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lunes, 23 de enero de 2023

enero 23, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 54

Capítulo 54. Altercado (2)


Vinimos por separado, pero ahora volvemos juntos. 

Hubo un silencio incómodo en el carruaje. Generalmente, en momentos así, Annette llenaba el silencio con su suave voz. Raphael miró de reojo. Ella estaba sentada a su lado con las pestañas hacia abajo, completamente ensimismada. Raphael, que no pudo soportarlo más, abrió primero la boca. 

"Parecía que Su Alteza estaba bien. Me pregunté si había fingido su malestar."

Raphael sacó a colación disimuladamente el falso malestar de Ludwig. Había estado tumbado en el suelo como si se estuviera muriendo, pero se levantó de un salto en cuanto Annette se fue. Raphael se quedó boquiabierto cuando lo vio. Gracias a eso, el revuelo en torno a la convulsión del Príncipe terminó sin problemas, pero Ludwig fue realmente desvergonzado hasta el final. Era realmente un pequeño zorro, ¿Cómo podía una persona cambiar sus palabras tan rápidamente?

Raphael aprendió una lección del evento de hoy. Finalmente comprendió que las palabras de Harold, 'fingir debilidad' se referían en cierto modo al comportamiento de Ludwig. Su desvergüenza estaba realmente a un nivel incomparable. Ni siquiera se sintió un poco avergonzado ante Annette. Esto le dio a Raphael una gran iluminación.

"De todos modos no te preocupes por el Príncipe. Por lo que he observado, vivirá bien hasta su vejez."

Para Raphael no era un hombre, sino un pequeño zorro. Annette, que fue sacada de sus pensamientos, parpadeó al escuchar la fuerte declaración de Raphael. Hacía tiempo que Ludwig había desaparecido de la cabeza de Annette. Ahora otro hombre ocupó su mente. 

"Oh, Raphael, conocí a tu benefactor. Es el Conde Harold Evans, ¿verdad?"

"¿Conociste a ese viejo? ¿Cuándo?"

Él frunció el ceño. Le vinieron a la mente las palabras de Harold, que expondría su vergonzosa historia a su esposa como represalia por obligarlo a asistir a la fiesta. Annette respondió.

"En cuanto llegué a la fiesta, tuve la suerte de verlo enseguida. Parece que te conoce muy bien."

"¿Te dijo alguna tontería? Sobre mi infancia."

"Bueno, no lo sé."

Annette sonrió ambiguamente. No podía contarle a Raphael todas las cosas malas que Harold le había dicho de él. El benefactor al que tanto apreciaba habló mal de él a sus espaldas. Para ella era lamentable que Raphael no supiera nada de esto.

"No creas nada de lo que dijo el viejo. Lo exagera todo."

Raphael se echó hacia atrás. Al escuchar sus palabras, Annette asintió con la cabeza en silencio. De nuevo, el silencio se hizo presente en el carruaje. Raphael, que se sentía angustiado por dentro, finalmente no pudo contener su mal genio. Agarró a Annette y la colocó sobre su regazo.

"¿En qué demonios estás pensando, Annette?"

Gruñó Raphael. Giró la cabeza de Annette para que lo mirara. Alarmada por esta repentina acción, Annette respondió en voz baja.

"No estaba pensando en nada."

"¡Mentira! No me digas que te preocupa el Príncipe Heredero. Es un sinvergüenza."

Los ojos azules de Raphael se encendieron al recordar los trucos de Ludwig de antes. Viendo que no se iba a calmar fácilmente, Annette se apoyó en su pecho. Esto hizo que Raphael dejara inmediatamente de descargar su ira. Luego ella dijo en voz baja.

"Ludwig sólo necesita algo de tiempo para reconocer que ya no soy suya. Siento lo que pasó en la fiesta. Por mi culpa, te peleaste con él."

Después de decir estas palabras, Annette retorció un poco el cuerpo para adoptar una postura cómoda. Mientras apoyaba la cabeza en el hueco en el firme hombro de Raphael , sintió una extraña sensación de seguridad. Es un hombre al que dejaré algún día, entonces ¿por qué siempre me siento así cuando estoy con él? Annette desvió sus apagados ojos hacia un lado para que Raphael no la viera. 

"Está bien. Eres mi esposa. Es mi deber protegerte. Así que no pidas perdón por algo así."

Raphael dijo rotundamente. Se puso ansioso cuando escuchó el tono excesivamente educado de Annette. Parecía como si ella estuviera trazando una línea entre ellos. Los robustos brazos del ansioso Raphael abrazaron con fuerza el cuerpo de Annette, como si nunca fuera a dejarla marchar. Esto hizo que Annette se sintiera aún más confundida.

¿Por qué actúas así cuando ni siquiera te gusto?

Annette no quería dejarse llevar por la caprichosa dulzura de Raphael. Si se dejaba engañar por esa calidez y le entregaba su corazón, probablemente sólo acabaría siendo fríamente rechazada por él. Annette quería asegurarse primero de si sus predicciones eran correctas o no. Así que preguntó en voz baja, después de rozar suavemente con sus dedos el tenso antebrazo de Raphael. 

"Tu tío... ¿me hablarás de él?"

En ese momento, el cuerpo de Raphael se puso rígido. Era un comportamiento familiar. Annette pensó que pronto la apartaría fríamente. Pero Raphael dejó escapar inesperadamente un suspiro y apoyó la frente contra el hombro de ella. Parecía como si estuviera avergonzado.

"No puedo decirte eso."

Fue una reacción inesperada. Los ojos de Annette temblaron un poco. Ella no sabía nada de Ivan, el cochero que arruinó su futuro. Fue porque aunque todos los empleados del Duque Bavaria eran investigados a fondo, entró en el Ducado con una identidad falsa. 

No, debería llamarle Ben, no Ivan.

Raphael le rozó su cuello con la frente. El aliento caliente que se filtraba por sus labios le hizo cosquillas en la nuca, haciendo que se le pusiera la piel de gallina. Como si disfrutara de ello, Raphael apretó sus labios contra el cuello de ella. Pronto abrió la boca.

"Honestamente, yo tampoco lo conozco muy bien. Todo sé sobre él fue en mi infancia. Le encantaban las apuestas, casi vivía en casinos. Y solía robar de mi manutención para malgastarlo en apuestas. En aquellos tiempos era Harold quien me cuidaba... Fue él quien se dio cuenta de mi talento con la espada. Así que se lo comunicó a Su Majestad y me ayudó a llegar hasta mi padre."

Annette estaba sorprendida al escucharle hablar de su secreto pasado. Raphael, sintiéndose avergonzado, le tapó los ojos. Cuando Annette parpadeó, sus largas pestañas le hicieron cosquillas en las palmas. Raphael, que le mordió ligeramente las mejillas pálidas, murmuró.

"No me mires con esos ojos. Se me olvida lo que iba a decir."

Entonces ella cerró lentamente los ojos. Todavía quería escuchar más del pasado de Raphael. Él miró la esbelta barbilla de Annette, luego sus labios como pétalos bajo la palma de su mano. Viendo a Annette sentada tan indefensa ante él, parecía como si estuviera instando a la bestia dormida que llevaba dentro a despertarse. Raphael, que consiguió reprimir este deseo, continuó hablando.

"Así es como me llevaron al palacio. Quizás mucho antes de lo que se esperaba. Pero como nadie sabía que tan desarrollado estaba mi talento, tardé mucho tiempo en ser reconocido. Gracias a los rebeldes de Letan, pude mostrar mi talento, así que me concedieron un título. Y además conseguí casarme contigo."

