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martes, 31 de mayo de 2022

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 396

La Emperatriz Divorciada - Capítulo 396. No Moriré Sola (2)



El Conde Pirnu fingió estar ocupado, recogió rápidamente sus cosas y salió de la oficina.

El Marqués Karl bajó la mirada mientras se reprochaba a sí mismo, 'No debí responder de esa manera'.

Los labios de Sovieshu se movieron varias veces, pero al final no pudo decir ni una palabra. Poco después, preguntó de repente con el ceño fruncido,

"¿Qué hay del Duque Elgy? ¿Todavía está en la capital?"

Una vez que el caso del puerto se hizo público, Sovieshu notificó formalmente al Duque Elgy que abandonara el palacio imperial.

En el pasado, le había permitido quedarse en el Palacio del Sur debido a las costumbres y la reputación de un país poderoso, pero ahora que estaban abiertamente enfrentados, no había necesidad de mantener las apariencias.

Sin embargo, el Duque Elgy se quedó en la capital una vez que abandonó el palacio imperial, lo que hizo que Sovieshu se sintiera intranquilo.

A pesar de todo el lío que armó, no entendía lo que en realidad quería conseguir.

Mientras permaneciera en el Imperio Oriental, no recibiría buenos comentarios, ni de los nobles ni de los plebeyos.

"Sí, ha estado quieto desde que se reunió con la Vizcondesa Verdi."

"Con la Vizcondesa Verdi..."

Sovieshu entrecerró los ojos. Hace unos días, un espía de Sovieshu le informó que el Duque Elgy se había reunido con la Vizcondesa Verdi y le había propuesto 'huir a otro país con la Princesa Glorym'.

Sovieshu no confiaba en el Duque Elgy, pero su propuesta le pareció interesante, así que lo dejó en paz.

Si el Duque Elgy ayudaba a escapar a la Vizcondesa Verdi, tenía la intención de sustituir a los subordinados del Duque Elgy en el camino por sus propios subordinados para llevar a Glorym a un lugar adecuado.

Glorym se parecía demasiado a Rashta para ser criada como noble en el Imperio Oriental.

No soportaría ver a Glorym en otra familia del Imperio Oriental, ni tampoco soportaría ver cómo su rostro se convertía en el de Rashta.

No tenía la confianza para amarla como antes. Sin embargo, los momentos que pasó a su lado no se borrarían fácilmente de su corazón.

Realmente amaba a Glorym. Amaba al lindo angelito que le sonreía mientras hacía un extraño, 'abu, abu'.

Dado que los padres de Glorym son criminales, Glorym estaba condenada a convertirse en esclava, al igual que Ahn.

Aunque así funcionaba el sistema, no podía ver a la niña que consideró su hija convertida en esclava.

Como se compadecía de su situación, podía hacer una excepción para que viviera como una plebeya, pero ¿la niña sería capaz de soportar la mirada de desprecio de los demás una vez que creciera?

Por eso, tenía la intención de darle la identidad de una hija de una pequeña familia noble de otro país y el dinero necesario para que viviera sin preocupaciones el resto de su vida.

Entonces habrá hecho su mejor esfuerzo por su bienestar y el dolor que sentía cada vez que pensaba en esa niña desaparecería. Al menos eso es lo que creía Sovieshu.

"¿Cuánto falta para que comience el juicio?"

"Faltan unas dos horas, Su Majestad."

"Bien, iré a descansar media hora."

Con un pesado suspiro, Sovieshu salió de su oficina y subió a su dormitorio.

Una vez dentro, se sentó en la cama y miró con ojos llenos de lágrimas la pintura de Navier y la pintura de su hija.

Cuando cerró los ojos, las lágrimas cayeron por sus mejillas.

***

Fue durante mi estancia en la primera posada tras cruzar la frontera con el Imperio Oriental cuando me di cuenta de que el juicio... podría ser más intenso de lo que esperaba.

Fue allí donde me enteré del caso del puerto. Además de las confesiones del Vizconde Roteschu y de los Vizcondes Isqua en la última comparecencia en la Corte Suprema...

¿Rivetti estará bien?

La sentencia aún no ha sido ejecutada y el nombre de Rivetti no ha salido en los periódicos. Aun así, me sentí preocupada desde que leí que el Vizconde Roteschu y su hijo serían ejecutados.

Me preguntaba qué había pasado con Rivetti, la chica que lloró desconsoladamente delante de mí cuando se enteró de mi divorcio...

Le pedí a alguien que la buscara, espero que esté bien.

Estaba sentada frente al tocador mirándome en el espejo mientras reflexionaba sobre lo que ocurría en el Imperio Oriental. En ese momento, Heinley llamó a la puerta y preguntó,

"¿Estás lista, Reina?"

