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domingo, 27 de noviembre de 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 443

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 443. Decepción (2)



Más tarde, cuando volví a mi habitación, pedí a la Condesa Jubel que preguntara por el estado de Sovieshu.

La Condesa Jubel volvió mientras tomaba una taza de té y me informó.

"Me dijeron que salió un rato a tomar aire fresco."

Heinley... había dicho que lo vigilaría personalmente. Sabía que sería complicado para él seguirlo todo el tiempo debido a su agenda.

Sin embargo, ¿por qué no hizo que alguien más vigilara a Sovieshu si le preocupaban sus acciones?

Mientras bebía una segunda taza de té sumida en mis pensamientos, Rose preguntó con una mirada de preocupación.

"¿Cómo le fue, Su Majestad? ¿Ese hombre fue demasiado descortés?"

Rose, al igual que mis otras damas de compañía presentes, parecía incapaz de imaginar que me había encontrado con Sovieshu afuera.

"El amigo del Gran Duque Kapmen se negó a enseñarme porque sería una molestia. No se puede hacer nada con respecto a su descortesía."

"¡Oh, Dios mío! ¡¿No quiso ayudar a Su Majestad?! ¡¿A Su Majestad?!"

"¡Aunque no sepa que Su Majestad es la Emperatriz, nadie debería atreverse a considerarla una molestia!'

"Realmente le parecía una molestia. Apenas intercambiamos palabras. Ni siquiera quiso darme consejos sobre magia."

Al final, incluso soltó un extraño y siniestro, 'aha'.

Sin embargo, no me sentía tan mal por eso ni nada parecido.

Sería triste no poder dominar mi magia. Pero si realmente me había descubierto, podría simplemente renunciar a que me enseñara.

Suspiré y me serví otra taza de té. Ahora mismo la prioridad era Sovieshu.

¿Heinley todavía estaba muy ocupado? Me gustaría discutir sobre esto con él.

"Su Majestad. Creo que ha bebido demasiado té."

"¿No sería mejor beber otra taza más tarde?"

Cuando dije que no había problema y me llevé la taza de té a la boca, una buena idea pasó por mi mente,

"Mastas."

"Sí, Su Majestad."

"Quiero que hagas algo por mí..."

***

El Vizconde Langdel, que regresó por la noche, dijo que Sovieshu se había movido de la cafetería, por lo que tuvo que buscarlo por la capital.

También dijo que no fue fácil encontrar a Sovieshu porque había salido en un carruaje ordinario como el mío.

Cuando finalmente logró encontrarlo, estaba en un restaurante de mala muerte.

"¿Sovieshu estaba en un restaurante de mala muerte?"

"Sí."

Sovieshu y un restaurante de mala muerte. No encajaba en absoluto. Él era un hombre muy orgulloso... ¿acaso perder la memoria hizo que disminuyera un poco su orgullo?

Era una combinación tan impropia que comencé a sospechar. ¿Podría ser que hay un enorme secreto sobre el fenómeno de la disminución del maná oculto en ese restaurante de mala muerte?

Cuando lo pensé, mi inquietud creció y pregunté con urgencia.

"¿Qué estaba haciendo allí?"

Si Sovieshu encontraba rastros en la escena de la disminución del maná, podría ser él quien declarara la guerra. Una guerra que había sido el sueño que Heinley estuvo persiguiendo por mucho tiempo y que finalmente abandonó por mí.

No, la situación sería mucho peor. Si Heinley iniciara una guerra, sólo sería un deseo de conquista, pero si Sovieshu utilizara el fenómeno de la disminución del maná como pretexto para iniciar una guerra, entonces tendría una justificación superior que dejaría solo al Imperio Occidental.

El Vizconde Langdel vaciló, incapaz de responder de inmediato.

"Está bien, dilo."

Después de insistir, confesó un poco reacio.

"Estaba peleando."

¿Qué?

"¿Peleando? ¿El Emperador Sovieshu se peleó? ¿En un restaurante de mala muerte? O fue su caballero..."

"El propio Emperador Sovieshu estaba peleando."

Esto también fue inesperado. Sorprendida, me mordí el labio inferior inconscientemente.

Después de una serie de pensamientos extraños, mis sospechas volvieron a surgir,

"¿Podría ser que el hombre con el que peleó tenía un buen físico? Me refiero a si parecía un caballero disfrazado."