Después de hablar, Raphael besó ligeramente los labios de Annette. El suave tacto de sus labios era increíble. Podía entender que Ludwig, que había dejado escapar a Annette de sus manos, tuviera ahora los ojos inyectados en sangre para recuperarla. 

El corazón de Raphael se entristeció al recordar la mala situación de Annette. Pero por otra parte, la bestia egoísta en el fondo de su corazón abrió su boca roja, diciendo que era bastante bueno que hubiera sucedido. Si no fuera por el cruel truco del destino, no habría podido casarse con ella.

Raphael se esforzó por ocultar su terrible egoísmo. Le explicó a Annette con voz suave.

"Y sobre Ben... cuando entré en palacio, mi relación con él estaba rota. No teníamos una relación cercana, así que pensé que Ben se escondía por sus deudas, o que estaba muerto. Pero nunca pensé que se convertiría en su cochero y haría algo tan vil. Realmente nunca lo imaginé."

Raphael, que por fin terminó de hablar, respiró hondo. No lo había revelado todo, pero había hablado honestamente de Ben. Annette, cuya vida había sido destruida por él, al menos tenía derecho a saber de él. Después de escuchar toda su información, ella respondió con una sonrisa.

"Gracias. Aunque sé que no me contaste todo, realmente hiciste lo mejor que pudiste.. En realidad pensé... que no me contarías toda la historia."

La gratitud de Annette atravesó la conciencia de Raphael. El giró la cabeza para ocultar sus sienes ligeramente enrojecidas. Jugueteó con el largo cabello rubio de Annette sin decir nada. En ese momento, en el interior de Raphael bullía un conflicto feroz.

¿Debería disculparme con Annette ahora?
enero 23, 2023

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 53

Capítulo 53. Altercado (1)


La relación entre los dos hermanos había sido bastante complicada durante mucho tiempo. De hecho, era una relación que estaba destinada a ello.

En cuanto a la edad, Raphael era un par de años mayor que Ludwig, pero no era más que un hijo ilegítimo. Y Ludwig era el heredero de la familia real. Aunque tenían el mismo padre, sus posiciones eran muy diferentes. En otras palabras, si Ludwig era la luz, Raphael era la sombra que se proyectaba detrás.

Raphael no quería casarse con Annette en lugar de Ludwig. Y encima era una mujer de la familia Baviera, que valoraban enormemente el linaje. Raphael era literalmente todo lo opuesto. Así que esperaba que el matrimonio no fuera más que una catástrofe.

Pero ahora...

Odiaba admitirlo, pero Annette se había convertido en alguien especial para él. Las lágrimas que caían de los ojos de ella se sentían como cera caliente de una vela cayendo sobre su corazón. La regañó injustamente a causa de los malentendidos, pero ahora sabía que estaba equivocado. Todo esto sucedió porque Ludwig seguía rondando a su mujer. Los ojos de Raphael se volvieron fríos.

"Annette es mi mujer ahora. Y se siente incómoda encontrándose con usted, Alteza. No entiendo por qué alguien que ya tiene una prometida sigue haciendo esto. ¿Qué opinará Su Majestad?"

Ludwig se rió cuando mencionó a su padre. Una respuesta cortante salió naturalmente de su boca. 

"No sabía que tenía que pedir permiso a mi padre a esta edad. Iba a asistir a la fiesta con mi prometida, pero ella canceló en el último momento, así que tuve que venir solo."

"Ni un niño se creería esa excusa. Entonces, me iré con mi esposa."

Raphael le dio la espalda con una sonrisa. Ludwig, que aún no había visto a Annette, se puso nervioso. Había venido para encontrarse con Annette. Raphael iba a arrebatársela de nuevo. El comportamiento de Ludwig cambió cuando escuchó las palabras de Raphael, como si Annette sólo le perteneciera a él.

"¿Por qué? ¿Tienes miedo de perder a tu mujer si me ve? Tú le lloriqueaste a padre diciendo que no querías casarte con ella. Dijiste que no querías a una mujer de la familia Bavaria. Entonces, ¿Es que te empezaron a gustar las serpientes? Es ridículo que digas esto ahora."

La cara de Raphael, que miró hacia atrás, se puso roja de ira. Solía usar los puños para hablar. Pero esta vez, no era un buen oponente. Si hubiera alcanzado la habilidad de Maestro de Espada, le habría asestado uno o dos golpes, pero aún no estaba en condiciones de hacerlo. El Rey Selgratis seguro que no lo perdonaría por agredir al Príncipe Heredero. Así que Raphael se cruzó de brazos, apretando fuertemente sus puños para contenerse.

"Si realmente es tan preciada para ti, ¿por qué no hiciste nada antes? A diferencia de mí, tú sabías desde el principio que Annette había sido acusada falsamente. A ella se le debió romper el corazón porque no hiciste nada aunque lo sabías todo. Ahora, ella no se arrepiente ni siente nada por usted, Alteza."

"¿Y tú? ¿Crees que Annette te ama? De ninguna manera. Ella es una mujer distinguida de la nobleza. Así que nunca le gustaría un bastardo grosero como tú."

Ludwig le pisó la llaga. Raphael apretó los dientes ante su comentario despectivo. El egoísmo de Ludwig de querer arrebatarle a Annette era repugnante. Así que Raphael decidió darle un golpe a Ludwig, dejando a un lado de raciocinio.

"No. Yo le gusto a Annette. Y mucho. Su Alteza debe haberlo sentido también, ¿No? Si no le gustara, ella te habría cogido la mano cuando se la tendiste. Ella tienes ojos para ver, es obvio que prefiere a un hombre de verdad antes que a un torpe enclenque."

Las comisuras de Raphael se levantaron mientras se burlaba. Ludwig fue el primero en perder la compostura. Ludwig, que perdió los estribos, agarró a Raphael por el cuello.

"¡Cállate! ¡No sabes nada! Sobre ella, ni sobre nuestra relación."

Raphael miró la cara de Ludwig con ojos sombríos. En sus profundos ojos azules, se vislumbro la ira.

"Oh. Aunque no sé nada, esto lo sé muy bien".

Raphael, que levantó lentamente la mano, aplastó la mano de Ludwig que lo sujetaba. El increíble apretón distorsionó de dolor el rostro de Ludwig. Raphael había empuñado una espada toda su vida, así que alguien que sólo había tocado el laúd como Ludwig, no era rival. Ludwig finalmente tuvo que soltar su agarre del cuello de Raphael.

En ese momento, Raphael empujó a Ludwig contra la pared por los hombros. Su antebrazo presionó con fuerza el cuello de Ludwig. Ludwig se sentía asfixiado. Intentó por todos los medios salir de aquella humillante posición, pero Raphael ni se inmutó. Raphael gruñó.

"Es estúpido atacar a alguien que es más fuerte que tú. Especialmente si estás solo."

"¡¡¡Ugh...!!!"

Ludwig, que miraba a Raphael con los ojos inyectados en sangre, volvió a agarrarlo del cuello. Al tirar desesperadamente, el cuello de Raphael se rasgó haciendo un crujiente sonido. Justo entonces, Annette, que había entrado por el hueco de la cortina, se encontró con la escena.

Ludwig, que miraba a Raphael con los ojos inyectados en sangre, volvió a agarrarlo del cuello de su camisa. Pronto el cuello de su camisa se rompió. Justo entonces, Annette entró entre las cortinas.

"Raphael.... ¡Dios mío!"