"Sí."

Me levanté tan pronto como respondí.

Heinley entró vestido como un joven noble común, con una capa oscura por encima y la capucha puesta para ocultar su rostro. La capa oscura, con sólo bordes dorados, parecía sencilla en comparación con el estilo habitual de Heinley.

Imagino que me veía de la misma manera, ya que tenía puesta una capa similar, sólo que de otro color.

Si Rivetti es encontrada, recibiré un mensaje de la Mansión Troby. McKenna había decidido quedarse en la Mansión, así que al menos estaré bien informada.

"¿Segura que estás bien?"

Heinley me preguntó una vez más antes de que subiéramos al sencillo carruaje que ni siquiera tenía el escudo de la Familia Imperial.

Sólo asentí. Rashta y Sovieshu fueron las personas que más daño me hicieron. Como el Emperador, Sovieshu fue el principal responsable de que nos divorciáramos... pero eso no significaba que no odiara a Rashta.

Aunque me sintiera incómoda en el juicio, quería ver a Rashta caer de la posición de emperatriz.

Recordaba cómo Rashta me miraba con una sonrisa en el momento en que el Sumo Sacerdote mencionó la solicitud de divorcio de Sovieshu delante de todos, y en el momento en que acepté dejar mi posición como Emperatriz del Imperio Oriental.

"¿Reina?"

"Dime."

"Si te sientes abrumada o simplemente no quieres continuar viendo, házmelo saber de inmediato. Los caballeros estarán esperando afuera en el carruaje para que podamos irnos enseguida."

Después de una breve conversación, el carruaje se detuvo finalmente frente a la Corte Suprema.

Ya había muchas personas aquí, por lo que nadie se fijó en nosotros cuando bajamos del carruaje, que era bastante común.

Subimos a los asientos de los nobles y nos sentamos en el fondo.

Algunos nos miraron, pero volvieron a girar la cabeza sin prestar mucha atención.

Después de un tiempo, la puerta del interior de la Corte Suprema se abrió y apareció Sovieshu.

Cuando entró Sovieshu, las personas reunidas para ver el juicio se levantaron de sus asientos.

Sovieshu levantó su mano en señal de saludo y se sentó en su trono.

Al cabo de un rato, Rashta entró por la misma puerta.

A cada lado de Rashta había un caballero, uno de los cuales pude reconocer.

Fue uno de los caballeros que se arrodilló ante mí... cuando salí de mi habitación para afrontar el divorcio.

Rashta, escoltada por ellos, se sentó tranquilamente junto a Sovieshu.

Heinley me tomó de la mano para hacerme saber que estaba a mi lado.

Luego, entró el Juez de la Corte Suprema y se detuvo frente a su asiento.

La audiencia se quedó en silencio en ese instante.

El Juez de la Corte Suprema miró a su alrededor por un momento y habló con firmeza,

"Daremos comienzo al juicio de la Emperatriz Rashta por su presunto fraude a la Familia Imperial, así como por otros crímenes."

***

Los primeros testigos en subir al estrado fueron el Vizconde Roteschu y los Vizcondes Isqua.

Habían sido sentenciados a muerte, pero no hubo noticias de su ejecución. Parece que se les mantuvo en prisión.

Reiteraron las declaraciones que hicieron en el juicio anterior.

Aunque la audiencia ya lo sabía, los susurros se volvieron a escuchar como si fuera la primera vez.

Rashta los observaba declarar con una expresión sombría.

Alan fue el único que dijo algo diferente,

"¡No sé nada, Su Señoría! ¡Realmente no lo sé, Su Majestad! Incluso si es cierto, fue obra de Rashta y de mi padre, ¡realmente no sé nada!"

Mientras Alan gritaba, el Vizconde Roteschu cerró los ojos con tristeza y Rashta apretó con fuerza los reposabrazos del asiento.

"A mí tampoco me agrada esa mujer, pero ese hombre es..."

Heinley chasqueó la lengua a mi lado antes de terminar sus palabras. Él no era el único que pensaba mal de ese hombre, desde todas partes se oían voces que lo criticaban.

Incluso en medio del alboroto, Rashta miraba inexpresivamente a los Vizcondes Isqua.

Después de que los cuatro declararon, la siguiente persona en comparecer fue...

¿El Presidente de la Corporación Oso? ¿Por qué está aquí?

Ah... Es por los pagarés.

"La Emperatriz Rashta quiso utilizar pagarés emitidos por nuestro equipo de comercio para ayudar a numerosas instituciones, como orfanatos y hogares de ancianos. Pero tras varias investigaciones, descubrimos que esos pagarés no pertenecían a Su Majestad Rashta, sino a Navier."

