Reciente

miércoles, 14 de septiembre de 2022

septiembre 14, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 17

Capítulo 17Ludwig

Los ojos de Annette se agrandaron ante esa insinuación. Claire soltó una carcajada ante la ingenua reacción. Annette realmente era muy adorable. Entonces le tocó la cabeza con cariño, pero Annette se echó hacia atrás con un grito.

"¡Ahhh!"

"Oh, ¿te he hecho daño? Lo siento". La sorprendida Claire levantó rápidamente la mano de la cabeza de Annette. Sus agudos ojos encontraron rápidamente el corte que estaba cicatrizando en su frente. El rostro de Claire se volvió frío.

"¿Quién ha hecho esto, Annette?"

Su expresión juguetona desapareció en un instante. Aunque había preguntado quién lo había hecho, Claire estaba bastante convencida del culpable. Sólo unas pocas personas se atreverían a hacerle daño a Annette. Y sólo podían ser enemigos del Duque Bavaria.

"No, Claire", dijo Annette, negando rápidamente al ver el malentendido de Claire. "Es que... por error choqué con un pilar en el jardín."

Annette se sintió incómoda. Obviamente, estaba diciendo la verdad, pero sonaba como la excusa de una esposa maltratada. Los ojos verdes de Claire se mostraron escépticos.

"¿Cómo que no? Ese maldito bastardo de Raphael se atreve a tocar a mi hermana..."

Totalmente enfurecida, Claire se levantó tan abruptamente que volcó la mesa, tirando el regalo al suelo. Annette se alegró de que su cuñada se preocupara, pero ahora no era el momento adecuado para ello. Tenía que calmar a Claire antes de que alguien la escuchara e iniciara el rumor de que Raphael Carnesis golpeaba a su esposa.

"¡De verdad, no! Me golpeé la frente contra el borde de un pilar cuando estaba recogiendo un libro. Fíjate bien, puedes ver que no es el tipo de corte que se produce al ser golpeado, ¿verdad? Puedes comprobar que es una especie de desgarro."

Annette se echó el cabello rubio hacia atrás para que Claire pudiera observar la evidencia. La herida en realidad era bastante pequeña, teniendo en cuenta lo mucho que había sangrado. Realmente, Annette estaba impresionada con la aguda mirada de Claire. A Annette le resultaba difícil detectar la herida cuando estaba cubierta por su cabello, pero Claire la había descubierto de inmediato. Fue increíble.

Los ojos de Claire se entrecerraron mientras examinaba la herida. Entrenada como caballero desde la infancia, Claire estaba familiarizada con este tipo de heridas. Y ciertamente, parecía accidental.

"Está bien. Pero estaré vigilando, Annette. Si alguna vez te levanta la mano, puedes decírmelo cuando quieras. Lo aplastaré."

¿Cómo diablos podría ella aplastarlo? Annette se rió ante la amenaza, sus pestañas se agitaron alegremente. Aunque Claire no podía vencer a Raphael, era tranquilizador saber que alguien estaba de su lado. Podía entender por qué Arjen quería tanto a Claire.

Annette estaba acostumbrada a la fría intimidación de la familia Bavaria. Era tan normal para ella, que nunca se había dado cuenta de lo mucho que ansiaba algún tipo de amor familiar. Arjen era amable, pero siempre había estado ocupado, cultivando su extraordinaria mente. Un genio no tenía tiempo para prestar atención a su hermana pequeña, seis años menor.

Ella había querido que su familia la quisiera, así que había sido una niña muy buena. Se había hecho la ilusión de que si cumplía las expectativas de su padre, éste la querría. ¡Qué ingenua había sido! No se había dado cuenta de lo equivocada que estaba hasta que su padre la abandonó por completo porque perdió su oportunidad de ser Princesa Heredera. 

Las únicas personas a las que podía llamar familia ahora eran Arjen, Claire y Raphael. Aunque Raphael la odiaba, tal vez podría encontrar alguna manera de hacer que funcione. Ella quería llevarse bien con él. Era un mejor esposo de lo que ella había pensado, a pesar de su comportamiento intimidante.

"¡Oh!"

Tardíamente, Claire se agachó para recoger el regalo de Annette del suelo. Se lo devolvió con una sonrisa incómoda, estaba un poco avergonzada por su comportamiento impulsivo.

"Me alegro de que Raphael Carnesis no sea el tipo de hijo de perra que golpea a su mujer. Aquí tienes un regalo que te costó ganar. Conseguí uno como este para ayudar a la relación con mi esposo. Me gustaría quedarme con este."

"¿Qué es realmente?"

"¿No tienes curiosidad?" preguntó Claire con una sonrisa traviesa. "Si quieres saberlo, ve a casa y ábrelo con tu esposo."

Claire se encogió de hombros, pero no le dijo cuál era el regalo ni siquiera cuando se despidieron. Annette jugueteó con el regalo mientras caminaba, distraída.

¿Qué podría ser? Debía ser algo escandaloso, para que incluso los hombres homosexuales desearan a una mujer. No puede ser un afrodisíaco, ¿verdad? Eso es ilegal.

Annette miró el paquete como si pudiera contener una bomba. Sus sospechas no le permitieron mirar a través del embalaje.

Decidió apresurarse a casa para inspeccionar este peligroso regalo en privado. El lugar donde se había encontrado con Claire estaba al oeste del palacio, por lo que había que dar una larga caminata para llegar a la puerta sur, donde la esperaba su carruaje. Los pasos de Annette se volvieron acelerados.

Fue entonces cuando una larga sombra se posó de repente sobre ella. Cuando levantó la vista, sus ojos se abrieron de par en par.

"...Saludos al Pequeño Sol de Deltium."

"Annette."

La persona que tenía delante no era otra que el Príncipe Ludwig. El hombre con el que una vez creyó que se casaría. El hombre que nunca había vuelto a ver, después de las falsas acusaciones contra ella.

Se sentía avergonzada ahora de verlo, después de todos estos años. Por supuesto, no hacía tanto tiempo en esta vida, pero para ella habían pasado cinco años. Aunque siempre fue educada, Annette temblaba por dentro. El momento de este encuentro no podía ser peor.

¿Y si realmente hay afrodisíacos ilegales en esta caja?

No podía creer que tuviera que preocuparse por esto delante de Ludwig, y después de no haberlo visto en tanto tiempo. Ese pensamiento la hizo sentirse desgraciada. Tras unos momentos de silencio, le tendió la mano a su antigua prometida.

"No tienes que arrodillarte ante mí, Annette. Levántate."

Afortunadamente, él no parecía interesado en la caja que tenía en sus manos. Sus ojos azules estaban fijos sólo en ella. Pero Annette se levantó sola, rechazando educadamente su mano. Estaba casada con otro hombre, eso no era correcto. Ludwig frunció el ceño y retiró la mano ante el rechazo indirecto.

"Si no te importa, me gustaría pasear un rato contigo", dijo con seriedad. "Me gustaría contarte algo."

Annette cerró los ojos ante la inesperada petición, pero no dijo nada. Sinceramente, no quería hacerlo. Caminar con Ludwig le haría más mal que bien ahora. Y si alguien los veía, todos esos rumores comenzarían de nuevo, sobre que ella todavía no había renunciado al trono. Si alguno de esos rumores llegaba a oídos de Raphael... sólo considerar eso se sintió terrible.

Al verla dudar, Ludwig la agarró con sus elegantes dedos, que temblaban ligeramente al agarrar el borde de encaje de su manga.

"Por favor, Annette", susurró con dolor. "Por favor."

Su rostro seguía siendo tan hermoso como lo recordaba, aunque pálido por la ansiedad. Annette dejó escapar un suspiro. No era como si Ludwig no entendiera la situación, o lo que estaba haciendo. Ella miró a su alrededor y aceptó de mala gana.

"Pero trae al menos cuatro sirvientes con nosotros. Tengo que ir a casa antes de que sea demasiado tarde, así que sólo puedo quedarme media hora. ¿Te parece bien?"

"Por supuesto, Annette."

Sólo entonces floreció una sonrisa en su triste rostro. Rápidamente comprendió su petición. Rápidamente, hizo una seña a cuatro sirvientes que estaban a cierta distancia, y cuando se acercaron, Annette se sintió aliviada. Al menos era una mejora respecto a estar a solas con él, y afortunadamente, la llevó al palacio del Príncipe Heredero, donde nadie podía entrar sin su permiso. Eso reducía mucho las posibilidades de chismes. Un lugar excelente.