Las pupilas de Annette se estremecieron. A primera vista, no parecía que ellos estuviera peleándose, sino más bien como si estuvieran... compartiendo la ardiente pasión de los adultos. Raphael tenía a Ludwig atrapado contra la pared. Mientras que Ludwig le rasgó la ropa. Sus caras estaban muy juntas.

Yo... ¿Los he interrumpido?

Las pupilas de Annette temblaban como si se hubiera desatado un terremoto en ellas. Si no hubiera oído su pelea desde detrás de las cortinas, no habría creído lo que de verdad estaba pasando. Afortunadamente, Raphael se dio cuenta de la presencia de Annette y soltó a Ludwig.

"Annette."

Consciente de la presencia de Ludwig, Raphael la llamó con más afecto que de costumbre. Ludwig, que estaba agarrado el cuello de la camisa de Raphael, miró inmediatamente hacia ella. En cuanto vio a Annette, la expresión de Ludwig cambió completamente. Ludwig, que acababa de blandir sus garras y enseñar los dientes, llamó de repente a Annette con cara triste.

"Annette..."

Ludwig, que parecía estar llorando, se tambaleó mientras se acercaba. Pero antes de llegar hasta ella, se cayó al suelo. Annette, que estaba sorprendida, rápidamente apoyó a Ludwig.

"¡Cielos! Su Alteza, ¿se encuentra bien?".

"Creo que voy a tener otro ataque... es doloroso."

Ludwig apoyó la cabeza en el brazo de Annette mientras respiraba con dificultad. Raphael se quedó perplejo viéndolo fingir repentinamente para generar lástima, como si no le importara su imagen.

¿Qué demonios es esta tontería?

Raphael frunció el ceño. Era obvio que Ludwig sólo estaba actuando. Sin embargo, Annette lo atendió con cara de preocupación, como si hubiera caído en su truco.

"Respire despacio, Su Alteza. Para calmar su ansiedad. No se preocupe, puedes apoyarte en mí."

"Me duele, Annette... eh... keuk..."

Ludwig frotó sus mejillas contra los brazos de Annette. Raphael, que vio pasar esto delante de sus ojos, se sintió literalmente ridículo. A los ojos de Raphael, que pensaba que los hombres debían ser varoniles, el aspecto actual de Ludwig era un choque cultural para él.

Le entraron ganas de patearlo para que dejara de actuar de ese modo. Pero teniendo en cuenta su estatus, no podía hacerlo delante de Annette. Se preguntó qué pensaría ella de él en este momento.

Debe pensar que soy un bárbaro sin sangre ni lágrimas.

Raphael apretó los dientes . Pero Annette era una mujer inteligente. Annette, que utilizó su chal para que Ludwig apoyara su cabeza, se levantó. Luego le dijo a Raphael con mirada preocupada.

"Raphael, iré a traer a alguien. Por favor, vigila a Su Alteza hasta entonces."

En realidad, hubiera sido mejor que ella se quedara a cuidarlo mientras Raphael buscaba a alguien. Pero Annette no quería esperar sola con Ludwig en el balcón, que normalmente se utilizaba para reuniones secretas. Sería un tema perfecto para que la gente creara rumores. Por lo tanto, era una opción mucho más prudente que los dos se quedaran solo.

"Por supuesto. Confía en mí, Annette. Cuidaré bien de él."

Había una sonrisa muy radiante en sus labios. Cuando Annette vio su sonrisa, se sintió incómoda porque le parecía que estaba dejando a un ratón con un gato. Pero no había tiempo para pensar en cosas inútiles. Si Ludwig realmente tenía un ataque, ella tenía que apresurarse para salvarlo. Annette salió rápidamente de las cortinas para llamar a la gente.

"¡El Príncipe Heredero ha caído! ¡Que alguien venga a ayudar, por favor!"

jueves, 19 de enero de 2023

enero 19, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 451

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 451. Truenos (2)



"¡El Gran Duque Lilteang ha escapado!"

Justo en el momento de la exclamación de mi ayudante, se oyó otro estruendo producido por un trueno.

"Cómo pudo escapar el Gran Duque Lilteang..."

Cuando pregunté en respuesta, esta vez el resplandor de un relámpago surgió detrás de mí. Mi ayudante se estremeció y cayó al suelo, tal vez porque a contraluz parecía enojada.

Estaba un poco sorprendida, no enojada como para que tuviera miedo.

"Levántate."

Mi ayudante se levantó rápidamente. Tenía el cabello mojado y pegado a la frente por correr bajo la lluvia. Cuando le ofrecí un pañuelo, mi ayudante extendió ambas manos temblorosamente.

"Toma asiento."

"Mi ropa está empapada, Su Majestad."

"No te preocupes."

Una vez que señalé el sofá, mi ayudante se sentó vacilante con las manos y las piernas recogidas. Como si pensara que ahora actuaría enojada.

"¿Qué hay de Su Majestad Heinley?"

"Alguien más fue a informarle."

"¿Qué fue lo que pasó?"

Por lo que sé, el Gran Duque Lilteang fue encerrado en la Torre Roja debido a un incidente en la fiesta de cumpleaños de Heinley. Tenía entendido que la Torre Roja contaba con la seguridad más estricta, ya que es allí donde se encierra a los nobles de alto estatus. ¿El Gran Duque Lilteang incluso consiguió escapar en un país que no era el suyo?

Después de que se oyó el estruendo de otro trueno, la incesante lluvia cayó con más fuerza. 

Sin duda, éste era el día perfecto para que escapara...

"¿No se conocen los detalles de cómo escapó?"

"Así es. Hasta ahora no."

Mi ayudante se secó la frente con el pañuelo que le di y bajó la mano rápidamente. Aun así, parecía incapaz de ocultar su nerviosismo.

"Ayudante."

"Sí, Su Majestad."

"¿Hay algo más de lo que no me haya informado?"

Cuando se lo pregunté directamente para salir de dudas, mi ayudante se encogió de hombros.

"¿Perdone?"

Aunque hizo como si no supiera nada más, tenía mi pañuelo apretado en su puño sin piedad, así que insistí.

"Hasta donde sé, el castigo del Gran Duque Lilteang se llevó a cabo con el consentimiento del Emperador Sovieshu."

"Así es, Su Majestad."

Si se castiga directamente a un noble de alto estatus de otro país, puede derivar fácilmente en conflictos por el honor. Por esta razón, los crímenes de un noble de alto estatus de otro país no solían dirigirse contra ese noble directamente, sino contra su país a modo de protesta.

Pero este caso era diferente. El Emperador Sovieshu permitió que el Imperio Occidental castigara directamente al Gran Duque Lilteang por su crimen. No había forma de que este asunto se convirtiera en un conflicto entre estados. ¿Entonces por qué mi ayudante vino corriendo a estas horas de la mañana tan nervioso?

"Por casualidad... ¿Hay algo más sobre este asunto que no sepa?"

***

Los caminos bien pavimentados permanecieron intactos bajo la fuerte lluvia. Sin embargo, ni siquiera un camino en perfecto estado podía aliviar las molestias causadas por tener la parte inferior de la ropa empapada.

"¡Maldición!"

El Gran Duque Lilteang maldijo mientras tiraba de la parte inferior de su incómoda capa. Quería quitársela de una vez, pero tenía que ocultar su rostro hasta llegar al Imperio Oriental.

"¿Adónde vamos?"

Preguntó el Gran Duque mientras levantaba la mano para frotarse los ojos debido a la lluvia que nublaba su visión.

Un hombre con un paraguas sostenía un mapa con las esquinas húmedas en una mano y soltó un vago, "Umm..."

"¡¿Adónde vamos?!"

