Capítulo 361. Desenfrenado (5)
Pudo sentir como su virilidad se hinchaba mientras empujaba sus estrechas paredes v@g!nales. No se detendría hasta que no hubiera expulsado hasta la última gota de s3m3n dentro de ella. Necesitaba marcar su territorio al igual que las bestias.
"Ahh... espera, no......!"
Leah retorció su cuerpo asustada. Esto era demasiado para su cuerpo. Ishakan se había controlado desde que ella había quedado embarazada, sólo habían tenido s3xo bastante caballeroso para sus estándares.
Pero ahora de repente tenían s3xo de forma tan intensa. Leah se sintió asustada porque su virilidad se había hinchado más.
"Ah… I… Isha..."
Gritó su nombre con voz ronca. Ishakan mordió su cuello.
"Ahh... por favor... No me llames así..."
Sentía que perdería la cabeza cada vez que lo llamaba Isha. Inconscientemente movió su cintura un poco, porque Leah reaccionó con dolor. Consoló a la asustada Leah.
"Lo siento... me va a doler si lo saco ahora... no aprietes tu v@g!na..."
Le mintió diciéndole que intentaría venirse rápidamente, así que le pidió a ella aguantara un poco más. Era una gran mentira que nadie creería viniendo de un Kurkan.
Leah apretó fuertemente su mano, luego golpeó el brazo de Ishakan. Su puñetazo no fue en absoluto una amenaza, puesto que su cuerpo estaba sin fuerzas. Ishakan susurró colocando su mano sobre el vientre de ella.
"Eso me excita aún más..."
Leah bajó tranquilamente su mano ante su susurro caliente. Ishakan lamió sus mejillas húmedas por las lágrimas.
"Esto no es bueno..."
Ella murmuró mientras sollozaba.
"Pero continúa… hmm… está demasiado caliente…"
Ishakan se disculpó mientras acariciaba con la mano el vientre abultado de Leah. Ella se mordió su labio inferior, luego agarró sus manos. Sus húmedos ojos púrpuras lo miraron fijamente con los dedos entrelazados.
"... ¿Estás… mejor ahora?"
Leah estaba preocupada por Ishakan a pesar de la situación.
"... Te ayudaré… hasta que estés bien..."
No creía que fuera el momento de que ella se preocupara por él.
Sus inocentes palabras hicieron que su virilidad se endureciera como una piedra. Sin saber lo que estaba pasando, ella gimió de dolor pero no se quejó. Estaba comprometida a ayudarlo a calmar su calor.
Ishakan tuvo el impulso de hacer algo más intenso. Antes de que su cuerpo se moviera siguiendo sus instintos, cerró los ojos con fuerza para intentar mantener el control.
Podía percibir claramente el aroma corporal de Leah. Sus sentidos parecían haberse agudizado. Se mareó cuando el aroma penetró hasta lo más profundo de su pulmones.
Fue como si estuviera soñando. Su virilidad enterrada en su v@g!na expulsó s3m3n sin cesar. Su mente nublada por el placer lo hizo decir las palabras que se le ocurrieron.
"Hermosa... mi esposa..."
"......"
"Te amo, te amo... Siento molestarte..."
Tal vez fue porque lo llamó Isha, o tal vez fue porque se bebió la poción de amor, o tal vez fue por ambas cosas…Estaba soltando la lengua.
Las orejas de Leah se pusieron rojas al escuchar sus susurros. Le gustó tanto acercó deliberadamente su oído. Su respiración se agitó poco a poco. Ishakan le susurró nuevamente 'te amo', en el momento en que vertió su s3m3n en su interior.
"Ahh..."
Leah se encogió de hombros con un leve gemido. Su cuerpo se estremeció. Sus paredes v@g!nales apretaban repetidamente su virilidad como si la fuera a devorar.
Ishakan permaneció inmóvil por un momento. Dejó escapar un gruñido reprimido.
"Ahh... Leah..."
Finalmente, el deseo que había contenido con dificultad explotó. El calor en sus ojos aumentó. El último remanente de razón que le quedaba se disolvió en el calor hirviente.
"Te molestaré un poco más."
Justo después de hablar se movió. Ishakan introdujo su virilidad bruscamente, y a partir de entonces movió su cintura con locura, extremadamente fiel a sus instintos. Parecía como si su virilidad desgarraría su interior.
Leah perdió brevemente la conciencia por no poderlo soportar. Ishakan no se detuvo hasta que su virilidad expulsó hasta la última gota de s3m3n.
La historia de amor continuó hasta que la luna se marchó para darle entrada al amanecer. Solo cuando el sol llegó a la mitad del cielo, Ishakan recobró los sentidos.