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jueves, 23 de septiembre de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 367

Capítulo 367. La Desesperación De Rashta (1)


Sin embargo, ahora Rashta estaba sufriendo más que Sovieshu.

Un día después de visitar el templo, Rashta estaba llena de resentimiento hacia el Duque Elgy. Ayer estaba tan sorprendida que ni siquiera podía expresarlo adecuadamente. Ahora que recordaba lo sucedido, todo le parecía tan injusto que se sentía abrumada por las emociones.

Todavía no podía aceptarlo.

Se preguntaba cómo la princesa se había convertido de repente en la hija de Alan, y por qué el Duque Elgy había aparecido con Ahn en sus brazos...

En menos de un día, Glorym dejó de ser la princesa y se convirtió en un hazmerreír. Todo esto era tan doloroso que incluso le resultaba difícil respirar.

"¿Dónde está la princesa?"

Después de enterarse que Sovieshu ordenó quitar a Glorym el titulo de princesa. Rashta trató de averiguar más a través de una de sus sirvientas, pero sólo le informó que la Vizcondesa Verdi había abandonado la habitación de la princesa con ella.

Intentó encontrar a la princesa, pero nadie le dijo dónde estaba.

Unas horas más tarde volvió a preguntar a la sirvienta, pero esta vez ella se mostró fría. La miró como diciendo, '¿Por qué llamas a tu hija princesa? Ya no lo es.'

"No lo sé. ¿No sería más rápido si lo averiguas por ti misma?"

La mirada burlona de la sirvienta hirió el orgullo de Rashta. Le disgustó que la sirvienta, a la que ella misma había elegido, actuara de esta manera.

Aunque fuera a ser expulsada en el futuro, ahora seguía siendo la emperatriz. Incluso los caballeros no tuvieron más remedio que contener su enojo mientras Rashta los golpeaba.

Además, sin que nadie lo supiera, Rashta contrató deliberadamente a chicas necesitadas para que fueran obedientes. No entendía por qué actuaba de esta manera.

"¿Por qué te diriges así a la emperatriz?"

De hecho, al principio fueron genuinamente buenas con Rashta, pero se volvieron más temerosas que respetuosas cuando una de sus compañeras fue encarcelada por un desliz y su padre estuvo a punto de morir.

En medio de esto, empezaron a surgir malos rumores sobre Rashta, por lo que los demás empleados del palacio decidieron mantenerse alejados de todas las nuevas sirvientas de la emperatriz.

A partir de entonces, las sirvientas se limitaron a hacer su trabajo y dejaron de seguir a Rashta. Sin embargo, cuando la princesa, que era el último pilar de Rashta, fue removida, comenzaron a pensar, '¿Por qué ser cortés con alguien que va a caer de todos modos?'

Calcularon que para poder quedarse aquí si una nueva emperatriz llegara al palacio del oeste en el futuro, debían distanciarse de Rashta ahora.

Rashta murmuró molesta y desconcertada.

"Qué insolente eres..."

"Es Su Majestad quien es insolente. ¿Cómo se atreve a engañar al emperador con una hija cuco?"

"¿Cuco? ¿Acabas de llamar cuco a la princesa?"

<< Nota: Es un ave que pone sus huevos en los nidos de otras aves. >>

"'Ya no es una princesa. Además, no nació de un matrimonio, por lo que tampoco puede llamarse noble."

Las sirvientas del Palacio del Oeste llegaron sin una educación adecuada de etiqueta al igual que el resto de empleados, por lo que hablaban irrespetuosamente.

Rashta no pudo soportarlo y se levantó de inmediato. Su sirvienta intentó huir a toda prisa, pero Rashta corrió y le dio una patada en la pantorrilla primero.

"¡Ah!"

"No importa que yo sea un cuco o que la princesa sea un cuco, ¡tú eres un gusano! Un gusano que puede ser comido por un cuco o cualquier otra ave. ¡No olvides que soy la Emperatriz y puedo matarte!"

"¡Detente! ¡Ah!"

"¡Detente! ¡Detente! ¡Cierra tu maldita boca!"

Rashta no era una persona que dijera groserías con regularidad, pero en el transcurso de su vida como esclava había escuchado muchas.