El Gran Duque gritó con fuerza, pero cuando la sangre agria se acumuló en su boca, su cara se retorció y apretó los dientes. Se cubrió la boca mientras gemía de dolor. La sangre que se deslizaba por las comisuras de sus labios caía al suelo.

"Umm..."

El hombre del paraguas seguía sin hablar claramente. Este comportamiento indeciso enfureció al Gran Duque, pero contuvo su ira. Acababa de sufrir por no controlarse. En este escenario, no sería tan tonto como para estallar de ira otra vez.

Sin embargo, cuando el hombre del paraguas murmuró,

"Mira aquí. Umm, ¿no es este el camino correcto?"

El Gran Duque Lilteang finalmente no pudo contener su ira, le arrebató el mapa y gritó furioso.

"¡¿Qué demonios te ocurre?!"

Su desgarrada boca se rompió aún más y comenzó a chorrear sangre, pero su creciente ira se impuso al dolor momentáneo.

"¡Por favor, hazlo bien! ¡Los hombres de ese bastardo lunático ya deben estar tras nosotros!"

El mapa, debilitado por el agua, se rompió al no poder resistir la fuerza del Gran Duque Lilteang. Los trozos del mapa desgarrado cayeron al suelo como una especie de lodo.

El hombre del paraguas lo miró y murmuró una vez más, "Umm..."

El Gran Duque Lilteang resopló irritado. La cara del Gran Duque estaba hecha un desastre porque le habían cosido la boca con una piedra dentro. Su buen cuerpo había quedado en el hueso y la zona alrededor de sus labios había perdido completamente la carne. Debido a la precipitada huida, no había recibido el tratamiento adecuado, por lo que la sangre brotaba cada vez que movía demasiado la boca.

El Gran Duque tenía tan mal aspecto que cualquier persona normal habría desviado la mirada porque sentiría dolor con sólo mirarlo.

Sin embargo, el hombre del paraguas más bien sonrió al Gran Duque ante su ira. Era una actitud indiferente, como si no le importara.

"Está bien. Ya le he dicho que sólo tiene que confiar en mí, Gran Duque."

La voz era cortés, pero al mismo tiempo demasiado perezosa y desconocida. Desanimado, el Gran Duque señaló con el dedo hacia dónde se suponía que debían ir.

¡Tenemos que ir por ahí rápido! ¡O los hombres de ese lunático nos alcanzarán!"

El hombre del paraguas levantó la mano, agarró los dedos del Gran Duque y se rió.

"Shh... Está bien. Sólo confía en mí."

"¡Huyamos—!"

"Ahora no."

El hombre del paraguas miró el mapa ensuciado que tenía a los pies y señaló en dirección a la capital con una leve inclinación del paraguas.

"Olvidé que necesitaba reunirme con una persona más antes de irme."

El Gran Duque Lilteang estuvo a punto de llorar.

'Finalmente pude escapar de ese lugar, ¿por qué vuelve a señalar hacia allí? ¡Debió haber terminado sus asuntos primero!'

"¡¿Quién demonios volvería en esta situación para reunirse con alguien?!"

***

viernes, 13 de enero de 2023

enero 13, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 450

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 450. Truenos (1)



Estaba esperando noticias de Rivetti, esperando a que Sovieshu se marchara al Imperio Oriental, esperando la ausencia de Heinley y esperando a que naciera nuestro pajarito.

En los últimos días, mi vida ha sido una serie de esperas...

Tuve que recostarme en el largo sofá del salón con un cojín detrás para poder acariciarme de manera cómoda el vientre claramente abultado con ambas manos.

Me estiré para recoger el papel que estaba sobre la mesa de centro. Era el dibujo que Dolshi me envió a través del Gran Duque Kapmen, que aún no había podido descifrar.

¿No sería mejor preguntarle directamente lo que significa, o recurrir a los niños para que lo interpreten? Últimamente he estado pensando en esto.

Este peculiar dibujo era lo único que podía resolver en mi expectante vida.

'Una pared... cosas brillantes... por qué razón tuvo que expresarlo a través de un dibujo.'

Después de analizarlo por un rato, le di la vuelta al papel y lo dejé sobre la mesa.

No podía dedicar todo el día a esto, así que volví a mi oficina para ocuparme de los asuntos de la agenda. Al caer la tarde, salí al jardín a tomar un descanso.

Había decidido dar un paseo mientras intentaba descifrar el dibujo, y luego volver a mi oficina.

Sin embargo, a los pocos pasos sentí un aliento inesperado detrás de mí. La hierba bajo mis pies se congeló vívidamente mientras escalofríos me invadían.

La hierba no se marchitó ni se endureció como con la llegada del invierno, sino que se congeló con la vida conservada intacta, revelando frescas hojas verdes.

Cuando aplasté la hierba con los pies, esta crujió y se rompió en pedazos.

"Es peligroso."

Sorprendido, el Vizconde Langdel intentó acercarse rápidamente a mí con los brazos extendidos.

Dado que había sufrido hace poco un ataque furtivo, retrocedí obedientemente como me había dicho.

En ese momento, perdí el equilibrio al chocar la cabeza contra algo sólido detrás de mí.

Alguien sostuvo con cuidado mi cuerpo tambaleante, y me agarré al brazo de esa persona para mantenerme firme.

"Gracias."

Después de agradecerle, me di la vuelta. Era una persona inesperada...

'¡¿Dolshi?!'

Era el amigo de Kapmen, quien no debería saber que yo era una noble.

Antes de que el Vizconde Langdel pudiera desenvainar rápidamente su espada. Dolshi estiró un dedo y congeló al Vizconde Langdel en su sitio.

Los ojos del Vizconde Langdel se cerraron como si se hubiera quedado dormido sin hacer el menor ruido. Parecía una pequeña máquina accionada por un botón, la cual no puede moverse cuando el botón está en 'apagado'.

Mientras observaba perpleja su asombrosa habilidad, Dolshi volteó la cabeza y me preguntó.

"¿Viste lo que te envié?"

Había dado un paso atrás, pero rápidamente me moví hacia delante. Una vez que asentí, Dolshi apoyó un brazo en la pared y sonrió con orgullo.

"¿Qué te pareció? ¿Crees que es posible hacerlo?"

Por sus preguntas, parecía saberlo todo sobre mi identidad. De hecho, se había infiltrado en el palacio imperial y llegado hasta mí.

"¿Crees que no funcionará?"

Dado que no respondí de inmediato, Dolshi reformuló la pregunta y apartó el brazo de la pared.

"¿Qué partes no fueron lo suficientemente buenas?"

Casualmente tenía conmigo el dibujo enviado por Dolshi.

Miré a mi alrededor mientras hacía como si sacara lentamente el dibujo. Me preguntaba si habría alguien que pudiera ayudarme, que no fuera el congelado Vizconde Langdel.

Sin embargo, no había nadie, así que finalmente desdoblé el papel y se lo enseñé.

"No entiendo lo que dibujaste."

"Lo dibujé tan sencillo, pero ¿no lo entiendes?"

Dolshi hizo como si le sorprendiera y señaló con el dedo la parte que mis damas de compañía supusieron que era una 'pared' con la ayuda del Vizconde Langdel.

"Una represa."

¿Una represa?

Dolshi, que denominó represa a la pared, movió un poco más el dedo y señaló la parte excesivamente brillante.

"Muchas joyas."

Al final de su explicación, sonrió muy feliz y señaló el dibujo entero.


"Una represa repleta de joyas."

Dolshi no reveló su verdadera identidad. Sólo explicó el dibujo y se fue.