"Pero trae al menos cuatro sirvientes con nosotros. Tengo que ir a casa antes de que sea demasiado tarde, así que sólo puedo quedarme media hora. ¿Te parece bien?"

"Por supuesto, Annette."

Sólo entonces floreció una sonrisa en su triste rostro. Rápidamente comprendió su petición. Rápidamente, hizo una seña a cuatro sirvientes que estaban a cierta distancia, y cuando se acercaron, Annette se sintió aliviada. Al menos era una mejora respecto a estar a solas con él, y afortunadamente, la llevó al palacio del Príncipe Heredero, donde nadie podía entrar sin su permiso. Eso reducía mucho las posibilidades de chismes. Un lugar excelente. Traducción ReinoWuxia

Ludwig, que se sentó en un banco, permaneció en silencio durante algún tiempo, claramente agonizando sobre qué decir. Annette apartó ligeramente la vista de él, esperando pacientemente. Parecía más delgado de lo que ella recordaba. Sus ojos se llenaron de lástima.

Pobrecito.

Por fuera, Ludwig parecía un hombre perfecto. Alto, delgado, con una piel impecable y unos rasgos tan delicados como los de una mujer. Su largo cabello plateado caía en cascada hasta su cintura, brillando como la luz de la luna. Este era el hombre que pronto sería coronado Rey.

Por desgracia, Ludwig tenía un defecto fatal.

"Annette... ¡oh!"

Ludwig se había levantado de su asiento como si hubiera tomado una decisión, pero inmediatamente tropezó con sus propios pies. Annette lo agarró del brazo con la facilidad porque tenía bastante experiencia previa. Ludwig era un hombre que prefería florecer donde estaba plantado. En su vida. En el futuro de Deltium. En su silla.

"¿Se encuentra bien, Alteza?"

"Oh, gracias, Annette. Qué vergüenza", dijo él mientras ella le enderezaba. Ludwig tenía una apariencia perfecta, por lo que parecía que debía ser bueno en todo, pero eso estaba muy lejos de la realidad. Era increíblemente torpe. Todo lo que requería su coordinación acababa en desastre. Nunca pudo soñar con actividades intensas como montar a caballo o luchar con la espada. Incluso en una superficie completamente plana, se caía de bruces al suelo.

Ludwig, que casi se cae delante de Annette, se sonrojó. Respiró profundamente. Annette parpadeó, deseando que acomodara su postura de inmediato. En el momento en que sus ojos se encontraron, dolor apareció en su hermoso rostro. Sus labios carmesí se movieron.

"Lo siento, Annette", susurró.

lunes, 12 de septiembre de 2022

septiembre 12, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 425

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 425. El Baño (2)



La reacción del Canciller, de McKenna y del Ministro de Finanzas ante la idea de Navier transmitida por Heinley no difirió mucho.

Se quedaron con la boca abierta, medio sorprendidos y aterrados.

"Es evidente que era la Emperatriz del Imperio Oriental. La dimensión de sus pensamientos es increíble."

"Cubrir toda la represa con joyas..."

"Dios mío, ¿eso no sería demasiado dinero...?"

Era una idea sencilla, pensarlo no era complicado.

Todo el mundo sabía que a los dragones les obsesionaban las joyas.

Incluso en los libros para niños se solían contar historias de dragones obsesionados con las joyas.

No obstante, ¿quién plantearía construir una represa cubierta de joyas?

Era una idea que uno podría pensar, pero nadie se atrevería a intentar llevarla a cabo. Sin embargo, la emperatriz lo propuso como si no fuera gran cosa.

Los tres nobles del Imperio Occidental chasquearon la lengua, envueltos en un extraño estado de ánimo.

En soluciones como ésta, la expresión 'el límite es el cielo', característica del Imperio Oriental, encajaba perfectamente. La idea de que 'nada es imposible' era evidente en esto.

Tal vez esa manera de pensar se debía a que el Imperio Oriental ha sido durante mucho tiempo el país más poderoso.

Pero una vez superada la sorpresa, todos pensaron que tenía razón.

"La codicia de los dragones por las joyas es bien conocida."

"El dragón de agua no es diferente. Se estableció en un río cercano a una mina de joyas. "

"Es probable que si construimos la represa de joyas, el dragón de agua la reclame como suya..."

"¿Qué importa? En el momento en que las joyas sean incrustadas en la represa, no podrán ser extraídas de ninguna manera. Da lo mismo que el dragón reclame la represa como suya o no, sólo nos interesa que no la destruya."

Parecía demasiado dinero para llevarlo a cabo, pero ésta era la mejor manera de lidiar con la especie de los dragones.

Un dragón al que se le ofrece una enorme cantidad de joyas para suplicarle perdón es capaz de detener voluntariamente el fuego que emana de sus fosas nasales y de llevarse las joyas felizmente, por más furioso que estuviera. Así que si uno construye una represa de joyas, lo más probable es que un dragón normal se quede absorto admirándola debido a su naturaleza.

Después de eso, cuidará la represa en vez de destruirla. Incluso podría lanzar al río a cualquiera que intente tocar la represa bruscamente.

Se necesitaría destinar una cantidad tan enorme de joyas que a cualquiera se le saldrían los ojos, pero sin duda sería beneficioso a largo plazo. Mucho mejor que construir una nueva represa cada año.

Además, este pueblo minero concentraba un número importante de las joyas extraídas en el país, así que no importaba la cantidad de joyas que tuvieran que utilizarse, había que construir una represa capaz de proteger este pueblo.

Heinley asintió y concluyó.

"Lo haremos."

***

Evitar que el dragón de agua destruyera la represa era una medida para hacer frente a la próxima inundación.

No era un plan de defensa para esta ocasión.

La represa de joyas tenía que ser construida con más cuidado que una represa normal, por lo que ni siquiera sería fácil terminarla para el próximo año.

Pero no faltaba mucho para la inundación.

¿Realmente no había solución?

Después de proponer la construcción de una represa de joyas, me quedé pensando en esto durante unos días, pero todavía no tenía una respuesta.

Mientras caminaba distraídamente por el palacio, alguien tomó suavemente mi paraguas.

Cuando miré hacia un lado sorprendida, vi a Heinley de pie con una mano en la espalda mientras sostenía el paraguas para mí con la otra.

"¿En qué piensas tanto que ni siquiera te diste cuenta cuando me acerqué?"

En el momento en que nuestras miradas se encontraron, las esquinas de sus ojos se curvaron.

Tal vez había sido sorprendido por la lluvia en el camino. Su cabello, su cuerpo e incluso sus labios estaban mojados.

Si no hubiera nadie alrededor, me habría puesto de puntillas y habría besado sus cautivadores labios húmedos.

Para ocultar mi pesar, me mostré indiferente y dije.

"Me preguntaba si habría una manera de construir una represa en poco tiempo."

Heinley se rió mucho.

"No es posible hacer eso, Reina."

"Lo sé. El desastre sería mayor si se construye precipitadamente una represa que no es capaz de resistir."

Heinley asintió de acuerdo con mis palabras y caminó lentamente con el paraguas en la mano.

Mientras caminaba a su lado, los pensamientos complicados que tenía antes se desvanecieron y me sentí más tranquila.

Tal vez sea porque me gustaba escuchar nuestros pasos al mismo ritmo.

¿Cuánto tiempo llevamos caminando así?

"En realidad, me siento un poco inferior al Imperio Oriental."

Heinley confesó con vacilación.

¿De qué está hablando?

Cuando lo miré desconcertada, había una sonrisa de insatisfacción en sus labios.

"¿Heinley?"

"No sé cómo me sentiría si la brecha fuera demasiado amplia. Aunque la brecha no sea mucha, estar siempre detrás de otro me hace sentir mal. En este caso del Imperio Oriental."

No lo entendía, pero... lo primero que hice fue tomar su mano.

Heinley me apretó la mano, la levantó en esa posición, besó el dorso de la misma y juró,

"Como emperador, me aseguraré de sentar las bases para que las próximas generaciones no sientan lo mismo."

"¿Qué pasó?"

"Se puede notar la brecha con el Imperio Oriental por la dimensión de las ideas de Reina."

¿Por mí?

De repente, recordé que se había estado preparando para una guerra con el Imperio Oriental. Y que incluso renunció a esa guerra por mí.

¿Heinley estaba pensando en eso?

No pude evitar sentirme triste y culpable, así que sostuve su mano aún más fuerte. A decir verdad, no sabía cuán profundo era su deseo de conquistar el Imperio Oriental.

Pero si siempre piensa en la brecha entre el Imperio Oriental y el Imperio Occidental... puede que se sienta inferior, como ha dicho.

