Capítulo 363. Final (1)
No recobró los sentidos hasta que el cielo se tiñó con el atardecer. Leah se sentó en la cama aturdida durante un rato. Los eventos de anoche vinieron uno por uno a su mente.
"......"
Enterró su cara en las palmas de sus manos. Había tenido s3xo con Ishakan durante su periodo de celo, pero la última noche le pareció peor que esas ocasiones.
La palabra bestia pervertida no era suficiente para describirlo. Leah, que se esforzaba por pensar en una palabra peor, soltó un gemido doloroso.
Tenía mucha hambre. Prácticamente había perdido un día, así que ahora tenía mucho trabajo que hacer. Leah salió lentamente de la cama.
"¡...Argh!"
Entonces se cayó hacia adelante. Sus piernas flaquearon en cuanto puso sus pies en el suelo. Un dolor la inundó tardíamente mientras estaba sentada en la alfombra. Fue porque su mente había estado aturdida desde que despertó.
Leah agarró su abdomen con su mano. Le dolía todo el cuerpo como si le hubieran dado una paliza. No sentía que estaba en condiciones de moverse por sí misma. Ella gritó furiosa al causante de la tragedia.
"¡Ishakan...!"
Entonces Ishakan entró en la habitación con una pequeña bolsa en la mano. Rápidamente levantó a Leah que estaba sentada en el suelo.
"¿Cuándo te has despertado? Deberías estar acostada..."
Ella quería regañarlo, pero le dolía demasiado la garganta para hacerlo. Cuando ella se agarró su cuello ardiente, él le trajo rápidamente un poco de agua. Ella pudo percibir un poco de vergüenza en sus acciones. Parecía estar consciente de su error.
Después de humedecer su garganta con agua, se limitó a hacer una pregunta.
"¿Ya estás bien?"
Ishakan la miró extrañamente. Parecía querer evitar su mirada.
"Estaba muy preocupada por ti… Es la primera vez que haces esto..."
Ishakan suspiró. Sin responderle, levantó a Leah entre sus brazos.
"¿Vamos a lavarnos?"
Ella aceptó. Lo abrazó mientras él caminaba hacia el baño. Ishakan vertió en la bañera las hierbas que contenía la bolsa que había traído. Luego le quitó la ropa de Leah. Ella al mirar su cuerpo d3snudo se sobresaltó.
Ishakan mojó sus hombros con el agua que olía a hierbas. También le lavó el cabello. Mientras él la atendía, ella le preguntó.
"¿Pero qué ha sucedido? ¿Por qué has tomado la poción?"
"Quería asegurarme si se trataba de una auténtica poción de amor."
Sus ojos se agrandaron al escuchar lo que él dijo como si no fuera gran cosa. Ishakan le explicó con detalle a Leah mientras la lavaba.
Decidió actuar con cautela cuando recibió información de que Balkat tenía pociones de amor. Era difícil hacer una poción de amor, incluso para un hechicero como Morga. Por esa razón, los Kurkan creían que dicha poción era falsa.
Sin embargo, no descartaban la posibilidad de que fuera verdadera.
"¿Has sacado a los Kurkan del palacio real últimamente para investigar esto?"
"Sí. Intentaba asegurarme."
Buscaron al Tomari que entregó las pociones falsas a Balkat. Sin embargo, a medida que la investigación se alargó, Ishakan optó por comprobarlo directamente.
Se dio cuenta que era falsa cuando la probó. Pero aunque la falsa poción no podía robar el corazón de las personas, tenía un efecto poderoso.
"El Rey y la Reina de Balkat no solo son apuestos, sino también poseen buenas habilidades de seducción. Por lo que aquellos que pasaron la noche con ellos después de beber esa poción, naturalmente les entregaron sus corazones."
Simplemente se confundía el efecto de la lujuria con el amor. Por lo que valientemente trajeron esa poción a Estia, pero fracasaron estrepitosamente.
"Poción de amor..."
Leah entendió perfectamente la situación. Ellos fueron los culpables de que ella pasara por cosas crueles. Ishakan quiso decírselo sólo cuando se resolviera la situación, para que no existiera la posibilidad de que ella se preocupara. Sabía que Leah podría sufrir por los recuerdos indeseables del pasado.
De repente, la ira estalló en su interior. No podía creer que hubieran intentado separarla de Ishakan jugando con sus corazones. Fue un acto imperdonable.
"Debería darle algunas bofetadas a ambos."
Ishakan frunció el ceño con un poco de arrepentimiento.
"Tengo que confesarte algo. Los he matado."
"......"
Seguramente él se había encargado adecuadamente de ellos. Al menos los habría matado con más dolor que unas bofetadas. Leah solo asintió con la cabeza.
El agua tibia causó que el sueño la invadiera. Los ojos de Leah se cerraron ocasionalmente mientras ahora Ishakan se bañaba. Ella escuchó la voz de Ishakan débilmente.
"Tengo un regalo para ti. La investigación de la poción puso la capital patas arriba… Por lo que capturamos a los falsificadores de moneda por casualidad."
Su gran mano tocó ligeramente la mejilla de Leah.
"¿Qué debemos hacer? ¿Los decapitamos? Sería apropiado colgarlos en la plaza..."
Leah murmuró una respuesta entre dientes, luego se quedó dormida abruptamente. El sueño profundo resultaba confortable.