Pero nada más oír sus palabras, me vinieron a la mente muchas cosas que apuntaban a su verdadera identidad.

Aunque claro que podría estar equivocada, no perdería nada por hacer lo que quiere.

Al volver a mi habitación, llamé a un pintor y a un arquitecto para que diseñaran la represa del dibujo más robusta y lujosa.

En realidad, no debería importarme quién era Dolshi. Lo que importaba era que me ayudara a dominar mi magia y para eso necesitaba que le gustara este nuevo diseño. Por el momento, no parecía tener malas intenciones.

Dejé el diseño terminado en el alféizar de la ventana del salón, y al día siguiente el papel desapareció. 

'Supongo que Dolshi se lo llevó, ¿le habrá gustado?'

"Su Majestad, ¿por qué no deja de mirar el alféizar de la ventana?"

"Creo que Su Majestad había dejado algo allí."

"Ahora que recuerdo, creo que anoche dejó un papel allí... ¿ha desaparecido?"

"Su Majestad, ¿quiere que lo busquemos?"

"No, está bien."

Cuando respondí con una sonrisa que no pasaba nada a mis damas de compañía, que preguntaban ansiosamente, y miré al Vizconde Langdel, éste se miraba la espada en la cintura con una expresión sombría.

Parecía haberle impactado mucho que Dolshi le sometiera ayer sin siquiera pestañear, a pesar de tenerlo enfrente.

"Vizconde, ¿está bien?"

Cuando le pregunté preocupada, el Vizconde Langdel asintió impotente.

'No parece estar bien en absoluto...'

Laura parecía pensar lo mismo, por lo que me preguntó en voz baja.

"¿Se peleó con Nian?"

"No lo creo."

"Sigue siendo una posibilidad, ¿cierto? Nian no ha venido por aquí últimamente."

"Es normal que Nian no venga."

Sovieshu está aquí. Preferí no mencionar esto último para evitar rumores.

***

La lluvia comenzó a caer. Mientras veía cómo el cielo del amanecer se oscurecía por completo, ajusté el cojín del asiento y afilé la punta de la pluma.

Todavía eran sólo las 7 de la mañana mientras limpiaba la cera de la vela que se acumulaba como gotas de agua para solucionar el parpadeo constante de la luz.

No podía creer que el cielo estuviera tan oscuro a esta hora.

El estruendo de los relámpagos me impedía concentrarme, así que después de que rompí la punta de la pluma por enésima vez, la dejé a un lado y me levanté.

Al acercarme a la ventana, la habitación se volvió blanca por un instante debido a los truenos que siguieron a los relámpagos, para luego volver a oscurecerse.

Era increíble que ni siquiera sintiera el movimiento del bebé en mi vientre en medio de todo esto. Mi hijo es muy valiente, ¿cierto?

Sentí que el pajarito me respondió con un golpecito mientras me acariciaba el vientre.

Una vez satisfecha, me di la vuelta y me senté en el asiento frente al escritorio.

Aunque no podía concentrarme, tenía la intención de continuar examinando este punto. Era una cuestión de la audiencia imperial.

Pero justo cuando miraba los documentos con la punta de la pluma presionada en mis labios, llamaron con urgencia a la puerta.

Pum. Pum. Pum.

Acto seguido, oí el sonido de una campana afuera.

'¿Qué está pasando?'

Apenas autoricé entrar, uno de mis ayudantes entró rápidamente con el rostro pálido. Ni siquiera estaba debidamente vestido.

Consulté mi reloj de pulsera. Sin duda había ocurrido algo. Aún no era hora de que los funcionarios vinieran a trabajar al palacio imperial.

Yo solía venir más temprano a mi oficina porque me queda cerca.

"¿Qué pasa?"

En cualquier caso, pregunté asustada al verle tan angustiado. Se me ocurrieron varias causas que podrían hacer que el ayudante estuviera así.

"¿Cuál es el problema?"

lunes, 9 de enero de 2023

enero 09, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 449

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 449. Día y Noche (2)



"¡¿Encontraste a Rivetti?!"

Laura se acercó rápidamente al Vizconde Langdel con los ojos bien abiertos, apoyó las manos en el sofá y aproximó su rostro al de él.

"¿Dónde está Rivetti? ¿Está bien?"

El Vizconde Langdel se inclinó torpemente hacia atrás, como si se sintiera abrumado, y respondió.

"La Señorita Rivetti se encuentra en Moire. Un pequeño pueblo cercano al Territorio Rimwell que la Señorita Rivetti heredó."

"¿Está saludable? ¿No está herida?"

"No lo sé, no se menciona en el informe."

El hecho del informe indicaba que no había sido encontrada por el propio Vizconde Langdel. Supongo que lo hizo uno de sus hombres.

Me puse la mano en el pecho de la felicidad, fue un enorme alivio. Debido a su lamentable situación, me preocupaba que Rivetti pudiera hacer alguna locura.

"Vizconde, ¿le es posible traer aquí a la Señorita Rivetti?"

"¿A la Señorita Rivetti?"

¿Podría una joven noble que recién debutó en la alta sociedad y a la que ni siquiera enseñaron a administrar un territorio, hacerlo por sí sola?

Por lo que sé, su madre también está muy enferma. Por más fuerte que sea su espíritu, si está débil físicamente, tendría un límite para orientar a su hija mientras estuviera a su lado.

"Sólo esta vez, por favor."

El Vizconde Langdel asintió con una sonrisa.

"Lo haré. No es una tarea difícil."

Una vez que el Vizconde Langdel se marchó, la Condesa Jubel y Laura intercambiaron opiniones con caras de preocupación.

"¿Vendrá la Señorita Rivetti, Condesa? Yo no creo que quiera venir. Su orgullo debe estar herido."

"Podría ser el caso. La Señorita Rivetti admira a Su Majestad. Debe haberle impactado descubrir que su padre y su hermano estaban aliados con 'esa mujer'."

"No es justo, la Señorita Rivetti no tuvo nada que ver."

Mastas y Rose, que no conocían a Rivetti, sólo sacudieron levemente la cabeza entre sí y se mantuvieron en silencio.

Caminé de un lado a otro de la habitación con las manos detrás de la espalda mientras escuchaba hablar a la Condesa Jubel y a Laura. Poco después salí al pasillo.

Mastas me siguió rápidamente y me preguntó acerca de Rivetti.

Mientras respondía con lo que me venía a la mente, una tensión repentina surgió en un lado de mi vientre.

Al detenerme con las manos sobre el vientre, Mastas preguntó sorprendida.

"¿Su Majestad? ¿Está bien?"

"No te preocupes, estoy bien."

Volví a bajar las manos y caminé sumida en mis pensamientos.

'... Así como Rivetti necesitaba aprender a administrar un territorio, yo necesitaba adaptarme a cubrir a Heinley en su ausencia.'

Mientras caminaba medio pensativa, vi a Sovieshu parado en el borde del estanque.

Por un momento, me dio la impresión de que estaba a punto de saltar.

"¡Vizconde Langdel!"

Asustada, le pedí al Vizconde Langdel que agarrara a Sovieshu, y también extendí mi mano para congelar el agua del estanque mientras me acercaba.

Sólo unos pequeños trozos de hielo se formaron alrededor de mi mano y cayeron al suelo, pero al menos el Vizconde Langdel consiguió agarrar sin problemas a Sovieshu.

Sovieshu, a quien el Vizconde Langdel tiró repentinamente hacia atrás por la cintura, se quedó asombrado al principio, pero acto seguido preguntó enojado.

"¿Qué estás haciendo?"

"Yo le pedí que te agarrara."