Perdí la confianza por un momento.

Heinley me ama mucho ahora, pero temo que un día se arrepienta. Temo que se arrepienta de haber renunciado a la guerra para la que se había preparado durante muchos años por mí.

Si su arrepentimiento crece demasiado, me da miedo que sus sentimientos por mí se desvanezcan.

En ese momento, el viento sopló con mucha fuerza y la lluvia arreció. A pesar del paraguas, mi cabello se mojó por la lluvia y me cubrió la cara.

Mientras me apartaba el cabello, Heinley tiró de mí hacia sus brazos para resguardarme de la lluvia.

Sentí el calor en los brazos Heinley. Cuando me incliné en su pecho, Heinley me abrazó más fuerte con un brazo.

Pasó un buen tiempo antes de que Heinley me soltara. A diferencia de mí, Heinley estaba más mojado que antes.

Gotas de agua se deslizaban por su cara, lo que hacía parecer que había llorado.

En cuanto el calor desapareció, sentí escalofríos.

Mientras temblaba con los brazos envueltos alrededor de mi cuerpo, Heinley puso su mano en mi mejilla y sonrió levemente.

Entonces el calor comenzó a extenderse por mi cuerpo de nuevo.

Me sentía tan cálida que cerré los ojos y él aprovechó para besarme los párpados varias veces seguidas.

***

Cuando volví a mi habitación, el agua caliente estaba lista. Estaba a punto de entrar en el baño, pero me volteé para mirar a Heinley.

También debe haber agua caliente lista en la habitación de Heinley, pero él se quedó en mi habitación en vez de irse a la suya.

Cuando nuestras miradas se encontraron, Heinley dijo con una linda sonrisa en su cara.

"Ve a báñate primero, Reina."

"¿No vas a ir a bañarte?"

"Quiero quedarme aquí un rato. Cerca de ti."

Laura se sonrojó y entró corriendo al baño.

La Condesa Jubel fingió no escuchar nada, pero las comisuras de sus labios se elevaron con picardía.

Rose tarareaba una melodía mientras preparaba el té para beber en el baño, pero se detuvo sorprendida.

Heinley se quedó mirándome con su linda sonrisa. Al ver esa cara, una propuesta inesperada salió de mi boca involuntariamente.

"¿Quieres bañarte conmigo?"

En el momento en que dije eso, la cara sonriente de Heinley se desdibujó.

Heinley me miró con la cara rígida y la boca un poco abierta, como si hubiera escuchado algo completamente impensado.

Desvié la mirada mientras me tocaba torpemente el cabello.

Dudé un momento, pero al final entré al baño sin esperar una respuesta.

Hablé impulsivamente, fue una propuesta realmente estúpida.

Todo es por la lluvia. Sí, es por culpa de la lluvia. En medio de la lluvia me mostró su lado más débil. Al mostrarme su lado más débil, me hizo darme cuenta otra vez de lo que había renunciado por mí. Y sobre todo, debido a las gotas de lluvia que se deslizaban por su cara, que hacían parecer que había llorado.

"Cielos, me tomó por sorpresa lo de hace un momento. El Emperador es realmente dulce con Su Majestad."

Laura, que fue la primera en entrar en el baño, se acercó rápidamente para ayudarme a quitarme la ropa tan pronto como entré.

Pero en el momento en que Heinley entró de repente, Laura retiró apresuradamente sus manos y lo saludó,

"Es un placer ver al Emperador."

Ya lo había saludado. Tal vez Laura se sorprendió tanto de que Heinley entrara al baño que actuó como si lo hubiera olvidado.

Laura no sabía de la propuesta que le había hecho a Heinley. Cuando Heinley le indicó a Laura que saliera con la mirada, ella me miró con cara de desconcierto.

Una vez que asentí levemente, Laura salió sonrojada hasta las orejas.

La Condesa Jubel también salió junto con Rose, que dejó la taza de té en la pequeña mesa cerca de la bañera.

Cuando se cerró la puerta del baño, Heinley se quitó el abrigo, lo colgó en la percha y preguntó mientras se quitaba la camisa con una mano.

"¿De verdad quieres que me bañe contigo, Reina?"

"Esa es una pregunta que debiste hacer antes de comenzar a quitarte la ropa."

"Eso quiere decir que cambiaste de opinión."

"Lo estoy pensando."

Heinley se quitó rápidamente la camisa y la tiró a un lado antes de que pudiera terminar de pensarlo. Sus abdominales marcados y su piel impecable se revelaron ante mis ojos.

Como se había mojado mucho con la lluvia... su piel parecía especialmente húmeda hoy.

Mis pensamientos de que sería mejor que nos bañáramos por separado, cambiaron de dirección cuando vi la parte superior de su cuerpo desnuda.

"Estamos casados, ¿qué tiene de malo bañarnos juntos?"

Mientras luchaba con el demonio en mi interior que me persuadía a hacerlo, Heinley se me acercó por detrás, me mordisqueó suavemente las orejas y me susurró.

"¿Todavía lo estás pensando?"

Sacudí la cabeza por reflejo. Entonces, escuché una leve risa, seguida de una serie de besos en mis orejas, mejillas y cuello.

"Navier."

"Heinley..."

"Jamás me arrepentiré."

"¡!"

Su mano derecha se deslizó por mi brazo derecho, alcanzando mi mano y entrelazando nuestros dedos.

Mientras me besaba en el cuello, me susurró suavemente,

"Jamás me arrepentiré de esto. Así que quita esa expresión."

"¿Qué expresión?"

"Esa expresión ansiosa."

Con una mano sostuvo firmemente mi mano derecha y con la otra me ayudó a quitarme la ropa.

'¿Por qué dijo que tenía una expresión ansiosa?'

Reprimí el impulso de discutir y simplemente recosté mi cabeza en su pecho.

Como tenía la oreja pegada a su pecho, podía oír los latidos de su corazón.

Su corazón latía muy rápido y su pecho era muy cálido.


Mientras movía levemente la cabeza, Heinley estalló en risas como si le estuvieran haciendo cosquillas.

***

sábado, 10 de septiembre de 2022

septiembre 10, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 16

Capítulo 16. Regalo de Boda


Annette se esforzó por ocultar su vergüenza. Ella sabía mejor que nadie que Raphael no era homosexual. Era ridículo. Cada vez que Raphael se apoderaba de ella, sólo la soltaba después de haberla embestido hasta la saciedad.

"No, Claire", contestó rápidamente Annette, recordando vívidamente. "A mi esposo... le gustan las mujeres."

"¿Estás segura? ¿Cómo sabes que...?"

Claire se detuvo en medio de la pregunta imprudente. Era una tontería preguntarlo. Por supuesto que se habían acostado después de casarse.

He pasado tanto tiempo blandiendo una espada que mi cerebro se ha oxidado.

Claire no tenía intención de preguntar sobre la vida s3xual de su cuñada, así que se sintió muy avergonzada. Tocó torpemente su corto cabello. Pero entonces recordó otra cosa que había querido preguntar.

"Entonces, ¿Lo sabe? ¿Que no pasó nada entre tú y el Príncipe Heredero?"

"Así es."

Las mejillas de Annette se tornaron rosadas al recordar su primera noche, además de la conmoción en el rostro de Raphael cuando se dio cuenta de la verdad. Eso la hizo reír un poco, mientras que Claire respiró aliviada.

"¡Claro que debería haberlo asumido! ¿Hay alguna chica tan leal como tú? Si tu esposo fuera tan tonto como para castigarte por esos viles rumores, tendría que retarlo a un duelo."

Los ojos de Claire eran sinceros. Annette la disuadió rápidamente de semejante acción. Aunque Raphael tenía un carácter temperamental, era un hombre con talento, capaz de conseguir el título de Marqués con el dominio de su espada. Y aunque Annette amaba a Claire, estaba segura de que si los dos luchaban, sin duda ganaría Raphael.

Un poco más calmada, Claire bajó sus pestañas de color azul intenso. Sus labios, que estaban rosados incluso sin usar cosméticos, se movieron para hacer una pregunta más aguda.

"¿El cochero que te incriminó, fue Iván? ¿Alguien ha averiguado quién estaba detrás?"

"Bueno, probablemente no sea tan fácil..."

Iván era un nombre que hacía que el corazón de Annette se acelerara cada vez que lo escuchaba. Por culpa de su falsa acusación, Annette no se había convertido en la Princesa Heredera. Claire se mordió los labios.

"Sinceramente, todo esto ha sido culpa suya", dijo enfadada. "¿Cómo se atreve a acusarte de algo tan terrible?"

