hacia algún lugar en la distancia.

Annette miró con atención hacia esa dirección bajo la sombra de su capucha. Vio a varios hombres sentados en una mesa de blackjack de mala calidad. No podía reconocer fácilmente cuál de ellos era Ben March. Annette no lo había visto desde hacía casi cinco años, si se contaban los años desde su regresión.

Ben March era un hombre totalmente ordinario. Su rostro poco llamativo era aún menos perceptible estando entre esta multitud. Sin embargo, tras concentrarse durante unos segundos, Annette lo encontró por fin sentado en el centro de la mesa. Sus pupilas se sacudieron por un momento como si fuera un terremoto.

'¿Se... ha quedado calvo?'

Por eso le fue difícil encontrar a Ben March. Había una gran diferencia entre tener poco cabello, a que la cabeza brillara como un reflector. Annette inconscientemente se tapó la boca con una mano al ver la cabeza de Ben.

Parecía que sí había un Dios en el mundo. No podía creer que la persona que le hizo daño perdió su cabello. Por supuesto, eso no bastaba para borrar su resentimiento acumulado desde su vida anterior, pero sí se sentía un poco reconfortante.

De todos modos, ahora que había encontrado a Ben March, tenía que atraparlo. Era el hombre que no pudo ser encontrado en su vida anterior a pesar de una intensa búsqueda. El Rey estaba detrás de él. Ella estaba nerviosa de que volviera a desaparecer si no actuaba inmediatamente. Pero Railin la agarró por el costado para detenerla.

"¿A dónde vas ahora?"

"Se supone que deberías saberlo, ¿no?"

Railin sonrió tranquilamente e intentó disuadirla. Lentamente puso su brazo encima del hombro de Annette y señaló con el dedo hacia el dealer en la mesa de blackjack donde estaba sentado Ben March. Ese hombre, que tenía un aspecto inusual, llevaba un parche que le cubría un ojo en su rostro feroz.

"En los casinos ilegales es prioridad la seguridad de los clientes. ¿Si intentamos atraparlo aquí? ¿Adivinas qué tipo de problemas se producirán?"

Annette frunció su delicado ceño al entender las palabras de Railin. Pero no se conformó con eso. Continuó explicando en tono tranquilo, señalando a otro trabajador del casino.

"Tan pronto como actuemos, él apagará las luces a nuestro alrededor. Luego aprovechando la oscuridad, enviaran a los clientes por un pasadizo secreto debajo de la mesa y cerraran la puerta. Los guardias que están por allí también saldrán rápidamente para eliminar la fuerza externa que se atrevió a alterar el orden del casino."

martes, 30 de mayo de 2023

mayo 30, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 490

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 490.  El Molde (1)



Unas horas más tarde, el Gran Duque Kapmen llevó a Dolshi al palacio, tal como le había pedido. En cuanto vi a Dolshi, le ofrecí comida que había ordenado preparar con antelación. Luego le pedí el favor.

"Hay alguien a quien necesito encontrar. ¿Podrías ayudarme?"

Dolshi puso una cara de perplejidad mientras masticaba un bocadillo dulce y azucarado. Eso ya me daba a entender la respuesta. 

"Dama de nombre gracioso, usted me cae bastante bien, pero no puedo hacer eso por usted."

"Te daré todas las joyas que desees."

Rechazó mi oferta, pero recordé que el salón estaba lleno de joyas únicas.

"Te daré incluso las joyas únicas que ves aquí."

Pero Dolshi también rechazó esto.

"No me involucro en asuntos humanos."

"Entonces, ¿por qué rompes la represa sin ningún problema?"

Dolshi me miró con una expresión que decía,  '¿Cómo lo descubriste?' 

Sin embargo, no tardó en relamerse los labios y agarrar otro bocadillo dulce. 

"Eso es otro asunto. Ese es mi hogar. No la destruyo porque trate de interferir con los humanos, sino porque hacen que mi hogar se vea horrible."

