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lunes, 1 de agosto de 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 414

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 414. Memoria De Sovieshu (1)



Desde el Imperio Oriental llegó un mensaje urgente para Evely. Sovieshu había resultado herido, por lo que esperaban que volviera lo antes posible una vez que mi estado de salud mejorara.

Cuando escuché esa noticia, recordé al Sovieshu que vi en mis sueños. ¿Se encontraba gravemente herido?

"No se menciona que su estado de salud sea grave, así que ¿no debería estar bien?"

Evely habló con relativa tranquilidad, pero era imposible saberlo.

El estado de salud del emperador, especialmente si era delicado, no solía comunicarse debidamente al público.

Por el contrario, hubo muchos casos en los que un emperador mintió con que estaba enfermo para tender una trampa.

"Quería quedarme más tiempo con Su Majestad..."

"Habrá otras oportunidades. Ven a visitarme de vez en cuando."

"¿No puedo venir a menudo?"

"Puedes venir a menudo, pero no quiero que te sientas presionada."

"Por favor, permítame visitarla a menudo..."

"Está bien, ven más a menudo."

Evely juntó las manos mientras movía los pies alegremente.

En ese momento, recordé el carruaje de carreras que Sovieshu me envió como regalo por mi embarazo.

Le pedí a mi ayudante que preparara ese carruaje para Evely. Entonces Evely hizo las maletas y partió directamente hacia el Imperio Oriental.

'Estará bien...'

Incluso después de que Evely se fuera, todavía estaba preocupada por Sovieshu.

¿Fue una verdadera maldición? ¿Podría ser que mi maldición lo alcanzó misteriosamente? En realidad, mi habilidad mágica no es el hielo, sino las maldiciones....

Mientras caminaba despacio por el jardín, sumida en la preocupación, oí una voz llamarme no muy lejos.

"Su Majestad."

Cuando me di la vuelta, vi a Kapmen mirándome en su silla de ruedas.

"Gran Duque Kapmen."

Después de saludarlo con una sonrisa alegre, el sirviente que estaba detrás del Gran Duque Kapmen acercó la silla de ruedas.

"Déjanos un momento a solas."

"Sí."

Una vez que el sirviente se retiró, también le pedí al Vizconde Langdel, que estaba a mi lado, que nos dejara un momento a solas.

"No puedo, lo siento. No podría estar tranquilo si me separo de Su Majestad."

Dado que el Vizconde Langdel se negó rotundamente, el Gran Duque Kapmen y yo fuimos a una habitación cercana.

Sólo entonces el Vizconde Langdel nos dejó a solas y se quedó afuera.

A excepción de nosotros dos, no había nadie en la habitación, sólo se oía el tic-tac del reloj en medio del silencio.

Antes, me habría sentido incómoda al estar a solas en esta atmósfera con el Gran Duque Kapmen. Conocía los efectos de la poción de amor, así que sabía que se sentía atraído por mí de forma involuntaria.

Pero ahora no me sentía de esa manera.

Por supuesto, aún no había escuchado una respuesta concreta, pero estaba convencida de que la poción de amor había perdido su eficacia en el Gran Duque Kapmen.

"En primer lugar, muchas gracias por salvarme la vida."

"Nos salvamos el uno al otro."

"No creo que sea así."

"Si Su Majestad no hubiera ralentizado un poco la caída de ese hombre, podría haber muerto al instante."

"... Lo estás exagerando demasiado, eso fue una coincidencia."

"Sólo bromeaba. ¿Te diste cuenta?"

El Gran Duque Kapmen se rió y jugueteó con el guante que se quitó de una mano.

Mientras observaba cómo el guante blanco cambiaba constantemente de forma en sus manos, hice la pregunta que más quería hacer.

"Los efectos de la poción de amor..."

"Se han ido."

El Gran Duque Kapmen respondió con firmeza antes de que terminara mi pregunta, y dejó de juguetear con su guante.

"Ahora puedo ocultarlo."

"¿Ocultarlo?"

"¿Cómo va tu recuperación?"

'Parece que acaba de cambiar de tema.'

Entrecerré los ojos. El Gran Duque Kapmen podía escuchar mis pensamientos, pero lo ignoró y no respondió.

De repente, sentí que había pasado algo por alto. Incluso antes, cuando el Gran Duque Kapmen acababa de despertarse.... algo no encajaba...

"Te ves bien. La Señorita Evely tiene mucho talento."

La pista que estaba a punto de alcanzar en mis recuerdos me fue arrebatada de las manos por la voz del Gran Duque Kapmen.