"No lo sé", dijo Annette con calma. En su última vida, cualquier mención de esto la había hecho sentir amargura, como si su corazón se desmoronara. Pero quizás gracias a su regresión, era capaz de mantenerse un poco más objetiva.

La acusación de haberme entregado al príncipe parece una tontería en comparación.

En el reino existía la anacrónica costumbre de tener siempre más de una candidata a Princesa Heredera. Se trataba de una formalidad. La contendiente de Annette en ese momento había sido la Dama Celestine Keers, hija del Marqués Keers. Su familia era demasiado débil para competir contra Anne, y lo que es más importante, a Ludwig le gustaba más Anne. Para todos era obvio que ella sería la Princesa de la Corona, del mismo modo que un día en el futuro sería la Reina.

Pero el mundo era un lugar extraño.

Un día, cuando Celestine volvía de reunirse con el Príncipe, desapareció de repente. Todo se puso patas arriba. Había sido secuestrada de camino a casa.

Afortunadamente, regresó sana en un día, pero el problema era la persona que la había secuestrado. Fue el cochero de Annette, Iván. Cuando le interrogaron, fingió resistirse durante un tiempo, pero pronto acusó a Annette de haberlo planeado todo.

¡No es justo! ¡Sólo estaba siguiendo las órdenes de la Dama Annette! ¿Cómo puede un hombre como yo atreverse a desobedecer las órdenes de una noble? Sólo hice lo que se me dijo que hiciera, ¡por favor, tened piedad de un miserable!

Sus habilidades de actuación eran realmente sorprendentes. Había llorado tan desesperadamente que incluso Annette se preguntó si de alguna manera lo habría hecho realmente. Fue lo suficientemente convincente como para persuadir a los demás.

Su coartada fue aún más completa. Para su sorpresa, Iván había hecho cómplices a varios sirvientes reales. Annette los conocía, los había visto muchas veces en el palacio. Todos habían testificado contra ella, afirmando con seguridad que la Dama Bavaria había hecho esto.

Por ello, Annette fue considerada una mujer malvada, que había intentado matar a su rival cegada por los celos. El Marqués de Keers estaba furioso y había insistido en que fuera castigada. Pero el poder del Duque Baviera era tan grande que consiguió que todo se resolviera en silencio. Incluso el propio Rey se había puesto del lado de Baviera, ordenando que se suprimiera el escándalo.

Y luego la había casado con Raphael.

Annette suspiró. Hacía tiempo que no pensaba en esos dolorosos recuerdos. Iván era su cochero personal, que había conducido para ella durante casi diez años. Quería preguntarle por qué lo había hecho, pero resultaba imposible.

"No sé quién está detrás de esto", dijo lentamente a Claire. "No hay forma de saber si Iván está vivo o muerto. Alguien lo sacó a escondidas de la prisión real. Tal vez ya lo hayan matado, para mantenerlo callado."

Claire también había adivinado que podría estar muerto. Incluso si lo hubiera planeado por su cuenta, probablemente no le habrían dejado vivir. Fue una suerte. La acusación contra ella no la conocía nadie más. Sólo las personas directamente implicadas en el incidente lo sabían.

También había resultado bien para Celestine. Como sólo había estado desaparecida un día, nadie había notado su ausencia. Pero si se enteraban, ¿Qué dirían los chismosos? Seguramente se especularía maliciosamente sobre ella. Incluso si se convertía en reina, estaría recorriendo un camino espinoso, después de eso.

"Lo he pensado, Annette", dijo Claire, bajando la voz mientras dejaba su taza de té. Sus inteligentes ojos se estrecharon con sospecha. "¿No podría haber organizado todo esto la propia Celestine Keers?"

Annette casi se rió en voz alta. Sí, ella también sospechaba de Celestine. Celestine no había perdido nada en este caso. Los secuestradores no le dañaron ni un pelo, y como el escándalo se había silenciado por completo, su honor tampoco se vio perjudicado. Al final, se convirtió en la prometida del Príncipe, lo que nunca habría sido posible antes, dada la baja condición de su familia.

Pero Annette lo perdió todo. Después de haber pasado su vida siendo rigurosamente preparada para convertirse en Reina, fue arrojada a un pozo. Y entonces los rumores sobre Ludwig habían circulado, y personas como Raphael los creyeron, y la criticaron duramente.

Es tan injusto. Eso sólo reforzó su determinación de demostrar su inocencia esta vez, a toda costa. Claire se acercó a ella para abrazarla.

"No te preocupes, Annette. No importa quién esté detrás, descubriré quién te ha acusado de todas esas cosas. Si intentaron destrozar tu futuro, ¿No es justo destrozar sus extremidades?"

Claire sonrió ferozmente, enseñando los dientes. Y aunque Annette pensaba atrapar ella misma a los conspiradores, asintió en silencio. Claire siempre la había tratado como a su propia hermana. Era un alivio tener a alguien que creyera en su inocencia.

Me gustaría que algún día Raphael también me creyera.

En su última vida, nunca se había llevado bien con él, así que no tenía ni idea de lo que realmente pensaba. Cuando hablaban solo era para pelearse o criticarse. No fue hasta que ella se estaba muriendo debido a su enfermedad que Raphael se ablandó. Para entonces fue demasiado tarde.

Pero sigue siendo mejor que Ludwig.

Las mejillas de Annette enrojecieron.

Se sorprendió al pensar tal cosa. Tal vez ella había estado casada demasiado tiempo con Raphael. Empezaba a tener pensamientos que nunca habría tenido en su última vida.

El Príncipe Heredero Ludwig también era un hombre guapo, aunque un poco delicado. Por otra parte, Raphael era tan sensual y masculino que cualquier mujer lo miraría dos veces. Incluso Annette, que conocía muy bien su mal carácter, se ponía a veces nerviosa a su alrededor, su corazón se agitaba al verle sonreír.

Al principio, pensó que sería un matrimonio lleno de problemas, pero no siempre fue malo. Y Raphael no la abandonó, ni siquiera cuando estaba postrada en la cama. Había sido un esposo muy responsable, muy superior a Ludwig, que le había dado la espalda de inmediato por no oponerse a su padre el Rey.

"¿Cómo está mi hermano mayor Arjen? ¿Sigue siendo adicto a su trabajo?" preguntó Annette. Necesitaba dejar de pensar en su esposo, así que preguntó por otra persona.

Claire frunció el ceño ante la mención de su esposo.

"No digas su nombre", se quejó, levantando sus hermosas cejas. "Hace tres semanas que no viene a casa. He escuchado que se lava y duerme en la oficina del palacio real, la gente cree que es un vagabundo."

Annette se rió al pensar en su hermano mayor. Había sido reconocido tempranamente por su extraordinario intelecto, y se fue a estudiar a la Academia del Imperio Chapelle. Tras completar sus estudios, había accedido a un puesto de alto rango como funcionario del Imperio. Su talento era demasiado excepcional para limitarse a Deltium.

Por supuesto, a su padre Allamand no le había hecho mucha gracia. Una vez terminados sus estudios, Arjen debía regresar para ser educado como sucesor de la familia Bavaria, pero ni siquiera Allamand podía imponerse si su oponente era el Imperio Chapelle. No le había gustado, pero no tuvo más remedio que dejar marchar a Arjen.

Eso fue probablemente lo primero que no salió según la voluntad de mi padre.

Annette estaba muy celosa de su hermano mayor. El Imperio era mucho más grande que Deltium, lo cual mantenía a Arjen muy ocupado. La boda de Annette había sido tan repentina que él no pudo venir a tiempo. A diferencia de Claire, Arjen era un tipo débil. Los dos se equilibraban perfectamente, compensando los defectos del otro.

O eso pensaba Annette. ¿Podrían ella llegar a ser ese tipo de pareja con Raphael?

Si hubiera sido su anterior vida, habría sacudido la cabeza y dicho que en absoluto. Pero ahora no estaba tan segura. Raphael había cambiado casi tanto como ella. Era realmente sorprendente.

Envuelta en sus pensamientos, Annette no se dio cuenta de que Claire la miraba antes de sacar una pequeña caja envuelta en un papel dorado. Annette parpadeó. Claire sonrió expectante.

"¡Ta-da! Es un regalo de boda tardío, Annette. Sé que no es el matrimonio que querías, pero espero que seas feliz. Ese es mi sincero deseo para ti."

Tomando su mano, Claire sonrió como si fuera su hermana. En la familia de Claire abundaban los hombres rudos, así que ella pensaba que Annette era la criatura más adorable del mundo. Annette sonrió felizmente mientras recibía el regalo.