Sin embargo, cuando me acerqué a Sovieshu y se lo hice saber con indiferencia, su enojo desapareció de inmediato.

"¿En serio?"

Sovieshu me sonrió avergonzado, como si no le importara que así fuera.

"Navier."

"No seas irrespetuoso."

Después de que me habló con una falsa cercanía, me di la vuelta y me alejé del estanque.

Me molestó verle sonreír como si nada.

El deseo de vivir del Sovieshu de 19 años era mucho más fuerte que el del Sovieshu de antes de perder la memoria.

Entonces, ¿por qué tuve la impresión de que Sovieshu saltaría al estanque cuando lo vi allí?

La preocupación que me invadió por un momento resultó absurda. Tan absurda que hirió mi orgullo.

"Navier."

Aceleré mis pasos sin mirar atrás. Sólo me detuve una vez que me percaté de que nadie me seguía, excepto el Vizconde Langdel.

Finalmente, me sentí aliviada y me senté en un banco en el interior del jardín.

***.

"Su Majestad. Sólo pregunto por si acaso..."

"No, nunca tuve la intención de saltar."

Ante la respuesta de Sovieshu, que no tenía el menor atisbo de vacilación, el Marqués Karl asintió a regañadientes.

Sovieshu y el Marqués Karl estaban ahora de vuelta en su residencia temporal.

En ese momento, Sovieshu miraba hacia el estanque cuando, de repente, el Vizconde Langdel tiró de él hacia atrás por la cintura, como para impedirle saltar.

El Marqués Karl no pudo ver la expresión de Sovieshu justo antes de que el Vizconde Langdel lo sujetara porque sólo veía su espalda mientras lo vigilaba desde lejos. Sin embargo, era poco probable que el Vizconde Langdel, que también estaba con Navier, hubiera tirado de Sovieshu sin motivo.

La personalidad 'real' de Sovieshu, que aparecía por la noche, vino a la mente del Marqués Karl. Para ser exactos, lo que había dicho mientras se señalaba la cabeza.

— Encuentra la manera de deshacerte de aquel que aparece en el día.

El Marqués Karl se frotó con fuerza la cara con ambas manos resecas.

'¿Será que la personalidad de Sovieshu, que aparece en el día, se enteró? Así que trató de saltar al estanque en venganza o tal vez pensó que podría destruir la personalidad 'real' con otra conmoción. ¿Estoy exagerando?'

"Marqués Karl."

"Sí, Su Majestad."

"¿Has tenido alguna preocupación últimamente?"

"¡!"

"¿No?"

"No, Su Majestad. Por supuesto que no."

Después de que el Marqués Karl respondió con una sonrisa, Sovieshu le miró con una leve sonrisa y se dio la vuelta en la silla.

De nuevo, el Marqués Karl sólo podía ver la espalda de Sovieshu.

Por esa razón, el Marqués Karl no se dio cuenta.

La expresión de Sovieshu, que estaba sentado de espaldas al Marqués Karl, se tornó inmediatamente sombría.

'Es imposible que ese bastardo no piense lo mismo que yo.'

Sovieshu entrecerró los ojos mientras apretaba un ovillo de hilo rosa en su mano.

Tras el incidente de hace unos días, Sovieshu empezó a tener dudas sobre la utilidad del 'Sovieshu de la Noche'.

El 'Sovieshu de la Noche' no quería compartir información importante, a pesar de haber sido el principal culpable y desencadenante de todos los problemas.

'Es realmente inútil.'

Sovieshu soportaba cada vez menos al 'Sovieshu de la Noche'.

Entonces, al ver el estanque hoy, cruzó por su mente la idea de que con una conmoción más el 'Sovieshu de la Noche' desaparecería.

El ovillo de hilo rosa se retorció en su mano por la presión.

Sovieshu dejó el ovillo y miró por un espejo al Marqués Karl.

El Marqués Karl miraba al suelo con una expresión triste.

'El 'Sovieshu de la noche' conserva todos los recuerdos y tiene más conocimiento, por lo que todos, empezando por el Marqués Karl, creen que es el Sovieshu 'real'. El Marqués Karl es un hombre de confianza, pero sería más leal al 'Sovieshu de la Noche' que a mí. ¿Realmente puedo fiarme del Marqués Karl?'

La conclusión era claramente 'no'.

***

viernes, 6 de enero de 2023

enero 06, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 448

 La Emperatriz Divorciada - Capítulo 448. Día y Noche (1)



El Duque Elgy estaba sentado en la cubierta de un barco mientras daba vueltas al medallón del collar en su mano.

Mantenía la boca cerrada y una expresión indiferente, por lo que no parecía nada feliz a simple vista.

"¿Qué le pasa?"

"No lo sé."

"Déjenlo tranquilo. Siempre se pone así después de acabar lo que quiere. Una vez que encuentre otro lugar que le parezca divertido, volverá a entusiasmarse."

Los piratas no apartaron la mirada de Elgy, pero no se molestaron en hablar con él. Esta atmósfera sombría llevaba más de un par de días.

Mientras soplaba el viento salado del mar, de repente se escuchó el chirrido de una gaviota.

Elgy levantó la vista.

El pájaro que apareció chirriando como una gaviota era una cacatúa. La cacatúa se posó cerca de Elgy y le ofreció con un chirrido la carta que llevaba atada justo en una pata.

Elgy tomó la carta como de costumbre y la desdobló. De inmediato pudo reconocer que era la letra de Heinley.

— ¿No estás ocupado? ¿Podrías ayudarme a recuperar las piedras de maná plantadas en Bohean Azul?


Elgy dobló la carta y la ató de nuevo a la pata de la cacatúa. Parecía que no tenía intención de escribir una respuesta.

La cacatúa tampoco insistió, simplemente se fue volando con la carta. Mientras veía alejarse al pájaro, Elgy se sentó con la espalda apoyada en la pared exterior del camarote.

'Ayudarlo a recuperar las piedras de maná...'

Elgy se sumió en sus pensamientos.

'Cuando vuelva a Bohean Azul seré increpado y aleccionado por aquellos que se enteraron de lo ocurrido en el Imperio Oriental. Sin duda, esa mujer será una de ellos. Con su habitual voz tranquila, dirá que nadie debe ser lastimado. Mi padre estará a mi lado sorbiendo incómodo una taza de café y se marchará en cuanto se le acabe la paciencia. Después de eso...'

***

Cuanto más lo pienso, más me cuesta creerlo y más rabia me da.

Es un desvergonzado. No sólo perdió la memoria, sino también el orgullo.

El Sovieshu que conocía tenía un fuerte orgullo. Ahora su memoria se remontaba a los días de Príncipe Heredero, así que puede que su orgullo no fuera tan fuerte como en sus días de Emperador. Sin embargo, aún debía ser lo suficientemente fuerte como para pensar en marcharse avergonzando al Imperio Oriental al ser atrapado mientras registraba el palacio de otro país con la excusa de que había venido a disculparse.

<< Nota: Navier no sabe sobre las dos personalidades de Sovieshu. >>

Por cierto, me envió melocotones. Cómo pudo enviarme melocotones en una situación en la que incluso enviar una carta de disculpa del tipo 'lo de ayer fue un malentendido, lo siento' sería vergonzoso?

"¿Su Majestad?"

"¿Qué ocurre, Señorita Rose?"

"¿Se encuentra bien?"

"Por supuesto."