¿No será que Heinley envió a un hombre a vigilar a Sovieshu, éste se dio cuenta y peleó contra él? ¿O hizo un espectáculo a propósito para ocultar que estaba investigando el fenómeno de la disminución del maná?

"No, el hombre era un borracho que soltaba todo tipo de insultos vulgares. No había indicios de que fuera experto en artes marciales."

¿Qué demonios había pasado? Miré al Vizconde Langdel aún más confundida. El Vizconde Langdel suspiró antes de murmurar,

"El borracho estaba hablando mal de Su Majestad. Al oírlo, Sovieshu se levantó para defenderla..."

***

Todo tipo de documentos sobre asuntos que habían surgido estaban esparcidos en mi escritorio. Sin embargo, mi mente estaba en otra parte, por lo que no podía concentrarme en el trabajo.

Conforme daba leves golpes a una hoja con la punta de la pluma, iban apareciendo manchas negras en el papel blanco. Eventualmente, aplasté la hoja y coloqué una nueva. Era la novena.

Al juntar las ocho hojas arrugadas, suspiré.

Todavía no sabía por qué Sovieshu estaba en ese restaurante de mala muerte. Tal vez realmente fue allí por el fenómeno de la disminución del maná.

Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que Sovieshu me había defendido. Más aún si había ido a escondidas, pero se metió en una pelea porque se enojó al oír insultos hacia mí...

'Espero que recupere sus recuerdos pronto.'

El Emperador Sovieshu nunca habría hecho eso. Prefería que volviera el orgulloso y arrogante Sovieshu para poder odiarlo con todo mi corazón.

¿No es un poco cruel que ni siquiera pueda odiar con todo mi corazón a la persona que me hizo daño?

"Su Majestad. El Emperador Heinley está aquí."

Tras arrugar la novena hoja de papel y arrojarla sobre el escritorio, finalmente pude detener este comportamiento sin sentido. Forzada en parte por la visita de Heinley.

"Déjalo entrar."

En cuanto dije eso, eché las hojas arrugadas en la papelera que había a un lado del escritorio y organicé los documentos. Heinley entró justo cuando terminé de acomodar el escritorio.

"Reina."

Heinley se acercó directamente a mí con los brazos abiertos, me besó en el cuello, las mejillas y las orejas antes de retroceder.

Parecía más feliz de verme que de costumbre. ¿Será porque estuvimos separados todo el día?

"¿Te fue bien en el trabajo?"

Todos los sentimientos desagradables que se habían acumulado en mí hasta ahora comenzaron a desvanecerse lentamente con sólo verlo.

Antes de que Heinley pudiera responder, lo abracé con fuerza por la cintura. Él era mi refugio.

"¿Reina? ¿Sabes que me emociono mucho si haces esto?"

"A mí también me hace feliz."

"¡!"

"Me siento muy bien junto a ti."

"Reina... Reina. Navier."

Froté mi cabeza contra su pecho. Pensé que de este modo desaparecerían las emociones no deseadas, la desagradable compasión y la incomodidad de antes.

En ese momento, sentí que sus músculos en contacto con mi cuerpo se tesaron y comenzaron a contraerse. Heinley había dejado de respirar.

"Heinley, respira."

¿Por qué dejó de respirar de repente? Cuando levanté la vista y se lo pedí, esta vez exhaló demasiado rápido y frotó su frente contra la mía.

"¿Qué pasó mientras estuve afuera?"

Una vez que lo sujeté por la cintura con más fuerza, Heinley soltó un leve gemido de sufrimiento.

"¿Sabes, Reina? Ahora mismo, siento como si estuviera con un pie en el cielo y otro en este mundo."

"¿Por qué sólo un pie en este mundo?"

"Ya sabes, Reina."

Agarró mi mano suavemente y la deslizó hacia abajo. Pronto pude sentir su virilidad endurecida.

"Reina."

Heinley suspiró pesadamente, luego me mordió las orejas un par de veces y susurró.

"¿Podrías esperar un momento? Iré al baño."

Una vez que asentí y retrocedí un poco, Heinley entró al baño torpemente.

Mi cara también estaba un poco caliente, así que salí al salón para pedir la cena y luego volví al dormitorio para bajar mi temperatura con el abanico.