"¡Gracias, Claire! ¿Pero qué hay aquí? Es muy ligero."

"¿Ah, eso?"

Claire sonrió de repente con malicia. Bajando la voz, susurró como si estuviera confiando un secreto mortal.

"No te sorprendas. Ese es un... artículo útil que hará que incluso un hombre homosexual desee a su esposa."

Fue absolutamente imposible no sorprenderse.

jueves, 8 de septiembre de 2022

septiembre 08, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 15

Capítulo 15. Claire

Unos días más tarde, después de haber terminado su entrenamiento de la tarde, Raphael regresó a la mansión mientras se secaba el sudor. Su rostro estaba retorcido por la furia. Hacía días que no dormía tan bien, así que estaba teniendo un profundo efecto en sus habilidades con la espada.

Estoy en mucha mejor forma después de dormir.

Chasqueó la lengua al recordar que había dormido en el regazo de Annette unas noches antes. Aquel día se había sentido tan bien que estaba seguro de que podría abrirse paso hasta convertirse por fin en un Maestro de Espada. Estaba seguro que pronto lo lograría si volvía a suceder.

Pero todo fue una ilusión. Su insomnio había vuelto a aparecer, por lo que su desempeño con la espada disminuyó. En ese caso, preferiría volver a dormirme con ella, pensó, con los ojos llenos de irritación.

Aunque ella me miraría como si hubiera perdido la cabeza.

Después de todo, era él quien le había dicho que nunca fuera a su habitación, pero ahora estaba desesperado por acostarse con ella. Podía imaginar lo que Annette, hija de la orgullosa familia Baviera, pensaría si se lo pidiera. Aunque ella fuera su esposa, y tenía el deber de dormir con él. Ahora que el corte en su frente se había curado, no tenía que preocuparse de lastimarla.

Raphael decidió dejar de lado sus sentimientos por ella. No podía determinar si fue sólo una desafortunada coincidencia que el calor de Annette le hubiera ayudado a dormir bien, pero realmente quería averiguarlo. Sus ojos azules estaban enrojecidos por la falta de sueño.

Miró a su alrededor cuando entró en mansión, luego llamó a una sirvienta que pasaba por allí.

"¿Dónde está Annette?"

Las pupilas de la sirvienta temblaron. Llevaba varios años trabajando en la mansión Carnesis, pero era la primera vez que hablaba con el joven feroz dueño de la propiedad. Rápidamente, inclinó la cabeza.

"La dama ha salido hoy", respondió. "Ha dejado una nota para usted, ¿quiere que se la traiga?"

¿Ha salido? El atractivo ceño de Raphael se arrugó. Supuso que ella estaba en casa, por lo que se sintió extrañamente traicionado. Todavía no había olvidado la insultante devolución de los regalos de boda, ni el irrespetuoso comportamiento del mayordomo.

Pero delante de mí, fingió estar de mi lado.

Apretando la mandíbula, ordenó a la sirvienta que trajera la nota y se la arrebató, hojeándola.

[Querido Raphael,

Voy a visitar el palacio hoy. Mi nueva cuñada, Claire Lucid Bavaria, del Imperio Chapelle, se hospeda por primera vez en el palacio, así que he ido a verla a la Embajada Imperial, al este del palacio. Regresaré pronto.]

La expresión de Raphael al leer el papel de la nota, rosa claro y perfumado, era indescriptible.

Parecía que Annette no había ido a donde ese maldito Duque Baviera. Su ira se enfrió rápidamente, pero descubrir que sus suposiciones sobre Annette eran erróneas no era la única razón de sus sentimientos ambivalentes.

La letra de Annette era terrible.

La agraciada Annette Bavaria, tan cuidadosamente educada como la joven dama de la más poderosa casa ducal, había hecho un desastre con la tinta. Era asombroso que utilizando una pluma de la más alta calidad y una lujosa papelería, hubiera hecho algo así.

"El palacio..."

Raphael se quedó mientras sujetaba en la carta. Podía imaginar a Annette sentada con su nueva cuñada Claire, tomando un té amistoso juntas. Su imaginación produjo dos mujeres con grandes vestidos comiendo finos postres. Traducción ReinoWuxia

Tal vez lo maldijeran juntas mientras comían.

Frunció el ceño. Odiaba a las arrogantes Bavaria, especialmente al Duque Baviera, que no perdía la oportunidad de insultarlo cada vez que se cruzaban en el palacio.

La mayor ironía era que ese hombre era ahora el suegro de Raphael. A veces el mundo era más ridículo que cualquier comedia.

Pero Annette Bavaria no es... tan mala.

Raphael chasqueó la lengua, se le escapó un generoso pensamiento. Tal vez todo esto era un plan de Annette. Podía estar engañándolo con esa cara amable, mientras se reía de su ingenuidad a sus espaldas.

La idea le hizo sentirse miserable. No podía dejar que ella estuviera insultándolo con su cuñada, venida desde el Imperio de Chapelle. Sintió una repentina necesidad de ir personalmente al palacio. Tenía tantas preguntas que hacerle a su padre, el Rey de Deltium, Selgratis.

Especialmente sobre Annette Bavaria.

Pensar en su padre le hizo fruncir el ceño. El Rey Selgratis siempre le sonreía con suspicacia. Raphael odiaba ir a palacio. Pero como un patético mendigo, a veces tenía que hacer cosas que odiaba.

Raphael tenía el presentimiento de que hoy iba a ser un día muy desagradable.

***

Al contrario de lo que Raphael imaginaba, la hora del té de Annette no fue ni rosa ni dulce. La muñeca de su cuñada, inclinada para levantar su taza de té, era muy robusta. Aquella mano estaba más acostumbrada a llevar una espada que una delicada taza de té, y bajo la mesa no estaban la amplia falda de un vestido, sino los pantalones de un caballero.

Claire era una belleza andrógina con el cabello azul cortado a la altura de la barbilla, una destacada caballero que lideraba la tercera división de caballeros del Imperio Chapelle. Al sentir la mirada de Annette, dejó inmediatamente su taza y comenzó a disculparse.

"Siento mucho no haber podido venir a la boda, Annette. Estaba fuera en una misión muy importante."

Su acento del Imperio Chapelle, sonaba bastante duro, pero bajo su intimidante exterior, era en realidad una persona muy amable. Todavía lamentaba haberse perdido la boda de Annette.

"Lo entiendo", respondió Annette. "El Imperio fue todo un desastre, ¿no? Con el intento de asesinato de ese comandante. Dios mío, me alegro de que todo haya salido bien."

Annette aceptó la disculpa con una sonrisa. Por supuesto, un caballero no podía dejar a su comandante por una boda cuando alguien intentaba matarlo. Annette podía entenderlo perfectamente. Y su hermano Arjen debía estar tan ocupado como Claire.

Parpadeando ante la amable respuesta de Annette, Claire se deslizó de su silla para abrazarla. A pesar de su aspecto imponente, derramó una lluvia de besos sobre Annette.

"¡Eres tan dulce! ¡Cómo puede una chica ser tan bonita! Si fuera un hombre, me habría casado contigo de cualquier manera, Annette Bavaria."

"Ahora soy Annette Bavaria Carnesis", dijo Annette, inclinándose hacia el abrazo de Claire. "No olvides que estoy casada."

Claire la soltó. Su expresión se volvió repentinamente sombría.

"¿De verdad estás bien, Annette? Tu esposo es... ¡Raphael Carnesis!"

La sonrisa de Annette desapareció. Estaba preparada para escuchar a Claire cuestionar su linaje, al igual que los demás nobles, y no le resultaba agradable a Annette escuchar los chismes sobre su nacimiento ilegítimo. Pero lo que salió de la boca de Claire fue algo totalmente diferente.

"¿Raphael Carnesis, el demonio del campo de batalla? Pero había escuchado que prefería a los hombres, hay rumores de que tenía una relación con su ayudante de campo. ¿Realmente es gay?"

La sonrisa de Annette se congeló ante esas palabras.

¿De qué demonios estás hablando? ¿Mi esposo es gay y tenía un amante?

miércoles, 7 de septiembre de 2022

septiembre 07, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 424

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 424. El Baño (1)




Mientras tanto, en el Imperio Oriental, Sovieshu recibía la magia curativa de Evely.

En principio, Evely debería haber llegado unos días antes, pero nada más salir del Imperio Occidental, cayeron fuertes lluvias en el camino que la retrasaron. Ahora es que finalmente pudo usar su magia curativa en Sovieshu.