Como esperaba, estaba relacionado con mi caso de los pagarés. Es también por este caso que el Imperio Oriental me pidió que viniera a testificar.

Debido a que me negué, compareció el propio Presidente de la Corporación Oso.

"Hubo un artículo en el periódico de los plebeyos que hacía sospechar de esto hace un tiempo. Entonces, ¿era cierto?"

"Así es."

"Guardaste silencio en ese momento, ¿por qué lo cuentas ahora?"

"En aquel entonces, el apoyo público de la emperatriz Rashta era muy alto y su posición como emperatriz también era sólida, por lo que pensé que saldría perjudicado."

El Presidente de la Corporación Oso era un hombre muy inteligente, que actuaba estrictamente en función de los beneficios.

En vez de mentir, reveló la verdad y se disculpó sinceramente,

"Ciertamente, es mi culpa por no atreverme a hablar en su momento y permanecer callado."

Ahora que lo pienso, ¿dónde está el Barón Lant?

Todos los secretarios de Sovieshu estaban presentes. Sólo faltaba el Barón Lant.

¿No era el Barón Lant el único secretario de Sovieshu que trataba a Rashta con afecto?

Heinley se dio cuenta rápidamente que desvié mi atención y preguntó,

"¿Reina? ¿Qué ocurre?"

"Nada, nada."

Sacudí la cabeza y volví a concentrarme en el juicio.

Tal vez por la presencia de Sovieshu, el juicio se desarrollaba en una relativa calma, a excepción de cuando Alan protestó.

La siguiente persona en subir al estrado fue una mujer que no conocía.

¿Quién es?

A primera vista me resultaba familiar... pero no podía recordarla.

Mientras la miraba fijamente, ella apretó con fuerza los reposabrazos del asiento del estrado y habló,

"Yo... era la sirvienta... de la Emperatriz.... Delise."

Oh, era una sirvienta de Rashta.

"Continúa."

"La Emperatriz Navier.... rechazó... pájaro azul... que Emperador Sovieshu... envió como regalo... Rashta aprovechó... arrancar... las plumas... del pájaro vivo... y mintió... al Emperador Sovieshu... para culpar... a Emperatriz Navier."

¿Qué le pasa?

Su forma de hablar era lenta y su pronunciación un poco deficiente. Combinado con el hecho de que sus palabras se entrecortaban, daba la impresión de que le resultaba difícil hablar.

Su forma de hablar pareció desesperar a parte de la audiencia, un hombre rudo refunfuñó en voz alta, "¿Por qué hablas así?"

En la zona de prensa, un periodista se levantó rápidamente enojado.

Delise hizo una pausa y se estremeció. Su mirada se desvió por un momento hacia la fuente de la voz.

Sin embargo, respiró profundamente y continuó con calma.

"Mi lengua... está cortada por la mitad.... Emperatriz Rashta... ordenó que... se me cortara... por descubrir eso."

Un revuelo estalló entre la silenciosa audiencia.

"¡Oh, Dios mío!"

"¡Es una locura!"

"¿Lo dice en serio?"

"¡¿Cómo pudo hacer eso?!"

La audiencia miró ferozmente a la persona que había dicho las anteriores palabras desagradables a Delise.

Varias personas a mi alrededor también se estremecieron y agitaron los brazos, como si el simple hecho de pensarlo fuera aterrador.

El Juez de la Corte Suprema miró a Delise con ojos compasivos y preguntó a Rashta.

"Eso es cierto. ¿Su Majestad?"

Rashta respondió con firmeza.

"No."

Insultos estallaron desde la audiencia, pero Rashta ni siquiera parpadeó mientras miraba fijamente a Delise.

La siguiente persona en comparecer era una cara familiar... era Evely.

Evely confesó que Rashta la había insultado y acosado junto a los Vizcondes Isqua que siempre la habían despreciado por no pertenecer a la nobleza, además del atentado que sufrió en el carruaje de camino al Imperio Occidental...

A continuación subió al estrado el Vizconde Langdel, que había desaparecido ayer tras confiarme a sus hombres. Desveló la investigación que había realizado para limpiar el nombre de Nian.

"... En ese entonces, Su Majestad estaba tan cegado por Rashta que ni siquiera prestó atención al informe de mi investigación."

Al final, añadió unas palabras en contra de Sovieshu, pero… desafortunadamente este era el hogar de Sovieshu. La audiencia no reaccionó positivamente.

