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viernes, 5 de agosto de 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 415

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 415. Memoria De Sovieshu (2)



En el lujoso dormitorio, los cortesanos susurraban mientras dirigían sus miradas de vez en cuando a la cama con dosel.

Era el tercer día después de la caída del Emperador Sovieshu por la ventana. Aunque se había lesionado el brazo y la pierna derecha, no había sido una lesión tan seria como para no poder despertarse. Sin embargo, el Emperador Sovieshu todavía estaba inconsciente.

Al principio, los cortesanos esperaban en silencio a que Sovieshu despertara, pero al segundo día comenzaron a susurrar poco a poco entre ellos.

Unos decían que se oían llantos lamentables desde la torre donde había muerto Rashta, y otros decían que Rashta parecía intentar llevarse al Emperador Sovieshu.

"¿No habrá visto el fantasma de Rashta?"

"¡Oye, no digas cosas siniestras!"

"¿No lo has pensado? Aunque no resultó gravemente herido, lleva varios días sin despertarse..."

En ese momento, una voz pesada vino del interior del dosel.

"¿Quién es Rashta?"

Era la voz del Emperador Sovieshu.

Los cortesanos se miraron sorprendidos, sus bocas se cerraron y sus ojos se abrieron ampliamente.

Tardíamente recuperaron sus sentidos y comenzaron a llamarlo, "¿Su Majestad?" "¡Su Majestad!"

Una mano salió del dosel y lo abrió bruscamente.

Cuando el dosel fue apartado, se vio a Sovieshu sentado en una posición incómoda en la cama, con una mano en la cabeza.

"Maldición. Me duele la cabeza."

Mientras Sovieshu murmuraba en voz baja, un cortesano salió de la habitación y los otros dos se le acercaron rápidamente.

"Su Majestad, ¿se encuentra bien?"

"¿Se encuentra bien, Su Majestad?"

"Si no hicieran tanto escándalo, no me dolería tanto la cabeza."

Cuando Sovieshu agitó su mano, las bocas de los cortesanos volvieron a cerrarse al mismo tiempo.

Sólo entonces, Sovieshu se quitó la mano de la cabeza y preguntó con una expresión seria,

"¿Qué pasó con Navier? ¿Está bien?"

Los cortesanos, que se habían quedado en silencio, se volvieron sorprendentemente más silenciosos. Se miraron desconcertados mientras una pregunta similar aparecía en sus mentes.

'¿De qué habla Su Majestad?'

Sin embargo, no tardaron en llegar a una misma conclusión.

'Ah... Navier, que se marchó al Imperio Occidental, había resultado gravemente herida, por lo que Su Majestad pregunta si hay noticias suyas.'

"Todavía no sabemos nada."

Ante la respuesta de un cortesano, Sovieshu salió de la cama y se levantó,

"Iré a verla yo mismo."

'¿Al Imperio Occidental? No, ¡ni siquiera debe levantarse en su estado!'

Los cortesanos agitaron sus manos con preocupación.

El médico del palacio descartó que fuera una lesión grave, pero sí necesitaba reposo porque los huesos de su brazo y pierna derecha habían sufrido daños. No debía levantarse todavía.

Como cabía esperar, Sovieshu apretó inmediatamente los dientes de dolor y se tambaleó.

Los dos cortesanos lo sostuvieron al mismo tiempo. Acto seguido, el Marqués Karl y el médico del palacio entraron en cuanto se enteraron de que Sovieshu se había despertado por el cortesano que salió a buscarlos.

"¡Su Majestad!"

"¡Cielos, Su Majestad!"

Sovieshu, que mantuvo el equilibrio apoyado en el hombre de los cortesanos, miró extrañado a los dos hombres que se le acercaron corriendo con caras al borde de las lágrimas.

Luego murmuró con el ceño fruncido,

"¿Su Majestad...?"

Antes de que terminara lo que quería decir, levantó repentinamente las cejas, volvió a mirar al Marqués Karl y preguntó desconcertado,

"¿Marqués Karl? ¿La barba... te ha crecido tanto en un día?"

El Marqués Karl, que estaba a punto de preguntar con lágrimas en los ojos a Sovieshu si estaba bien, se detuvo, "¿Qué?"

'¿De qué está hablando?'

Pensó que había oído mal, pero el dedo de Sovieshu apuntaba precisamente a su barba. El Marqués Karl pasó ambas manos por su barba y respondió,

"¿Su Majestad? He tenido esta barba desde hace cinco años."

"¿Qué?"

La expresión de Sovieshu se distorsionó un poco. Fue como si hubiera escuchado una historia sin sentido.

"¿Qué estás diciendo? Siempre te aplicas cremas raras en la barbilla y debajo de la nariz porque no te crece. ¿Quieres decir que ha funcionado en un día como si tuvieras barba desde hace cinco años?"