"... ¿Cómo se encuentra?"

Cuando Evely exhaló y bajó las manos al terminar de usar su magia curativa, el Marqués Karl, que había observado con nerviosismo toda la escena, se apresuró a preguntar.

"¿Crees que Su Majestad se recuperará?"

"No sé la respuesta a esa pregunta. Nunca he estudiado medicina, Marqués. Solo vertí mi mana sobre su cuerpo. Sus hombros, brazos y piernas están definitivamente curados."

"Ah, es cierto."

El Marqués Karl le acercó personalmente una silla a Evely para que descansara y miró al Emperador Sovieshu con las manos fuertemente entrelazadas.

Sovieshu, que ahora tenía los recuerdos del Príncipe Heredero, estaba sentado en la cama con los ojos cerrados.

"¿Su Majestad...?"

El Marqués Karl llamó cuidadosamente a Sovieshu.

El médico del palacio había dicho que la doble personalidad de Sovieshu tal vez se debía a un problema mental.

A simple vista, Sovieshu no había sufrido ningún golpe serio en la cabeza, por lo que el Marqués Karl coincidía con el médico del palacio. Aun así, todavía tenía una pequeña esperanza.

Eventualmente, Sovieshu abrió sus ojos. Incluso Evely, que se abanicaba con una mano en la silla, miró a Sovieshu con curiosidad.

"Es inútil."

Pero las palabras que salieron de la boca de Sovieshu fueron rotundas.

Los hombros del Marqués de Karl, levantados por la expectativa, volvieron a decaer.

Sovieshu se encogió de hombros y tomó con calma un sorbo del café que tenía a su lado.

"Es un problema mental."

Sovieshu, que admitió sin vacilar que había enloquecido, preguntó al médico del palacio que estaba cerca,

"Médico del palacio, mi mente sólo estará mejor cuando vea a Navier. Es lo más probable, ¿cierto?"

El Marqués Karl y Evely lo miraron al mismo tiempo. El médico del palacio sacudió la cabeza con una expresión reacia.

"Nunca dije que fuera lo más probable..."

"¿Médico del palacio?"

"... Pero para resolver el problema de Su Majestad, lo ideal sería ver a las personas que le causaron mayor conmoción."

'Quienes causaron mayor conmoción a Su Majestad fueron Glorym y Navier.'

Ese pensamiento vino a la mente del Marqués Karl.

No había forma de encontrar a Glorym. Así que... no había otra opción que pedir ayuda a la Emperatriz Navier a pesar de lo vergonzoso que sería.

***

Heinley parpadeó un par de veces y preguntó,

"¿Es fácil?"

Ya había hecho esa pregunta tres veces.

"Sí."

Y la he respondido tres veces.

No obstante, Heinley todavía tenía una expresión de desconcierto. Parecía pensar, '¿realmente hay una manera de resolverlo?'

Sí, hay una manera. Pero primero...

"Necesito que me aclares algunas cosas."

"Dime, Reina."

"¿Sabes por qué el dragón de agua siempre destruye la represa?"

Heinley sacudió la cabeza con impotencia.

"Si lo supiera, habría buscado la manera de resolverlo, pero no lo sé."

Después de terminar de hablar, Heinley preguntó inmediatamente como si se hubiera llegado a una comprensión.

"Oh, ¿sabes cuál es el motivo?"

"Sin duda sería bueno saberlo, pero no cambia nada no saberlo."

"¿Qué?"

Los ojos de Heinley se movían de un lado a otro. Parecía no entender mis palabras. Sin embargo, se lo explicaré más adelante. Todavía tenía otras preguntas que hacer.

Los dragones tenían una inteligencia extraordinaria. Eran capaces de comunicarse perfectamente. No sé por qué este dragón se comportaba de forma tan violenta.

Bueno. Para que la otra parte esté dispuesta a hablar, uno debe mostrarse generoso.

"¿Alguna vez has pedido al dragón de agua que no destruya la represa?"

"Por supuesto."

Heinley respondió con una sonrisa amarga.

"Incluso construí un altar y le supliqué que no lo hiciera. También le ofrecí bastantes joyas de las que les gustan a los dragones."

"¿No funcionó?"
.
"No. Sólo salió del agua convertido en persona para llevarse las joyas, y después volvió a derrumbar la represa."

"Para empezar, está claro que el dragón de agua está enojado. Sólo espera a que la represa esté terminada para destruirla. Incluso si le piden hablar, derrumba la represa."

"Sí. No sé si su nido se estrecha a causa de la represa, si odia la represa por lo ruidosa que es su construcción, o si simplemente no quiere ver la represa."

"Entonces, básicamente el problema es que al dragón de agua no le gusta la represa."

"Exactamente."

"Entonces haremos que le guste la represa."

"¿Qué?"

Creo que Heinley ha dicho, '¿Qué?' muchas veces. Luego, Heinley preguntó confundido.

"¿Hay alguna manera de hacerlo?"

... Realmente la hay y es muy fácil. Con esta solución, ese pueblo no tendrá que preocuparse más por las inundaciones.

"La próxima vez que construyamos la represa, la cubriremos completamente de joyas."

"... ¿Qué?"

Quisiera saber el número de veces que Heinley ha dicho, '¿Qué?'

Por su expresión mortalmente pálida, parecía encontrarlo una idea descabellada.

¿Sonaban tan absurdas mis palabras? Mi razonamiento no era nada extraño.

"Heinley. A los dragones les encantan las joyas, ¿cierto?"

"Así es."

"Puede que algunos dragones sean diferentes, pero el dragón de agua en cuestión no es un dragón inusual, ya que se llevó todas las joyas incluso enojado. Así que también le encantará la Represa de Joyas. Si construimos una represa que le guste, no la destruirá."

"Tienes razón, Reina. ¿Pero no sería demasiado costoso?"

"Costará mucho menos que construir una nueva represa cada año durante décadas."

Nadie sabe con exactitud el tiempo de vida de los dragones, pero se dice que es de al menos miles de años.

Eso quiere decir que, si el conflicto de la represa continúa, serán las personas quienes no lo soportarán.

Heinley abrió la boca, me miró aturdido y murmuró, "Represa de Joyas..."

***

martes, 6 de septiembre de 2022

septiembre 06, 2022

Cómo Domar A Mi Marido Bestial - Capítulo 14

Capítulo 14. Canción de Cuna

Sería una mentira si dijera que no estaba asustada. Estaba en una habitación oscura, sola con un hombre mucho más grande que ella, un hombre que estaba armado con una espada y que no estaba en su sano juicio. Annette estaba muerta de miedo.

"Raphael..."

Pero no podía dejarlo solo. Aunque estaba asustada, estaba extrañamente agradecida de ver esto, de ser testigo de los momentos más débiles de Raphael, que tanto había luchado por ocultar. Con gran coraje, se acercó a su cara, tomando sus mejillas con las manos.

"Shh, Raphael. La guerra ha terminado, ahora estás a salvo, nada malo va a pasar", le susurró con ternura, acariciando sus mejillas. "Así que deja tu espada y ven aquí, ¿de acuerdo?"

Sus cálidas manos acariciaron su cara, su cuello, sus brazos, una y otra vez. Poco a poco, la angustia desapareció de su rostro y su cuerpo tenso se relajó lentamente.

~Clink......clnnggg...

Finalmente, soltó la espada. Por suerte, la mayor parte cayó sobre la alfombra, así que no hizo demasiado ruido. Con suavidad, Annette apartó la espantosa cosa de sus pies, luego se sentó en el sofá, abrazando la parte superior del cuerpo desnudo de Raphael.

Con sus dos pequeñas manos, lo presionó suavemente hacia abajo hasta que quedó tendido en el sofá. Exhaló un enorme suspiro, aliviada, pero era demasiado pronto para relajarse. Recostado en el sofá, Raphael levantó las manos y las miró aturdido. Luego comenzó a frotarlas contra sus pantalones, como si tratara de restregar algo en ellos. Las palmas de aquellas elegantes manos enrojecieron rápidamente. Annette inhaló prolongadamente.

"Mira esto", susurró. "Es sangre, ¿no es sangre? No quise hacerlo, Robert, sabes que no lo hice, no quise, pero... no pude evitarlo..."

Divagando, enterró la cara entre las manos, como si sintiera un dolor demasiado intenso para soportarlo. Las venas se abultaron en el dorso de sus manos. Annette se sentó a su lado y agarró con miedo esas formidables manos, presionándolas suavemente.