El Gran Duque Kapmen ya me había dicho que no funcionaría, pero... me desilusionó. Dolshi comía placenteramente y los bocadillos olían dulces, pero la realidad tenía un sabor amargo.

"Bueno, en fin. ¿No tuviste unos bebés, dama de nombre gracioso? ¿Podemos ir a verlos?"

***

A Dolshi parecía agradarle Laurie y Kai. Miraba de izquierda a derecha las dos cunas, abriendo la boca con asombro. Me preocupaba que pudiera hacerles alguna broma extraña a los bebés— además de que aún me atormentaba cómo encontrar a Heinley— así que no perdí de vista a Dolshi en ningún momento.

Pasó bastante tiempo.

"Su Majestad."

El Vizconde Langdel llamó desde el exterior.

"La Duquesa Troby está aquí."

¿Madre? Me levanté sorprendida. Dolshi preguntó si debía marcharse y se esfumó ágilmente. En cuanto abrí la puerta y entré en el salón, mi madre abrió los brazos y me envolvió con fuerza.

"Dios mío. ¿Cómo pudo pasar esto? Tuviste a los bebés nada más irme."

Le di un apretón a mi madre en respuesta. A ella le sorprendió por un momento mi inusual comportamiento, pero enseguida dijo mientras me abrazaba.

"Hija mía, ha sido duro para ti. ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien?"

"Estoy bien. ¿Cuándo llegaste?"

Levanté la cabeza. En la puerta, también vi a Rivetti de pie. En cuanto nuestras miradas se cruzaron, juntó las manos y se inclinó. 

"¿Señorita Rivetti?"

"Ella me dijo que venía a verte. La encontré en el camino y la traje conmigo."

Ah... con razón. Era extraño verla a ella y a mi madre juntas. 

"Qué bueno."

"Vine tan pronto como recibí la noticia. No hubo tiempo de enviar un mensajero. Habría llegado antes que él de todos modos."

"¿Y mi padre? ¿También vino?"

Eché un vistazo para ver si estaba detrás de Rivetti, pero sólo vi al Vizconde Langdel.

"Partimos juntos, pero lo detuvieron por el camino y regresó a la capital."

"¿Lo detuvieron? ¿Ocurrió algo?"

"Su Alteza el Príncipe Sheir ha declarado que renunciará a su derecho al trono."

"Dios mío. ¿Estará todo bien? La figura del Príncipe Sheir es crucial, sobre todo en las circunstancias actuales..."

Además, ¿es el Gran Duque Lilteang de los que se quedan de brazos cruzados?

Mi madre suspiró. 

"Si el Gran Duque Lilteang estuviera sano, habría impedido que su hijo tomara esa decisión. Pero por ahora está postrado en cama. La Gran Duquesa se sorprendió cuando se enteró. Ella no estaba con el príncipe cuando abdicó."

"Ya veo..." 

"La Gran Duquesa ha protestado diciendo que el Príncipe Sheir renunció a su derecho a convertirse en el sucesor porque alguien le amenazó en el palacio. Ella dice que es demasiado joven para tomar tal decisión sin un tutor, por lo que su declaración no es válida. Pero el Príncipe Sheir dice que lo decidió él mismo, delante de testigos."

"¿El indeciso Príncipe Sheir realmente hizo eso?"

"Me parece que es la primera vez que no cambia de opinión al tomar una decisión."

Mi madre suspiró pesadamente, luego me llevó hacia el sofá.

"Deberías descansar. Estás pálida."

Cuando me senté, me miró con dolor y me apartó el cabello. Cerré los ojos ante el roce de sus dedos y apreté su otra mano. Quería hablarle de Heinley y contarle mis preocupaciones. Como no podía, mi agonía empeoraba. Como tenía que ver con la disminución del maná, no podía decírselo a mi madre ni a mi padre.

"Estoy bien."

Forcé una sonrisa brillante y me levanté.