Luego, subió al estrado el secretario de Sovieshu, el Marqués Karl. Habló de cómo Rashta siempre pedía dinero prestado al Duque Elgy para cubrir los gastos de su amante Alan y de su primer hijo Ahn, habló del caso del puerto que había causado un revuelo en todo el imperio, y por último habló de los escándalos que habían surgido a lo largo de su relación con el Duque Elgy.

Tal vez porque estos casos habían salido a la luz anteriormente, a excepción del caso de Delise, el ambiente en la Corte Suprema no era tan feroz como temía.

Sin embargo, cada vez que comparecía un testigo y revelaba las pruebas correspondientes, la atmósfera se volvía más fría.

Aun así, cada vez que el Juez de la Corte Suprema le preguntaba a Rashta si era cierto, ella lo negaba rotundamente.

Después de que el Marqués Karl bajó del estrado, alguien en la zona donde estaban reunidos los periodistas gritó de repente, "¡Su Señoría! ¡Hay algo que quiero revelar!"

Era el mismo periodista que se había levantado enojado cuando Delise había sido ofendida antes.

"¿Quién eres tú?"

Cuando el Juez de la Corte Suprema preguntó con el ceño fruncido, el periodista salió rápidamente de la zona de prensa y subió al estrado.

Al igual que otros periodistas, llevaba una libreta en una mano y una pluma en la otra, pero además llevaba un documento bajo el brazo.

Los ayudantes del juez trataron de sacarlo, pero cuando apareció el periodista en el estrado, los plebeyos comenzaron a gritar su nombre, "¡Joanson!", "¡Es Joanson!", "¡Joanson!" "¡Joanson!"

Joanson... cuando estaba en el Imperio Occidental, fue un nombre que vi en varias noticias destacadas en los periódicos del Imperio Oriental.

Parecía muy estimado por los plebeyos.

"Dale esto a Su Señoría."

Debido a que la audiencia coreaba el nombre de Joanson, los ayudantes no pudieron sacarlo por la fuerza. Joanson extendió el documento que había traído consigo al ayudante que se encontraba más cerca.

"Tráemelo."

Cumpliendo la orden del Juez de la Corte Suprema, el ayudante aceptó el documento y se lo entregó.

La expresión del Juez de la Corte Suprema se distorsionó mientras revisaba el documento.

¿De qué será ese documento?

La audiencia también sentía curiosidad por el cambio de expresión del Juez de la Corte Suprema, por lo que dejó de corear el nombre de Joanson y permaneció en silencio.

"¿Qué es ese documento?"

Cuando Sovieshu preguntó en nombre de la audiencia, el Juez de la Corte Suprema se puso de pie y respondió,

"Este es un documento judicial de un criminal condenado a esclavitud por fraude."

¿Qué tenía que ver ese criminal condenado por fraude en el juicio de Rashta? Mientras la audiencia murmuraba confundida, Joanson intervino rápidamente.

"El nombre de ese criminal es exactamente el mismo que el del hombre que una vez afirmó ser el verdadero padre de la Emperatriz. El nombre de su hija es Rashta. Su edad coincide actualmente con la de la Emperatriz. El lugar donde fue condenado a la esclavitud junto con su hija resulta ser Rimwell."

Los murmullos se hicieron más fuertes. Como si el silencio hasta ahora hubiera sido una mentira, había un revuelo por todas partes.

"¡¿Eso quiere decir que la Emperatriz Rashta era una esclava, no una plebeya?!"

"¡¿Una esclava?! ¿No una plebeya, sino una esclava?"

¡¿Así que la supuesta representante de los plebeyos era una esclava que se hizo pasar desvergonzadamente por miembro de la nobleza?!

Poco después, estallaron insultos desde todos los asientos de la audiencia donde estaban reunidos los plebeyos.

Gritaron y protestaron airadamente, como si se tratara del crimen más grave que jamás se hubiera cometido.

"¡Bájenla!"

"¡¿Cómo se atreve una esclava a sentarse junto al Emperador?!"

"¡Deben bajarla y hacer que se arrodille!"

"¡Santo Dios!"

"¡¿Cómo se atreve una esclava a hacerse pasar por noble para convertirse en la Emperatriz?! ¡Es una vergüenza para el Imperio Oriental!"

"¡Bájenla! ¡Bájenla!"

En contraste, los nobles estaban tan sorprendidos que permanecieron en silencio.

Al menos, tenía claro que esto no estaba en los planes de Sovieshu. Aunque Sovieshu parecía indiferente por fuera, podía notar que estaba muy enojado.

Esta declaración impactante y las protestas de la audiencia habían acabado por completo con la paciencia de Rashta, que había intentado mantener la calma en todo momento.

Rashta abandonó furiosa su asiento, se dirigió al estrado, empujó a Joanson y gritó,

"¡Su Majestad Sovieshu está castrado!"