"Lo sé", dijo ella. "No estás nada mal, Raphael, deja de atormentarte y vete a dormir. ¿Sí?"

Eso pareció calmarlo. Siguiendo su mano, él se acostó con la cabeza en su regazo. Era tan alto que sus piernas colgaban un poco del sofá, pero al menos se veía más cómodo. Sólo faltaba que encontrara un sueño tranquilo.

Pero no pudo hacerlo. Sus ojos azules inexpresivos, vagaban en una pesadilla, inyectados en sangre. Con el corazón dolorido, Annette estiró la mano para cerrarle los ojos, acariciando sus hombros. No podía dormir. Jadeaba repetidamente.

¿Cómo puedo ayudarlo?

Intentó pensar en lo que podía hacer por él, lo único que se le ocurrió fue una canción de cuna. Ninguno de sus padres se había preocupado lo suficiente por ella como para cantarle eso, así que debió de ser su niñera la que se la cantó. Annette se aclaró la garganta y comenzó a cantar, un poco torpemente.

Buenas noches, cariño
Cuando la perla de plata de la luna cuelga a lo largo de la cresta negra
Cuando la suave brisa primaveral besa las flores
Cuando la espuma se precipita y retumba y se hincha en el mar
Te dormirás
Te dormirás en mis brazos...

La canción relajante llenó la silenciosa habitación, y sus suaves manos acariciaron la cabeza de Raphael, como si fuera un niño indefenso.

La canción de cuna funcionó mejor de lo que ella pensaba. Su respiración entrecortada se ralentizó y sus ojos dejaron de dar vueltas. Al cabo de un rato, pudo escuchar su respiración profunda. Por fin había caído en un sueño profundo.

Annette lo miró, tarareando suavemente la melodía de su canción de cuna. Dormía tan plácidamente que parecía muy agotado. Debía de tener dificultades para dormir durante mucho tiempo.

Sólo ahora se daba cuenta de por qué se emborrachaba todas las noches. Incluso ahora, ella podía oler el leve aroma del alcohol en su aliento. Era por su insomnio.

Bajo la estricta disciplina de su padre, Annette había llevado una vida ordenada. Siempre se levantaba temprano por la mañana para empezar el día, mientras que Raphael solía levantarse tarde. Sólo aparecía después del mediodía con los ojos inyectados en sangre. Annette antes había despreciado ese aspecto decadente. Pero ahora que había visto su debilidad, se compadeció de él. Annette entendía muy bien lo que significaban estos síntomas.

Probablemente sea la guerra, ¿no? Debe haber visto cosas... traumáticas.

El Reino de Deltium había estado en guerra unos años antes. Hace más de cien años, Deltium había ocupado Letan, un reino vecino. Y las fuerzas insurgentes se habían levantado recientemente, reclamando la independencia. Habían iniciado una guerra e incluso habían conseguido la ayuda de aliados extranjeros. La represión había costado mucha sangre.

Raphael había luchado en el frente de la guerra. Talentoso e implacable, había formado un enorme ejército que obtuvo amplias victorias, siempre con prepotencia, como si fuera natural la victoria. Era orgulloso, frío e impenetrable como el mithril bien forjado, como si nada pudiera hacerle daño.

Ni siquiera Annette había sospechado la oscuridad que se escondía tras ese orgullo.

"Idiota obstinado", susurró Annette, tocando su mejilla. Incluso dormido, su ceño estaba fruncido. Parecía que incluso en su sueño, esos sentidos bestiales sabían cuando su esposa lo llamaba idiota.

Al ver eso, estalló en risas. Por mucho que se enfadara, nunca volvería a ser tan aterrador para ella. Ahora sabía que era una persona normal, con sus propias cicatrices.

"Buenas noches, Rafael. Mi valiente esposo", le susurró al oído, esperando que descansara en paz por hoy. Las arrugas de su frente se atenuaron.

Annette se rió en silencio para sí misma. La tranquilidad de la noche se hizo más profunda.

***

La luz del sol que entraba por la ventana era deslumbrante. Por reflejo, Raphael frunció el ceño. Se sentía extraño incluso antes de levantarse. Algo era diferente hoy.

Incluso medio dormido, Raphael se dio cuenta de que se sentía mejor de lo que se había sentido en años. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que había dormido bien. Su habitación no parecía diferente cuando abrió los ojos, pero sin embargo había algo extraño. Sus pies estaban colgando del borde del sofá, así que se dio cuenta de lo que sucedió.

Debo haberme quedado dormido aquí anoche.

No era tan extraño que se quedara dormido en un sitio y se despertara en otro. Raphael era muy consciente de su tendencia a caminar dormido. Tal vez había tropezado con el sofá y había caído en el mejor sueño que había tenido.

Qué cosa más extraña.

Pero se sentía bien, en mejor forma de lo que había estado en mucho tiempo. Quería salir a entrenar inmediatamente, para ver si podía abrirse paso hasta convertirse en un Maestro de Espadas, pero cuando intentó levantarse, se dio cuenta de repente de que había algo muy cálido bajo él.

La confirmación de la identidad de su almohada sólo aumentó su confusión. Raphael se preguntó si todavía estaba soñando.

¿Por qué está ella aquí?

En la esquina del sofá, Annette estaba durmiendo. Su rostro parecía inusualmente pálido con el vendaje en la frente, y Raphael contempló sus pestañas cerradas, sus labios en forma de pétalo ligeramente separados. Atraído por su belleza, alargó la mano sin pensar para tocar su cara. Se dijo a sí mismo que sólo estaba comprobando su temperatura, pero honestamente, había algo extraño dentro de él que le hacía querer tocarla. La sensación que sentía tocándola con las puntas de sus dedos era como la seda.

Afortunadamente, aunque estaba un poco fría, su temperatura era bastante normal. El corte en su frente se había cerrado, así que no parecía tan grave. Raphael retiró las manos y chasqueó la lengua.

Si estás herida, deberías quedarte en tu habitación para descansar. ¿Por qué estás...?

Su rostro se endureció repentinamente ante un terrorífico pensamiento. Agarrando su hombro, la sacudió con fuerza para despertarla.

Sacada violentamente de sus sueños, Annette se despertó con un grito de sorpresa.

"¿Raphael?"

Raphael la fulminó con la mirada. Ella parecía un conejo atrapado en una trampa. La rodeó con sus brazos antes de que pudiera escapar e inclinó la cabeza, hasta poner sus ojos a la altura de los de ella.

"¿Lo has visto?" Preguntó con una voz atroz.

"¿Qué? ¿Qué es lo que...?"

"Anoche. ¿Me viste?"

Recién despertada, Annette se sintió desconcertada ante su repentina hostilidad. Pero tan pronto como escuchó la pregunta, se dio cuenta de lo que estaba preguntando. Sus ojos azules brillaban, fingiendo ira, pero ella podía ver la ansiedad que había debajo. El orgulloso Raphael debía temer que ella le hubiera pillado sonámbulo.

¿Cómo debía responder a esto? Annette tragó en seco.

Ella decidió proteger su orgullo, aunque tuviera que mentir. Bajó los ojos mientras explicaba, por si él pudiera detectarlo.

"No, no sé de qué estás hablando. Debo haberme equivocado de habitación. Me desperté con sed mientras dormía, pero estaba tan oscuro que debí equivocarme de habitación. Iba a volver a mi habitación al amanecer, pero debo haberme quedado dormida aquí. Lo siento."

Afortunadamente, parecía lo suficientemente sincera como para que Raphael dudara. Y mientras él intentaba decidirse, ella se zafó de sus brazos e intentó escapar.

"No lo volveré a hacer, lo siento. Te dejaré... ¡yaah!"

Raphael le cogió la cintura por detrás y le mordió el lóbulo de la oreja que se asomaba por su cabello. Pensó que ella ocultaba algo, pero no había forma de probarlo de ninguna manera. No recordaba nada de la noche anterior.

Con resentimiento, le mordió las orejas varias veces y luego le lamió su suave nuca. Su sabor era indescriptiblemente dulce. Lo que había empezado como un castigo acabó despertando su p0ll@, lo que no era difícil que sucediera por la mañana.

¿Debería hacerlo? se preguntó, mirando a Annette, que estaba suavemente inmovilizada en sus brazos. La visión de la venda blanca en su pequeña cabeza le incomodó. A Raphael le gustaba el s3x0 duro, pero si se ponía encima de ella ahora, la herida podría abrirse y sangrar de nuevo.

Era una mujer tan frágil.