"Te enseñaré los bebés. Rivetti, ven con nosotras."

Ella y mi madre me siguieron al dormitorio. Les enseñé a los bebés dormidos, acurrucados en cada una de sus cunas. Exclamaron en voz baja,

"¡Guau, la princesa se parece a usted, Su Majestad!"

"Y el pequeño príncipe tiene la cara de mi querido yerno."

Mi madre arrulló a los gemelos. Ambas estaban encantadas. Pero, a pesar de eso, el nudo en mi corazón no desaparecía.

Heinley...

"Su Majestad, ¿cómo se llama la princesa?"

"Laurel. Y el varón se llama Kaiser. Normalmente, sólo les llamo Laurie y Kai."

"Dios mío, Navier. La expresión de Kai es como la tuya cuando eras pequeña. Eras la bebé más distraída."

Mi madre se echó a reír. 

***

Mientras mi madre y mis damas de compañía se llevaron a los bebés a jugar, llamé aparte a Rivetti y la llevé a otra habitación. Esta habitación había sido preparada en un principio para el bebé, pero ahora sólo estaba abarrotada de juguetes. Aunque Rivetti no dejaba de mirar detrás de mí, como si quisiera ir a jugar más con los bebés, me siguió obedientemente. 

"Los bebés son realmente preciosos, Su Majestad."

"Gracias. Te he traído aquí para preguntarte cómo te fue en el viaje al Imperio Oriental."

Me senté en el largo sofá e indiqué a Rivetti que se sentara frente a mí. Una vez que lo hizo, respondió,

"Dejé a Ahn en la mansión que usted preparó para mí. Gracias por hacerlo, Su Majestad. Me sorprendió mucho cuando la vi. El jardín es amplio y el interior es impecable... me conmovió mucho. Pero no nos quedaremos demasiado tiempo, así que no se preocupe."

Mientras explicaba lo sucedido en el Imperio Oriental, de repente recordó algo y frunció el ceño. 

"Su Majestad, um... hay algo que necesito decirle sobre el Marqués Karl."

Después de que Rivetti se fuera donde los bebés, me quedé sola en la habitación de los niños, reflexionando. Rivetti vio a Sovieshu reaccionar de forma extraña ante Ahn, como si le hiciera daño. Entonces el Marqués Karl, su leal súbdito, ignoró la reacción de Sovieshu y permitió que Ahn se quedara más tiempo. Como Sovieshu salvó a Rivetti una vez, ella alertó a Sovieshu de sus observaciones, lo que sobresaltó a Sovieshu...

El Marqués Karl debe haber estado tratando de que Sovieshu recuperara sus recuerdos de alguna manera. 

Justo entonces, un reloj de cuerda manual llamó mi atención. El mecanismo del reloj parecía estropeado, como la cabeza de Sovieshu. Rivetti dijo que Sovieshu lloró y se desmayó cuando vio a Ahn, pero... honestamente, no podía imaginármelo reaccionando así. Sólo demostraba lo mucho que debió amar a la hija de Rashta.

Mis pensamientos volvieron enseguida a Heinley y se me encogió el corazón. Apreté los pulgares contra mis ojos mientras las lágrimas amenazaban con escaparse. Heinley se pasaba horas cuidando a los pajaritos, dándoles de comer, alisándoles las plumas y hablando maravillas de lo adorables que eran. ¿Qué tan asustado debe estar ahora, incapaz de regresar en un momento como éste?

lunes, 29 de mayo de 2023

mayo 29, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 121

Capítulo 121. Gruti (6)

Lo que Annette le dio fue el chocolate de alta calidad que había recibido de Railin. En primer lugar, Deltium no producía chocolate. Por lo tanto, todo el chocolate tenía que ser importado del extranjero, y era fácil que se derritiera o se deteriorara durante el camino, por lo que se volvía tan caro que sólo los aristócratas podían comerlo.

