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lunes, 20 de septiembre de 2021

La Emperatriz Se Volvió A Casar - Capítulo 366

Capítulo 366. ¿Cómo Está? (2)



"¿Heinley?"

Cuando lo llamé confundida porque no esperaba verlo aquí, Heinley me extendió el plato diciendo, "Aquí tienes."

"¿Por qué me traes de repente esta comida?"

"Recibí la señal. Trae esto."

"Yo no lo hice."

"...... El bebé lo hizo."

Mentira. Cuando entrecerré los ojos, Heinley me dio un beso rápidamente en la mejilla derecha.

"Dale al bebé este beso de parte de papá."

"Deja de bromear."

Hablé con firmeza porque me sentía avergonzada, pero esta vez Heinley me besó ligeramente en los labios.

"Este es para ti."

Al verme sonrojada, Heinley se rió espontáneamente.

"Parece que ha salido bien."

Heinley habló astutamente, me atrajo a sus brazos y me abrazó con fuerza. Me preocupaba que nuestra relación se volviera incómoda después de mi confesión. Pero al contrario, me sentí más a gusto.

Inclinada sobre su pecho, le pregunté impulsivamente.

"¿Te gustaría caminar juntos un rato?"

***

Era una noche oscura. Incluso la luz de la luna apenas se veía a causa de las densas nubes, pero no resultaba muy difícil ver el camino, debido a la lámpara que Heinley llevaba en una mano. Además, Heinley sujetaba mi mano con fuerza, lo que me tranquilizaba mucho.

¿Cuánto tiempo estuvimos caminando en silencio?

"Reina, ¿desde cuándo comenzaste a enamorarte de mí?"

Heinley preguntó repentinamente de forma juguetona.

"¿Es importante?"

"Quiero escribirlo en mi diario."

"Entonces no te lo diré."

"No lo escribiré."

"Si no lo vas a escribir, ¿por qué debería decirlo?"

"¿Debería hacerlo?"

"Ya ves. No te lo diré."

"¿Por qué?"

"En el diario del emperador queda todo registrado."

Un caballero que nos seguía dejó escapar una pequeña risa. Era una conversación intrascendente, pero al tratarse del emperador y la emperatriz, debió parecerle divertida.

Heinley preguntó con voz persuasiva mientras pensaba en no responder ahora porque me sentía avergonzada.

"Reina. Sé sincera."

"¿Eh?"

"¿Evitas deliberadamente responder porque es difícil hacerlo?"

No le importó en absoluto que el caballero se riera de nuestra conversación.

En cualquier caso, Heinley tenía razón.

"Así es. No sé desde cuándo empecé a enamorarme de ti."

Fue sólo cuando malinterpreté las intenciones de la Princesa Charlotte que me di cuenta de mis sentimientos hacia él. Hice un acuerdo con Sir Yunim y mis damas de compañía para mantener esto en secreto.

Heinley sacudió la cabeza con desilusión.

"Eso no puede ser."

"¿Tú sí lo sabes?"

"De hecho, sí lo sé."

"Entonces dímelo."

"Siempre he estado enamorado de ti, y sigo enamorándome de ti."

¿Por qué es tan bueno con sus palabras?

"Reina. Hay muchos momentos en los que me enamoré de ti, si tuviera que decirte cada uno, podría hacerlo."

"Dime al menos tres."

"Fuiste la primera mujer en mentirme con ser un hombre."

Heinley bajó la voz para que sólo yo pudiera escucharlo.

"Fuiste la primera mujer que me palmeó el trasero."

"Detente."

Extendí la mano para cubrir su boca, pero Heinley continuó hablando con la boca tapada.

"Fuiste la primera mujer que me dio insectos."

"¿Elegiste esas tres a propósito?"

Me estaba haciendo parecer una persona rara. Cuando lo miré molesta, Heinley respondió alegremente, "Sí". Luego me dio un beso y preguntó,

"Para Reina, ¿no hay algo en lo que sea el primero? No importa si dices cosas como estas a propósito."

¿En serio?

"Fuiste el primer hombre al que le mentí con ser un hombre. Fuiste el primer hombre al que le palmeé el trasero. También fuiste el primer hombre al que intenté alimentar con insectos."

No me gustó que me hiciera parecer una persona rara, así que le devolví sus palabras a propósito. Sin embargo, Heinley me preguntó inmediatamente con una sonrisa.

"¿Entonces estamos destinados a estar juntos?"

Se veía tan encantador que no pude contener la risa. Mientras reía, tropecé con una piedra al no poder ver bien el suelo debido a la oscuridad.

Heinley se apresuró a sujetarme. Aunque conseguí recuperar el equilibrio, me apoyé sobre el cuerpo de Heinley.

Al estar tan cerca de su pecho, podía oír los latidos de su corazón. El olor a hierba fresca mezclado con el viento de la noche me hizo sentir verdaderamente feliz.

También sentí curiosidad.

Me preguntaba si el hombre que me había abandonado vivía feliz ahora.

***

Sovieshu estaba abatido.

"No puedo tener como princesa a una niña que no tiene mi sangre. La niña no es ni siquiera una hija ilegítima, así que retira a Glorym de la posición de princesa."

Aunque Rashta ocultó su pasado, se había casado con ella de todos modos, por lo que era necesario realizar un procedimiento para expulsarla de la posición de Emperatriz.

Sin embargo, Glorym sólo se convirtió en princesa por el simple hecho de ser hija del emperador. Pero al final resultó no ser su hija, por lo que con una sola palabra de Sovieshu, Glorym dejaría su posición de princesa.

Tanto el Emperador como la Emperatriz podían tener amantes, pero Glorym fue concebida cuando Rashta no era Emperatriz, y lo que es peor, no tenía la sangre del Emperador.

Incluso si creciera como noble, no podía ser reconocida como miembro de la familia imperial, por lo que naturalmente Glorym no podía seguir siendo una princesa.

Puede que Sovieshu cambie de opinión más adelante, pero ahora mismo no quería ver la cara de la bebé. Sobre todo porque se parecía mucho a Rashta.

Aun así, Sovieshu no echó del todo a la princesa. Pidió a la Vizcondesa Verdi que se quedara con ella en una habitación apartada.

Aunque se demostró que Glorym no era su hija, el amor y el tiempo que Sovieshu dedicó a la bebé no desaparecerían de repente.

Debido a eso, Sovieshu se afligió más después de sacarla de la posición de princesa.

Recordaba a la princesa sonriendo felizmente, así como las veces que lloró en la cuna junto al escritorio de su oficina, o emitiendo extraños sonidos como 'abu-abu'. Sintió un profundo dolor en su corazón tras expulsar personalmente a la bebé.

Pero no tenía a nadie en quien confiar su dolor, ni nadie que le consolara. Como ocupaba la posición más alta, no tenía a nadie con quien compartir sus penas.

Al final, después de haber estado sufriendo todo el día, encontró un retrato de Navier, apoyó su frente sobre el mismo y suspiró pesadamente.

"Navier... no sé en qué me equivoqué."

El frío marco del retrato le refrescó un poco su cabeza caliente.

Sovieshu recordó la vez que cenó con Navier después de traer repentinamente a Rashta.

En ese entonces, Navier había querido decirle algo, pero él evitó repetidamente el tema porque se trataba de Rashta.

Antes del divorcio ocurrieron muchas otras peleas, así que no fue una gran pelea en comparación con las que siguieron. Curiosamente, se le quedó grabada en su memoria. Todavía recordaba claramente la expresión de Navier ese día.

"Debí escucharte en ese entonces."

Sovieshu cerró lentamente los ojos y exhaló con dolor.


***