"Vete. Si vuelves a entrar en mi habitación, esto no acabará aquí", la amenazó, apartándola con frialdad. Por la forma en que le dio la espalda, parecía que estaba furioso. Annette se apresuró a salir de la habitación. No parecía haberse convencido de su mentira, era una suerte que pudiera escapar.

Annette se frotó su oreja y su cuello, húmedos por la saliva de él. Siempre le había gustado lamerla y morderla. No había cambiado del pasado al presente. Su esposo siempre había sido un hombre tan bestial.

sábado, 3 de septiembre de 2022

septiembre 03, 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 423

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 423. Es Una Tarea Fácil (2)



Heinley movió los ojos de un lado a otro. Parecía alguien que se equivocó al hablar e intentaba encontrar las palabras para solucionarlo... pero no parecía tener ni idea de qué decir.

"Bueno, si se tiene en cuenta el poco tiempo que ha pasado desde que te convertiste en maga, has crecido rápido... ¿cierto?"

'¿Por qué me lo pregunta? ¿Por qué parece tan poco convencido?'

Cuando tiré de sus mejillas, Heinley se rió y me miró a los ojos. Luego, me levantó en sus brazos con naturalidad, salió del baño y me puso sobre la cama.

"Lo siento, estaba bromeando. Realmente has mejorado mucho en el dominio de la magia. Ni siquiera ha pasado un año todavía."

"Aun así, es decepcionante."

"Reina, incluso si fueras capaz de congelar todo el mar, no sólo el río, no puedes ir allí y someterte a un esfuerzo excesivo en tu estado actual."

"..."

"La magia curativa perderá su eficacia si pierdes mucha fuerza, Reina. Además, nuestro pequeño águila depende completamente de Reina. No es bueno que te esfuerces demasiado."

Nuestro pequeño águila...

Me puse las manos en el vientre.

Así es, siempre he puesto por delante de mí el cumplir con mis deberes. Heinley tenía razón. Incluso si tuviera la capacidad de evitar la inundación en este momento, sería duro ir hasta ese pueblo minero y usar mi magia a una escala tan grande.

"Reina... Navier... Hey."

Mientras estaba perdida en mis pensamientos, la voz de Heinley me devolvió a la realidad.

Heinley estaba inclinado en el suelo mientras sonreía con la barbilla apoyada en la cama.

"¿Qué ocurre?"

Cuando hice la pregunta, se veía tan lindo que mi mano se movió por sí sola hacia su cabello.

Mientras echaba suavemente su cabello hacia atrás, Heinley cerró los ojos para disfrutar de mis caricias. Cuando estaba a punto de retirar mi mano, Heinley la tomó y besó el dorso de la misma.


Sentía cosquillas cada vez que sus labios pasaban por mi mano, así que no pude evitar reírme. Posteriormente, Heinley mordió repetidamente mis dedos con dulzura.

Cada vez que su lengua rozaba mis dedos, me estremecía.

'¿Será que siente lo mismo que yo?'

Heinley me miró mientras me mordía los dedos con dulzura. Su mirada profunda y cautivadora me hacía sentir un calor inexplicable.

Mientras movía suavemente los dedos en su boca, Heinley soltó una leve exclamación de deleite con los ojos entrecerrados.

"Reina... esto me gusta."

Sin embargo, eso fue sólo temporal. La expresión de Heinley pronto se volvió sombría, dio un paso atrás y se metió en el baño.

Cuando se fue, el calor de antes había desaparecido.

"Los cubitos de hielo fueron de mucha ayuda... había perdido la cabeza, Reina."

Heinley murmuró y suspiró, luego se metió en las sábanas con una sonrisa impotente.

***

'¿Cómo construir una represa en poco tiempo...?'

Al día siguiente, salí del dormitorio antes que Heinley y me dirigí a mi oficina apenas terminé de desayunar.

Tenía la intención de pedir a mis ayudantes que buscaran información sobre las represas, pero aún no había llegado ninguno. ¿O es que no vendrán a trabajar?

No podía quedarme esperándolos sin hacer nada, así que aproveché para ir a la biblioteca a revisar los registros relacionados con este tema.

'Poco tiempo... Poco tiempo... Poco tiempo...'

Sin embargo, no encontré una manera de construir una represa en poco tiempo.

Para cuando la mayoría de los funcionarios habían llegado al palacio imperial para desempeñar sus funciones, salí de la biblioteca y llamé a un ingeniero de obras para conocer su opinión, pero obtuve la misma respuesta.

"Su Majestad, no se trata de lo rápido que se pueda construir. Se trata de lo resistente que sea la represa."

"Lo sé. Pero en este caso se necesita construir en poco tiempo."

"Ya es bastante rápido el construir una represa en poco menos de un año."

La respuesta que obtuve fue la misma incluso de otros ingenieros de obras.

Al final, después de indicar a mis ayudantes que investigaran 'cómo construir una represa en poco tiempo', me encerré de nuevo en la biblioteca.

***

"No debí acompañarla en su idea de trabajar..."

Mientras Heinley murmuraba débilmente, McKenna le recriminaba con dureza a su lado.

"Debiste decirle que tenía que descansar un poco más. La Emperatriz siempre está dispuesta a ponerse al frente de los problemas, ¿por qué la animaste tú mismo?"

"¡No pensé que se involucraría tanto!"

Heinley respondió con pesar.

"¡Me prometió que no trabajaría demasiado!"

Habían pasado tres días desde que en la reunión se habló de la inundación, la represa y el dragón de agua.

Navier estuvo ocupada todo el tiempo en estos días, ya sea encerrada en la biblioteca o conversando con sus ayudantes.

Buscó en los registros del pasado sobre represas en este y otros países para encontrar una manera de resolver este problema.

Excepto en las horas en que comía y dormía, no se tomaba un descanso. Ni siquiera quería dar un pequeño paseo por los alrededores, así que los dos no podían evitar estar preocupados.

McKenna dejó escapar un profundo suspiro y sacudió la cabeza.

"No puedo creer que con lo mucho que está trabajando, mi trabajo no haya disminuido en absoluto. No sé a qué se debe."

"McKenna, no pareces lamentar lo mismo que yo."

"De ninguna manera, Su Majestad. Lo que quería decir es que todo es culpa de Lord Yorne."

"¿En serio?"

"También del Canciller, Su Majestad."

"Puede que tengas razón."

Todos sabían que Lord Yorne realmente se preocupaba por su pueblo, pero McKenna necesitaba culpar a alguien, así que lo utilizó.

El médico del palacio, quien era responsable de la salud de Navier, también se lamentaba en un sentido diferente.

'No debí decirle que podía hacer trabajos sencillos, debí decirle que siempre pensara en comer y divertirse como si fuera un trabajo.'

Al cuarto día, Heinley finalmente no pudo soportarlo más y fue a visitar a Navier, que estaba encerrada en la biblioteca.

Si esto continuara, podría colapsar por exceso de trabajo después de que sobrevivió al ataque. Tenía que encontrar la manera de que se tomara un descanso.

No tenía sentido preocuparse tanto sin hacer nada.

***

Las veces que se necesitó construir una represa urgente en el Imperio Oriental, se movilizó rápidamente a un gran número de magos de tipo tierra... fue fácil.

Sin embargo, la situación fue diferente en el Imperio Occidental.

Busqué en todos los registros de la biblioteca, pero no había nada sobre cómo construir una represa en poco tiempo. Lo que sí había eran historias de represas que se construyeron rápidamente pero se derrumbaron poco después, anécdotas que ponían de manifiesto los riesgos de una mala construcción.

Cuando Heinley vino a verme a la biblioteca y me pidió que dejara de trabajar, fue también cuando decidí cambiar de dirección.

"¿Qué quieres decir con cambiar de dirección?"

Heinley preguntó desconcertado por mis palabras después de salir encantada a su lado de la biblioteca ante sus súplicas.

"Creo que sería mejor resolver la causa primero."

"¿La causa?"

"Incluso si resolvemos el problema de la inundación en este momento, si no resolvemos el problema de la destrucción de la represa, volverá a ocurrir lo mismo en otros años. Pienso resolver la causa. De ese modo, aunque no resolvamos el problema de la inundación en esta ocasión, las personas tendrán la tranquilidad de saber que no ocurrirá una próxima vez."

Este escenario se presenta cada pocos años, así que están preparados para evacuar...

Heinley asintió.

"Sí, lo mejor sería resolver la causa del problema. Pero, Reina, ¿cómo podemos evitar que el dragón de agua rompa la represa cada vez que le apetezca?"

"Es fácil."

"¿Qué?"

"Es una tarea fácil."

"¿Qué?"

***