Lógicamente, era poco probable que una pr0st!tuta que vendía su cuerpo en Gruti 4 hubiera comido alguna vez chocolate. Cuando comió el chocolate que Annette le había metido en la boca, sus ojos se agrandaron ante el sabor agridulce. Fue frustrante sentir cómo se derretía hasta desaparecer en la punta de su lengua. Se tapó la boca, mirando sorprendida a Annette.

"¿Esto es una nueva dr0g@? ¿Cómo se llama?"

"Nibs."

Annette no los llamó 'nibs de cacao', sino que se limitó a decir la primera palabra.  Por fortuna, la mujer no se dio cuenta de que no era una droga. Tal vez porque el chocolate tenía su propio sabor amargo. Mientras tanteaba su boca, todavía tenía un regusto a chocolate, miró a Annette con decepción.

"Hmm, parece que la nueva dr0g@ es un poco débil, ¿tal vez porque es nueva? No siento que el efecto se extienda. Una sola es insuficiente."

Prácticamente le quiso decir que le diera otra. De todos modos, esto no era una dr0g@. Annette colocó tres chocolates más en la palma de su mano de manera relajada como si fuera una traf!cante de dr0g@s. Al principio pensó en darle todo el paquete, pero en ese caso podría haber levantado sospechas.

"Es un producto de acción lenta, así que no seas demasiado impaciente. Quizás en media hora sientas los efectos. Si te gustan, puedes comprarme en el futuro."

"...Sabes hacer negocios a diferencia de lo que parece. ¡Perfecto! Gracias."

A diferencia de su actitud arrogante, la mujer se dio la vuelta sosteniendo el chocolate con cuidado. Annette se quedó mirando la espalda de la mujer durante un rato hasta que finalmente se dio la vuelta con un suspiro de alivio. Entonces se sobresaltó cuando vio a un hombre frente a ella.

"He venido a buscar a una joven perdida, pero terminé siendo testigo de una maniobra sorprendente."

Railin la miraba fijamente. Sus labios rojos dibujaron una hermosa curvatura. Dijo que había venido a buscarla, pero seguramente había estado observándola todo el tiempo.

Annette no se atrevió a hacerle preguntas obvias como, 'por qué la había dejado sola'. Era un hombre que disfrutaba verla en apuros, así que no quería darle el gusto haciendo las preguntas que quería escuchar. Se limitó a preguntar sobre el casino de forma indiferente.

"Entonces, ¿Has encontrado el casino? No tenemos mucho tiempo ahora."

"Por supuesto. ¿Vamos?"

Annette agarró el brazo que él le tendió como si fuera un escolta. Había llegado realmente el momento de atrapar a Ben March.

***

El casino ubicado en Gruti 4 parecía un gran circo. En lugar de una edificación, era una gran tienda de campaña pintada de color rojo y blanco. El interior estaba tan iluminado como la luz del día, hasta el punto de que hacían daño a los ojos.

Annette frunció el ceño ante el olor a humo. Estaba en una situación terrible, había mucho humo en un lugar que ni siquiera estaba bien ventilado. Sin embargo, a ninguna de las personas en el bullicioso  interior parecía importarle esto. Sus ojos inyectados en sangre miraban fijamente las cartas y sus cabezas giraban con los dados, como si fuera personas a la que le hubieran drenado el alma.

Ella miró a su alrededor pero no pudo encontrar a Ben March. Había mucho humo y demasiada gente. En todas las direcciones había mesas de juego que obstruían su visión. Annette, que suspiró, miró a Railin.

"¿Qué debemos hacer ahora?"

"Por favor, espera un momento. Lo encontraré."

Afortunadamente, parecía que también Railin quería salir de aquí lo antes posible. No actuaba con despreocupación como siempre, pero ahora incluso tenía el ceño fruncido. Estaba evitando hacer contacto con cualquiera.

