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viernes, 12 de agosto de 2022

Matrimonio Depredador - Capítulo 362

Capítulo 362. Escape


"¡Maldita sea, no pueden hacerlo rápido! Todos son lentos..."

Herodes estaba furioso. Los asistentes actuaban rápidamente como si estuvieran en llamas. Cualquier podía darse cuenta que actuaban con prisa, pero Herodes no estaba satisfecho.

Al final no pudo esperar, así que decidió adelantarse. Salió apresuradamente del palacio real de Estia cabalgando. Solo lo acompañaban los caballeros. Era tan lamentable que huyera durante la noche que resultaba difícil creer que era el Rey de un país.

Pero no era el momento de preocuparse por su orgullo. Herodes volvió a darle un latigazo a su caballo con su fusta.

Judia había muerto.

Ella salió del palacio real con el plan audaz de tener al Rey bárbaro. Ella debería haber tenido éxito. Sin embargo, Judia que fue a visitar al Rey bárbaro vestida de forma hermosa, regresó mucho antes de lo esperado… sólo volvió su cuerpo.

Los que trajeron el cuerpo de Judia fueron el cochero y el caballero que habían salido del palacio con ella. La estaban esperando cerca de la posada donde estaban los bárbaros.

De repente, escucharon un grito procedente de la posada, así que se acercaron a la posada rápidamente. Entonces la puerta se abrió y un cuerpo cayó. Se trataba del cuerpo decapitado de Judia.

El cochero y el caballero acudieron a Herodes tras recuperar el cuerpo de la Reina. Por supuesto, ni siquiera pensaron en entrar a la posada para encontrar la cabeza.

Y en cuanto vio el cuerpo de Judia, Herodes se dio cuenta de que las cosas habían salido muy mal. De hecho, lo percibió desde el inicio de la cena. Cuando el joven bárbaro le clavó el cuchillo en el cuello con sus ojos brillando al igual que los de su padre.

Si Leah no lo hubiera detenido entonces, Herodes hubiera sido decapitado en el acto. La diferencia entre ambos, fue que Leah no estaba donde Judia para detener a los bárbaros.

Pero no había manera de que los bárbaros dejaran en paz a Herodes.Tenía que huir antes de que pudieran alcanzarlo. Herodes pensó mientras cabalgaba frenéticamente.

¿Qué demonios está pasando?
Herodes no entendía por qué la poción que había utilizado Judia no funcionó. Habían usado la poción muchas veces en Balkat.

La utilizaba en aquellos que quería poseer a alguien como suyo. Por lo tanto, conocía la poción mejor que nadie. Judia no pudo haber cometido un error.

"¡¡......!!"

El caballo levantó de repente sus patas delanteras. Herodes intentó calmar a su caballo desbocado, pero terminó cayendo al suelo. Se le hizo difícil respirar. Quejándose en el suelo de tierra, levantó la cabeza.

Herodes estaba solo. No había nadie bajo la sombría luz de la luna. Los caballeros con los que había estado hablando desaparecieron limpiamente. El caballo estaba montando también había desaparecido antes de que se diera cuenta.

Su mente daba vueltas pensando que estaba viendo algo irreal. Alguien se acercó desde el otro lado mientras se ponía de pie. Había algo que parecía redondo en su mano.

El hombre se detuvo frente a Herodes. No podía ver con claridad debido a que el hombre estaba de espaldas a la luz, así que entrecerró sus ojos. El hombre mostró lo que sostenía en su mano con una sonrisa.

"¿No te vas a llevar esto contigo?"

Era la cabeza de Judia.

"¡......!"

Herodes ni siquiera pudo gritar. Los Kurkan, que habían estado ocultando su presencia, aparecieron. Los Kurkan rodearon a Herodes.

Su entrepierna se humedeció. Se orinó encima porque no pudo soportar el miedo. Por muy patético que fuera, nadie se compadeció de él.

Mura agarró a Herodes por el cabello sonriendo. Entonces inmediatamente lo tiró al suelo. Entonces se escuchó un golpe tras otro.

"Ahh..."

Herodes gimió de dolor. Su rostro estaba ensangrentado. Morga, que había estado observando de cerca con las manos en la espalda, se puso nervioso.

"Debes tener moderación. No podemos actuar de forma imprudente."

Morga apretó los dientes pensando en que llevaba varios días sin poder entrar en el palacio real por su culpa. Mura respondió con una sonrisa.

"Él es el culpable de que me haya lastimado la frente. Todavía no está muerto."

"Así es. Mura se lastimó la frente por culpa de este tipo..."

Haban se puso rápidamente al lado de Mura. Antes de que el molesto Morga pudiera decir una palabra más, Genin intervino para mediar.

"Creo que deberíamos llevarlo al palacio real primero. Seguro que Ishakan quiere ponerle las manos encima."

"......"

Los Kurkan guardaron silencio. Ishakan, que había bebido la poción, desapareció con un aura feroz. Mura miró el palacio real a la distancia con preocupación.

"Ahora que lo pienso, ¿Estará bien Leah?"

En ese momento todos los Kurkan pensaron lo mismo.

No creo que esté bien.