Mientras Rashta agredía verbal y físicamente a su sirvienta, ésta consiguió escapar aterrorizada. Pero Rashta estaba tan enojada por las insolentes palabras de su sirvienta que la siguió para seguir agrediéndola.

Pero en cuanto salió corriendo por la puerta, Rashta se detuvo al chocar contra el firme pecho del Duque Elgy. Se tambaleó hacia atrás y el Duque Elgy extendió rápidamente su brazo para sostenerla.

"Duque Elgy..."

Rashta lo miró perpleja por un momento, pero pronto su rostro se distorsionó.

Al ver su cara recordó los sucesos de ayer, un repentino sentimiento de traición y decepción la invadió, eclipsando su preocupación por el futuro y su enojo con la sirvienta. Ella rechinó los dientes.

"Mala... mala persona."

Rashta le miraba con lágrimas en los ojos. Aun así, tenía un leve sentimiento de esperanza.

El Duque Elgy era quien siempre aparecía y la ayudaba cuando estaba en problemas, el único que le daba fuerzas cuando todos la atormentaban, así que al verlo, se sintió herida pero un poco esperanzada.

"¿Por qué hiciste eso?"

Preguntó Rashta con voz apagada.

En lugar de responder, el Duque Elgy suspiró mientras examinaba el rostro de Rashta.

"No tienes muy buena cara."

"¿Por qué hiciste eso?"

"Entremos para hablar."

"Por qué..."

"No es una buena idea hablar aquí."

Sólo después de escuchar las palabras de Elgy, Rashta se dio cuenta de que estaba frente al pasillo. De hecho, los caballeros que estaban de pie a ambos lados les miraban con mucha curiosidad.

Rashta se estremeció, se dio la vuelta y entró primero en la habitación. El Duque Elgy la siguió en silencio y cerró la puerta.

Luego, intentó sentarse naturalmente en el sofá, pero se detuvo cuando Rashta le gritó, "¡No te sientes!"

"Está bien."

Aunque sea desagradable, el Duque Elgy respondió con calma y enderezó sus piernas ligeramente flexionadas. Al ver esto, Rashta se sintió aún más herida y volvió a preguntar.

"¿Por qué hiciste eso?"

"¿De qué estás hablando?"

Preguntó el Duque Elgy con una sonrisa.

"¿Es porque no secuestre al nieto del Vizconde Roteschu como me pediste? ¿O es porque lo lleve al templo? Si no es así..."

Sin embargo, había gruesas espinas incrustadas en cada palabra tranquila. Rashta quería taparse los oídos. No podía creer que le estuviera hablando de esta manera.

Además, este no era el final. El Duque Elgy hizo una pausa, luego puso la caja que había traído sobre la mesa y la abrió.

Al abrir la caja, en su interior apareció una pila de pagarés y el documento en el que se comprometía a darle un puerto.

No puede ser... Rashta miró sorprendida al Duque Elgy.

"¿Es porque estos documentos se harán públicos en el futuro?"

Su suposición era correcta. Rashta apenas consiguió hablar.

"Qué... Qué es esto..."

"Es hora de que me vayas pagando lo que me debes."

Rashta miró conmocionada al Duque Elgy. Jamás se habría imaginado esto, incluso trajo los pagarés.

'El Duque Elgy no tenía un corazón tan frío.'

Rashta preguntó con los labios temblorosos.

"¿Por qué? ¿Por qué me estás haciendo esto?"

"Tu forma de hablar ha cambiado."

"¿Qué?"

"Me gustaba cuando hablabas llamándote a ti misma."

A Rashta le parecieron extrañas las palabras del Duque Elgy, sentía que su forma de hablar no era diferente a la de antes.

Rashta sintió que este momento no era real. No tenía la menor idea de lo que estaba pasando.

No podía ver la cara de Sovieshu, ni sabía dónde estaba la princesa. Sólo podía dar vueltas alrededor por el Palacio del Oeste, por lo que no era diferente de estar encarcelada.

Rashta gritó de ira.

"¿Qué intentas hacer ahora?"

"¿Te duele?"

"¿Creíste que no me dolería?"

Ella se sentía más alejada de la realidad debido a la expresión despreocupada del Duque Elgy.

Rashta trató de recuperar la compostura. Pero por más que intentó calmarse, las lágrimas brotaron de sus ojos. Rashta apretó los puños y lloró mientras golpeaba el sofá.