Fue una lástima, pero al final desistí de rebuscar en mis recuerdos y respondí con una sonrisa,

"Sí, estoy bien. No puedo hacer movimientos bruscos, pero es mejor que nada."

Kapmen sonrió levemente y se puso el guante que se había quitado.

***

Kapmen, que se había acomodado los guantes como si estuviera a punto de marcharse, permaneció en la habitación incluso después de que Navier saliera primero.

Mientras contemplaba el asiento donde se había sentado Navier, murmuró como si todavía estuviera sentada allí,

"Sólo pude tenerte en mis brazos una vez. Me hace feliz que haya sido para salvarte."

La voz era muy baja para que nadie pudiera escucharlo.

Kapmen miró el asiento vacío, se quitó un guante, y se puso la mano sobre el corazón.

'Todavía me duele... pero ahora puedo ocultarlo.'



'Eso es todo lo que importa. Al menos, eso espero.'

***

El clima de la noche era frío y húmedo.

Envuelta en las sábanas doradas, levantaba la cabeza hacia la ventana cada vez que el viento soplaba fuerte.

Tenía muchas ganas de dormir en los brazos de Heinley, pero el médico del palacio insistió en que utilizara la cama separada hasta que me recuperara por completo.

Por esa razón, hoy estaba acostada sola en la cama de mi habitación, como he estado en los últimos días, y miraba a la ventana sin nada más que hacer.

Heinley...

"¿Qué has estado haciendo desde hace un rato?"

Tenía en sus manos un frasco dorado del tamaño de dos manos con el que esparcía algo alrededor de mi cama, los marcos de las ventanas, los marcos de las puertas, y demás.

"¿Heinley?... ¿Heinley?... Heinley."

Lo llamé tres veces seguidas mientras estaba envuelta en las sábanas, Heinley, que estaba ocupado con lo que estaba haciendo, levantó la cabeza y dijo, "¿Sí?"

Saqué una mano por encima de las sábanas y señalé los cristales blancos que había puesto en una ventana.

"¿Qué estás esparciendo?"

"Hmm..."

Heinley no respondió inmediatamente y jugueteó con los cristales blancos del frasco con una mano.

"Si no respondes, lo congelaré todo."

"Iba a responder. Además, ¿por qué te pones tan violenta? Haces que mi corazón se acelere."

"... ¿Te acelera el corazón?"

"¿No te he dicho que eso me gusta?"

"..."

"Oh, aún no te lo he dicho. Olvídalo, Reina. Te lo contaré con calma en otra ocasión."

Heinley se acercó a mí, tomó unos pocos cristales blancos y los puso en la palma de mi mano.

Me acerqué la palma de la mano a la cara, pero seguía sin saber qué era.

"Es sal."

"¿Sal?"

¿Qué clase de sal?

Cuando lo miré desconcertada, Heinley recogió la sal de la palma de mi mano y dijo,

"La esparzo para alejar las malas energías."

"¿Las malas energías?"

"No es que eso me dé miedo, pero nunca se sabe..."

"¿Es por si aparece el fantasma del Duque Zemensia?"

¿Tiene miedo de que el hombre que sacrificó su vida para atacarme reaparezca como un fantasma? ¿Era eso lo que temía?

"Ah, bueno. Así es."

Antes, en el alboroto del fantasma causado por el Marqués Ketron, Heinley nunca tuvo miedo. Fingió estar asustado delante de mí, pero estaba convencida de que realmente no lo estaba.

Pero ahora que lo veo esparcir sal por todas partes, mi convicción desapareció. ¿De verdad tiene miedo a los fantasmas?

Mientras lo observaba esparcir la sal, sacó una joya azul de su bolsillo y la pasó por la sal.

"¿Es una piedra aromática de mar?"

"Sí."

Se dice que la piedra aromática de mar tiene el efecto de alejar las cosas impuras...

"Ahora es seguro. ¿Verdad, Reina?"

"Me habría sentido segura incluso sin todo eso."

"Yo no. Como te dije, tengo miedo."

Heinley murmuró mientras se acercaba a mí,

"Por favor, reconfórtame. Tengo miedo."

Luego puso sus labios en mi mejilla. No, estuvo a punto de hacerlo.

Sin embargo, se detuvo y volvió a retroceder.

"¿Heinley?"

¿Por qué no me beso?

Mientras lo miraba con curiosidad, Heinley se tocó torpemente la comisura de los labios y, de repente, volvió a tomar el frasco de sal que había dejado.

"Esparciré un poco más."

¿Heinley?

***