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miércoles, 27 de julio de 2022

Matrimonio Depredador - Capítulo 353

Capítulo 353. Vino (1)


Esa noche Leah fue a la cena con Lesha. Él vestía un traje de etiqueta con un moño en su cuello. Lesha hablaba en los brazos de la Baronesa Cinael sobre el delicioso sorbete de limón que había comido en el pasado. Quería comerlo de nuevo.

Leah miró a través de la ventana mientras caminaba por el pasillo. El sol se había ocultado antes de que se diera cuenta. El atardecer había sido reemplazado por la oscuridad. Las luces se encendieron para alejar la oscuridad. Pero también se crearon largas sombras.

Las sombras oscilantes causaron que su corazón se agitara inexplicablemente. En ese momento, Lesha que estaba en brazos de la Baronesa Cinael, se bajó de un salto para comenzar a caminar junto a Leah. Lesha sonrió cuando sus ojos se encontraron.

Al igual que su padre ni siquiera le daba oportunidad para que pudiera pensar cosas malas. Leah caminó hasta el salón de banquetes con una sonrisa. Pero cuando la puerta se abrió, se dio cuenta de que su ominosa corazonada se había hecho realidad.

Sólo había una persona sentada en el amplio salón de banquetes.

"Te estaba esperando."

Herodes era la única persona presente. Se levantó de su silla para saludar a Leah. Ella sonrió de forma irónica. Había venido solo aunque todos los emisarios de Balkat fueron invitados a la cena. Como resultaba difícil encontrar una oportunidad para tener una conversación tranquila con Leah, había recurrido a esta estrategía.

"Su Alteza."

La Baronesa Cinael llamó a Leah en voz baja. Cuando le preguntó qué debían hacer, Leah respondió tácitamente entrando en el salón de banquetes.

Pensaba quedarse para ver hasta dónde llegaba. Se sentó frente a Herodes con una sonrisa fría en su rostro. Lesha se sentó a su lado. Herodes llamó a un asistente que estaba detrás para darle órdenes.

Leah en ese momento parpadeó incrédula. Herodes hoy no llevaba gafas. Se veía extraño su rostro sin ellas. Pero no era lo único inusual.

Llevaba una camisa de cuello alto a pesar del clima. Leah lo observó disimuladamente. Apenas pudo vislumbrar marcas rojas en su cuello.

¿Marcas de manos...?

Parecía como si alguien hubiera intentado estrangularlo. Intentó comprobarlo de nuevo pensando que se había equivocado, pero Herodes giró la cabeza. El área de su cuello, momentáneamente expuesta, quedó cubierta de nuevo.

"Lamento haber venido solo."

Herodes dijo con una sonrisa. Leah respondió con un rostro inexpresivo. 

"No hay nada que lamentar. Sólo tengo curiosidad. Me pregunto qué planea Balkat para seguir actuando de esta manera." Entonces preguntó. "¿Es guerra lo que quieren?"

Herodes se echó a reír como si lo que ella dijo fuera una broma.

"De ninguna manera."

Decidió no hacer más preguntas, porque seguramente respondería tonterías. La cena comenzó. Y todo transcurrió tranquilamente.

Lesha se estaba comiendo toda la comida obedientemente.  Herodes dirigió la conversación a un nivel de charla casual. Elogió a Lesha mientras se comía la carne.

"El príncipe es muy guapo."

Pero sus ojos estaban fijos en Leah, no en Lesha.

"He escuchado que el cabello plateado es un símbolo de la familia real de Estia. Cuanto más lo miro, más interesante resulta."

Su mirada bajó a su rostro después de recorrer su cabello. Leah frunció ligeramente el ceño. Le resultaba difícil hacer contacto visual con Herodes porque ahora sus gafas no estaban cubriendo sus ojos.

Tal vez también debido a que hoy había una extraña locura en sus ojos. Como un hombre que se encontraba en una situación complicada.

Herodes se limpió la boca con una servilleta. Luego levantó la mano como señal para que el asistente se acercara. 

"He traído un regalo como disculpa."

Herodes añadió una breve explicación, diciendo que se trataba del famoso vino de Balkat. Leah también había escuchado sobre este valioso vino.

Recibió la botella de vino del asistente. Destapó personalmente el corcho, luego vertió vino en una copa. La copa estaba llena de vino.

Leah aceptó la copa que le entregó. Lesha dejó de comer, su mirada se dirigió a la copa.

Ella agitó suavemente la copa mientras olía el aroma. Le gustaba el olor del vino, pero no podía llevarse la copa a la boca fácilmente debido a la advertencia de Ishakan.

Lógicamente debería ser seguro beber este vino. La botella de vino se había destapado delante de ella. Pero Leah creía ciegamente en las palabras de su esposo.