No me encontraba bien. La ira hacia Sovieshu, el extraño sentimiento de culpa hacia Heinley, la preocupación por tener que manejarlo todo en su ausencia, la posibilidad de que se descubriera nuestra implicación en el fenómeno de la disminución del maná antes de recuperar las piedras de maná necesarias, el nulo progreso en mi entrenamiento mágico, eso y más no dejaban de abrumar mi mente.

"Su Majestad."

Justo entonces, uno de los caballeros que custodiaban la puerta me informó de que el Gran Duque Kapmen había venido a verme.

Salí al salón para saludarlo y entró en cuanto lo autoricé.

Nada más verlo, recordé lo que había ocurrido hace unos días, por lo que una sonrisa incómoda se dibujó en mi rostro. Me había llevado intencionadamente con él al sitio donde había quedado con su amigo, pero me sorprendió tanto ver a Sovieshu que acabé abandonándolo en la cafetería.

"Siéntese por aquí, Gran Duque."

"¿Volviste sin mayores problemas?"

Ahora que lo pienso, me llevé el carruaje en el que habíamos ido juntos.

"Gracias por lo de antes. Lamento haberme ido primero."

"Era inevitable en esa situación."

Kapmen se sentó finalmente donde le señalé, se quitó el sombrero y se lo puso sobre las rodillas. Mientras intercambiábamos palabras cordiales, Mastas se acercó a dejar el café, otras bebidas y bocadillos sobre la mesa.

Pero extrañamente, una vez que los dos quedamos completamente solos en el salón, Kapmen cortó de repente la conversación tan amena que estábamos sosteniendo hasta el momento.

'¿No ha venido sólo a saber cómo estaba?'

Parece que no. Miró hacia la puerta cerrada e inmediatamente cambió de tema.

"¿De qué hablaste con Dolshi mientras no estuve?"

"¿No lo sabes de todos modos? Tú..."

... has leído sus pensamientos. Omití estas últimas palabras porque el Gran Duque Kapmen quería ocultar esta habilidad mientras la utilizaba de forma útil.

"No es así."

Sin embargo, lo negó. ¿Quién diría que ese patán de Dolshi sería del tipo de persona que tiene cuidado incluso con lo que piensa?

"No puedo oír los pensamientos de Dolshi."

¿Iba más allá de ser cuidadoso con sus pensamientos?

"¿Cómo es eso posible? Puedes oír los pensamientos de todas las personas..."

¿Había excepciones?

"Tampoco sé la razón."

Después de responder con calma, Kapmen sacó del bolsillo de su pecho un papel doblado dos veces y me lo extendió.

"¿Qué es esto?"

Al aceptarlo y desdoblarlo, me di cuenta de que era un dibujo que podía ser descrito como un 'garabato'. Un dibujo que parecía hecho por un niño de tres años al que se le daba especialmente mal dibujar.

"¿Tienes un sobrino?"

"Fue dibujado por Dolshi."

"Uy, lo siento."

"No te preocupes, él sabe que no se le da bien dibujar."

Ya veo. Al menos tienes ojos... pero es aún más curioso. ¿Por qué el Gran Duque Kapmen me da un dibujo que el propio Dolshi reconoce que es malo?

"Dolshi me pidió que se lo diera a la dama de nombre gracioso."

"..."

"Lo siento. No esperaba que el nombre fuera objeto de burla."

Mentira. ¿Qué otra razón habría para llamar 'Navi' a una persona? Sólo en momentos como éste, en los que me quejo internamente, es más cómodo que la otra persona pueda leer mi mente. 

<< Nota: Navi → Mariposa. >>

El Gran Duque Kapmen sonrió con amargura y apretó su taza de café. Me sentí un poco mal por quejarme excesivamente en mi mente ante el absurdo nombre.

"Bueno, parece que no tengo buen gusto para los nombres."

Ya sabía mi opinión por mis pensamientos, así que no había necesidad de responder. Sonreí incómodamente, bebí un poco de la bebida y cambié rápidamente de tema.

"¿Por qué Dolshi te pidió darme esto?"

Él no había mostrado interés en mí. Se ofreció a ayudarme antes de separarnos, pero también dijo algunas cosas raras...

"No lo sé. Sólo me dijo, 'Si hace esto, la ayudaré'."

"¿Quieres decir que me ayudará a dominar mi magia si hago esto?"

"Eso parece."

El Gran Duque Kapmen respondió vagamente, como si fuera realmente molesto no poder oír los pensamientos de la otra persona. Asentí y volví a mirar el dibujo de Dolshi.

"..."

Necesitaba descifrarlo para poder decidir si hacer lo que quería. Pero sin importar cuánto lo miré, el dibujo era tan malo que no pude descifrar lo que significaba. 

Veamos. Hay líneas trazadas de arriba abajo con un poco de espacio entre ellas y en el centro hay un brillo excesivo...

"... No sé qué es. ¿No dijo nada al respecto?"

"Sí, le pregunté. Dolshi dijo, 'Lo sabrá en cuanto lo vea'."

Era un dibujo que yo entendería.
´
Asentí e intercambié algunas palabras más con Kapmen. Una vez que se marchó, llamé a mis damas de compañía y les enseñé el dibujo para que me dieran su opinión.

"¿No es sólo una broma?"

"Creo que se reía mientras trazabas las líneas."

"¿El mar? ¿No es el mar? Olas. ¿No brillan las olas bajo la luz?"

Pero fue inútil, mis damas de compañía tampoco entendieron el dibujo.

Ahora que me encuentro en esta situación, me siento un poco mal por haber intentado transmitir mis sentimientos a Heinley a través de una pintura. ¿Heinley se habrá sentido perdido intentando descifrar el significado de la pintura que le envié?

Por supuesto, no soy tan mala dibujando.

Sí, es cierto. Se me da bien dibujar, así que Heinley no pudo haberse sentido perdido... espera. Pensémoslo de otra manera.

Normalmente, las peticiones se expresan por escrito. En mi caso, envié una pintura con la intención de consolar a Heinley de una manera distinta a la habitual.

Sin embargo, Dolshi podría haber realizado su petición por escrito o haberla comunicado a través de Kapmen.

Aun así, envió un dibujo a pesar de saber que no tenía esa destreza. Creo que este es un punto importante.

En el momento en que entrecerré los ojos porque sentí que una pista me venía a la cabeza, entró el Vizconde Langdel.

Parecía que había venido a informarme de algo, pero mis damas de compañía se le acercaron primero para pedirle su opinión sobre el significado del dibujo. El Vizconde se quedó mirándolo por un momento y dijo,

"¿No es una pared? Creo que es una pared."

"¿Una pared?"

"Ahora que lo menciona, realmente parece una pared, Su Majestad."

"Es verdad. De aquí a aquí es la pared y lo que hay en el centro... ¿qué podría ser?"

Mientras mis damas de compañía discutían al respecto, el Vizconde Langdel miraba de un lado a otro entre mis damas de compañía y yo. Quería decirme algo, pero mis damas de compañía lo tenían envuelto en el asunto del dibujo.

Cuando por fin nuestras miradas se cruzaron, el Vizconde Langdel se apresuró a informar,

"Su Majestad, hace un tiempo me pidió encontrar a la Señorita Rivetti. Finalmente la he encontrado."

Tan pronto estas palabras fueron pronunciadas, mis damas de compañía dejaron de hablar por completo, como si se hubieran puesto de acuerdo de antemano.

lunes, 2 de enero de 2023

enero 02, 2023

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 447

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 447. También Lo Odio (2)



'¿El asunto a discutir podría estar a un nivel similar al del nido?'

Pensé mientras lo miraba con curiosidad. Sin embargo, el asunto era más serio de lo que esperaba.