Su magia servía para distraer a la gente. Sin embargo, en este lugar concurrido no tenía el mismo efecto. Los que no se percataron de la presencia de Railin casi tropezaban contra él o casi lo pisaban. El disgustado Railin sacó inmediatamente una brújula dorada de su bolsillo.

domingo, 28 de mayo de 2023

mayo 28, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 489

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 489.  ¿En Dónde Está? (2)



Me flaquearon las piernas, así que me agarré al respaldo de la silla. Heinley...

"¿Qué quieres decir?"

Las peores pesadillas inundaron mi mente. Un secuestro. Un accidente. Heinley perdido, o desaparecido... o muerto. Sacudí la cabeza. Tenía demasiado miedo incluso para pronunciar esos pensamientos en voz alta. Odie incluso haberlos pensado. La silla en la que me apoyaba se deslizó hacia atrás unos centímetros.

"¿Su Majestad, se encuentra bien? ¡Su Majestad!" 

Gritó el cuervo detrás del sofá.

"No. Cuéntame más."

"Él se presionó demasiado. Dijo que si sería atrapado de cualquier manera, mejor que fuera después de haber recuperado todas las piedras de maná."

Heinley. Su nombre resonó amargamente en mi mente. Pájaro tonto, ¿qué locura hiciste esta vez?

"Algunas de las ubicaciones de las piedras de maná sólo eran conocidas por Su Majestad. Así que..."

"Fue solo."

"Sí. A algunos lugares."

"Entonces, ¿no se sabe nada de Heinley desde que se marchó solo a recuperar esas piedras?"

"Así es. En mi opinión, lo que probablemente ocurrió fue..."

¿Qué? ¿Por qué no termina de hablar? Cuando el cuervo hizo una pausa, estuve a punto de correr detrás del sofá para levantarlo por el cuello e instarlo a que lo escupiera.

Cerré los ojos y conté hasta tres, reprimiendo a duras penas el impulso. Debo mantener la calma y relajarme. Si me acerco ahora, sólo veré a un hombre agachado sin ropa. Si lo presiono, se paralizará en vez de hablar.

Después de lo que pareció una eternidad, el cuervo finalmente respondió en tono pesado. 

"Bueno, temo que no pueda volver porque se ha hecho daño en las alas."

***

La pradera sin árboles y cubierta de hierba era una desoladora mezcla de marrón y verde. Sólo la bandera se movía, ondeando en el viento cortante y frío. Cerca de los cuarteles sobre los que ondeaba, estaba reunida una multitud de caballeros. En el centro, un hombre de cabello plateado sostenía una gran jaula de pájaros.

"¿Encontraste este pájaro allí?"

Un enorme pájaro dorado estaba sentado dentro de la jaula con un vendaje alrededor de un ala. A pesar de ser un pájaro, su expresión de evidente miseria hizo reír a quienes lo observaban.


"Sí, Señor. A juzgar por sus plumas limpias y su olor, no se trata de un pájaro salvaje. Lo he traído porque podría ser el pájaro mensajero del Emperador Heinley."

"Oh, ¿El Emperador Heinley apareció por allí?"

"No." El subordinado señaló la jaula. "¿Cree que se echó atrás porque su pájaro mensajero fue capturado?"

"Tal vez. Es probable que haya cambiado de dirección y se haya ido a otra parte." 

Sumido en sus pensamientos, Ángel metió el pulgar en la jaula. En lugar de desafiarle o picotearle la mano, el pájaro dorado le dio una palmada en el dedo con el ala. 

"Definitivamente no es un pájaro salvaje."

"¿Qué le gustaría hacer?"

"Seguir investigando la situación."

"Sí, Señor. Um ... ¿qué hay del pájaro?"

Ángel hizo una pausa. 

"Dado que es tan manso, no hay razón para matarlo. Si lo liberamos en la naturaleza..."

- ¡Gu!

"Es probable que sea demasiado dócil para sobrevivir."

El pájaro aleteó como si protestara.

"Encuentra a alguien que se lo quede."