Los cortesanos volvieron a mirarse entre sí. Las pupilas del Marqués Karl se contrajeron y la mandíbula del médico del palacio, que esperaba el momento para examinar a Sovieshu, se abrió tanto que pareció caerse.

Sovieshu los miró a todos aún más extrañado y preguntó.

"Además, ¿por qué irrumpes en mi dormitorio sin permiso, Marqués Karl? ¿Por qué están todas estas personas reunidas en mi dormitorio? ¿Por qué me llaman Su Majestad?"

El médico del palacio se cubrió la boca con ambas manos. Aunque el Marqués Karl no era médico, podía darse cuenta del extraño estado en el que se encontraba Sovieshu.

Pero Sovieshu, quien había sumido a los presentes en la confusión, miró a todos como si estuvieran locos y se dirigió hacia la puerta,

"Necesito ver a Navier primero. Antes de caerme, vi claramente que estaba en una posición en la que sería golpeada por los melocotones que caían."

Sovieshu salió tambaleándose del dormitorio, pero nadie lo detuvo.

El Marqués Karl fue el primero en entrar en razón, llamó al Comandante de la Guardia Imperial que esperaba fuera del dormitorio y siguió a Sovieshu. El Comandante se apresuró a ayudar a Sovieshu.

Apoyado en su hombro, Sovieshu bajó las escaleras que conducían al Palacio del Oeste y continuó por el pasillo.

El Marqués Karl le siguió en silencio mientras pensaba, 'No, no, no puede ser'.

"Su Majestad, ¿Navier... no está en el Imperio Occidental?"

'Maldición, creo que me rompí la pierna'.

Sovieshu preguntó mientras caminaba con los dientes apretados por el dolor,

"¿Qué? ¿Cómo Navier estaría en el Imperio Occidental? Justo ayer salimos a escondidas a recoger melocotones."

"..."

El Marqués Karl se acarició la barba con una mano. Aunque era un poco desconcertante, ahora no tenía dudas. Parte de la memoria de Sovieshu... había desaparecido.

Además, por lo que decía, su memoria parecía haberse detenido en sus días de príncipe heredero. No de cuando era demasiado pequeño, sino de cuando tenía entre 18 y 19 años.

Le quedó claro al escucharle hablar del tiempo en que no le crecía la barba, y de lo que pasó en el árbol de melocotones.

Cuando Sovieshu era el príncipe heredero, una vez se subió a un gran melocotonero, que tenía deliciosos melocotones maduros, para recoger unos y dárselos a Navier.

Era extraño que el príncipe heredero se subiera a un árbol a recoger melocotones, pero Navier, en sus días de princesa heredera, tenía una dieta estricta para controlar su peso cada vez que se acercaba una celebración importante.

Sovieshu le llevaba comida a escondidas cada vez que podía, y esa había sido la primera vez que se subía a un árbol.

'Es como si lo hubieran leído juntos en una novela romántica el día anterior, tal vez les pareció romántico y decidieron intentarlo...'

En cualquier caso, Sovieshu consiguió subirse al árbol, pero se cayó bruscamente al tirar de un puñado de melocotones, los cuales golpearon a Navier en la cabeza y le provocaron un chichón.

Por lo visto, Sovieshu pensaba que hoy era el día siguiente.

"Su Majestad."

El Marqués Karl habló con voz grave.

"¿Por qué todos actúan de forma tan extraña?"

Sovieshu miró al Marqués Karl con incomodidad y se frotó su brazo adolorido,

"Todo es extraño, empezando por tu barba. ¿Por qué me llamas Su Majestad...? No, espera un momento, ¿por qué estaba acostado en el dormitorio del Emperador?"

"Su Majestad."

"Estoy seguro de que cuando subí al melocotonero... ¡Maldición! ¡Los melocotones! ¡Navier!"

"Su Majestad."

"Primero comprobemos que Navier se encuentre bien."

"Su Majestad."

Mientras Sovieshu intentaba darse prisa, el Marqués Karl lo llamaba repetidamente detrás suyo.

"Veamos primero a Navier, Marqués Karl. Parece que hoy también me golpeará con su almohada. Navier podría poner melocotones dentro de la almohada para que los golpes sean más fuertes."

"... Su Majestad cayó desde una ventana del segundo piso, no desde un árbol."

"¿Qué estás diciendo?"

"Como he dicho, Navier no está aquí."

Sovieshu se detuvo un momento y preguntó con preocupación,

"¿Se ha ido de viaje porque está enojada? ¿Acaso los melocotones le golpearon fuerte?"

El Marqués Karl respondió con voz grave.

"Navier... se casó con otro hombre."