"Es un problema relacionado con el fenómeno de la disminución del maná."

Heinley había evitado este tema todo lo posible, incluso después de que descubrí su implicación en el fenómeno de la disminución del maná. Confesó su responsabilidad, pero eso fue todo. Tampoco hice más preguntas.

Era la primera vez que sacaba este tema por su cuenta, por lo que, naturalmente, me puse nerviosa.

"¿Qué pasó?"

"Como Reina sabe, yo no provoqué el fenómeno de la disminución del maná. Lo que hice fue acelerarlo un poco."

No creo que lo haya acelerado sólo 'un poco'.

"Lo sé."

Sin embargo, simplemente asentí. Decidí dejar pasar su pequeña excusa esta vez. Lo importante ahora no era si lo había acelerado poco o mucho.

"Las piedras de maná son necesarias para provocar el fenómeno de la disminución del maná. Así que en cuanto renuncié a la guerra, con la ayuda de mi tribu y de los caballeros clandestinos, recuperé todas las piedras de maná que eran fáciles de obtener."

"Ya veo."

"Pero no todas las piedras de maná han sido recuperadas. De hecho, no es posible recuperar en pocos días todas las piedras de maná que hemos estado ocultando durante años."

"Entonces..."

"El Emperador Sovieshu parece haber deducido tras el incidente del Collar de Maná que el fenómeno de la disminución del maná está relacionado con las piedras de maná. Ha prohibido temporalmente el uso de piedras de maná a los magos de su país y de la academia."

"¿Qué tan malo es?"

"Dado que tiene sospechas, continuará con la investigación en esa dirección. Incluso los eruditos de la academia cooperarán."

No lucía bien. Sin darme cuenta, había entrelazado mis manos, por lo que Heinley levantó las cejas y puso una mano sobre las mías.

"No tienes que preocuparte demasiado, Reina."

"Pero si te descubren..."

"Es por eso que te lo cuento ahora, Reina."

"¿?"

"Hay más piedras de maná que necesito recuperar para evitar ser descubierto."

"Ah."

"Así que yo..."

"Está bien. Dímelo."

"Puede que deba marcharme por unos días."

¿No lo veré durante varios días?

"¿No será peligroso?"

"Estaré bien."

Mientras lo miraba con preocupación, Heinley también puso su otra mano sobre las mías y las apretó.

"Lo siento, Reina. No quería que te vieras involucrada por estar a mi lado."

Sacudí la cabeza. Debería ser yo quien más lo lamentara. En vez de mirarlo a los ojos, miré al suelo. Sentía la boca seca.

Si Heinley no hubiera renunciado a la guerra por mí, no habría tenido que recuperar las piedras de maná... no le había dejado otra opción.

"Lo siento de verdad, Reina. No estés nerviosa. De todos modos, no estaré demasiado lejos mientras el Emperador Sovieshu permanezca aquí."

***

Cuando Heinley me habló del problema relacionado con el fenómeno del maná, lo lamenté tanto que no pude pensar en los inconvenientes que se derivarían de su ausencia.

Una vez que volví a mi oficina y me senté en el escritorio, me vino a la mente el hecho de que, mientras Heinley estuviera ausente, el canciller y yo tendríamos que dividirnos sus tareas.

Podría darse el caso de que me lo impidieran por estar embarazada, pero ¿y si tuviera que lidiar con ello?

He cumplido con mis deberes de emperatriz desde que estaba en el Imperio Oriental, por lo que, incluso después de llegar aquí, pude adaptarme sin mucha dificultad.

Las veces que Sovieshu estuvo fuera para realizar inspecciones, tuve que trabajar un poco más de lo habitual. Sin embargo, nunca abandonó su puesto de forma inesperada ni durante mucho tiempo. Antes de marcharse, Sovieshu se ocupaba de las tareas que podían realizarse con antelación.

Pero dado que el caso de Heinley era diferente, resultaba difícil determinar con certeza cómo manejarlo. No sabía cuántas piedras de maná no se habían podido recuperar, pero por el matiz de sus palabras no parecía que fuera a marcharse sólo una o dos veces ni cuántos días serían...

"Su Majestad."

"..."

"Su Majestad Navier."

¿Cuánto tiempo estuve sumida en mis pensamientos? Fue la voz de uno de mis ayudantes al otro lado de la puerta lo que me hizo despertar.

Cuando hice sonar un par de veces la pequeña campana sobre el escritorio, mi ayudante entró rápidamente. Sostenía en sus manos una bonita caja dorada con una expresión incómoda.

"Su Majestad. El Emperador Sovieshu me pidió entregar esto a la Emperatriz."

La caja era de tamaño medio.

¿Sovieshu me envió esto? Mientras mantenía una cara inexpresiva para ocultar mi desconcierto, mi ayudante dejó la caja sobre el escritorio. Cuando le indiqué que saliera, se inclinó torpemente.

Tan pronto como salió mi ayudante, arranqué el envoltorio inusualmente brillante, dejando al descubierto una elegante caja de madera marrón oscura.

Al abrir la tapa, encontré una tela suave color crema en el fondo de la caja junto con tres melocotones grandes colocados encima. También había una nota roja en el borde interior de la caja.

— Los compré pensando en ti.

Puse la tapa en su sitio y me llevé la mano a la frente. Sabía que se había vuelto loco, pero quedé atónita al descubrir que se había vuelto más loco de lo que pensaba.

Me había preocupado inútilmente por las duras palabras que le dije anoche. Actuó como si estuviera profundamente arrepentido, pero ¿me envía melocotones al día siguiente? ¿Se está burlando de mí?

Enfurecida, arranqué una hoja de papel de la primera libreta a mi alcance y vertí allí mi ira con una tosca caligrafía.

***

La caja fue devuelta a Sovieshu.

Fue traída por el ayudante de Navier. Con una educada disculpa, diciendo que lo apreciaba mucho, pero que había razones por las que no podía aceptarlo.

En cuanto el ayudante de Navier se marchó, Sovieshu abrió la caja. Aunque pensó que no la aceptaría sinceramente, se la quedaría de todos modos por respeto entre países vecinos. Le entristeció un poco que la hubiera devuelto de inmediato.

Desde su infancia había tenido peleas con Navier, pero nunca habían llegado a ser serias. Por esa razón, no sabía cómo disculparse por el repentino odio de Navier, el cual era enorme.

'Navier ni siquiera ha querido hablar conmigo...'

Mientras observaba deprimido los melocotones intactos en la caja, Sovieshu notó un trozo de papel arrugado junto a la nota roja que había enviado. Una vez que sacó el papel y lo desdobló, vio varias frases escritas toscamente.

— ¿Cuántas horas han pasado desde que te hablé claramente? Si te sientes aunque sea un poco arrepentido, deberías irte. Eres realmente desvergonzado.

'¿Hace cuántas horas?'

Sovieshu no tenía ni idea de que el Sovieshu de la noche se había reunido con Navier.

Esta mañana había visto la nota dejada por el Sovieshu de la noche en la que preguntaba si quería que murieran juntos, pero nunca pensó que fuera porque se había encontrado con Navier.

Sovieshu sacó la nota dejada por el Sovieshu de la noche para examinarla, luego arrugó el papel en su mano.

¿Morir juntos? ¿No es él quien lo arruina todo cada vez que sale? Parece que hubo una conversación importante. ¿No debió al menos contarme acerca de lo que se habló? Para empezar, ¿no es su culpa que Navier nos trate con tanta frialdad? ¿No fue él quien se divorció arbitrariamente de Navier a pesar de ser un buen matrimonio?

'... Lo odio.'

***