Ángel pinchó el pico del pájaro, y luego llevó la jaula a los cuarteles. Atrapado en la jaula, Heinley se cubrió la cabeza con las alas y chirrió.

***
.
Me paré en la entrada de la sala de reuniones, cerca de la puerta exclusiva del emperador, por donde Heinley solía entrar y salir. Allí, respiré hondo varias veces. El emperador seguía sin aparecer, pese a lo mucho que habíamos esperado.

A través de la puerta, oí los murmullos de los funcionarios en la sala de reuniones. Como ni siquiera McKenna se presentó, el ambiente en la sala se volvió terriblemente agitado.

Respiré hondo por última vez, me enderecé y entré.

"¿Su Majestad?"

Gritó un funcionario sobresaltado. Sin embargo, los ministros no tardaron en calmarse. Sus ojos se movían de un lado a otro, confundidos.

Antes de explicarme, subí al asiento más alto, donde normalmente se sentaba Heinley. Los ministros me observaron con enorme perplejidad. Hablé en un tono deliberadamente tranquilo.

"Su Majestad ha partido por asuntos relacionados con la alianza."

Sus ojos se abrieron de par en par.

"¿Quiere decir que Su Majestad estará fuera por un tiempo?"

"Así es."

Aparte de algunos de sus hombres más cercanos, ninguno de los ministros del Imperio Occidental conocía la implicación de Heinley en la disminución del maná. Así que no tenía más remedio que mentir. No tenía ni idea de las reacciones que podría provocar si revelaba la verdad.

Ciertamente, no podía decirles por qué estaba ausente.

Afortunadamente, ninguno de los ministros se opuso a mi liderazgo temporal. Especialmente porque los príncipes, Laurie y Kai, ya habían nacido.

"Dado que Su Majestad necesita mantener en secreto su ausencia, hoy sólo convoqué aquí a quienes son dignos de confianza."

Para mantenerlo en secreto, expresé deliberadamente mi confianza en ellos. La mayoría, incluido el Marqués Ketron, parecieron convencidos de esto. 

"Puesto que debo compartir las responsabilidades de Su Majestad con el Canciller hasta su regreso, solicito también su ayuda."

Hice mi mejor esfuerzo para disimular la incertidumbre en mi voz.

***

Estaba acostumbrada a mantener una expresión fría, un tono inexpresivo y una actitud cortante. Gracias a eso, oculté mi preocupación durante toda la reunión del consejo. Incluso los ministros que al principio se sorprendieron por la ausencia de Heinley acabaron entregando sus informes y agendas. Sin embargo...

No era fácil dejar de lado mi angustia, aunque fuera momentáneamente, durante la reunión. Sentía que podría gritar, "¡Desplieguen inmediatamente todas las tropas disponibles y busquen a Su Majestad!" si dejaba entrever la más mínima tensión.

Actué como si todo estuviera bien. Pero era duro para mi cuerpo, que acababa de dar a luz hace poco, conducir una reunión de varias horas. A pesar del esfuerzo, pude soportarlo.

Está bien. Dejaré la búsqueda de Heinley en manos de la tribu cabeza de pájaro. No hay nada que pueda hacer al respecto. Desplegar caballeros sólo llamaría la atención de la alianza.

Perdida en mis pensamientos, caminé durante un largo rato. De repente, me encontré con el Gran Duque Kapmen. Él cambió de dirección y se acercó a mí.

"¿Qué ha ocurrido? ¿Su Majestad ha desaparecido?"

Debió de oír mis inquietudes. Sus ojos se abrieron como platos cuando encontró la respuesta que buscaba. 

"¿Es verdad?"

Qué conveniente no tener que dar una larga explicación. Una vez que asentí, me vino a la mente Dolshi. Es amigo de Kapmen. ¿Tal vez Dolshi pueda ayudarnos a encontrar a Heinley?

"No creo que te ayude."

"Aún así quiero preguntarle. ¿Puedes decirle que venga?"

***